*JORGE CAJÍAS ESCRIBIÓ: “PRESIDENTE CHÁVEZ DÉ LA ORDEN: ¡¡¡LIBEREN A INGRID BETANCOURT!!!”
Presidente Chávez:
Quiero que siga y observe con detenimiento la foto que nos trajeron los caminos de la selva colombiana, en donde una triste, muy triste mujer, llamada Ingrid Betancourt, baja la mirada y escarba la tierra que durante más de un quinquenio la ha mantenido atada contra su voluntad, gracias al desatino y hacedor de entuertos de su siempre e impresionantemente nombrado una y mil veces, el “Comandante Marulanda”.
La contemplación de Ingrid se pierde en la maleza, se abre paso entre la salvaje vegetación que la ha cubierto todos estos años sin pausa, sin abreviación alguna, donde cada planta, árbol, rama, hoja y fruto ha sido un sedimento odiado y detestable con el que los más desalmados del mundo, las FARC, han construido los barrotes que detienen esta noble e ingenua mujer, cuyo cautiverio es un grito de indignación a la humanidad entera para que se alarme, se alce y se movilice frente al crimen más horrendo que pueda cometerse contra el género humano: el secuestro.
Usted Presidente Chávez conoce y ha hablado con el “Comandante Marulanda” en más de una oportunidad, y usted sabe que Marulanda es el carcelero de Ingrid Betancourt, que como muestra la foto que de ella nos ha llegado, tiene la talla de una mujer extremadamente delgada, cuyos huesos y ya pellejos se confunden con los propios travesaños de la silla que sostiene ese cuerpo frágil, extenuado por la inanición y la terrible alimentación a la que ha sido sometida con el único propósito o móvil de desnutrirla para que no tenga la suficiente capacidad y habilidad mental de hilvanar un plan de fuga ni las energías para emprenderlo. Desnutrir a los secuestrados es parte del plan.
El plan de la narcoguerrilla es quebrar el alma y la voluntad de los que son secuestrados como Ingrid, para obtener una docilidad tal que permita su permanente y expedita movilización, a cualquier lugar que aleje a las guerrillas de la amenaza permanente del ejército colombiano, el cual sigue y persigue a quienes durante más de cuarenta años en alianza con el narcotráfico han colmado a Colombia de violencia, crímenes y desasosiego que todavía no termina. Usted lo sabe Presidente Chávez.
Vea usted con atención Presidente Chávez ese cuerpo frágil que empuñó el bolígrafo para escribir unas cuantas letras a quienes la han amado durante su existencia en la tierra, entre quienes se cuentan su madre, su padre fallecido durante su cautiverio, sus tres hijos, retoños del amor que siempre ha profesado, el padre de sus hijos, sus familiares más cercanos y sus amigos. ¿No se conmueve Presidente Chávez de saber que sin necesidad de mediación alguna, hablando con el “Comandante Marulanda” a través del teléfono satelital que le asignó Miraflores desde hace mucho tiempo a este oscuro y pernicioso personaje que tanto mal le ha hecho a la humanidad entera, usted Presidente Chávez pudo haberle arrebatado a Marulanda, de las entrañas mismas de la violencia, a esta mujer que libra grandes batallas para no enajenarse consecuencia de la tortura diaria y crónica de maltratos y miserias físicas, morales y psicológicas de quienes no pueden prodigar otra cosa que no sea infortunios e indignidades?
Usted Presidente Chávez que quiere hacer de cualquier cosa un “swoucito” para ganar puntos y el tiempo necesario para mantenerse por siempre y para siempre en el poder, sabe que ni Ingrid Betancourt ni ninguno de los secuestrados por la FARC, como tampoco ser humano alguno, se merece ser sometidos a las crueldades de la selva, además del cautiverio y al reiterado robo de sus pequeñas cosas, en extremo importantes para los cautivos, que sin procesos ni sentencias emanados de poder legítimo alguno, padecen no solo la privación de la libertad sino la carencia de la vida, el secuestro de sus almas, por desalmados seres como son y han sido los de la FARC.
A lo mejor usted debiera saberlo, ya que cuando estudiaba bachillerato este humilde galeno tocó con su humanidad una vez en la ciudad de Mérida, cuando ambos éramos imberbes y estudiantes de bachillerato. En aquel pequeño encuentro le dije Presidente Chávez, como mi par que era en aquel entonces, que mi promoción de bachiller se llamaría “Camilo Torres, el cura guerrillero de Colombia”, y usted me secundó y me respaldó.
A lo mejor usted debiera saberlo, ya que cuando estudiaba bachillerato este humilde galeno tocó con su humanidad una vez en la ciudad de Mérida, cuando ambos éramos imberbes y estudiantes de bachillerato. En aquel pequeño encuentro le dije Presidente Chávez, como mi par que era en aquel entonces, que mi promoción de bachiller se llamaría “Camilo Torres, el cura guerrillero de Colombia”, y usted me secundó y me respaldó.
