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jueves, 17 de julio de 2014
lunes, 25 de noviembre de 2013
ALFREDO CORONIL HARTMANN, LA ANTIPODA DE MISTER DANGER.
Ayer nos sacudió, la no por esperada menos dolorosa noticia, del fallecimiento del hermano de luchas y de ideales Eric Ekvall, un ciudadano y luchador ejemplar. Conocimos, muy superficialmente, a Eric cuando vino, apenas un muchacho, cargado de conocimientos, de eficaz y rápida inteligencia, acompañando a Joe Napolitan a asesorar -hace ya varias décadas- la campaña presidencial de Acción Democrática, aquel espigado gringo no se limitó a consustanciarse con Venezuela, se fundió a ella.
Dejé de verlo por muchos años, aunque sabía de sus actividades exitosas y brillantes, sin duda fue un profesional de primer orden.
Me tocó reencontrarlo en este "tiempo del desprecio" -como diría Andre Malraux- y había devenido en un ser tan criollo como yo, dispuesto a jugársela por devolverle la libertad y la dignidad al país que él conoció y adoptó como suyo.
En pocos meses le tocó vivir la tragedia de ver morir a su bella y joven hija, una de las mas recordadas Miss Venezuela, uno de los mas duros golpes que cualquier progenitor pueda padecer, sobreponiéndose a su agobiante pérdida, a las escasas horas de haber regresado al país, ya estábamos reunidos estudiando escenarios y estrategias de lucha civil y civilista para la reconstrucción de esta "Tierra de gracia". Poco había pasado, cuando en un viaje de trabajo a México, le descubrieron la misma artera y terrible dolencia
En estos lustros de oprobiosa guerra a todo lo que signifique evolución, progreso, bienestar, uno de los usos "oficiales" mas frecuentes ha sido el reiterar, con la machacona estolidez de los eunucos intelectuales, la necesidad de "odiar" al "extranjero", como si fuésemos, no solos los herederos de alguna gran civilización precolombina destruida por la conquista, como México o el Perú, sino ignorando la realidad sociológica de que somos un país gloriosamente mestizo, en el cual la población "indígena" no llega al 1% de la totalidad. Recuerdo que en una oportunidad acudí a un programa de TV en el "Canal de todos los venezolanos" ese canal 8 que después fue de Mario Silva y una morralla de cafres acomplejados. Me había invitado Ernesto Villegas y el otro entrevistado era el general Müler Rojas, en la conversación, entre tres amigos, porque así siempre los consideré a ambos y no puedo, ni deseo, evitar seguir sintiendo afecto por el sobreviviente, salió a relucir el obsesivo ritornelo de lo "endógeno" y "la oprobiosa planta del extranjero..." como dijo aquel otro orate de Cipriano Castro, yo pensé en recordarles la famosa frase de mi pariente Don Augusto Mijares: "... el problema indígena de Venezuela es que no hay indígenas", pero viendo el trío que formábamos, dije: no cabe duda, aquí estamos Ernesto Villegas POLJAK, entrevistando al general MÜLLER Rojas y a Alfredo Coronil HARTMANN, criollitos todos, puros y con plumas...
Así mas de una vez se pretendió calificar o descalificar a Eric por "gringo" el pueril argumento se estrellaba contra un sentido de pertenencia afectiva y de solidaridad con los dolores colectivos que ya serían deseables en muchos nacidos educados y enriquecidos en Venezuela y a costa de ella.
