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martes, 15 de noviembre de 2011

LUIS BETANCOURT OTEYZA: LOS 2 POLOS DE LA MUD (COMPRUEBE LO QUE AQUI SE DICE EN EL PROXIMO VIDEO)

 Recordemos a Churchill y su definición del apaciguador: “es aquel que alimenta un cocodrilo con la esperanza de que se lo coma de último”. 
  “El mundo no se compadece de las víctimas. Sólo respeta a los que luchan” Menachem Begin

Aunque debo comenzar por aclarar que nunca me gustaron estas primarias que ha organizado la MUD, parece que serán un hecho a menos que las células del Dictador adelanten una expectativa distinta antes de febrero de 2012. No me gustan porque hubiera preferido que el combate contra el régimen chavista, porque de eso se trata, se hubiese preparado por otro camino, a mi manera de ver, con una mayor madurez. Me hubiera gustado que los sectores que integran la MUD se hubiesen acordado primero en un pacto político como el de Punto Fijo, con bases y metas democráticas muy firmes y exigentes; luego, con un programa mínimo de gobierno que garantizara la transición de la dictadura chavista a la civilidad democrática; logrado esto, el candidato sería secundario y fácil de identificar por sus cualidades morales y los objetivos precedentes. Por eso, Fernando Mires, el sociólogo chileno y curioso de nuestra tragedia, dice: “Las primarias no son más que un procedimiento técnico para elegir un candidato cuando no hay acuerdos partidarios”, no una genialidad maravillosa como piensan algunos. No se hizo así y estamos embarcados en una campaña muy costosa para escoger un abanderado común. Los partidos de la MUD no realizaron “primarias” para seleccionar sus precandidatos, se acordaron en uno dentro sus filas, y los demás partidos sumaron su apoyo por decisiones de sus cúpulas, y por razones no explicadas a nadie, militantes incluidos; sin pensar que: “La salsa que es buena para el pavo, es buena para la pava”. Para enfrentar al General Augusto Pinochet Ugalde, la oposición chilena procedió como fue debido y a mi gusto antes expuesto, lo que le deparó un triunfo y una efectiva transición a la democracia. Pero, como dice mi hermano, ya las primarias son un hecho irremediable e irreparable, y entonces dejémoslas de lado para señalar una circunstancia que se ha ido delineando en la oposición, que para muchos no se veía venir en estas “primarias”.
Con los 5 candidatos inscritos se han creado  2 polos claramente definidos: Los que plantean un cambio radical de régimen y los que ofrecen mejoras en el ejercicio del poder. Los que denuncian que este es un régimen totalitario, contrario a la naturaleza humana y los que declaran que es tan solo un “mal e ineficiente gobierno”. Dos candidatos están planteando una confrontación a fondo con el castrochavismo para un cambio radical en el rumbo del país, desde su concepción económica hasta la refundación y reconstrucción de las Instituciones del Estado, mientras otros tres hacen ofertas para mejorar y hasta superar las que durante 13 años ha repartido el irresponsable populismo de Chávez; aspiran a ganarle en ofertas y promesas, como si se tratara tan solo de una caballerosa justa. Estos últimos se manejan según las encuestas mientras los otros dos tratan de orientarlas hacia los verdaderos objetivos de un Estado democrático y responsable. Es la famosa diferencia entre políticos y estadistas. Un descarado político británico se ufanaba de ser el líder del populacho cuando decía: “Yo soy su líder, yo los sigo”; nunca aportó nada a su país sino ruido, por aquello que advierten los chinos: “Sólo los peces muertos siguen la corriente”.
El domingo 30 de octubre El Universal publicó un foro realizado por Roberto Giusti a María Corina Machado donde la candidata independiente expuso claramente que propone un régimen distinto, no sólo en lo económico, como quiso encasillarla el hábil periodista, sino esencialmente proyectado a rescatar la dignidad del pueblo y a sus Instituciones. En una entrevista posterior, en el escuchado programa “Aló Ciudadano” que conduce con brillo y valor Leopoldo Castillo, reiteró su propuesta y rechazó continuar proyectos populistas como las llamadas “misiones”, ideados por Fidel Castro para mantener sometidos y sumisos a los venezolanos. Ayer vimos y oímos a Diego Arria, también candidato independiente, denunciar la dictadura que nos atropella y su disposición a desplazarla para recuperar la vida en libertad y el estado de derecho para todos, civiles y militares. Ninguno de estos 2 candidatos hace concesiones al régimen ni al populismo demagógico; ninguno ofrece “mejorar las misiones” sino sustituirlas por programas serios para atender de verdad a los más necesitados, sin degradarlos a pedigüeños. Ofrecen un cambio de verdad.
Frente a ese polo, los otros 3 candidatos nos trufan de cuñas con ofertas de progreso, paz, reencuentro, reunificación (?), mejora de las misiones, etc. Hoy, sábado 12 de noviembre, en una nueva sección de El Universal llamada “Propuestas para las primarias”, se publican artículos de López y Pérez con sus ofertas ,que cualquiera pudiera intercambiar las firmas de los autores sin alterar el contenido. Artículos espejo, llenos de propuestas para “mejorar la normalidad” que parecen vivir, dentro del espíritu de “no confrontación” que aconsejan esos expertos en perder elecciones, sin advertir la profundidad de la tragedia en que ha sumido al país y sus instituciones Chávez y sus secuaces. No creo equivocarme en afirmar que Capriles también podría firmar cualquiera de los dos artículos de hoy. Este otro polo de la oposición, muy joven me suena a viejo a “más de lo mismo”. Ojalá Dios arreé otro empujoncito.
betaluis@gmail.com

