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lunes, 14 de septiembre de 2015

THAYS PEÑALVER, ¿MILITARES O POLÍTICOS ARMADOS?

Sería valiosísimo despojar de exageraciones “batallas” inexistentes entre civiles que se adueñaron de rangos militares que nunca existieron

Esta semana en su prestigioso programa de radio Cesar Miguel Rondón me hizo la pregunta sobre ¿Cómo llegue a la conclusión de que no hemos sido gobernados por militares, sino por políticos armados? La primera parte de la respuesta, proviene de nuestra propia educación. Para muchos venezolanos no hay nadie más importante en la historia como “mi general Castro” el “gran patriota” y prócer antiimperialista famoso por su aún más célebre frase: “la planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria”, o éstos “Mi general Gómez” “El Gran Pacificador” o “Mi general Pérez Jiménez el gran constructor de Venezuela”. Es la historia patria llena de “generales” y “militares” que han gobernado 160 de los 200 años desde la independencia. 

Pero dos verdades se esconden detrás de esa gigantesca mentira histórica, la primera es la inmensa cobardía de los políticos civiles venezolanos, la segunda que ninguno de estos militares era un verdadero “general” porque la historia venezolana, la real, ha sido siempre una confrontación entre los políticos desarmados y los políticos armados, engrandecida por los “intelectuales” de cada época, esos aduladores de oficio que abundaban en las “cortes” de los mini emperadores venezolanos.

 “Mi general” Cipriano Castro era simplemente un administrador que a los 32 años (viejo para la época) no había visto un uniforme militar y se alzó, una vez nombrado diputado, como se alzaban los políticos de la época contra sus vecinos y la verdad es que a los 41 años jamás había pisado un cuartel o comandado más que a sus propios campesinos o miembros de su partido político en el que todos estaban armados de machetes y pasa a la historia nada menos que como el “Padre de la Guerra relámpago” (autores varios) “emulada por la Blitzkrieg de la Wehrmacht alemana en la invasión de Francia” (para la vergüenza de todos en Wikipedia). “Mi general” Gómez jamás fue general porque a los cuarenta años lo único que había hecho era pastorear y fue nombrado Coronel en un solo día y jefe de logística, porque regaló las vacas necesarias a su compadre que estaba alzado contra su ex mejor amigo.

Estas gentes no eran, ni fueron, ni son militares (mucho menos generales), eran civiles miembros de partidos políticos, gobernadores civiles, diputados y senadores que dirimían sus conflictos como en el lejano oeste de las películas. Y por eso la “guerra relámpago” de estas gentes no tuvo jamás contraparte militar porque la crisis económica, en un país muy pobre, había hecho desbandar a los cuatro gatos oficiales y tropas porque no había como pagarles un salario. Por eso “la Blitzkrieg” de Castro no tenía las 141 divisiones alemanas que invadieron a Francia, sino más o menos sesenta civiles armados de los cuales la mitad iban a pie y por eso tardaron en llegar unos meses sin que nadie los detuviera, con la salvedad de tres diputados y un senador que también se armaron en su momento para evitar que los políticos “del monte” llegaran a Caracas.

Sería de extraordinario valor, para la reeducación de los venezolanos, comenzar a despojar de exageraciones esas famosas “batallas” y aprovechar ese momento para desenmascarar algunos rangos militares que nunca existieron y explicar cómo fueron en realidad, un duelo entre el diputado Castro y el senador Morales, o contra el farmaceuta y senador Rolando, el profesor y diputado Peñaloza, el médico y diputado Garbiras, el Abogado de la Sorbona de Paris y gobernador Pacheco o contra el empresario y banquero Matos, que en verdad fue lo que ocurrió. Porque el venezolano ha sido confundido toda la vida por “batallas” entre “generales” cuando en realidad se trataba de peleas entre miembros de partidos políticos dirimiendo sus ideologías a punta de pistola y en mucha mayor proporción con machetes, porque no había dinero para armarlos. Porque las exageraciones de gigantescos ejércitos “con artillería de montaña” peleando en Tovar, en realidad se traduce en pelea a machetazos y piedras. Y los cuentos como los del “general e intrépido jinete que cayó abaleado al galope” más bien contaban la historia de un profesor, diputado, de casi 80 años que ya no podía ser intrépido, ni montar a caballo, ni mucho menos ser general.

De hecho, “los ejércitos libertadores” de las “revoluciones libertadoras” jamás existieron porque se trataba de hombres reclutados bajo la promesa de dinero, dinero que buscaban al llegar a Caracas y que encontraban en las aduanas y en el tesoro de la nación. 