Es con hondo dolor que decimos hasta luego a este gran y ejemplar compatriota. Pronto deberemos respirar en la Patria libre y democrática que el soñó y por la cual luchó. Salud
NOTA: Recordando que ahora hay mucho "bachiller" que nunca ha leído a "Doña Barbara", me parece prudente aclarar que "Mister Danger" es un personaje de la gran novela de Rómulo Gallegos que, como su nombre sin ninguna sutileza lo indica, encarna el "peligro", el gringo malo asociado a los poderes feudales del llano de entonces, invadido de andinos gomeros y aventureros de toda laya que les servían de cómplices.En estos lustros de oprobiosa guerra a todo lo que signifique evolución, progreso, bienestar, uno de los usos "oficiales" mas frecuentes ha sido el reiterar, con la machacona estolidez de los eunucos intelectuales, la necesidad de "odiar" al "extranjero", como si fuésemos, no solos los herederos de alguna gran civilización precolombina destruida por la conquista, como México o el Perú, sino ignorando la realidad sociológica de que somos un país gloriosamente mestizo, en el cual la población "indígena" no llega al 1% de la totalidad. Recuerdo que en una oportunidad acudí a un programa de TV en el "Canal de todos los venezolanos" ese canal 8 que después fue de Mario Silva y una morralla de cafres acomplejados. Me había invitado Ernesto Villegas y el otro entrevistado era el general Müler Rojas, en la conversación, entre tres amigos, porque así siempre los consideré a ambos y no puedo, ni deseo, evitar seguir sintiendo afecto por el sobreviviente, salió a relucir el obsesivo ritornelo de lo "endógeno" y "la oprobiosa planta del
Así mas de una vez se pretendió calificar o descalificar a Eric por "gringo" el pueril argumento se estrellaba contra un sentido de pertenencia afectiva y de solidaridad con los dolores colectivos que ya serían deseables en muchos nacidos educados y enriquecidos en Venezuela y a costa de ella.
Es con hondo dolor que decimos hasta luego a este gran y ejemplar compatriota. Pronto deberemos respirar en la Patria libre y democrática que el soñó y por la cual luchó. Salud
Alfredo Coronil
acoronil@yahoo.com.mx
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Anónimo
jueves, 28 de marzo de 2013
ERIC EKVALL, DISCURSO VS. REALIDAD
Debe preguntarse: "¿Cuál es legado político que quiero dejar a los venezolanos?" Si se cree de verdad ser un David frente a un Goliat, que escoja muy bien la piedra que va a lanzar.
El discurso de Henrique Capriles la noche del
10 de marzo fue simplemente extraordinario. Quizás el mejor discurso político
que haya pronunciado en su vida. Por primera vez, desde que asumió la
candidatura de la oposición hace 11 meses, se mostró en perfecta sintonía con
el sentir de quienes viven la cruenta realidad de este país. Tuve la impresión,
y él mismo lo ratificó cuando dijo que había estado en consultas últimamente
con una amplia gama de ciudadanos, que Capriles por fin se había abierto a
escuchar opiniones diversas, que había derrumbado por fin el muro infranqueable
que sus operadores en el Comando Venezuela habían erigido para mantenerlo
apartado de las corrientes disidentes en la MUD, y aún más lejos de lo que sus
voceros llamaban despectivamente “los radicales”.
Cuando un político va a pronunciar un
discurso clave que dará el tono para toda su campaña, suele recurrir a
encuestas que lo ayudan a definir con precisión no solamente los temas más
importantes para su público target sino también sus propias fortalezas como
candidato y desde luego las fortalezas y debilidades de su contrincante.
En este sentido, el discurso fue casi
perfecto. Tocó las teclas que había que tocar. Primero, mantuvo un alto grado
de respeto para el difunto. A la vez, en
una maniobra de jiu-jitsu político magistral, señaló al PSUV y sobre todo al
entorno presidencial, mencionando por su nombre a quienes lo integran, como
aquellos que habían faltado al respeto de su presidente. No observaron ni un
minuto de silencio en la ceremonia de juramentación de Maduro en la Asamblea
Nacional. Y nos hizo recordar que, desde
hace por lo menos diez años, los fieles seguidores de Chávez vienen culpando no
al presidente sino al entorno presidencial por las promesas incumplidas, la
corrupción y la ineficiencia de su gestión. Allí metió el dedo en la llaga.
