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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
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lunes, 5 de enero de 2015

RAFAEL BELLO, GLORIA AL GRITO LIBRE


RAFAEL BELLO
 Entre abrazos de renovación de fe, el compromiso se reconforta y la esperanza se abriga en la condición auténtica y noble de ser venezolano, en una noche donde la familia se reúne y el alma grita libertad. Si, es Venezuela. Es un país que está unido en la determinación a la que no se renuncia jamás, porque nació con el sentimiento libre en sus montañas y caminos. En la inmensa  llanura que abraza historia republicana y en el azul donde navega la intrepidez con el rumbo franco de la libertad de la Patria. Son los hombres y las  mujeres de esta nación sin límites en la conciencia libre de su trascendencia histórica, que no los domina y menos los vence, la barbarie que oprime y ciega vidas de la juventud que se levanta y se reencuentra en su proceder con la historia y la gloria. 

 Este es el grito en el abrazo de ese encuentro venezolano y el compromiso de la unión sin otro interés que la libertad y la paz. Porque ello está por encima de actitudes oportunistas, mezquinas y fuera de todo sentido patriótico en esta hora de dolencias sucesivas, pero también, de espíritu decisorio del cambio por el que se lucha en afán definitorio de la libertad y, con ello, la vigencia del sistema democrático.
 Las libertades públicas no constituyen una acción de gracia a la medida del accionar autoritario. Ese accionar responde al proceder dictatorial totalmente ajeno al espíritu democrático de los venezolanos. Y frente a esos procederes fuera del marco del estado de derecho, se levanta la historia de la libertad en su razón de ser de una sociedad que nació para ser ejemplo de dignidad republicana. Es el pueblo venezolano que hace suyo ese derecho insustituible que se moviliza en las calles con el espíritu profundamente vinculado a la independencia, con su juventud estudiantil y trabajadora al frente en la determinación de una sociedad que, desde hace tiempo, no cesa en su lucha democrática.
 Es el pueblo afincado en sus valores y principios que se sobreponen a las ambiciones perturbadoras antidemocráticas. Es, entonces,  en la justa  medida del accionar colectivo en la defensa de la libertad, que se asume la legalidad,  decencia y honradez en la orientación y conducción de los destinos públicos. Ello significa la actitud relevante, imperativa y necesaria al servicio del país en la reconstrucción que nos une y convoca. De allí el encuentro que se funde en la actitud perseverante de millones de hombres y mujeres en la reconquista de los derechos democráticos. Es la permanencia que, en la historia republicana,  constituye el ideal supremo de la unidad nacional, razón militante de quienes se saben comprometidos con el destino democrático de Venezuela.  
Es la nación con el libre grito de gloria que llama sin distingo de ninguna índole para que las libertades públicas respondan en el cometido de la legalidad y activen la vida venezolana en el acatamiento de la significación profunda y aleccionadora de lo que representa el pensamiento democrático. Este es el grito de nuestra juventud valiente que se afinca en su tenacidad del cambio para una vida en libertad. No es el libertinaje lo que la motiva. Es por el contrario, la razón y la justicia la fortaleza de sus convicciones y su entrega por el ideal democrático. De allí el impulso que alimenta la lucha democrática que nada ni nadie puede detener, porque es la Venezuela que abre caminos de conciencia libre con su Tricolor Nacional Siete Estrellas. 
 Es hora de volver a transitar los espacios donde el pensamiento fluye con el ideal superior de los pueblos libres. En ello los venezolanos resguardamos la permanencia de las enseñanzas de quienes entendieron hasta donde es posible el sentimiento de llevar la libertad en el alma.

Rafael Bello
bello.rafael@yahoo.es
@unidadylagente

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viernes, 29 de agosto de 2014

ALEJANDRO SOSA RÖHL, TRAGEDIA Y GLORIA DEL VENEZOLANO

Aunque crea en la individualidad de cada persona, puedo ser cualquier venezolano que sufre al no encontrar futuro en su país, donde parecen inexistentes las esquinas capaces de darle la vuelta al azar del destino.

Viendo a tantos venezolanos que decidieron darle la espalda, pareciera que el tiempo ha muerto. Dejaron que el sistema comunista lo consumiera, con tal de satisfacer su rancia vanidad. El tiempo de los venezolanos no circula: gira. Los que vivimos en estas tierras sentimos que se forma un círculo alrededor de un eje, que es el dolor nacido del chantaje de la pasividad y el conformismo. ¿Qué nos queda cuando los párpados de aquellos que pueden definir el destino están cocidos con hilos de hierro? ¿Qué hacemos al mirar al mundo y ver que dominan los colores del mal? Todo está en llamas y el venezolano le voltea la mirada al fuego, para acurrucarse en su propia frialdad; no importa si este fuego también le quemará… su tragedia es cómoda.

