FAUSTO MASO |
El
gobierno quiere ahora la ficción de un diálogo. ¿Hay que dialogar con el
gobierno o con el chavismo? Un diálogo
solo es posible con agenda previa y con terceros presentes como el secretario
general de la OEA, como en el 2002
El
verdadero diálogo debería ser con la historia de Venezuela para conocer las
causas verdaderas del desastre actual, lo malo del pasado y del presente que
debe ser superado y la responsabilidad de nuestros Goliats en el desastre.
Tuvimos
nuestro David y tuvimos nuestro Goliat; solo que en Venezuela triunfó Goliat y
a David lo olvidaron.
El Goliat venezolano fueron los periodistas, intelectuales y políticos que llamaron idealistas, patriotas, nacionalistas a los alzados del 4 de febrero de 1992. Frente a ellos, el verdadero David fue execrado porque gritó en el congreso “mueran los golpistas”. Alguna vez, en el futuro, habrá que colocar una placa en ese mismo congreso para recordar el nombre de David Morales Bello. Nunca ocurrirá, a pesar de que cuando enfrentó a Goliat representó la dignidad venezolana, y su heroísmo de ese día justifica olvidar sus numerosos errores.
El
principal articulista de Venezuela, José Ignacio Cabrujas, interpretando el
sentimiento nacional, saludó el gesto de Chávez al confesar su culpabilidad:
¡por fin alguien en el país asumía la responsabilidad de sus actos!, con
semejante lógica hubiera habido que calificar de héroe a Hitler por haber
anunciado sus planes en Mi Lucha. Nadie escribió una línea a favor de David. A
continuación, cuando Chávez afirmó que sus planes golpistas habían sido
postergados “por ahora”, se le aplaudió con mayor entusiasmo. Una vez liberado
cayó su popularidad porque durante un
tiempo rechazó participar en las elecciones, una vez que decidió
participar en las elecciones, Chávez y
Salas Rohmer representaron el anti partidismo, a la hora de votar escogimos al
peor de los dos.
En
1958 ningún golpista hubiera sido apoyado; en 1992 la clase media, y alta, sonaron las cacerolas a favor de
Chávez. Se condenaba el plan económico
de Pérez, sin conocerlo; ahora se le aplaude también sin conocerlo.
Muerto
Chávez desapareció el dramatismo de Venezuela, volvimos a los tiempos de
políticos mediocres. Estamos mal y vamos peor. Los chavistas se irritan en las
colas para comprar pan, añoran a Chávez y detestan a Maduro, quien no tiene la
fama de honesto de Chávez.
La
historia de Venezuela es en buena parte una mezcla de mitos, mentiras y unas
pocas verdades. Así, por ejemplo, no se
escribe que a la CVG habría que cerrarla, o venderla como hierro viejo después
de sacar la cuenta de los dólares que le ha costado a Venezuela, buena parte de
la deuda externa existe gracias a la CVG, pero todavía hay muchos que la
consideran imprescindible para el desarrollo del país, cuando ha sido solo
imprescindible para arruinarlo. Es un artículo de fe de la oposición y el
chavismo la convicción de que el petróleo debe ser nuestro; en Colombia, con
muchos menos recursos en cinco años duplicaron la producción. ¿El secreto?
Ecopetrol compite con empresas extranjeras y colombianas. En Venezuela se
admite al inversionista extranjero, o privado, como un socio menor en lugares
como la Faja del Orinoco, siempre expuesto a ser estatizado en cualquier
momento.
La
crisis política del país antes de la llegada de Chávez al poder, se debió al
estancamiento económico, a la devaluación constante de la moneda, al deterioro
de los servicios sociales. Aunque el peor gobierno civil sea superior a uno
militar como el actual, civiles y militares coinciden en su actitud frente
al petróleo.
En
realdad no hay un debate sobre el futuro en Venezuela, nadie se atreve a enfrentar
los viejos mitos, reconocer que la mayor producción venezolana de petróleo
ocurrió durante el gobierno de Raúl Leoni. A continuación los árabes aumentaron
su producción, lo mismo hizo Inglaterra, Holanda etc…, mientras Venezuela siguió amarrada a las
tesis de que el petróleo vale más bajo tierra que en el mercado, porque el
petróleo en Venezuela representa el alma nacional.
El
gobierno quiere ahora la ficción de un diálogo. ¿Hay que dialogar con el
gobierno o con el chavismo? Un diálogo
solo es posible con agenda previa y con terceros presentes como el secretario
general de la OEA, como en el 2002
El
verdadero diálogo debería ser con la historia de Venezuela para conocer las
causas verdaderas del desastre actual, lo malo del pasado y del presente que
debe ser superado y la responsabilidad de nuestros Goliats en el desastre.
Fausto
Masó
fausto.maso@gmail.com
@faustomaso
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