Sin querer asumir el papel de versado analista político quiero hacerles llegar a mis consecuentes lectores mis observaciones y conjeturas de lo que ocurrió el 23 de noviembre. Ante todo debo comenzar recordando que en Paraninfo anterior a esa fecha resaltaba el hecho de que el teniente coronel al haberse proclamado candidato a 22 gobernaciones y 328 alcaldías de seguro iba a salir mal parado por cuanto al menos una de todas estas de seguro la iba a perder. Y así fue. Y no solo una sino muchas. 5 estados y la gran Caracas. Más 8 alcaldías de capitales de estado y otras 60 alcaldías más. Así que aplicando el método del vaso medio lleno o medio vacío, él ganó 17 pero perdió 5. Ganó 260 pero perdió 70. Sumó un poco más de 5 millones de votos pero se le quedaron 2 por fuera (según la cuenta del general Muller).
Casi 5 millones de venezolanos le dijeron no en las maquinitas. La mitad de la población pasó a ser gobernada por autoridades de la oposición. La sede del poder central, el emporio industrial, el mayor productor de riqueza nacional y el centro más importante de turismo quedaron en manos de la oposición. Su palacio de gobierno y su residencia oficial quedaron bajo la suprema autoridad de un alcalde mayor de la oposición. La frontera más caliente del país y santuario de la guerrilla colombiana (Zulia y Táchira) queda bajo jurisdicción de la oposición. Los sitios donde se empleó más a fondo y hasta amenazó con sacar tanques, quitar presupuesto y poner preso, le sacaron la lengua y le votaron en contra. Aquello de que “no volverán” perdió vigencia. Las cabezas de los fritados, es decir de los adecos, salieron del caldero y se convirtieron en la tercera fuerza política del país y segunda de la oposición. Así que el 23N no hubo ni balcón del pueblo ni dulce de lechosa, posiblemente si mucho litio.
Pasemos ahora a hacer algunas consideraciones políticas. Ante todo debemos enfatizar que a pesar del uso y abuso exagerado de los recursos del Estado por parte del teniente coronel en la campaña electoral y la mirada complaciente de los otros poderes, en especial del electoral, no pudo impedir que buena parte de los electores le dijera nuevamente que no compartían su tal proyecto revolucionario y que su invencibilidad es ya un mito. Se demostró que el papel de los partidos políticos es importante para la salud de la democracia y que los dirigentes políticos experimentados saben su trabajo. Antonio Ledezma y Pérez Vivas demostraron que hacer política puerta a puerta, persona a persona, patear barrios y subir cerros, sin miedo y con una propuesta se derrotan los planteamientos demagógicos y populistas, las dádivas y las amenazas. Que la constancia en el trabajo político, como en el caso de Ocariz, da sus frutos. Que hacer un buen gobierno, como en los casos de Rosales y Morel, también rinde dividendos políticos. Que designar un candidato contra la corriente y en detrimento de la moral y ética de un pueblo, como en el caso de Carabobo, hizo que se limaran asperezas y guardaran facturas y se votara por el que tenía mas opción. También hay que reconocer que el ventajismo electoral del teniente coronel dio sus frutos en estados como Cojedes, Mérida, Sucre y Vargas, donde perdieron los mejores candidatos. Que el pacto de unidad suscrito por la oposición el 23 de enero dio muy buenos frutos donde se respetó, caso Miranda, y muy malos donde se violó, caso Bolívar. Que el chavismo en la chavera se tambaleó y por un pelín no rueda. Que hay muchos candidatos a quienes se les debería exigir un pago compensatorio por el gasto ocasionado al CNE y los piches votos obtenidos (esto lamentablemente ocurre en cada proceso electoral, se denuncia, se reclama y vuelve a ocurrir y volverá a ocurrir). Que Venezuela continúa polarizada, dividida en dos toletes, pero ahora no entre ricos y pobres o negros y blancos sino entre lo urbano y lo rural. Que el teniente coronel ahora es cuando tiene seguidores, que su discurso sigue conectado con mucha gente y que todavía tiene recursos para seguir en la compra de iletradas conciencias y ganas para seguir destruyendo el país.
Y lo más importante es que este proceso nos enseña que la oposición debe consolidar su unión, diseñar una plataforma de gobierno común, prepararse desde ya para los venideros procesos de elección de concejales (2009), Asamblea Nacional (2010) y presidente del 2012. Hacer política con P. Se derrotó la abstención, se le regresó la confianza al voto y en resumen ganó Venezuela.
Iolaizola@cantv.net
Pasemos ahora a hacer algunas consideraciones políticas. Ante todo debemos enfatizar que a pesar del uso y abuso exagerado de los recursos del Estado por parte del teniente coronel en la campaña electoral y la mirada complaciente de los otros poderes, en especial del electoral, no pudo impedir que buena parte de los electores le dijera nuevamente que no compartían su tal proyecto revolucionario y que su invencibilidad es ya un mito. Se demostró que el papel de los partidos políticos es importante para la salud de la democracia y que los dirigentes políticos experimentados saben su trabajo. Antonio Ledezma y Pérez Vivas demostraron que hacer política puerta a puerta, persona a persona, patear barrios y subir cerros, sin miedo y con una propuesta se derrotan los planteamientos demagógicos y populistas, las dádivas y las amenazas. Que la constancia en el trabajo político, como en el caso de Ocariz, da sus frutos. Que hacer un buen gobierno, como en los casos de Rosales y Morel, también rinde dividendos políticos. Que designar un candidato contra la corriente y en detrimento de la moral y ética de un pueblo, como en el caso de Carabobo, hizo que se limaran asperezas y guardaran facturas y se votara por el que tenía mas opción. También hay que reconocer que el ventajismo electoral del teniente coronel dio sus frutos en estados como Cojedes, Mérida, Sucre y Vargas, donde perdieron los mejores candidatos. Que el pacto de unidad suscrito por la oposición el 23 de enero dio muy buenos frutos donde se respetó, caso Miranda, y muy malos donde se violó, caso Bolívar. Que el chavismo en la chavera se tambaleó y por un pelín no rueda. Que hay muchos candidatos a quienes se les debería exigir un pago compensatorio por el gasto ocasionado al CNE y los piches votos obtenidos (esto lamentablemente ocurre en cada proceso electoral, se denuncia, se reclama y vuelve a ocurrir y volverá a ocurrir). Que Venezuela continúa polarizada, dividida en dos toletes, pero ahora no entre ricos y pobres o negros y blancos sino entre lo urbano y lo rural. Que el teniente coronel ahora es cuando tiene seguidores, que su discurso sigue conectado con mucha gente y que todavía tiene recursos para seguir en la compra de iletradas conciencias y ganas para seguir destruyendo el país.
Y lo más importante es que este proceso nos enseña que la oposición debe consolidar su unión, diseñar una plataforma de gobierno común, prepararse desde ya para los venideros procesos de elección de concejales (2009), Asamblea Nacional (2010) y presidente del 2012. Hacer política con P. Se derrotó la abstención, se le regresó la confianza al voto y en resumen ganó Venezuela.
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