Muchos conocemos el sentimiento y nuestra alma se encoleriza. Esta ira no es siempre negativa, pues podría ser el ingrediente que necesitan nuestros jóvenes corazones -sin hacer alusión a la edad- para rebelarse ante ese poder que busca quebrar consciencias, y reinar sobre la vida de seres no humanos – meras existencias orgánicas. Sí, en Venezuela todavía quedamos jóvenes, y nosotros no confundimos este sentimiento con resentimiento; al contrario, encontramos la metamorfosis que yace en él, la misma que nos motiva a realizar lo extraordinario: un 12 de febrero, por ejemplo. Tenemos este encuentro solemne para llorar a nuestros muertos, sin abandonar sus sacrificios a las garras del olvido; para que nuestras rodillas no flaqueen frente al majestuoso minotauro que consume todo lo bueno; para no resignarnos ante una realidad creada por el ilusionista de lo macabro; para hacer justicia en donde la injusticia se hace emperatriz; para no perdernos en el odio que pudre la mirada; para disparar nuestra imaginación hacia la gloria.

Muchas cosas podrán ser reprimidas por este régimen y sus colaboradores, pero a lo que más le temen es a aquello que no sucumbe a su miserable control: es la procesión que llevamos por dentro, esa que, en momentos de silencio, tiene sus maneras de expresarse. Pero cuando ésta ya no se puede contener en su celda de convencionalismos, se lleva lo que encuentra a su paso para destruir a quienes legalizaron el sacrilegio.

Soy fiel creyente en el corazón de esta Nación, que no se amilanará ante el miedo que inyectan los cobardes – esos que solo conocen la nada, porque evaden tanto la dicha como el sufrimiento. ¿Acaso no nacieron muertos?

El comunismo es un sacrilegio hecho ley. Y, como todo lo que es contrario a la naturaleza, su destino es el ocaso, uno que será precipitado por los jóvenes. Así, pues, también vetaremos cualquier acción contradictoria que se imponga para hacernos sentir satisfechos con lo inaceptable. Ante el pesar de quienes defienden los antivalores, lo único que triunfará en esta batalla es la coherencia, que reposa en las hazañas que conquistarán la Libertad. En consecuencia, el destino de los camaleones, escondidos en su conveniente camuflaje, está escrito de su puño y letra sobre las contradicciones que ellos mismos crearon.

El eterno proceso electorero, promovido por los colaboracionistas, será ilegitimado junto con sus espejismos. La conocida verdad de que a través de votaciones no se tumba a una tiranía, sino que solo se le atornilla, abandonó nuevamente su clandestinidad. La trillada frase «aún no es el momento» revuelve el estómago juvenil, porque sabemos que Venezuela no puede esperar, y que el desplome ha de sufrirlo el sistema político y no la Nación.

Los flamantes congresos ciudadanos no son más que otra movida del ilusionista para marear nuestra voluntad libertaria. Es otra distracción más, un teatro que pretende entretener y mantener ocupados a aquellos que buscan -exasperados- salir de esta tragedia que pudre la gloria. No hay alimentos, los cadáveres se amontonan en los barrios como basura, no hay medicamentos para curar las enfermedades -de cuerpo o de alma-, no hay garantía alguna de servicios básicos… no hay destino que consuele el futuro de nuestros hijos y no hay Libertad. Ya no estamos en condiciones para sacar cálculos ilusorios y celebrar con papelillos. Varios de los “políticos” que promueven este nuevo truco de magia, reiteraron antes que esto era una dictadura y que no podíamos salir de ella a través de elecciones. ¿Adónde creen que se dirige este congreso? La respuesta es demasiado obvia. Esta es otra demostración de la incoherencia que define a los “políticos” (o debería decir tenderos políticos) en Venezuela.