Dijo que Maduro y Cabello encabezaban ese entorno maloliente, y que lo único
que les importaba, a diferencia de Chávez, era el poder y el dinero, pero no el
país, y aún menos el pueblo. Quitó el manto de santidad en el cual se habían
arropado e hizo hincapié, dirigiéndose a los mismos seguidores de Chávez, en la
diferencia que existe entre Chávez la figura redentora y los oportunistas que
lo rodean.
El hilo central del discurso fue el de La
Mentira, la característica que más define el régimen. Capriles citó a su
abuela, quien le enseñó a siempre decir la verdad. Y de allí dirigió una
verdadera ráfaga de balas retóricas contra su contrincante, a quien ahora llama
Nicolás, de tú a tú. Dijo que Nicolás mintió al afirmar que había
sostenido una sesión de trabajo de cinco horas con Chávez semanas atrás.
Aseveró que Chávez no murió el 5 de marzo, sino días, semanas o posiblemente
meses antes. El tema no tiene nada de
nuevo, está en la calle desde hace tiempo, no solamente en Altamira sino en
todo el país. Lo importante no es que se sepa y se hable de ello, sino que sea
el mismo Capriles quien lo haya señalado
y, además, con crudeza. Nadie, salvo los más fieles seguidores de Chávez, cree
el guión que el régimen ha montado y
sigue promoviendo, y dichos seguidores no sobrepasan el 30% de la población.
Capriles está en pie de guerra, y su discurso
lo demostró. Sus seguidores, sobre todo los que se sintieron defraudados el 7
de octubre cuando tiró la toalla y de una manera abyecta y dócil aceptó una
derrota sumamente cuestionada, seguramente se sentirán reforzados en su fe.
Sin embargo, quienes seguimos con lupa la
mecánica electoral y hemos tomado el tiempo requerido para investigar a fondo
exactamente cómo el gobierno manipula las elecciones, tenemos graves dudas
sobre la estrategia trazada hasta ahora por Henrique Capriles. En resumen, no vivimos en una democracia, ni
siquiera en una autocracia, donde se cuentan todos los votos, como afirman
repetidamente los voceros de la MUD, sino en una malandrocracia, donde se
fabrican votos al antojo del régimen. Si todavía existen dudas al respecto les
remito a la página web de la ONG Esdata, http://esdata.info/2012, donde las
discrepancias entre la versión oficial y la realidad de lo que ocurrió el 7 de
octubre están plasmadas.
En términos simples, se llama fraude. No
triquiñuelas, ni ventajismos, ni trampitas. Fraude. Díganlo de una vez. No
tengan miedo de pronunciar esta palabra que tiene atemorizados a algunos
opositores bienpensantes. Lean sobre
todo el informe Febres Cordero – Márquez, donde los datos demuestran que en el
mejor de los casos para Chávez la elección quedó en un empate técnico.
¿Qué hacer? Un creciente porcentaje de la
población cree que a pesar de su falta real de apoyo y sus profundas
contradicciones internas, los malandrócratas que manejan el régimen no
abandonarán nunca el poder por los votos, y cueste lo que cueste siempre
lograrán una ficticia “victoria electoral” con un ataque de fuerza bruta en las
urnas, como en efecto hicieron hace 5 meses.
A mi juicio tienen razón.
Entonces la estrategia de Capriles no debería
apuntar únicamente a ganar unas elecciones que nunca podrá ganar bajo las
condiciones actuales, sino también demostrar a los ojos del mundo que las
elecciones en Venezuela son una farsa. ¿Cómo hacerlo? En principio se debería
presentar incondicionalmente una serie de exigencias básicas a fin de aclarar
dudas sobre la confiabilidad del sistema.
