"En lo referente al origen de los reyes, el Estado y los impuestos; Si pudiésemos correr el velo de la antigüedad y rastrearlos hasta sus orígenes, encontraríamos que el primero de ellos no fue más que el rufián principal de alguna banda desenfrenada, su barbarie y preeminencia en el engaño le hicieron merecer el título de jefe entre canallas. Incrementando su poder y depredación, obligó a los pacíficos e indefensos a comprar seguridad con frecuentes contribuciones." Thomas Paine.
Afirmaba John Marshall que el poder para
establecer impuestos, es el poder para la destrucción y el gobierno de mí estado,
Sonora, lo está demostrando. Acuérdese gobernador, ningún país, región o estado
ha podido resolver sus problemas financieros exprimiendo a la gente con más
impuestos. Recuerde las palabras de Churchill: “Una nación que pretenda gravar
para prosperar, es como un hombre parado con los pies metidos en dos cubetas
tratando de levantarse jalándolos hacia arriba.”
Hace tiempo un amigo y yo discutíamos la
impresionante prosperidad de Hong Kong. En cierto momento de la conversación yo
señalaba que una de esas causas era su sistema impositivo de un solo gravamen
de poco más de 15%, y se aplicaba exclusivamente al consumo. Mi amigo, miembro
del PRD, me interrumpe para afirmar: "No me parece justo que todos—ricos y
pobres—paguen sobre una misma tasa. ¿No estás de acuerdo?" Me quedo
pensando y le respondo: Tienes razón, los inversionistas que arriesgan sus
capitales deberían de pagar menos.
Aun cuando mi respuesta fue un reflejo, algo
me decía que tenía mucho de lógica. Alguien que arriesga su capital para producir
bienes, empleos, para crear riqueza etc., no merece se le castigue de esa
forma. La formación de capital es lo que construye las economías y el capital
lo forman los que invierten arriesgando. Ahora, el obstáculo más importante que
siempre han enfrentado esos arrojados
aventureros—los verdaderos no los que se pegan a la ubre del gobierno— es la
forma de gravarlos que, casi con odio, se les castiga por ser exitosos en sus
proyectos.
El profesor de Harvard, Robert Nozick,
afirmaba que todo tipo de impuesto sobre ingreso constituye una forma de
esclavitud y es totalmente injusto. Ahora, dice Nozick, “lo más injusto es que
al que produce más se le castigue con más saña”. El maneja lo que ha llamado
‘el principio de justicia.’ "Cuando un grupo se involucra en una justa
aventura de cooperación en acuerdo con las reglas vigentes, y eso de alguna
forma restringe su libertad pero produce ventaja para otros. Los que se han
sometido a esa restricciones y han sudado para producir esos resultados,
deberían de tener un derecho superior sobre aquellos que se han beneficiado
indirectamente."
Desde la avenida de Roosevelt y su New Deal,
los gobiernos del mundo iniciaron la toma por asalto de todas las actividades
de la sociedad y la forma más común en aquellos que no querían ser tachados de
"socialistas," fue a través de un sistema impositivo depredadores que
en su momento llegaron a postrar países tan poderosos como Alemania e
Inglaterra. La Gran Bretaña, después de la segunda guerra mundial, cayó
secuestrada por el partido "Labor" (del Trabajo) que llegó a
establecer impuestos marginales hasta de un 90%.
Aun cuando Kennedy en EU había recortado los
impuestos vigentes de 95%, a finales de los años 70 dos economistas iniciaron
otro ataque en contra la tiranía impositiva. Pero lo hacían con un novedoso
concepto. Robert Mundell y Art Laffer hablaban de estimular la oferta
(producción), no la demanda como lo decía la Biblia de Keynes. Ellos
concluyeron que la mejor forma era reduciendo los impuestos que desangraban a
empresas e individuos. Las teorías de Keynes incrementaban la demanda pero, al
no surgir la oferta para encontrarla, daba origen a la inflación con recesión.
De esa forma nacía la teoría del Supply—Side que se plasmó en una servilleta en
la que Laffer dibujó su famosa curva en el restaurante Michael de la ciudad de
Nueva York.
Sin embargo, Hong Kong tenía décadas
aplicándola. Al abolir los impuestos sobre ingresos y ganancias, Hong Kong vigorizó
su economía para convertirse en un paraíso de prosperidad. Pero tal vez lo más
importante es que con esa poción el mercado de trabajo se vigoriza, la
competencia incrementa la productividad y los salarios. A los trabajadores en
Hong Kong no les importa pagar IVA puesto que no pagan impuesto sobre ingreso
y, sobre todo, sus salarios son altos producto de la formación de capital que
se ha dado, como consecuencia de esos incentivos fiscales y la libertad de su
economía. ¿Resultado? A principio de los 70s México y Hong Kong tenían ingresos
per cápita similares. ¿Hoy día? México aruña los $10,000 y Hong Kong alcanza
más de $50,000.
Para los estatistas la economía ideal es
aquella en la que el gobierno bolsea a "los ricos" para satisfacer
las necesidades comunes como educación, salud, fondos de retiro etc., creando
las corruptas burocracias. Una economía liberal es aquella en la que el Estado
recaba lo necesario para proporcionar los servicios fundamentales de
protección. Desde el Pacto de Calles, como maldición el concepto original de
libertad en México cambió. El grito de Zapata de tierra y libertad, pasó a
significar libre de necesidades y obligaciones porque el Estado me las tiene
que satisfacer. El Pacto de Calles provocó que los mexicanos cambiaran su libertad
por eso que ellos consideran seguridad; migajas revolucionarias.
Robert Mundell ganó el premio Nobel de
economía en 1999, y sus ideas en los medios liberales cobraron calidad de
dogma. No hagamos caso a los Keynes mexicanos que aparecen en las esquinas con
la poción del salvamento y, disfrazados de Quijotes, gritan ser redentores de
los débiles. La reforma fiscal mexicana es urgente y si continuamos
dilatándola, se nos va el tren que transita hacia el futuro, la prosperidad y
si abordamos el tren equivocado, el correr en la dirección contraria no nos
llevará al destino. Debemos reducir impuestos que estrangulan el crecimiento de
la economía, para compensarlos con gravámenes al consumo como en Hong Kong.
Es hora de que los mexicanos tomemos responsabilidad
por nuestras vidas y futuro y, como dice P. C. Roberts, dejemos asumir
actitudes como los ciudadanos de Roma a la caída del imperio, quienes se
ofrecían como esclavos a otros pueblos a cambio de protección. Ahora y como
complemento, lo que Peña tiene que hacer es atacar de frente las barbáricas
políticas de gasto gubernamental tan avaladas por gente como aquel diputado
quien afirmó:
"Prefiero ser irresponsable con el presupuesto que con los pobres." Porque, entre muchas otras cosas, eso es lo que los ha mantenido pobres.
Gobernador Padrés, cuidado porque el yaquerio
se anda levantando. Y la última vez que lo hicieron fue siguiendo a Obregón en
su Plan de Agua Prieta.
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