*AMÉRICO MARTIN ESCRIBE PARA EL NUEVO HERALD: “PARA ENTENDER LA RENUNCIA”
(RENUNCIA DE FIDEL CASTRO)
Cuba no tiene más salida que abrir su economía, captar inversiones y tecnología avanzada y restablecer la democracia. Pocos en el poder apuestan por la permanencia del cerrado fidelismo. La idea del cambio ha penetrado con gran fuerza en la sociedad cubana. En la burocracia --esa que en el debate interno ha sido llamada ``neocapitalista''-- se quisiera una apertura graduada, según el modelo asiático, que Raúl Castro ha seguido con interés. Norberto Fuentes y Alcibíades Hidalgo, en un tiempo sus amigos y colaboradores, aseguran que Raúl ha enviado delegaciones a China y Vietnam para estudiar lo que pudiera ser aplicable a Cuba.
Mientras Fidel estuvo en funciones, las ''aperturas'' fueron mal vistas. En su discurso del 13 de noviembre de 2005 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el caudillo se mostró inusualmente angustiado. Afirmó que temía una perestroika nativa que restableciera el capitalismo. Difícil es no ver contra quién iba ese dardo. La relación entre los dos Castro es más paterno-filial que fraternal, pero la verdad es que son diferentes en muchos sentidos. Ambos, es cierto, edificaron un brutal totalitarismo, pero la realidad empuja a Raúl más que a Fidel. Este no transa, impone. El otro, impopular, no impone, transa. El caudillo no se recuperará de sus dolencias, como lo reconoce en su carta de renuncia. Sin mando, no será con artículos en Granma que podrá detener la corriente.
Raúl puede amar a Fidel, pero la burocracia lo necesita para que las reformas no se vuelvan contra ella. Con todo y su ángulo lúdico, Raúl no puede sino seguir adelante. Fue empujado por la necesidad, no por carisma y popularidad, a ampliar su poder interno. En varios momentos se fue estructurando la preeminencia de Raúl, con el respaldo de Fidel o sin él. Destacaré estos cinco:
• Las guerras extranjeras. 400,000 soldados cubanos se foguearon en peligrosos escenarios, en el fragor de combates caprichosos, costosos e inútiles
• El III Congreso del PCC. Muchos militares afines a Raúl ingresaron al Comité Central y el Consejo de Estado
• La unificación de los poderosos (y enfrentados) ministerios del Interior y Defensa, bajo control de Raúl, quien puso al general de su entorno Abelardo Colomé en la cartera del MININT. Eso fue posible por la defenestración de José Abrantes, su poderoso rival, encargado de la seguridad personal del caudillo. Raúl, por cierto, resintió el coqueteo de su hermano con Abrantes.
• El período especial, durante el cual la fuerza armada fue la institución que se desempeñó mejor, en medio de aquel caos. El 64% de las exportaciones de la isla iban a la URSS y súbitamente todo se hundió con la caída del muro.
• Las corporaciones que el gobierno se vio obligado a implementar con el fin de conseguir divisas e ingresos fiscales, que evitaran el colapso. Esas empresas se organizan bajo formas de derecho privado, adoptan métodos capitalistas de gerencia y operan con divisas en el mercado internacional. En su mayoría están controladas por Raúl y particularmente las del holding militar GAESA, que preside el general raulista Julio Casas Regueiro y gerencia su yerno, Luis Alberto Rodríguez. Salvo que él mismo delegue en otro, Raúl será el jefe de la transición. Las fuerzas que agrupa van, todas ellas, en la dirección de la apertura y acercamiento a Occidente.
No quisieran ir más lejos, pero es difícil evitar que una onda democrática se cuele por las fisuras del sórdido sistema. Más allá de calculadas retrataciones, es lo que se ''respiró'' en el incidente de la UCI.
(RENUNCIA DE FIDEL CASTRO)
Cuba no tiene más salida que abrir su economía, captar inversiones y tecnología avanzada y restablecer la democracia. Pocos en el poder apuestan por la permanencia del cerrado fidelismo. La idea del cambio ha penetrado con gran fuerza en la sociedad cubana. En la burocracia --esa que en el debate interno ha sido llamada ``neocapitalista''-- se quisiera una apertura graduada, según el modelo asiático, que Raúl Castro ha seguido con interés. Norberto Fuentes y Alcibíades Hidalgo, en un tiempo sus amigos y colaboradores, aseguran que Raúl ha enviado delegaciones a China y Vietnam para estudiar lo que pudiera ser aplicable a Cuba.
Mientras Fidel estuvo en funciones, las ''aperturas'' fueron mal vistas. En su discurso del 13 de noviembre de 2005 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el caudillo se mostró inusualmente angustiado. Afirmó que temía una perestroika nativa que restableciera el capitalismo. Difícil es no ver contra quién iba ese dardo. La relación entre los dos Castro es más paterno-filial que fraternal, pero la verdad es que son diferentes en muchos sentidos. Ambos, es cierto, edificaron un brutal totalitarismo, pero la realidad empuja a Raúl más que a Fidel. Este no transa, impone. El otro, impopular, no impone, transa. El caudillo no se recuperará de sus dolencias, como lo reconoce en su carta de renuncia. Sin mando, no será con artículos en Granma que podrá detener la corriente.
Raúl puede amar a Fidel, pero la burocracia lo necesita para que las reformas no se vuelvan contra ella. Con todo y su ángulo lúdico, Raúl no puede sino seguir adelante. Fue empujado por la necesidad, no por carisma y popularidad, a ampliar su poder interno. En varios momentos se fue estructurando la preeminencia de Raúl, con el respaldo de Fidel o sin él. Destacaré estos cinco:
• Las guerras extranjeras. 400,000 soldados cubanos se foguearon en peligrosos escenarios, en el fragor de combates caprichosos, costosos e inútiles
• El III Congreso del PCC. Muchos militares afines a Raúl ingresaron al Comité Central y el Consejo de Estado
• La unificación de los poderosos (y enfrentados) ministerios del Interior y Defensa, bajo control de Raúl, quien puso al general de su entorno Abelardo Colomé en la cartera del MININT. Eso fue posible por la defenestración de José Abrantes, su poderoso rival, encargado de la seguridad personal del caudillo. Raúl, por cierto, resintió el coqueteo de su hermano con Abrantes.
• El período especial, durante el cual la fuerza armada fue la institución que se desempeñó mejor, en medio de aquel caos. El 64% de las exportaciones de la isla iban a la URSS y súbitamente todo se hundió con la caída del muro.
• Las corporaciones que el gobierno se vio obligado a implementar con el fin de conseguir divisas e ingresos fiscales, que evitaran el colapso. Esas empresas se organizan bajo formas de derecho privado, adoptan métodos capitalistas de gerencia y operan con divisas en el mercado internacional. En su mayoría están controladas por Raúl y particularmente las del holding militar GAESA, que preside el general raulista Julio Casas Regueiro y gerencia su yerno, Luis Alberto Rodríguez. Salvo que él mismo delegue en otro, Raúl será el jefe de la transición. Las fuerzas que agrupa van, todas ellas, en la dirección de la apertura y acercamiento a Occidente.
No quisieran ir más lejos, pero es difícil evitar que una onda democrática se cuele por las fisuras del sórdido sistema. Más allá de calculadas retrataciones, es lo que se ''respiró'' en el incidente de la UCI.
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