Un carnaval que dura 13
años....
El
régimen que azota a Venezuela desde hace 13 años tiene un único nombre
verdadero: es el chavismo. El nombre viene dado por quien hace las veces de
manager, dueño del equipo, lanzador, cuarto bate, novio de la madrina y recoge
bates, todos ellos la misma persona, Hugo Chávez. Este régimen comenzó con unas
elecciones bastantes transparentes en 1998 pero de inmediato mostró sus
costuras fascistoides, cuando el presidente electo dijo frente a unos sumisos
Caldera (presidente) y Dávila (presidente del Congreso), en Enero 1999, aquello
de “juro sobre esta constitución moribunda..”.
La
naturaleza fascistoide del régimen chavista emergió claramente durante 1999,
con la convocatoria ilegal de una asamblea constituyente y la aprobación de una
constitución kilométrica e incumplible de 350 artículos. En un momento esta
constitución tuvo múltiples versiones simultáneas publicadas y sufrió numerosos
cambios después de promulgada, cambios que nunca fueron aprobados debidamente
por la Asamblea sino cocinados por una rosquita.
Deseo
comentar como el régimen chavista se ha ido disfrazando mediante la adopción de
nombres fraudulentos que encubren su naturaleza despótica, en nada diferente a
la de los peores regímenes del siglo XIX.
1. Revolución Bolivariana.
El
primer nombre fraudulento que adoptó el chavismo fue el de Revolución
Bolivariana. Este nombre representa una doble mentira, porque el régimen
chavista no es ni revolucionario ni bolivariano. Una revolución recibe
apropiadamente ese nombre cuando cierra un capítulo de la historia de un país
para abrir un horizonte radicalmente nuevo, no necesariamente pero idealmente
mejor. Por eso es que la revolución cubana, la china o la francesa reciben ese
nombre de manera apropiada, a pesar de los desastrosos resultados de algunas de
ellas. Pero en Venezuela no ha habido revolución alguna. Lo que hemos tenido es
la aparición de un caudillo decimonónico, tan ignorante y primitivo como los
caudillos de antaño, un Zamora o Monagas cualquiera, muy parecido al populismo
adeco-copeyano de la etapa 1978-1998, pero con muchos mayores niveles de
corrupción y de ineptitud gubernamental. El chavismo es, en gran medida, una
continuación del lusinchismo.
Tampoco
estamos ante un régimen de verdadera inspiración bolivariana. Este es un
insulto que muchos venezolanos se han tragado mansamente, ese de tolerar el
nombre de “bolivariano” para identificar a un grupete de rufianes enquistado en
el poder. No hay nada en el legado bolivariano que tenga similitud con este
arroz con mango de analfabetas funcionales, patanes y acomplejados que es el
chavismo. Bolívar era un aristócrata en sus maneras mientras que Chávez es un
bertoldino, Bolívar desconfiaba abiertamente de la plebe mientras que Chávez
trata de nivelar a los venezolanos por debajo, Bolívar admiró profundamente a
George Washington y a la democracia estadounidense, mientras Chávez insulta al
país del norte cada vez que amanece con problemas digestivos. Bolívar sabía
sumar, restar, dividir y multiplicar y era un intelectual, no un paracaidista.
A Bolívar 8X7 siempre le dió 56. Mientras Marx habló mál de Bolívar, Chávez
habla bien de Marx. Bolívar no conoció a Mao pero, de conocerlo, no lo hubiera
amado mientras que Chávez si ha confesado que ama a Mao.
2. Socialismo del Siglo XXI.
Este
nombre fue cocinado entre gallos y medianoche para darle un barniz doctrinario
al chavismo. El autor de este sancocho de perro con escopeta, como lo hubiera
llamado Aquiles Nazoa, fue Heinz Dieterich, el ideólogo germano-mexicano ahora
arrimado a Evo Morales. Fue cocinado por Dieterich para darle al chavismo la
solidez ideológica que no tenía y de la cual aún carece. Pero Dieterich fue
demasiado profundo para Chávez y se quedó en el aparato. Luego trataron de
darle forma Haiman El Troudi, William Izarra (el héroe de Machurucuto) y el
fallecido Alberto Muller Rojas. El Troudi, en especial, se destacó por un
jocoso y cursi escrito en el cual definia al Socialismo del Siglo XXI como….
todo lo que no es, una pieza de la antologia del ridículo.
Fidel
Castro, quien ha regresado a la niñez y ya no miente, se encargó de desinflar
este fraude cuando dijo, con la inocencia de los niños: “Que socialismo, Hugo,
esto es comunismo”. Y agregó: “Y ya nos nos sirve ni siquiera a nosotros”.
