martes, 12 de febrero de 2013

RICARDO VALENZUELA, EL DINERO QUE YO GANO, TODITITO TE LO DOY, REFLEXIONES LIBERTARIAS, DESDE MEXICO

"En lo referente al origen de los reyes, el Estado y los impuestos; Si pudiésemos correr el velo de la antigüedad y rastrearlos hasta sus orígenes, encontraríamos que el primero de ellos no fue más que el rufián principal de alguna banda desenfrenada, su barbarie y preeminencia en el engaño le hicieron merecer el título de jefe entre canallas. Incrementando su poder y depredación, obligó a los pacíficos e indefensos a comprar seguridad con frecuentes contribuciones."  Thomas Paine.
Afirmaba John Marshall que el poder para establecer impuestos, es el poder para la destrucción y el gobierno de mí estado, Sonora, lo está demostrando. Acuérdese gobernador, ningún país, región o estado ha podido resolver sus problemas financieros exprimiendo a la gente con más impuestos. Recuerde las palabras de Churchill: “Una nación que pretenda gravar para prosperar, es como un hombre parado con los pies metidos en dos cubetas tratando de levantarse jalándolos hacia arriba.”

Hace tiempo un amigo y yo discutíamos la impresionante prosperidad de Hong Kong. En cierto momento de la conversación yo señalaba que una de esas causas era su sistema impositivo de un solo gravamen de poco más de 15%, y se aplicaba exclusivamente al consumo. Mi amigo, miembro del PRD, me interrumpe para afirmar: "No me parece justo que todos—ricos y pobres—paguen sobre una misma tasa. ¿No estás de acuerdo?" Me quedo pensando y le respondo: Tienes razón, los inversionistas que arriesgan sus capitales deberían de pagar menos.
Aun cuando mi respuesta fue un reflejo, algo me decía que tenía mucho de lógica. Alguien que arriesga su capital para producir bienes, empleos, para crear riqueza etc., no merece se le castigue de esa forma. La formación de capital es lo que construye las economías y el capital lo forman los que invierten arriesgando. Ahora, el obstáculo más importante que siempre  han enfrentado esos arrojados aventureros—los verdaderos no los que se pegan a la ubre del gobierno— es la forma de gravarlos que, casi con odio, se les castiga por ser exitosos en sus proyectos.
El profesor de Harvard, Robert Nozick, afirmaba que todo tipo de impuesto sobre ingreso constituye una forma de esclavitud y es totalmente injusto. Ahora, dice Nozick, “lo más injusto es que al que produce más se le castigue con más saña”. El maneja lo que ha llamado ‘el principio de justicia.’ "Cuando un grupo se involucra en una justa aventura de cooperación en acuerdo con las reglas vigentes, y eso de alguna forma restringe su libertad pero produce ventaja para otros. Los que se han sometido a esa restricciones y han sudado para producir esos resultados, deberían de tener un derecho superior sobre aquellos que se han beneficiado indirectamente."
Desde la avenida de Roosevelt y su New Deal, los gobiernos del mundo iniciaron la toma por asalto de todas las actividades de la sociedad y la forma más común en aquellos que no querían ser tachados de "socialistas," fue a través de un sistema impositivo depredadores que en su momento llegaron a postrar países tan poderosos como Alemania e Inglaterra. La Gran Bretaña, después de la segunda guerra mundial, cayó secuestrada por el partido "Labor" (del Trabajo) que llegó a establecer impuestos marginales hasta de un 90%.
Aun cuando Kennedy en EU había recortado los impuestos vigentes de 95%, a finales de los años 70 dos economistas iniciaron otro ataque en contra la tiranía impositiva. Pero lo hacían con un novedoso concepto. Robert Mundell y Art Laffer hablaban de estimular la oferta (producción), no la demanda como lo decía la Biblia de Keynes. Ellos concluyeron que la mejor forma era reduciendo los impuestos que desangraban a empresas e individuos. Las teorías de Keynes incrementaban la demanda pero, al no surgir la oferta para encontrarla, daba origen a la inflación con recesión. De esa forma nacía la teoría del Supply—Side que se plasmó en una servilleta en la que Laffer dibujó su famosa curva en el restaurante Michael de la ciudad de Nueva York.
Sin embargo, Hong Kong tenía décadas aplicándola. Al abolir los impuestos sobre ingresos y ganancias, Hong Kong vigorizó su economía para convertirse en un paraíso de prosperidad. Pero tal vez lo más importante es que con esa poción el mercado de trabajo se vigoriza, la competencia incrementa la productividad y los salarios. A los trabajadores en Hong Kong no les importa pagar IVA puesto que no pagan impuesto sobre ingreso y, sobre todo, sus salarios son altos producto de la formación de capital que se ha dado, como consecuencia de esos incentivos fiscales y la libertad de su economía. ¿Resultado? A principio de los 70s México y Hong Kong tenían ingresos per cápita similares. ¿Hoy día? México aruña los $10,000 y Hong Kong alcanza más de $50,000.
Para los estatistas la economía ideal es aquella en la que el gobierno bolsea a "los ricos" para satisfacer las necesidades comunes como educación, salud, fondos de retiro etc., creando las corruptas burocracias. Una economía liberal es aquella en la que el Estado recaba lo necesario para proporcionar los servicios fundamentales de protección. Desde el Pacto de Calles, como maldición el concepto original de libertad en México cambió. El grito de Zapata de tierra y libertad, pasó a significar libre de necesidades y obligaciones porque el Estado me las tiene que satisfacer. El Pacto de Calles provocó que los mexicanos cambiaran su libertad por eso que ellos consideran seguridad; migajas revolucionarias.
Robert Mundell ganó el premio Nobel de economía en 1999, y sus ideas en los medios liberales cobraron calidad de dogma. No hagamos caso a los Keynes mexicanos que aparecen en las esquinas con la poción del salvamento y, disfrazados de Quijotes, gritan ser redentores de los débiles. La reforma fiscal mexicana es urgente y si continuamos dilatándola, se nos va el tren que transita hacia el futuro, la prosperidad y si abordamos el tren equivocado, el correr en la dirección contraria no nos llevará al destino. Debemos reducir impuestos que estrangulan el crecimiento de la economía, para compensarlos con gravámenes al consumo como en Hong Kong.
Es hora de que los mexicanos tomemos responsabilidad por nuestras vidas y futuro y, como dice P. C. Roberts, dejemos asumir actitudes como los ciudadanos de Roma a la caída del imperio, quienes se ofrecían como esclavos a otros pueblos a cambio de protección. Ahora y como complemento, lo que Peña tiene que hacer es atacar de frente las barbáricas políticas de gasto gubernamental tan avaladas por gente como aquel diputado quien afirmó: 
"Prefiero ser irresponsable con el presupuesto que con los pobres." Porque, entre muchas otras cosas, eso es lo que los ha mantenido pobres.
Gobernador Padrés, cuidado porque el yaquerio se anda levantando. Y la última vez que lo hicieron fue siguiendo a Obregón en su Plan de Agua Prieta.

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