Por eso Castro al llegar a Caracas y encontrarse con el tesoro seco, mandó a meter presos a los banqueros hasta que le “prestaran” el dinero para pagarle a su “ejercito libertador” lo prometido, a costa de la educación o de la salud del resto de Venezuela. Así como hoy, vinieron a cobrar y los empréstitos que debieron ser utilizados para desarrollar a Venezuela se los robaron, eso fue suficiente para convertir al hombre en un gran patriota y muchos celebraron, también como hoy porque esa es la desgracia de los venezolanos y una patética confirmación de lo que somos en verdad. El drama es que así fuimos educados, con historietas llenas de políticos armados contra los civiles desarmados que paradójicamente, por la vía de los votos siempre ganaron para ser depuestos en muy breve tiempo, por los primeros. Mientras la visión de país siga siendo tan pequeñita, será imposible diseñar y construir para el futuro una gran nación.

Thays Peñalver
thays.penalver@me.com
@thayspenalver

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sábado, 25 de julio de 2015

CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL, SI MARCOS PÉREZ JIMÉNEZ HUBIERA GOBERNADO POR MÁS TIEMPO, VENEZUELA ESTARÍA HOY COMO SINGAPUR, DESDE COSTA RICA

Para los que desconocen a este personaje, Marcos Pérez Jiménez fue un político venezolano, que como militar se vio envuelto en algunos golpes de Estado, cuando llegó a ser presidente se destacó  por construir mucha obra,  poner orden en la administración pública y logró eliminar la delincuencia con medidas represivas por las cuales fue muy criticado.

Wikipedia nos hace el siguiente resumen “Militar de carrera, Pérez Jiménez ingresa a la vida política, con su participación en el Golpe de Estado de 1945 en Venezuela, contra el gobierno de Isaías Medina Angarita, como líder de UMT y uno de los cabecillas uniformados del movimiento, fue nombrado Jefe de Sección del Estado Mayor del Ejército por la «Junta Revolucionaria de Gobierno» presidida por Rómulo Betancourt. Desde este puesto en 1948, empuja el derrocamiento del presidente Rómulo Gallegos, dando como resultado el fin del denominado Trienio Populista y la toma en funciones de la Junta Militar de la cual fue miembro y ministro de Defensa, bajo la presidencia de Carlos Delgado Chalbaud. Permaneció en funciones tras el asesinato Delgado Chalbaud en 1950, que provocó la transformación de la Junta Militar en la nueva Junta de Gobierno, con el ascenso de Germán Suárez Flamerich a la presidencia de la misma, sobre quien Pérez Jiménez ejerció una inmensa influencia, siendo en la praxis, él quien realmente dominaba.

La misma fuente nos explica que “Tras las elecciones de 1952, Pérez Jiménez asume como Presidente Provisional de la República , nombrado por la Asamblea Nacional Constituyente a partir del 2 de diciembre de 1952 en sustitución de Germán Suárez Flamerich para posteriormente ser nombrado por la misma asamblea como Presidente para el periodo 1953 - 1958, el cual inició el 19 de abril de 1953.  Su período al frente del país bajo el lema del « Nuevo Ideal Nacional», se caracterizó por un marcado progreso económico y social. Con el aumento de producción y precios del petróleo, éste último gracias a conflictos como la Guerra de Corea (Elevándose hasta 2 dólares el barril, el cual era un precio alto para la época). Caracterizado también por una ambiciosa política en infraestructura, la cual se pudo ejecutar a la perfección, y dio como resultado obras públicas de gran envergadura como las Torres del Centro Simón Bolívar, la Autopista Caracas - La Guaira y el Paseo Los Próceres entre otras. También se logró un inmenso desarrollo de industrias tales como la hidroeléctrica, la minería, la siderúrgica, el sector de bienes raíces y por supuesto la propia construcción, la revaluación constante de la moneda, aumento su valor sobre el dólar. Todas estas, bases para el alto nivel de prosperidad económica que se vivió en el país.

Y la famosa enciclopedia añade que “No pasan desapercibidos, sus avances en el ámbito militar, que incluyeron la definitiva profesionalización de las Fuerzas Armadas, el aumento y modernización de los equipamientos. En lo concerniente a política de interior, el país experimentó un estado de orden y altos estándares en seguridad. Como aspecto negativo, destacó su carácter altamente represivo, la aprobación de la Ley de vagos y maleantes y la represión de organismos como la Seguridad Nacional, amparados por dicha ley”.

Dejó muchos proyectos en papel, uno de ellos fue el metro de Caracas, pensamos que si Pérez Jiménez hubiera permanecido por más tiempo en  el poder, posiblemente Venezuela sería la Singapur de América, el general  tenía ciertas similitudes con Lee Kuan Yew, el hombre que realizó el milagro en Singapur.

La misma fuente antes citada, nos dice que  “Cuando Lee Kuan Yew terminó sus estudios en Londres, regresó a Singapur, empezó a mejorar su mandarín y hokkien, prestando más interés a los valores asiáticos, entró a militar en el Partido de Acción Popular, con el que fue primer ministro de Singapur de 1959 a 1990. Por ello, se le recuerda como «el padre de la patria». Ejerció un gobierno estricto en lo social, pero profundamente capitalista, que impulsó la economía de la joven nación hasta convertirla en uno de los países más competitivos del mundo”.