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lunes, 14 de junio de 2010

EN DEFENSA DE LA POLAR, JAIME REQUENA

Está circulando por las redes académicas una carta en solidaridad con Polar; sus obreros, empleados y gerentes. El motivo es obvio; Polar está siendo asediada y mostrada como un conglomerado mercantilista irresponsable y culpable de todos los males nacionales. Nada más alejado de la verdad. Por ello y mediante estas líneas, deseo manifestar mi desacuerdo con el trato brindado por el Ejecutivo.

Polar es para mí algo más que una fría en el momento adecuado. Como para casi todos los venezolanos, Polar es también algo más que el desayuno -y a veces la cena- de todos los días. Polar es sinónimo de calidad, de confianza, de excelencia. Polar impulsó el proceso que produjo harina PAN, un avance que hizo realidad la preparación del pan criollo sin trauma o molestia. Ese desarrollo tecnológico, sin duda alguna, ha sido uno de los tres grandes hitos de la producción de tecnología en el país. La harina PAN revolucionó verdaderamente la vida de los venezolanos. Basta con imaginarse lo que sería la vida hoy en día, si tuviéramos que todas las madrugadas levantarnos a hervir y pilar el maíz, para producir el pan de los ancestros caribes. Ciertamente yo no lo haría y no se lo podría pedir a mi madre, hermana, esposa o hija.

Empero, Polar es algo más que alimentos. Por ejemplo, Polar ha hecho suya la marcha de los académicos venezolanos por tener un mejor país. En efecto, a través de la Fundación Polar se han podido construir espacios -neutros pero estimulantes- para el encuentro de académicos e intelectuales venezolanos. Conferencias, talleres y reuniones organizados por Polar han promovido el análisis, reflexión y construcción de los consensos imprescindibles para la acción creadora en el país.

En el caso concreto de la ciencia, Polar supo reconocer que la organización, el procesamiento y la generación de información, constituían la materia prima del nuevo proceso productivo y que el resultado de éste no era otra cosa, sino "conocimiento". Convencidos de los efectos positivos que tendría sobre la calidad de vida del venezolano, de la presencia de actividades intelectuales creadoras, Polar hace dos décadas se planteó el valorizar la actividad de nuestros científicos. Para ello, estimó conveniente reconocer la excelencia de nuestros investigadores, en cualquiera de los cuatro campos tradicionales de las ciencias básicas, y creó el Premio Polar. Con ese galardón no sólo Polar, sino toda la sociedad venezolana, honra a los compatriotas que muestran un potencial especial para el quehacer intelectual, demostrando una productividad académica excepcional.

