*ANDRÉS OPPENHEIMER ESCRIBE EN LA REVISTA CAMBIO: “UN CONFLICTO QUE EMPIEZA”
Columnista Revista Cambio
12/03/08
La guerra de micrófonos entre Colombia y la alianza de Venezuela con Ecuador terminó con abrazos, pero ambas partes han emergido del conflicto con un arsenal de nuevas municiones que podrían hacer estallar el conflicto nuevamente en cualquier momento, y es muy probable que así ocurra.
El presidente de Venezuela Hugo Chávez y el presidente ecuatoriano Rafael Correa podrán alegar de ahora en más que Colombia violó la ley internacional cuando lanzó su ataque del 1º de marzo contra un campamento de la guerrilla de las Farc dentro de territorio ecuatoriano. No hay duda de que Colombia violó el espacio territorial ecuatoriano.
Pero Colombia, que se ha disculpado oficialmente por la incursión, tiene un arma formidable que aún no ha usado para exigir sanciones internacionales contra Venezuela y Ecuador: los explosivos documentos encontrados en las tres computadoras laptop Toshiba halladas por el ejército colombiano en el campamento guerrillero de las Farc en Ecuador.
Si se demuestra su autenticidad, como es muy probable, podrían ser la evidencia más contundente que jamás haya salido a la luz del activo apoyo de Venezuela a las Farc.
Los archivos de las computadoras de las Farc se refieren, entre otras cosas, a un fondo de 300 millones de dólares establecido por Chávez para dar ayuda financiera a los rebeldes; a un envío de 100.000 dólares que las Farc dieron a Chávez cuando este estaba en la cárcel en 1992, y a la protección ofrecida por el gobierno del presidente ecuatoriano Rafael Correa a los campamentos de las Farc en territorio ecuatoriano.
Es muy probable que fuera la inminente verificación de estos documentos por parte de expertos internacionales lo que llevó a Chávez y Correa a dar marcha atrás en su escalada de amenazas de desencadenar una guerra, y a buscar un acuerdo negociado con su contraparte colombiano.
Pocas horas antes de que los tres países llegaran a un acuerdo negociado el viernes en República Dominicana, el jefe de la policía colombiana, general Óscar Naranjo, me había dicho desde Bogotá que Colombia acababa de invitar a un equipo de expertos forenses en computación del cuartel general de Interpol, en Francia, a que vinieran a Colombia de inmediato a examinar las computadoras en cuestión y presentar un informe sobre sus conclusiones.
Al momento de escribir estas líneas, todo parece indicar que el viaje de los peritos de Interpol sigue en pie, y que se producirá esta
misma semana.
Como parte del acuerdo negociado para disipar la crisis, el presidente Álvaro Uribe ofreció no demandar a Chávez y Correa por apoyo a los terroristas. Pero no dijo que no seguiría adelante con el proceso de autenticación de los documentos, ni que no los presentaría en el futuro ante las Naciones Unidas.
Si Colombia los presenta, Venezuela y Ecuador estarán en problemas. Habrían violado la resolución 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU, que expresa que “los Estados no proporcionarán ninguna clase de apoyo, activo o pasivo, a entidades o personas implicadas en actos terroristas”. Estados Unidos, Canadá y los 29 miembros de la Unión Europea han definido a las Farc como un grupo “terrorista”.
“Las resoluciones del Consejo de Seguridad, a diferencia de las de la Asamblea General, son obligatorias”, dice Diego Arria, ex embajador venezolano en las Naciones Unidas, quien presidió el Consejo de Seguridad a principios de la década de 1990. “Si el Consejo de Seguridad encuentra pruebas de las infracciones cometidas por Venezuela y Ecuador, podría imponer sanciones como la congelación de sus bienes en el exterior”.
Mi opinión: Colombia es tan culpable de violar el territorio ecuatoriano como Venezuela y Ecuador de violar el territorio colombiano al ofrecer activo apoyo a la guerrilla colombiana.
Esta fue una guerra de micrófonos, pero tiene todos los elementos de un conflicto duradero que podría agudizarse, porque ahora ambas partes tienen pruebas más contundentes contra sus rivales que las que tenían antes.