Y efectivamente, mi promoción de bachilleres del Liceo Rafael Urdaneta de Caracas se llamó “Camilo Torres, el cura guerrillero” y por esos azares de la vida donde definitivamente nada es casualidad sino causalidad, recibimos el título de bachiller en una instalación militar ubicada en Coche, Caracas, que se llama el Club de Suboficiales, donde en medio de un gran tumulto creado por nuestra voluntad irreductible de expresar nuestro compromiso con el futuro y la negativa de las autoridades del liceo de permitirlo, nos impusimos de nuestros grados. Del teatro del Club de Suboficiales tuvimos que salir corriendo, en un intento de la policía militar de apresar a los líderes de la Promoción de Bachilleres del Liceo Rafael Urdaneta “Camilo Torres”. ¡Que equivocados estábamos quienes asumiendo inocentemente una parte de la violencia que vivía en aquel entonces Colombia, desconocíamos que truhanes como Marulanda secuestrarían el ideario de todo un pueblo, incluyendo el del sacerdote Camilo Torres, que con razón o sin ella, se sumó a la guerrilla colombiana!!!
Con esta moral de quien defendió en el pasado la lucha de quienes creíamos lo hacían contra un régimen oprobioso como los que vivió Colombia durante más de cuarenta años – ¿le resulta familiar la frase Presidente Chávez? – le digo que usted no necesita nada para liberar a Ingrid Betancourt y el resto de los secuestrados, sino lanzar una llamada al teléfono satelital que tiene Marulanda y decirle: “! Marulanda: suelta a esa mujer ahora mismo y al resto de los secuestrados!!!!”
Usted Presidente Chávez tiene ese poder porque usted le ha permitido y le ha dado refugio a la FARC en nuestro territorio durante todos estos años. Usted sabe que Marulanda inmediatamente obedecerá y la tristeza de Ingrid Betancourt y demás secuestrados, al igual que sus familiares, se acabará en forma inmediata e insoslayable.
Ingrid Betancourt y los demás secuestrados son víctimas de los asaltos de los narcoguerrillerros de la FARC, quienes no contentos con haberles robado por nada, sin argumentos o pretextos su libertad a estos, cada día, cada instante de sus largos momentos en cautiverio, le han quitado en forma continuada sus pequeñas cosas, cositas, que por los caminos verdes les han llegado a los secuestrados procedentes de sus familiares y amigos. Y usted Presidente Chávez lo sabe y no puede por nada evadir su responsabilidad frente a quienes son también sus propias víctimas: Ingrid Betancourt y el resto de los secuestrados. ¡Yo lo hago responsable ahora y por siempre y para siempre de la vida de Ingrid Betancourt y demás secuestrados!!!
Presidente Chávez: ¿No se le parte el corazón de saber que una mujer colombiana, un ser humano integral, le roban sus cositas, sus recuerditos, para aminorarle su dignidad y partirle el alma una y otra vez?
Presidente Chávez: ¿No se le mueve alguna fibra al ver la foto de esa hermosa mujer que fue Ingrid Betancourt y que hoy luce desgarbada, desnutrida, con mirada pérdida en la inmensidad de la selva, clamando, ¡por favor, por favor Presidente Chávez!!!!, que levante ese teléfono y llame a Marulanda y le ordene la libertad de esta colombiana heroína y que muere lentamente por culpa de no haber coincidido su tiempo en esta tierra con el tiempo de quienes se han enseñoreado incomprensiblemente en posiciones absurdas y groseras de poder?
Ingrid muere en la selva colombiana esperando que la Humanidad entera se movilice y usted Señor Presidente no debe dejarla morir, es su responsabilidad y no podrá evitarla mientras en cualquier lugar del planeta tierra haya una voz que se lo implore, se lo reclame y sobretodo se lo recuerde.
Presidente Chávez: usted tiene el poder de hacer que el pueblo de Colombia se levante al unísono con el de Francia y Venezuela, la humanidad entera, el globo terráqueo, llamando Marulanda. Llame a Marulanda y dígale: “! Se acabó la vaina Marulanda, suelta a Ingrid Betancourt y al resto de los secuestrados!!!”
Usted Presidente Chávez tiene ese poder porque buena parte de la existencia de esa guerrilla que se ha salvado tantas veces del ejército colombiano de su propio exterminio, lo ha logrado gracias a los territorios venezolanos ilegítimamente ocupados por la FARC, con la bendición y visto bueno de su gobierno, donde los guerrilleros han recibido atención médica, alimentos, refugio y muchas cosas más que los venezolanos ignoramos pero que en forma sustancial suponemos.
Presidente Chávez: Mire a Ingrid, su mirada infinita y profundamente triste y desoladora que no alcanza ver las estrellas, el cielo y el propio sol. Han pasado demasiados años. Salve ahora y no cuando sea irremediable a Ingrid Betancourt.
Ingrid Betancourt muere lentamente. Presidente Chávez: Dé la orden. ¡Liberen a Ingrid Betancourt y demás secuestrados ya!!!
Caracas, 1 de diciembre de 2007.
*Médico Cirujano
jcajias@cantv.net
*Médico Cirujano
jcajias@cantv.net
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