La Constituyente, promovida por quienes buscan desvelados evadir el genuino origen de nuestra tragedia, es un delicioso banquete para este régimen. Su naturaleza es legitimadora: pasa como agua por un filtro sucio. Representa una calculada deformación del verdadero objetivo de la lucha. Es evidente que la MUD y sus principales dirigentes no tienen apuro en liberar al país de este sistema que nos aniquila; al contrario, parecen cada día más desesperados por revertir la tendencia emancipadora de la Resistencia. Observamos que el único tiempo perfecto es el de nosotros mismos, y debemos apoderarnos de la meta. El protagonismo de la MUD fue sepultado, ahora nos toca a los venezolanos despiertos tomar las riendas de un caballo aparentemente indomable, y dirigirlo hacia las cumbres de lo trascendente. Esperar-esperar-y-esperar es una droga que pretende obnubilar nuestros libres sentidos, para esclavizarnos. ¿Lo permitiremos?

Los que balbucean nerviosos sus incoherencias han de ser borrados del escenario; esto es decisivo para nuestro futuro. Los creadores de la órbita en la cual el tiempo quedó apresado tienen que ser finalmente derrotados. ¡Esta es una lucha entre incongruencia y consonancia, mediocridad y excelencia, miseria y dignidad, comunismo y Libertad, tragedia sin gloria y gloria trágica!

Invito a compactarnos en torno a la magnánima gesta de la Venezuela Futura, que va siendo percibida por espíritus jóvenes y libres… De repente, esa Venezuela es, en virtud de las consecuencias, un país que existe.

Alejandro Sosa Röhl
AlejandroSosaRöhl@gmail.com
@VFutura
@SosaRohl95

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miércoles, 9 de abril de 2014

RAFAEL BELLO, PELAZO TOTALITARIO

La juventud que no arriará las banderas de la dignidad y la gloria

Todo marcha vigorosamente a la conquista del pundonor nacional con el ímpetu de libertad del pueblo venezolano. El tiempo abraza la causa que está en la calle en las diferentes regiones del país y marca su determinante decisión. Es mucho el sufrimiento, pero también está sobrada la valentía de la juventud que estudia y trabaja. Esa juventud que se enfrenta al terror de la barbarie comunista.

Con la lucha febril y sostenida en valores y principios que orientan la vida del ser humano, los pueblos vencen la adversidad y abren horizontes de convivencia de dignidad y grandeza para la plenitud del derecho y la justicia social. Por eso la lucha de los venezolanos tiene sentido heroico y supremo en el tiempo.

Ha sido capaz la fuerza de las convicciones democráticas de la juventud, con los demás sectores de la Venezuela que no se rinde ante las atrocidades de la delincuencia dictatorial, de la unidad nacional en esta hora de decisiones históricas definitivas. Los asesinatos de jóvenes encienden el espíritu de lucha libertaria de los venezolanos. Es la llama que se esparce por todos los caminos de esta tierra de libertad. Esta es la unidad nacional, digna, valiente y decidida por el cambio para la justicia y la paz.

En Venezuela se han cometido y cometen a diario delitos de lesa humanidad. Delitos que no prescriben en los que están incursos los depredadores del erario nacional que se creían intocables. Así se lo creyeron pero ahora el brazo tendido de la justicia los señala por actos criminales contra el pueblo. No se imaginaron ni en sueño que el pueblo venezolano en algún momento haría uso de su condición existencial de pueblo libre. Creyeron que Venezuela era una nación de vasallos pero se echaron el pelazo de los tiempos. Es La independencia de cinco naciones. La juventud que no arriará las banderas de la dignidad y la gloria.

Rafael Bello
bello.rafael@yahoo.es
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miércoles, 18 de septiembre de 2013

EDILIO PEÑA, LA GLORIA DEL MARTIRIO

La guerra es una tragedia administrada por la técnica armamentista. Es el arte de la muerte. El parque militar de los ejércitos es sustentado por ese principio práctico en que deriva la política, una vez agotada. 

En campos de batalla, bandos enfrentados celarán poseer mayor poder de fuego que su contario, en la medida en que el fragor de la lucha acrecienta el deseo de triunfar. 

Aunque no siempre es suficiente el poder de fuego, si los conductores de la guerra no poseen ingenio militar para implementar tácticas y estrategias novedosas que sorprendan al enemigo, para conseguir derrotarlo. 

Agotada la técnica armamentista tradicional, así como la capacidad de los conductores militares, la ética de la guerra establecida en pactos, tratados o convenciones –como el de Ginebra- sucumben a la tentación de violarlo y hacer uso de armas letales prohibidas, pretendiendo acortar el camino hacia la victoria. Los hallazgos científicos y micro electrónicos terminaron por convertir la técnica armamentista en sofisticado instrumento de horror, para aniquilar tanto al enemigo como a inocentes que los secundan, asomados a una ventana o jugando en medio de una calle, bajo la lluvia de la metralla.