En nuestro caso, por ejemplo, sería exigir que haya equilibrio en la composición de la junta directiva del CNE; que se haga una auditoría independiente del registro electoral (el cual no ha sido auditado exitosamente en más de diez años, durante los cuales la población creció en un 14% y el Registro Electoral en 58% entre 2003 y 2012); que se retiren las máquinas captahuellas de todos los centros electorales (en ningún país del mundo se usan estas máquinas para asegurar –supuestamente– la identidad del votante, y nadie en su sano juicio en un país democrático propondría que estuvieran ¡conectadas a la máquina de votación!); que se utilice tinta verdaderamente indeleble; que se retiren las laptops que miden el tráfico (e identifican a los votantes) en la entrada de los centros electorales; que se retiren las milicias de los mismos… y una cantidad de otras medidas para eliminar ‘trucos’ que en este momento dan una enorme ventaja al régimen.
Al hacer públicas estas exigencias, y
amenazar con no reconocer los resultados si no se cumplen, no solamente se
pondría al régimen contra la pared, sino que se atraería la atención de los
medios internacionales y se enfocaría el relato en la confiabilidad –hasta
ahora poco cuestionada– del sistema electoral.
La objeción principal que se ha oído a esta
propuesta (que fue planteada por cierto en junio del año pasado a Armando
Briquet del Comando Venezuela) es que no hay tiempo. No hay tiempo para una
auditoría, no hay tiempo para esto o lo otro. Pero si el propósito no es lograr
que se cumplan las exigencias (que por supuesto nunca se cumplirán) sino
demostrar que el régimen está jugando con cartas marcadas, basta con exigir
sólo UNA medida, una medida que apunta a la esencia emblemáticamente perversa
del sistema electoral venezolano.
Esta exigencia sería el retiro de las captahuellas. Los mismos técnicos de la MUD –y en particular Mario Torre, el gran defensor del sistema (ver http://bitakoraeva.blogspot.com/2012/07/video-sobre-el-sai-mario-torre-21-julio.html)– confiesan que no funciona el sistema de captahuellas-con-máquinas de votación SAI (acrónimo del Sistema de Autenticación (sic) Integrada) y sólo sirve para amedrentar al votante. De hecho, la mera existencia del SAI en los centros de votación viola dos preceptos sagrados del sufragio libre, según la misma Constitución de 1999, el Acuerdo de San José de la OEA, y la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU sobre la libertad del voto y el secreto del voto.
¿Entonces? ¡Fuera captahuellas! El CNE tiene
30 días para no conectar las captahuellas en las mesas de votación. ¿Es
factible hacerlo? Por supuesto. ¿Lo hará el CNE? Por supuesto que no. Pero allí
está el detalle. Henrique se habrá pronunciado públicamente, de manera firme y
enfática, en contra de un sistema de control social ‘orwelliano’. Si tiene bien claros sus principios, si tiene
el valor de defender a capa y espada el derecho al sufragio libre de los
ciudadanos y encuentra el coraje de lanzar un muy contundente ultimátum al
régimen, que se pronuncie: “Si no retiran las captahuellas, que sólo sirven
para infundir miedo en el votante, ¡no reconoceremos los resultados electorales
la noche del 14 de abril!”
Así se crea un impacto mediático contundente
e internacional. Y así se devela un régimen neo-totalitario que usa elecciones
fraudulentas para legitimarse a los ojos del mundo.
Henrique Capriles debe leer cuanto antes los
siete informes reseñados en dos de las publicaciones académicas y científicas
más prestigiosas del mundo, The International Statistical Review (6 diciembre
2006) y Statistical Science (noviembre 2011) que demuestran el fraude
tecnológico de las elecciones de 2004, además de los informes citados
anteriormente en este artículo. Y debe pensar muy bien su estrategia. Debe
olvidarse (si ya no se ha dado cuenta) que le será imposible ganar estas
elecciones, aun teniendo una mayoría de los votantes a su favor.