Columnista Revista Cambio
12/03/08
La guerra de micrófonos entre Colombia y la alianza de Venezuela con Ecuador terminó con abrazos, pero ambas partes han emergido del conflicto con un arsenal de nuevas municiones que podrían hacer estallar el conflicto nuevamente en cualquier momento, y es muy probable que así ocurra.
El presidente de Venezuela Hugo Chávez y el presidente ecuatoriano Rafael Correa podrán alegar de ahora en más que Colombia violó la ley internacional cuando lanzó su ataque del 1º de marzo contra un campamento de la guerrilla de las Farc dentro de territorio ecuatoriano. No hay duda de que Colombia violó el espacio territorial ecuatoriano.
Pero Colombia, que se ha disculpado oficialmente por la incursión, tiene un arma formidable que aún no ha usado para exigir sanciones internacionales contra Venezuela y Ecuador: los explosivos documentos encontrados en las tres computadoras laptop Toshiba halladas por el ejército colombiano en el campamento guerrillero de las Farc en Ecuador.
Si se demuestra su autenticidad, como es muy probable, podrían ser la evidencia más contundente que jamás haya salido a la luz del activo apoyo de Venezuela a las Farc.
Los archivos de las computadoras de las Farc se refieren, entre otras cosas, a un fondo de 300 millones de dólares establecido por Chávez para dar ayuda financiera a los rebeldes; a un envío de 100.000 dólares que las Farc dieron a Chávez cuando este estaba en la cárcel en 1992, y a la protección ofrecida por el gobierno del presidente ecuatoriano Rafael Correa a los campamentos de las Farc en territorio ecuatoriano.
Es muy probable que fuera la inminente verificación de estos documentos por parte de expertos internacionales lo que llevó a Chávez y Correa a dar marcha atrás en su escalada de amenazas de desencadenar una guerra, y a buscar un acuerdo negociado con su contraparte colombiano.
Pocas horas antes de que los tres países llegaran a un acuerdo negociado el viernes en República Dominicana, el jefe de la policía colombiana, general Óscar Naranjo, me había dicho desde Bogotá que Colombia acababa de invitar a un equipo de expertos forenses en computación del cuartel general de Interpol, en Francia, a que vinieran a Colombia de inmediato a examinar las computadoras en cuestión y presentar un informe sobre sus conclusiones.
Al momento de escribir estas líneas, todo parece indicar que el viaje de los peritos de Interpol sigue en pie, y que se producirá esta
misma semana.
Como parte del acuerdo negociado para disipar la crisis, el presidente Álvaro Uribe ofreció no demandar a Chávez y Correa por apoyo a los terroristas. Pero no dijo que no seguiría adelante con el proceso de autenticación de los documentos, ni que no los presentaría en el futuro ante las Naciones Unidas.
Si Colombia los presenta, Venezuela y Ecuador estarán en problemas. Habrían violado la resolución 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU, que expresa que “los Estados no proporcionarán ninguna clase de apoyo, activo o pasivo, a entidades o personas implicadas en actos terroristas”. Estados Unidos, Canadá y los 29 miembros de la Unión Europea han definido a las Farc como un grupo “terrorista”.
“Las resoluciones del Consejo de Seguridad, a diferencia de las de la Asamblea General, son obligatorias”, dice Diego Arria, ex embajador venezolano en las Naciones Unidas, quien presidió el Consejo de Seguridad a principios de la década de 1990. “Si el Consejo de Seguridad encuentra pruebas de las infracciones cometidas por Venezuela y Ecuador, podría imponer sanciones como la congelación de sus bienes en el exterior”.
Mi opinión: Colombia es tan culpable de violar el territorio ecuatoriano como Venezuela y Ecuador de violar el territorio colombiano al ofrecer activo apoyo a la guerrilla colombiana.
Esta fue una guerra de micrófonos, pero tiene todos los elementos de un conflicto duradero que podría agudizarse, porque ahora ambas partes tienen pruebas más contundentes contra sus rivales que las que tenían antes.
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