Víctima absoluta de la guerra es la inocencia, representada por los niños. 

Exterminados antes de tener memoria suficiente para recordar y comprender por qué ahora lucen la piel de un anciano, el desmembramiento del cuerpo, o el rostro del monstruo que les aterrorizaba en sueños. 

El retrato de Dorian Gray
Quien triunfa en una guerra, teme después que sobrevivientes de soldados muertos en combate, hayan procreado un fruto amado  e inocente, que les vengue a futuro. 

Los dictadores, en el poder por vías de guerra civil, religiosa o revolucionaria, sufren la idea de que en su contra se fragüe un tiranicidio desde la edad más temprana. El gusano del desvelo los lleva a blindarse en impenetrables anillos de seguridad, a pesar de que en el bosque profundo de la noche, sospechen que en algunos de estos anillos, se halla su virtual y frío asesino, como el espectral cuchillo que conduce a Macbeth a matar al rey Duncan, en la obra de William Shakespeare.

Aun en su senectud, Fidel Castro no puede sentirse seguro en sus pesadillas de sangre, de la inocencia sembrada que dejó el general Arnaldo Ochoa, después de que Castro ordenó su fusilamiento por ser  rival seguro, que lo hacía temblar de envidia ante la leyenda de Ochoa, ganada al frente de cuarenta mil hombres en batallas de campo, allá en el corazón de África. 

Guerra que Fidel Castro no podía dirigir a través de un teléfono satelital, mientras asesinaba con alfileres rojos,  el mapa del extenso continente negro. 

Aquél que mata por razones mezquinas o gloriosas, inevitable es que desate el león de  la venganza. Será acechado por éste, y los muros del poder no serán suficientes para preservarlo ni de su misma paranoia. 

En el porvenir, la víctima puede ser encarnada por alguien inesperado, y ejecutar sin dilación, al victimario o dictador. Quien disparó a la cabeza de Muamar Gadafi, es uno de ellos.

El dictador advierte el peligro en la flor de la inocencia. Apura convertirla en aliada fiel o sus pétalos, en sangre. 

Hitler creó un ejército de niños dispuesto a dar la vida por él. El anterior presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad -quien fue instructor de la organización Basij-, adoctrinaba niños para la gloria del martirio, forzados a inmolarse durante los ocho años de la guerra contra Iraq. A estos niños, que marchaban con una llave de plástico en el cuello, Ahmadineyad les asignaba la  terrible tarea de barrer campos minados por iraquíes, a cambio de prometerles, una vez que estallaran las minas, llegar pronto al paraíso. 

Luego, en honor  a los mártires inocentes, los tanques iraníes pasarían raudos sobre sus restos diseminados y vencerían finalmente a los enemigos iraquíes. Mahmud Ahmadineyad como presidente en ejercicio de Irán, recibiría una réplica de la espada de Simón Bolívar, por parte de Hugo Chávez. Quizá el finado presidente, ensoñaba tener también, un ejército de niños a disposición de su   aventura totalitaria.

Quien usufructúa la presidencia de Venezuela, se ha hecho solidario y corresponsal del gobierno criminal de Siria, –con asombroso nivel de insensibilidad- en la masacre más espantosa con gas Sarín ejecutada en el siglo XXI, por órdenes de Bashar al-Asad, donde numerosos niños murieron. 

Con su declaración, el ilegítimo expone a la sociedad venezolana, al convertirla en objetivo militar de esa organización terrorista que combate contra el ejército sirio: Al Qaeda, la misma que degrada y entorpece a la verdadera oposición de Siria, en su accionar contra el dictador Bashar al-Asad. 

Recordemos que es costumbre de Al Qaeda, en sus acciones terroristas en el mundo, no importarle la geografía, si tiene que ir tras sus enemigos, así sean inocentes que sueñan con ir al paraíso, pero no por los senderos de la muerte.

edilio2@yahoo.com
@edilio_p

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jueves, 5 de septiembre de 2013

CARLOS ALBERTO MONTANER, POR QUÉ SE VA A LA GUERRA.

Hay dos gravísimas falsedades de muy difícil desarraigo instaladas en la consciencia de las gentes. Veamos la primera.

¿Por qué van a la guerra los poderosos? La explicación más frecuente es que lo hacen para apoderarse de los recursos ajenos.