Debe preguntarse: "¿Cuál es legado político que quiero dejar a los venezolanos?" Si se cree de verdad ser un David frente a un Goliat, que escoja muy bien la piedra que va a lanzar.
corpstratcom@gmail.com
@corpstratcom
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domingo, 14 de octubre de 2012
ERIC EKVALL, FRENTE A LAS PRIMARIAS: VERDADES INCÓMODAS O LA FALACIA DE LA ECONOMÍA DEL VOTO. ESCRITO EL 25 DE ENERO DE 2012
1. El Silencio ensordecedor
Amigos
me comentan a diario sus apreciaciones sobre la situación política. “¿Qué te
parece el retiro de Leopoldo a favor de Henrique?”. “Diego y María Corina
tienen las mejores ideas, pero ninguno de los dos tiene posibilidades de
ganarle a Chávez”. “Yo creo que Diego está más claro en cuanto a la situación
política, pero polariza demasiado, y lo que necesitamos para ganar en octubre
es un candidato que sume en lugar de restar votos”. “Mira lo que dicen las
encuestas, Henrique tiene más apoyo y parece ser el único que puede sumar votos
y salir ganador en octubre”. “Pablo tiene el apoyo de los grandes partidos, sus
propuestas sintonizan con el chavismo, y puede garantizar una transición sin
violencia”.
Cada
vez que escucho este tipo de comentarios, tengo la sensación de vivir en otro
país. A tres semanas de las primarias muchos de mis amigos alimentan grandes
expectativas hacia el futuro: piensan que elegiremos un candidato opositor
y que si éste logra sumar alrededor de
él una siempre creciente mayoría de votantes insatisfechos con estos 13 años de
chavismo, con propuestas sensatas englobadas dentro una excelente campaña
electoral, tendremos grandes posibilidades de ganar las elecciones en octubre.
Entiendo
su postura, entiendo su razonamiento, y con cierta nostalgia quisiera compartir
su sueño. Pero la cruda e implacable realidad del entorno político en el que
vivimos no me permite ni soñarlo. En cambio, trato con paciencia de explicar a
mis amigos que a pesar de su optimismo – reflejado en ese slogan devenido tan
ubicuo en estos días, “2012, el Año del Cambio”- a pesar de la percepción de
que Chávez está cayendo en las encuestas y de que la oposición está
supuestamente más unida que nunca, los venezolanos no vivimos en democracia,
que esta es una dictadura, que los dictadores pueden celebrar elecciones – como
lo hacen en Cuba, Bielorrusia y otras dictaduras - pero nunca las pierden, y que la mafia
narco-terrorista-militar que se ha ido adueñando del país tiene tantos expedientes
abiertos y por abrir que nunca, nuncadejará el poder. Porque perder el poder
significa perder la inmunidad que confiere ser amo de un país soberano.
Usualmente
a estas alturas no pierdo mi tiempo en enumerar los estudios divulgados por
publicaciones académicas del más alto prestigio a nivel mundial que afirman,
sin ambages, que desde el 2004 el sistema electoral venezolano es un casino
donde el dueño del casino reparte las fichas según sus preferencias y determina
quién gana y quién pierde.
Ya no trato de explicar, cifras en mano, cómo la cuarta parte de los votantes inscritos en los últimos diez años en el Registro Electoral Permanente existe sólo en nombre. Aún cuando demuestro que casi el 100% de las personas mayores de 18 años en Venezuela están inscritos en el REP, y que hace cuatro años, sólo en el Distrito Capital, según cifras del INE, había una población mayor de 1.514.403 habitantes, mientras que dos años después, según cifras del CNE, 2.100.977 votantes del Distrito Capital estaban inscritos en el REP (www.analitica.com/va/politica/opinion/3093490.pdf).
Ya no trato de explicar, cifras en mano, cómo la cuarta parte de los votantes inscritos en los últimos diez años en el Registro Electoral Permanente existe sólo en nombre. Aún cuando demuestro que casi el 100% de las personas mayores de 18 años en Venezuela están inscritos en el REP, y que hace cuatro años, sólo en el Distrito Capital, según cifras del INE, había una población mayor de 1.514.403 habitantes, mientras que dos años después, según cifras del CNE, 2.100.977 votantes del Distrito Capital estaban inscritos en el REP (www.analitica.com/va/politica/opinion/3093490.pdf).