Esa devoción de Polar por el país y su gente, es para mí su principal valor corporativo. El poder hacernos sentir cada día más venezolanos y contentos de disfrutar nuestro gentilicio. Mi agradecimiento a Polar por tantas buenas cosas que nos han dado. Larga vida a Polar y su gente.

conciencia.talcual@gmail.com

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jueves, 8 de mayo de 2008

*CARLOS EDUARDO RUIZ ESCRIBE: “¿ESTÁN PACTANDO LOS POLÍTICOS?”


CARLOS EDUARDO RUIZ ESCRIBE: “¿ESTÁN PACTANDO LOS POLÍTICOS?”
Jueves, 31 de enero de 2002

El último pacto político de "unidad nacional" fue el infame acuerdo electoral llevado a cabo en diciembre de 1998, -muy apresuradamente- para poner de patitas en la calle a Luis Alfaro Ucero e Irene Sáez, y saltar la talanquera hacia la carreta de Enrique Salas Römer. Lo único que logró ese pacto, fue incrementar los dos renglones que todavía predominan en cada encuesta de opinión pública que se realice en Venezuela sobre los siguientes aspectos: ¿Con cuál partido se identifica usted? y ¿Piensa votar usted en las próximas elecciones? Ninguno y nó, son las respuestas predominantes. ¿Continúa la ceguera política en el 2002? ¿Siguen los partidos pensando exclusivamente en pactos -o ni siquiera en pactos- sino en estrategias electorales?.

Presumamos en principio la cordura (no aún así, la buena fe), para afirmar que un pacto de unidad nacional es posible. Esto se demostró -tanto la cordura, como la falta de buena fe- en la marcha por la libertad y la democracia del 23 de enero de 2002. "No habrá oradores al llegar a la Plaza O'Leary para evitar que algún líder o partido político capitalice la marcha como exclusivamente suya". Ese fue el pacto; tangencialmente violado por las agrupaciones políticas que enarbolaron sus banderas y colores para dejar impresa en las imágenes televisivas su "fuerza".

Ojalá, que los que así se comportaron, hayan notado que el aguacero de análisis y reportes políticos, posteriores a la marcha, registró esas actitudes, como negativas, como lo que fueron realmente: sectarias y oportunistas, en un momento histórico que clamaba por la tregua entre partidos.

Por otra parte, sería una necedad, pretender que los partidos políticos dejen a un lado las razones mismas de su existencia -sus postulados y propósitos partidistas- para unirse en una sóla fuerza política que reconduzca a Venezuela hacia la solución de sus problemas sociales y económicos y solidifique -o logre implementar en nuestro país por primera vez- una verdadera democracia. Porque cada partido tiene recetas distintas para solucionar cada uno de los problemas sociales y económicos, y la pluralidad de alternativas, es en esencia, el alma de la democracia.

Pero tampoco es viable, lo que precisamente intentaron hacer Hugo Chávez y los trasnochados marxistas que le mantienen entablillados todos sus fracturados huesos políticos: empujar al país -a juro- hacia una sóla alternativa, la de su partido.

Por ello, de antemano, podemos pronosticar dos cosas: (1) Que las divergencias se mantendrán por encima de cualquier pacto y (2) Que este pronóstico se cumplirá en un 100%.

Esto no quiere decir que no se pueda pactar. Pero sí quiere decir, que si no se conforma un pacto político, la era post-chavista continuará siendo un caos. Continuará, porque la era post-chavista, hace rato que comenzó: cada partido -y cada ciudadano- anda por su cuenta, haciendo lo que cree más conveniente sin importarle lo que están haciendo los demás; al igual que las ONG's y los grandes sectores organizados como los gremios y sindicatos. La unidad aún es sólo aparente.