En realidad, eso casi nunca es cierto. Para que lo fuera, sería necesario que las naciones estuvieran gobernadas por élites o jefes decididos a mejorar la calidad de vida de la colectividad por medio de acciones sangrientas y costosas desatadas contra otros pueblos.

Tal vez eso fue cierto cuando el bicho humano vivía en cuevas y cazaba en pequeños grupos, pero no cuando la especie evolucionó, desarrolló la agricultura y creó las bases de las sociedades modernas.

Es absurdo pensar que Estados Unidos fue a pelear a Irak para quedarse con el petróleo. La Guerra de Irak ya les ha costado a los contribuyentes norteamericanos 784 000 millones de dólares. Si le sumamos el conflicto afgano excede de un billón de dólares (trillón en inglés).

Esa cifra es más alta que el costo de la Guerra de Corea a precios actuales. Comprarle y revender la energía a Irak, que es lo que hacen las empresas petroleras, es un buen negocio para todos. Arrebatársela a tiros es incosteable.

Intervenir en Siria para saquearla sería, además de un crimen, una soberana estupidez. Siria exporta menos de 150 000 barriles diarios de petróleo y su per cápita anual es de apenas $3 400 dólares. Es una sociedad muy pobre, torpemente manejada.

Es ridículo pensar que la motivación de Washington o París es robarle sus pocas pertenencias a ese polvoriento rincón del Medio Oriente. Sería como matar a un pordiosero ciego para despojarlo de los lápices que vende.

Si Estados Unidos quisiera apoderarse de un país petrolero muy rico tiene en su frontera norte a Canadá, pero tamaña barbaridad no se le ocurre a nadie en sus cabales.

La segunda falsedad es que las guerras sirven para dinamizar las economías. A veces hasta los premios Nobel la suscriben. Paul Krugman, por ejemplo. Lo que indica que nadie está exento de decir bobadas, por mucha fama que se tenga. Afortunadamente, otros premios Nobel opinan lo contrario. Joseph Stiglitz, por ejemplo.

Quien tiene razón es Stiglitz. Las guerras, además de aniquilar a miles de personas, destruyen bienes materiales, pulverizan las infraestructuras, provocan inflación, inhiben la formación de capital y asignan perversamente los recursos disponibles.

Es posible que los fabricantes y mercaderes de armas se enriquezcan, pero eso sucede al costo de empobrecer al 99% del tejido productivo del país. Con lo que cuesta fabricar un portaviones hay recursos disponibles para poner en marcha cinco mil empresas generadoras de riquezas y creadoras de empleos.

Es absurdo pensar que el reclutamiento de soldados es una forma razonable de contribuir al pleno empleo. Lo ideal no es tener una sociedad con millones de personas uniformadas que no producen bienes ni servicios apreciables, sino disponer de un denso y diversificado aparato empresarial con millones de trabajadores productivos. Suiza se ha convertido en el país más rico del mundo evitando las guerras, no participando en ellas.

John Maynard Keynes creyó que la Segunda Guerra mundial había contribuido a ponerle fin a la depresión provocada por el crack del 29, pero su confusión probablemente se debió a que no tenía la información adecuada.

Cuando Estados Unidos entró en ese conflicto, habían pasado 12 años del inicio de la crisis y se estaba en franca recuperación. Pensar que la guerra ayudó a fortalecer la economía americana es como suponer que el terremoto que devastó a San Francisco en 1906, o el huracán Katrina del 2005 que anegó New Orleans y mató 1831 personas, sirvieron para revitalizar el cuadro económico general del país.

Y, si las guerras son tan malas, y si, en realidad, casi nadie se beneficia, ¿por qué los gobernantes recurren a ellas? La respuesta hay que encontrarla en la compleja psiquis humana.

Van a la guerra por oscuras razones enmascaradas tras elocuentes discursos morales y patrióticos, por el poder y la gloria, por el placer de mandar, por ensoñaciones ideológicas, por arbitrarias construcciones teóricas y estratégicas que casi siempre salen mal, por vengar agravios, por supersticiones religiosas, políticas o étnicas. A veces, pocas, por la libertad, en busca de derechos o para defenderse de una agresión. Es la extraña naturaleza humana.

carlosa.montaner@gmail.com

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miércoles, 6 de marzo de 2013

ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, EL PODER Y LA GLORIA

"Tuyo es el reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos, amén."