Repito: entre 2008 y 2010 (si uno acepta como verdad la absurda tesis que 100% de los habitantes mayores de 18 años en el DF están inscritos en el REP) el número de votantes aumentó en un 39%.
Tómese
un minuto para digerir las implicaciones de estas cifras oficiales – ¡cifras
oficiales! En dos años la población de mayores de 18 años en el Distrito
Capital ha crecido en un 39%.
Esto
nos lleva indefectiblemente a la conclusión de que 28% de los inscritos en el
Distrito Capital son votantes fantasmas.
Ud.
puede con toda seguridad extrapolar esta fórmula y aplicarla al resto del país,
sobre todo en las regiones rurales, donde más han crecido los nuevos centros de
votación (y la cantidad de votantes virtuales) y donde hay menos control por
parte de la oposición. Y no olvide que la oposición nunca ha podido establecer
y mantener una presencia firme en más de 60% de los centros de votación a nivel
nacional.
Examinemos
estas cifras desde una perspectiva global: En los países donde el registro es
voluntario, como es el caso de Venezuela, el porcentaje de votantes elegibles
(mayores de edad) inscritos en el registro electoral de sus respectivos países
oscila entre 70% y 75%, aún en las democracias más maduras. Partiendo de la premisa razonable de que el
65% de los venezolanos son mayores de edad, y que tenemos una población de 28,5 millones de habitantes, son18.525.000
los venezolanos mayores de 18 años.
¿Qué nos dice el CNE en cuanto a votantes inscritos en el REP? En diciembre 2011 contabilizó 18.338.913 votantes inscritos. Si aplicamos la fórmula aceptada según la cual entre 70% y 75% de los mayores de edad estaría inscritos en el REP, tendríamos una verdadera inscripción electoral que oscila entre aproximadamente 13 y 13.9 millones de votantes de carne y hueso. De ahí la cifra mínima de 5 millones de votantes fantasmas.
La
develación de esta burda y descarada manipulación, esta mentira tan obvia, tan
fácilmente comprobada, debería ser motivo de indignación ciudadana, de llamadas
a la acción, de manifestaciones nacionales, de reclamos a instancias regionales
e internacionales y de exigencias específicas por parte de la MUD para que se
investiguen de manera exhaustiva las cifras del REP y las metodologías
empleadas por el CNE y el INE a nivel nacional. Pero nada. Lo que se escucha es
un silencio ensordecedor, para muchos incomprensible, por parte de quienes se
ufanan de ser los dirigentes de la oposición.
1. 2.
Cambio de Paradigma
Uno
bien podría preguntarse por qué a veces con ciertos amigos me resigno a no
insistir en explicar con detalle la magnitud del fraude que el régimen sigue
montando a diario (el Registro está abierto; el CNE sigue inscribiendo
votantes, quizás votantes de verdad, seguramente votantes fantasmas) a fin de
asegurarse una holgada victoria el 7 de octubre.
La
respuesta no es fácil. Por un lado, muchas personas prefieren vivir una ilusión
cómoda en lugar de enfrentar una verdad incómoda. Muchas personas sencillamente
no logran cambiar de paradigma.
Cambiar
de paradigma significa desechar todo lo que uno cree saber sobre un asunto y
aceptar, basándose en nuevas evidencias, una nueva verdad. Nuestro planeta fue
creado hace entre 5 y 6 millardos de años, no es plano, y da vueltas alrededor
del sol, y no al revés. Hoy aceptamos estas verdades como tales, pero hace 500
años hacía falta ser un hereje para tener creencias así, y el conjunto de
dogmas de la Iglesia Católica Apostólica Romana garantizaba que al expresarlas
abiertamente los herejes pagaran con su vida el atrevimiento.