Ambos tenían carácter, de seguro eran autoritarios tenían visión de futuro, eran disciplinados y dispuestos hacer que sus proyectos se cumplieran, ambos también eliminaron la delincuencia con medidas muy drásticas las cuales han sido criticadas por los defensores de los derechos humanos.

Hoy muchos viejos venezolanos recuerdan y añoran cómo y en qué condiciones se vivía en la Venezuela de Pérez Jiménez, algunos han afirmado que “su obra física en cinco años  de mandato  no ha sido superada por ningún otro gobierno”,  paradojas de la vida, los chavistas han gobernado con la bonaza en petrodólares más grande que ha recibido Venezuela, sin embargo quienes la dirigen tienen a Venezuela en situación crítica y casi en quiebra. 

Carlos Vilchez Navamuel
carlosvilcheznavamuel@gmail.com
‏@carlosvilchezn

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jueves, 17 de abril de 2014

TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ, MARCOS PÉREZ JIMÉNEZ, PRESIDENTE CONSTITUCIONAL

La mirada se dirige preferiblemente a los espectadores y no al espectáculo. Haberles dicho unos cuantos lugares comunes alimenta la catarsis. Como si de un debate electoral se hubiese tratado se apunta a la victoria, lo que, obviamente, no considera algún resultado. Como si de una primarias hubiese sido se toman preferencias por quien supuestamente estuvo mejor. 

El “oíste lo que le dijo” se enarbola entre risas nerviosas. Se exceden algunos al proclamar que fue el enfrentamiento entre civilización y barbarie, mientras otros establecen como vendetta conseguida haber interrumpido al especialista en “cortar” micrófonos en el remedo de Parlamento que maneja como pulpería de pueblo y, en consecuencia, haber hecho justicia a los diputados que no saben si algún día podrán hablar como se debe. Algunos se transfieren al boxeo y hablan del primer round con la elegancia que suele acompañar al desparpajo superfluo.

El país se aplicó a comentar durante el día el capítulo anterior de la telenovela. Es su hábito desde que este subgénero irrumpió para quedarse. Se omitió el cartel que suele acompañar a todo reality show, el que indica que no todo lo presentado se compagina con la realidad o que algunos hechos fueron cambiados para proteger a los inocentes. En el imaginario colectivo la palabra “diálogo” fue rápidamente cambiada por la palabra “debate”, cambio lingüístico no siempre apreciado por los escasos de vocabulario.

Aún así, hay que mirar al debate. Aquí no hay elecciones, a no ser las convocadas previamente para sustituir a los alcaldes de San Cristóbal y San Diego, presos políticos sobre los cuales el llamado a votar indica seguirán presos, siendo la libertad una de las “condiciones” establecidas para retomar la rutina de un régimen dictatorial que avanza y de una oposición formal que desea el tiempo pase para llegar a una nueva elección o a eso que llaman “salida constitucional”. El mundo celebra el inicio, dejando atrás todos los avances y eventuales pronunciamientos sobre la realidad del país. En la calle se cometen torpezas, como una huelga de hambre. Uno vuelve inevitablemente a los espectadores para concluir que los indicadores apuntan a que se sienten muy bien representados en la clase política mostrada en pantalla, mientras otros nos consolidamos en la tesis de que las posibilidades del país pasan por defenestrarla.

En medio de la confusión uno llega a recordar que el extraño lenguaje del régimen de ponerle femenino a toda palabra se aplica en un caso del Derecho Mercantil, donde bien se podría hablar de protesta y de protesto, siendo este último un documento para dejar constancia del no pago de un efecto de comercio. Mientras, sigue desaparecida la periodista Nairoby Pinto, en nuestra opinión un hecho de extrema gravedad.

Me asalta la infancia. Recuerdo de pequeñín el jingle que sonaba incansable repitiendo “Marcos Pérez Jiménez, presidente constitucional”. La invocación a la Constitución es, desde cuando tengo memoria real porque la remota la tengo de esa costumbre que los venezolanos no practican de leer historia, una acción recurrente de la política, hasta para permitir a uno de los Monagas exclamar que ese era un librito que servía para todo. Uno recuerda a la presente  evaporada y algunos conceptos básicos como las normas primarias que permiten una convivencia de un cuerpo social que sabe de la referencia a la hora de administrar los conflictos propios y necesarios de la política.

El país persiste en un punto peligroso. La economía sigue allí, con su carga de molestias y déficits. Los estudiantes, sobre los cuales las cifras espantosas prueban que jamás habían sido tan golpeados contando desde que Colón avizoró estas tierras, siguen allí, con errores propios de la juventud, pero incansables. La ratificación explícita del régimen sobre su encierro apunta a un gotero medio tapado a la hora de soltar una concesión de libertad o una ligerísima corrección del rumbo. El conflicto está intacto. El país no.

Teódulo López Meléndez
tlopezmelendez@cantv.net
@TeoduloLopezM

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