Recién llegado a Venezuela, hace 35 años, León Rozitchner, un notable pensador argentino llegado a estas tierras del Señor escapando de la siniestra dictadura militar del general Jorge Rafael Videla,   me advirtió refiriéndose a las ya por entonces estremecedoras cifras de homicidios y una cierta displicencia con que esas trágicas desapariciones eran asumidas por la sociedad e incluso por sus propios deudos: “los venezolanos no se mueren: se les acaba la vida”. 

Hondamente influido por el sentido trágico de la vida tan castizo, tan peninsular y al mismo tiempo tan mediterráneo que se ha infiltrado en el corazón de mi país de origen, donde la muerte desata auténticas tragedias y el desgarrador dolor que afecta a los deudos no puede ser acallado ni por obligaciones sociales, no dejó de impresionarme el comprobar que, en efecto, la muerte afecta a los venezolanos si no de forma discreta, como incomodada, por lo menos de manera muy distinta a cómo se la sufre lejos de estos trópicos. Donde se la enfrenta con un desgarramiento metafísico.

Jamás sabré si es por exceso de coraje o por falta de compromiso existencial con el Ser y con el Tiempo: lo cierto es que arrasados por la fuerza arrolladora del momento, de la circunstancia, de la deslumbrante claridad del Caribe, vivimos el día a día, apurando el cáliz del instante, como si fuéramos eternos y jamás tuviéramos que enfrentarnos al momento postrero, aquel en que se agota el privilegio maravilloso de asomarnos al mundo y ser la espléndida, la inigualable manifestación de la existencia de Dios. Una mujer o un hombre, dotados de la capacidad de amar, de sufrir, de llorar, de reír, de sacrificarnos por un ideal, un sueño, una esperanza. Extraviados por la inútil ambición del reino, del poder y la gloria. Dioses mortales poseídos por la aspiración de alcanzar la eternidad.

Para volver a la tierra de la cual viniéramos a la vida. Polvo fuimos y en polvo nos convertiremos.

He pensado en ello desde que tras el desvelamiento del cáncer presidencial, en junio de 2011, algunos de los médicos conocedores de este mal terrible nos hicieran saber que dado el diagnóstico que se diera a conocer, su vida no podría prolongarse más allá del mes de abril de este año 2013. Lo asombroso fue que una predicción de naturaleza estrictamente científica, corroborada de manera trágica esta tarde cuando el reloj de Venezuela indicaba las 16 y 25 minutos de este desde hoy nefando 5 de marzo, pretendió ser silenciada incluso con el destierro del mensajero. Que se le negara toda verosimilitud y se lo considerara parte de una aviesa conspiración de las fuerzas ocultas del mal. Desde luego imperial y de derechas. Y que en lugar de procederse con la sabiduría, la grandeza, el sentido de la responsabilidad ante la inminencia de la muerte del primer magistrado de la República, que exigía abrirle el corazón a la Venezuela entera, para evitarle males mayores que los que ya padece precisamente por culpa de sus desafueros, el cáncer presidencial pasara a ser instrumentalizado como una carta marcada en el odioso tablero del engaño, del poder y la gloria. Llegando tan lejos como para obligarlo, ya desvitalizado, menguado en sus capaces intelectivas, exhausto hasta la desesperación y a meses de su deceso, a competir en un ardoroso proceso electoral que no haría más que precipitar el agotamiento de sus defensas arrastrándolo a la muerte. Confrontando de manera inmoral e inescrupulosa la verdad de su inexorable e inmediato final con la brutal mentira de las ambiciones de sus validos. Y particularmente de quienes, desde La Habana, le chuparan hasta la última gota de sus fuerzas vitales para mantener con vida las suyas, ya desgastadas por el terrorífico ejercicio de una infame y brutal tiranía de 54 largos e interminables años.

Lo que no puedo menos que admirar, es que a pesar de los pesares y sabiéndose cercano al fatal desenlace no titubeó a la hora de hablarnos de la gravedad de su mal: desde la dimensión del tumor que le fuera extirpado – del tamaño de una pelota de beisbol, dijo con ese peculiar orgullo de quienes cuentan de las adversidades que enfrentan - hasta el temple sereno con que enfrentó su viaje hacia la muerte, en esa memorable y conmovedora alocución del 8 de diciembre. Sabiendo que se enfrentaba a su última batalla y perfectamente consciente de que la palabra de Dios – o del destino, como quiera llamársele – era inexorable, una santa palabra, dictó su testamento. Con una entereza verdaderamente admirable. Fue hacia la muerte, que sabía inexorable. Sin titubear un segundo. Así ni siquiera llegara a imaginar que ese testamento sería burlado por las mezquindades asesinas de sus preferidos mientras su corazón todavía palpitaba.