Frente
a las evidencias irrefutables sobre el fraude y confrontado con el hecho de que
no solamente estas evidencias se han hecho públicas desde hace muchos años
(aunque hayan tenido muy poco eco en los medios masivos de comunicación) sino
que todos los altos dirigentes políticos y candidatos a las primarias están al
tanto de esta información, el venezolano inteligente con conciencia cívica se
enfrenta a un terrible dilema. O sigue aferrado al paradigma convencional (la
MUD habla claro, actúa de buena fe, representa mis intereses, representa un
auténtico cambio, aspira apoyar a un candidato que remplace a Hugo Chávez,
etc.) o entra en un mundo desconocido, un mundo que en los mapamundis del siglo
XV los cartógrafos señalaban como Terra Incognita, poblada de monstruos. En
este mundo abundan los interrogantes, y escasean las respuestas claras. El mero
hecho de reflexionar sobre estos temas y hacerse estos interrogantes implica
que uno está cambiando un paradigma cómodo por un paradigma terriblemente inquietante.
Y para algunos eso implica coquetear con
la herejía; podría pagarse caro, muy
caro, ese pecado.
Por
ejemplo: si la MUD se resiste enérgicamente a reconocer, denunciar con
vehemencia y rectificar el carácter fraudulento de un sistema electoral que
garantizará sin duda una holgada victoria al candidato oficialista en octubre,
¿A qué intereses responde? Y la respuesta inevitable es que los líderes de la
MUD no están comprometidos con un cambio de gobierno. Algunos de los
candidatos, evidentemente sí y otros, aparentemente, no.
Hay
un dicho en inglés, “Politics makes strange bedfellows”, cuya traducción sería
algo como “en la política todo es posible” o, mejor dicho, “en la política
hasta los polos opuestos se pueden juntar”. En nuestro caso, pareciera que el
régimen se ha aliado con algunos poderosos jerarcas de la MUD, con el apoyo de
figuras claves en los medios de comunicación, para instaurar un Tribunal del
Santo Oficio de la Inquisición Electoral, desde el cual se impone a la fuerza
un dogma que consiste en no hablar del fraude, y así permitir no solamente la
reelección (¿indefinida?) del dictador o su candidato designado sino también la
instauración de un aparato burocrático opositor alimentado y controlado por el
régimen, el cual fungiría cual Pueblo de Potemkin, como Partido Unido de la
Oposición. Un Partido Unido de la eterna Oposición que satisfaría la necesidad
de este régimen forajido, criminal y terrorista, de presentarse como legítimo a
los ojos del mundo. Y para seguir alimentándose a sus anchas del erario
público.
Creo
que poco a poco los venezolanos opositores conscientes están cambiando de
paradigma. Por supuesto cuesta mucho hacerlo. Significa deshacerse de las
creencias y las lealtades reflexivas a través de las cuales uno ha ido construyendo
su realidad política durante toda una vida. Significa ver con ojos muy abiertos quién es quién, de verdad.
Significa, en una palabra, despertar, y ver el mundo como es, y no como uno
quisiese que fuera.
1. 3.
Cuentas claras
Como
asesor político con más de 35 años trabajando en tres continentes con decenas
de candidatos a todos los niveles, creía haberlo visto todo. Pero el actual
panorama electoral venezolano (el verdadero, no el que se le ofrece al público,
el pan y circo del show montado para las masas) desafía la imaginación.
Ahora
bien ¿Qué hacer frente al pan y circo de las primarias? Porque, recordémoslo,
el mismo régimen, actuando a través del CNE – que tiene una trampa mortal
montada para las elecciones de octubre, con la complicidad activa y pasiva de
poderosos sectores de la oposición- es el que maneja y controla en gran parte
el proceso de las primarias. Estemos muy claros: Chávez quiere medirse contra
un candidato cómodo, un candidato que no lo ofenderá, que no le hará preguntas
indiscretas, que no profundizará en las incoherencias, mentiras y -llamémoslo
por su nombre – asuntos de la criminalidad en la que se ha incurrido en los
últimos 13 años.
