BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

sábado, 16 de mayo de 2015

LENIN VALERO, ¡CERRADO!

A Venezuela le pusieron un candado y no nos dimos cuenta. Ha sido tanta la escasez, la oscuridad y desolación, a la cual nos acostumbramos, que de la noche a la mañana nos sentimos encerrados y a oscuras, prisioneros en nuestro propio país, racionando la comida, el combustible, la electricidad, el agua, los productos de higiene personal, las medicinas, sin repuestos para vehículos y artefactos eléctricos, sin divisas para salir del país y corriendo a pie con el hampa atrás; además, sin posibilidad de emprender nuestros propios proyectos personales porque al trabajador lo persiguen, mientras al delincuente lo protegen, y como si fuera poco, en nuestra política cambiaria, el bolívar se siente humillado frente al dólar. 

Lo más grave es que tenemos miedo al no saber qué hacer, sin entender desgraciadamente que el miedo no es otra cosa que la renuncia a los auxilios que da la reflexión, tal como lo señala la sabiduría en el Libro Sagrado.

Si perdemos la esperanza la tortura será mayor. Es necesario que utilicemos la astucia y la inteligencia. En realidad el gobierno desea desde hace tiempo que el sector productivo nacional baje “la Santamaría”, que los venezolanos dependamos todos de lo que el estado nos dé o nos permita. En ese propósito ha avanzado bastante. Logró dirigir un ataque a la distribución de alimentos del sector privado, le puso un candado a las fincas en producción de alimentos, obligó a cerrar o irse del país a la gran industria productora de bienes y servicios, redujo al extremo el suministro de materia prima, raciona la gasolina, el gas oil y el kerosene, dejó sin semilla ni abono a los productores, redujo la producción de fertilizantes y suspendió la entrada libre de maquinaria agrícola al país. ¡Cerró el negocio! Ahora sonríe y nos mira para que todos acudamos en largas colas a mendingarle un kilo de arroz, de pollo o de azúcar.

El cierre de Venezuela no será eterno. Tenemos varios problemas por resolver. Nos falta liderazgo, pero la sabiduría nos indica que si permanecemos unidos, venceremos. Y este es el punto para la reflexión. La mejor arma para enfrentar a quienes nos torturan, es la unidad. Ella no tiene color político ni se avergüenza de su compañero, no desacredita a quien tiene puntos de vista diferentes a ella, no descalifica a quien está a su lado. Es como una madre que cobija a sus hijos, y nosotros, hoy, ya hombres y mujeres, debemos entender que ella, que la Unidad, la tilden como la tilden, es la luz del venezolano. En ella encontramos el auxilio y la esperanza. Si vamos a elecciones, vamos unidos, y si vamos a la calle, debemos estar unidos. En cualquiera de los escenarios, somos ganadores, pero si reflexionamos nos encontramos con el problema de que nos sentimos perdidos, entregados y con miedo. Ese es nuestro problema y debemos resolverlo. Debemos confiar en nosotros, en nuestro espíritu y en el Espíritu Santo. Es tiempo de Pentecostés.

El otro problema es que el candado que le colgaron a Venezuela se lo pusieron en la puerta de la libertad, de la libertad política, económica y social, para entonces abrir la vieja y oxidada puerta del comunismo. 

La experiencia del mundo es que la puerta del comunismo no se derriba por la fuerza, ella es infuncional, asfixia y sus custodios te ayudan a abrirla. 

Debemos actuar con astucia y con inteligencia.  

Hasta ahora lo hemos hecho bien, no lo hemos hecho mal, sólo falta el tiempo que nos exige la sabiduría, entender que hay más miedo allá que acá, y hacerle ver a los que todavía no creen, así como hizo Jesús de Nazaret a Santo Tomás, al mostrarle la marca de los clavos en sus manos y decirle:”Crees porque me has visto. ¡Felices los que no han visto, pero creen!”(Juan 20-29). 

Con las armas de la democracia volveremos a abrir las puertas de la libertad. Creámoslo, así como creyó Santo Tomás, porque veremos los candados en el suelo. Un abrazo.

Lenin Valero Gelvez
leninvalero1@hotmail.com
@leninvalero2

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