También me admira que haya disputado el Poder sacrificando su propia existencia, preocupado hasta su último aliento por salvar aquello en lo que creyó. Una pulsión vital que le costará a la República sangre, sudor y lágrimas. Una ruindad difícilmente reparable. Y no trepido en repetirlo: un delirio, una locura, una insensatez que no merecía ni el sacrificio de su vida, ni la de cientos de miles de venezolanos, hundidos en la sangre y el dolor por una absoluta ausencia del sentido de la verdadera grandeza. Un mal de la República. Para terminar en brazos de quienes no vieran en él más que la ingenua y generosa fuente de su agostada supervivencia. Hasta reducirlo a despojo de sus insaciables ambiciones. Sin duda, un triste y trágico final.

El 30 de diciembre, a las 4 de la tarde, mientras escribía alguno de mis artículos, afligido por vivir las fiestas de fin de año más tristes de mi vida, ya septuagenaria, sentí un súbito dolor en el pecho, una angustia, una inexplicable sensación de orfandad. Y rompí a llorar.  Supe en ese instante que Chávez se nos moría. Y con él 14 años  de vida, de esfuerzos, de esperanzas, de angustias. De inútiles, fútiles y muy dolorosos enfrentamientos. Entonces comprendí que algo muy atávico, muy profundo, incalculablemente valioso me ata a este pueblo, como a ningún otro. Se moría un adversario, que marcó a sangre y fuego 14 preciosos e irrecuperables años de mi vida. Cuando más hubiera querido la paz y el sosiego del retiro. A pesar de lo cual, su lenta extinción me acongojaba. Porque más allá de tantos sufrimientos y desventuras causados por su delirio, era un venezolano de excepción. Que Dios lo tenga en su gloria. Y que por fin, tras estos años de errores sin fin y extravíos sin rumbo, de esta delirante búsqueda infructuosa, encuentre – y encontremos todos - la paz que todo hijo de Dios se merece.

Que en paz descanse.

sanchezgarciacaracas@gmail.com

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miércoles, 22 de agosto de 2012

CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL, JULIAN ASSANGE DE LA GLORIA AL INFIERNO