3. Democracia Participativa.
Este
ha sido un remoquete usado sin mucha convicción por el chavismo y es tan
impúdico que hace sonreír hasta a los más cínicos seguidores de Hugo Chávez.
Cuando el déspota decide asuntos de interés nacional en “Alo Presidente”,
dependiendo de cuan bien o mál durmió la noche anterior, se está limpiando el
trasero con la democracia participativa. Cuando el patán mayor del chavismo
dice: “No perdamos tiempo en primarias…. Yo soy el candidato” o cuando dice;
“Estoy convencido de que solo…. Hugo Chávez… puede gobernar a este país”, está
limpiándose el paltó con su cacareada democracia participativa. El chavismo es
realmente un triángulo perverso formado por (1), un déspota inculto, (2), una
oligarquía de ineptos y (3), una masa ya minoritaria de limosneros.
4. Gobierno Soberano y
Anti-Imperialista.
Este
es un cliché que no resiste el menor análisis. Soberano? Y está endeudado hasta
el dedo gordo del pié derecho? Soberano? Y le hipoteca el petróleo de la Faja
del Orinoco por diez años a los chinos por $20.000 millones? Soberano? Y los
cubanos manejan nuestros puertos, nuestros servicios de identificación, nos
asesoran de manera prepotente sobre lo que no conocen y hasta se dan el lujo de
no pagarnos nuestro petróleo? Soberano? Y el patán mayor va frecuentemente a La
Habana a pedirle instrucciones a Fidel Castro? Soberano? Y los chinos vienen a
sembrar yuca? Soberano? Y los rusos vienen a sembrar plátanos?
El
chavismo tampoco es anti-imperialista. No hay país más imperialista que China.
Desde la historia más antigua los chinos han sido crueles y déspotas y hoy
tienen a Hugo Chávez agarrado firmemente por la verruga, hasta el punto que
hasta los pañales que usan los bebés venezolanos vienen de Beijing.
Rusia
es también imperialista y siempre lo ha sido en sus deseos de expansión y
hegemonía.La relación del chavismo con Rusia es apropiadamente putinesca.
Cuantos Sukhoi están en capacidad de volar hoy en día? Cuantos rifles
Kalishnikovs produce la “fábrica” en Maracay?
5. Gobierno de los pobres.
Este
es otro apodo falso de toda falsedad. La corrupción gubernamental es gigantesca
y dirigida al usufructo de las élites que le sirven de apoyo al régimen, es
decir, la fuerza armada, la gerencia petrolera vendida al chavismo y los grupos
de empresarios y contratistas cómplices. El chavismo constituye una verdadera
oligarquía.
La
política de ayuda a los pobres es una de dádivas humillantes que les producen
una sensación temporal de bienestar (le dan al pobre un pescado diario, pero no
le enseñan a pescar). No hay una política estructural de salud, de educación,
de empleos, de viviendas o de servicios públicos. Chávez nunca ha sabido ir más
allá de una anárquica y politizada repartición de riqueza. Al no saber como
generar nueva riqueza, la torta a repartir se ha hecho más pequeña y ya no
alcanza para todos. Y así vemos que los trabajadores protestan, los estudiantes
van a huelgas de hambre, las amas de casa están indignadas. Cuando hay agua no
hay luz, cuando hay luz no hay agua, si hay leche no hay arroz. Mientras este
engaño continúa la gente sigue muriendo en las calles de nuestras ciudades y
pueblos, muchas veces en manos de la propia policía del régimen. La sociedad
venezolana vive con un alto nivel de angustia crónica.
**************
Nunca
pensé que un país entero pudiera ser engañado con tanta facilidad, como ha sido
engañado el país nuestro por este grupo de delincuentes del chavismo. Debemos
llamarlos chavistas, es todo lo que son. Son tan falsos que el sol no proyecta
sus sombras. No aceptemos ni utilizemos los nombres fraudulentos y abusivos que
se han dado. Este capítulo vergonzoso de nuestra historia se llama chavismo.
http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2011/03/cinco-nombres-fraudulentos-del-chavismo.html
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Doloroso análisis, éste que nos trae el Dr. Gustavo Coronel. Ácido, mordaz y cierto, que nos hace reflexionar sobre la validez de 'la mayoría' como método democrático y sobre la necesidad de refaccionar los valores democráticos para reconstruir este ex-país que atraviesa los últimos días de su 'capítulo chavista'.
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