Ya se materializó uno de los puntos de ese pacto político de unidad nacional: no al totalitarismo, sí a la democracia.

Es el único punto masivamente aprobado por todos los sectores sociales y políticos; pero el que le sigue en importancia, y sin el cual ninguna postura política logrará ser exitosa, está siendo obviado por todas las organizaciones, a pesar de la magistral lección que el desgobierno chavista nos ha dado a todos en estos últimos tres años; al demostrarnos abundantemente lo que NO se debe hacer en materia económica.

La primera lección -sólo aprendida por los chavistas, porque todos los demás la sabíamos de memoria desde hace muchos años- es que, por más financieramente poderoso que sea un Estado, éste por sí sólo no puede llevar adelante a un país -a menos, por supuesto que su visión de felicidad popular -y empresarial- sea la sobrevivencia en un mar de escasez y miseria-. El sector privado es indispensable. El concurso internacional también.

Por ello, ningún pacto de unidad nacional propendrá al rescate de Venezuela, si éste no contempla la más amplia posible participación económica del sector privado -nacional e internacional- y como también nos demostraron a la perfección los chavistas, esa participación no puede ser sólo retórica, exclusivamente de gobierno-a-gobierno, ni mucho menos como lo intentaron ellos: invitando a los capitalistas a convertirse al socialismo-.

Para que se produzca la presencia del inversionista privado, un verdadero pacto de unidad nacional, debe contemplar sin tapujos ni pruritos, una invitación a los capitalistas a hacerse "groseramente ricos" en Venezuela, como lo pone el vulgo estadounidense. Porque aunque esta afirmación parezca grotesca y anti-ética, es la única forma de generar una substancial cantidad de nuevos empleos. Porque los capitalistas son se van a poner ellos mismos a "echar escardilla" o a manejar los payloaders, o a llevar a cabo la miríada de actividades físicas y mentales indispensables para producir riqueza: ellos contrarán a gente para que las hagan.

Cada nuevo empleo privado, significa dispensar dignidad a cada receptor de un puesto de trabajo en el sector. Significa convertir a cada nuevo trabajador en una persona productiva y autosuficiente, que lo aleja de las garras clientelistas de las maquinarias políticas. Eso es lo que deberían ver los políticos y no lo que usualmente ven los socialistas y los populistas: los márgenes de ganancias de los capitalistas y el monto de impuestos que le pagan al gobierno.

Cada nuevo trabajador es también un nuevo consumidor y un nuevo ahorrista potencial, dos muy importantes insumos del crecimiento económico. Además, en este círculo virtuoso, el constante crecimiento del empleo es el principal atractivo para la inversión.

Por ello, dentro del Pacto Económico de Unidad Nacional, debería acordarse un desmantelamiento de la miríada de alcabalas burocráticas enquistada en nuestra legislación; especialmente las muy perniciosas licencias indispensables para importar y exportar; para constituír nuevas empresas; así como los también abundantes requisitos obligatorios establecidos en las leyes laborales, de ambiente, de sanidad, de seguridad industrial, y muchas otras que se constituyen en formidables trabas a la producción y al libre comercio; y son la principal maquinaria generadora de corrupción administrativa.

Sólo basta realizar un pequeño paseo por los campos petroleros de los estados Zulia y de Oriente, contruídos allí hace añales por la Shelll, la Exxon y la Mobil, entre otros, para ver que hasta la vialidad y el alumbrado públicos, fueron construídos por esas empresas petroletras privadas, ahorrándole al estado (a niveles nacional, estadal y municipal) costosas erogaciones por esos conceptos. Algo que podría repetirse hoy en el devastado estado Vargas si se abre generosamente a la industria turística -nacional e internacional- de pesca, portuaria y aeroportuaria; entre otras.

¿Pactarán los políticos venezolanos para construír la modernidad? ¿O se enfrascarán otra vez, en una nueva y mejorada forma de neo-socialismo?

¿Qué piensa usted, amigo lector?