Julian Assange es un periodista, programador y activista australiano que se le conoce por haber sido el fundador y editor de un sitio en Internet denominado WikiLeaks, sitio  que se hizo famoso por haber obtenido a través del ex soldado estadounidense Bradley Manning  cables diplomáticos secretos de los EEUU enviados desde sus embajadas en todas partes del mundo, cables  que luego  compartió a cambio de dinero con los grandes periódicos del mundo. 
En su sitio, WikiLeaks dice tener como objetivo “Llevar noticias e información al público. Ofrecemos una forma innovadora, segura y anónima para las fuentes de fugas de información a nuestros periodistas (nuestro buzón electrónico). Una de las actividades más importantes es publicar material original junto a nuestras historias de noticias para que los lectores e historiadores por igual puedan ver la evidencia de la verdad. Somos una organización joven que ha crecido muy rápidamente, basándose en una red de voluntarios de todo el mundo.” http://wikileaks.org/About.html
Por su trabajo Assange ha recibido premios entre los que se encuentran el que recibió en el 2009 Amnesty International UK Media Award (New Media) por exponer asesinatos extrajudiciales en Kenia, en 2010  fue galardonado con el Sam Adams Award,  lectores de la revista TIME escogieron, con una encuesta, a Assange como vice campeón de Person of the Year,  en abril de 2011 fue nombrado en la lista Time 100 de las personas más influyentes y una encuesta informal de editores en Postmedia Network lo nombró el más relevante del año después que seis de 10 encuestados han sentido que Assange ha "afectado profundamente el cómo la información es vista y entregada". El periódico francés Le Monde, una de las cinco publicaciones que cooperaron con WikiLeaks para publicar el documento leaks, lo nombró persona del año con 56% de votos en su encuesta online.
Sin embargo, Wikipedia, otro sitio de Internet conocido como una de las bibliotecas digitales más grandes del mundo nos revela algo que nos sorprende y a la vez explica en parte el comportamiento de este personaje tan controversial que en su juventud ya mostraba ciertas características que lo pondrían en aprietos con las autoridades australianas, veamos lo que nos dice esta fuente:  “Assange ayudó en 1997 a escribir el libro Underground de Suelette Dreyfus en el que se le acredita como investigador. Comprende desde sus experiencias de adolescencia como miembro de un grupo de hackers llamado Subversivos Internacionales, por lo que, en 1991, la Policía Federal Australiana asaltó su casa de Melbourne. La nota agrega más adelante lo siguiente: “Assange ha accedido a varias computadoras (pertenecientes a una universidad australiana, a una compañía de telecomunicaciones, y a otras organizaciones) vía módem para detectar errores de seguridad. Posteriormente se declaró culpable de 24 cargos por delitos informáticos y fue liberado por buena conducta tras ser multado con 2.100 dólares australianos.
Como ven, Assange con su capacidad de hacker violaba reglas desde joven y desde ese entonces se dio cuenta de  la  mina de oro que esto podía representarle.
Como periodista se refugia en esta profesión precisamente para sentirse respaldado por los medios y este gremio que busca la libertad de expresión, pero que muchas veces actúa para y por sus propios intereses
 -hacer dinero o hacerse famoso-  sin importar si violan o no las reglas y disposiciones legales de los países.
Para nosotros  Julian  Assange y sus WikiLeaks quedaron en deuda, revelaron información que no tenía mucha relevancia, la mayoría chismes de diplomáticos estadounidenses, hicieron mucho escándalo  mediático, pero nada más, no se encontraron grandes conspiraciones como lo esperaban los enemigos del “imperio” y los documentos los explotaron sacándoles el máximo provecho económicamente.
Quedaron en deuda además,  porque  no han difundido información similar a estos cables diplomáticos de gobiernos opresores y menos democráticos como lo cuestionamos en un artículo  anterior cuando nos preguntábamos lo que sigue: “¿Cuanta diferencia habría en los informes diplomáticos redactados por los rusos, iraníes, venezolanos, cubanos, bolivianos, chinos continentales, coreanos del norte, argentinos o nicaragüenses al referirse a los Estados Unidos o sus funcionarios? ¿Cómo serán los informes de estos diplomáticos? ¿Serán redactados tan cuidadosamente que no encontraremos comentarios negativos o chismes sobre sus adversarios políticos? Francamente lo dudamos.”  http://www.carlosvilcheznavamuel.com/a-proposito-de-wikileaks-los-cables-que-me-hubiera-gustado-leer/
Perseguido por la justicia Sueca y con una orden de captura por violación y otros delitos menores Assange buscó evitar ser  extraditado en el Reino Unido por temor a que la justicia sueca lo extradite a los EEUU, pero los tribunales ingleses decidieron lo contrario y Julian por miedo se refugió en la embajada ecuatoriana en búsqueda de asilo político, cosa que está en duda como lo explica recientemente el periódico ABC de España cuando nos dice que: “No parece que sus circunstancias justifiquen esa consideración. La figura del refugiado político está fuertemente regulada por el Derecho Internacional Humanitario, y se refiere a casos en que existen indicios de que un individuo puede ser perseguido en su país de origen por razón de sus opiniones, sus creencias religiosas, su orientación sexual o el color de su piel. Ecuador le ha concedido el llamado «asilo diplomático», una figura contemplada solo en el ámbito latinoamericano y no reconocida por muchos gobiernos, entre ellos el británico. Deriva de la Convención de Caracas de 1954 y contempla la protección consular a un individuo y la emisión de un salvoconducto por parte del Estado anfitrión.”
http://www.abc.es/20120817/internacional/abci-preguntas-respuestas-assange-201208170153.html
Ahora, desde su nuevo asilo domiciliario -la embajada ecuatoriana en el Reino Unido- Assange le pide a Obama frenar la “cacería de brujas” contra WikiLeaks y lo insta a “hacer lo correcto”  Dijo además: “EE. UU. debe disolver la investigación del FBI. EE. UU. debe jurar que no procesará a nuestros empleados ni a nuestros simpatizantes. EE. UU. deben comprometerse ante el mundo a que no perseguirán a los periodistas por arrojar luz sobre los crímenes secretos de los poderosos.”       http://www.nacion.com/2012-08-20/Mundo/lider-de-wikileaks-hace--show---para-pedir-clemencia-a-ee--uu.aspx
Como vemos, esta historia no ha terminado, pero sí podemos afirmar que Assange pasó de la gloria al infierno.
carlosvilcheznavamuel@gmail.com

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