Sea
usted el juez. ¿Cuál de los ahora cinco candidatos le conviene más a Chávez
como contrincante? Olvídese por una vez de los intricados cálculos electorales
que hacen los analistas políticos que salen cada día con sus pronósticos, de
que si éste tiene más carisma que el otro, o que si tal o cual partido tiene
más arraigo; que si la oferta de fulano supera a la oferta de fulana. Olvídese
del viejo paradigma, que supone que estamos en un ciclo electoral donde, aún si
nos tienden trampas por aquí y por allá, el candidato opositor podrá ganar si
obtiene “una avalancha de votos”.
Volvamos
a las cuentas anteriores.
En
este momento, el REP tiene inscritos aproximadamente 18 millones de votantes,
de los cuales 5 millones (según se puede extrapolar de las cifras mencionadas
anteriormente) son votantes fantasmas o virtuales. Partiendo de la premisa de
que altas tasas de abstención favorecen al candidato del gobierno (ya que tiene
5 millones de votos ya tabulados a su favor), hagamos un ejercicio teórico:
supongamos que habrá este año una participación real de 75% de los electores.
Es decir, 75% de los 13.5 millones de votantes (los de carne y hueso) decide
votar y se abstiene un 25%. Es decir,
votan un poco más de 10 millones de electores.
Supongamos
(aunque sea poco probable, ya que el chavismo maneja mucho mejor que la
oposición sus operativos caza-votos el día de las elecciones) que la mitad sea
de votantes chavistas, y la mitad sea de la oposición.
Imaginemos
además que dentro de este universo de votantes reales, el candidato opositor,
haciendo una campaña brillante frente a un candidato de gobierno débil, logra
captar 65% de los votos. Habrá
conseguido 6,5 millones de votos contra 3.5 millones. Pero, recuérdese, quedan por contabilizar los
5 millones de votos fantasmas ya que – a
diferencia de las elecciones regionales y municipales, donde existen más
controles a nivel local y se puede fiscalizar mejor el proceso- el chavismo los
verterá a su favor en la sala de totalización tan fácilmente como uno vierte un
tobo de agua en la bañera.
De repente, estos 5 millones de votos virtuales se agregan a los 3.5 votos auténticos del chavismo, y Chávez gana con 8.5 millones de votos contra 6.5 de la oposición y el resultado electoral es 56% a 44%, con un margen de victoria de 2 millones de votos.
Y
éste es el mejor de los casos imaginables para la oposición.
Basándome
en estos sencillos cálculos, sostengo que para la oposición es políticamente y
matemáticamente imposible, bajo las condiciones actuales, ganar las elecciones
presidenciales.
1. 4.
La verdadera alternativa
Entonces
¿Cuál debería ser la postura de la oposición frente a las primarias? Esto
depende de qué buscamos lograr con la campaña electoral. A sabiendas de que la
partida está perdida de antemano, como
ya se supone y se habla en las más altas esferas de la cúpula oposicionista,
¿Deberíamos buscar complacer el régimen con una campaña inofensiva, una campaña
basada en estrategias electorales tradicionales?, ¿Buscaremos aglutinar votos
de la manera menos ofensiva, y superar la oferta electoral del opositor con la
vana esperanza de que podremos cohabitar apaciblemente con el enemigo en el
2013, negociando cuotas de poder según las viejas reglas del juego político
venezolano? ¿Es esto lo que buscamos?
Esta
parece ser ya la estrategia de varios candidatos que se esfuerzan en no ofender
ni acusar a nadie, en no hacer preguntas incómodas, en quedar bien con todo el
mundo.
Una
estrategia alternativa consistiría en develar detalladamente, de manera
contundente y sin cortapisas, la naturaleza intrínsecamente fraudulenta del
proceso electoral. Demostrar que las estructuras legalistas que sostienen al
régimen y le confieren legitimidad son una mentira. Concentrar los ataques
contra el punto en que el régimen es más vulnerable y así deslegitimarlo a los
ojos del mundo. Porque la cadena de posibles acciones futuras debe pasar por la
deslegitimación de un régimen que proclama al mundo que es una democracia,
mientras actúa en las sombras como la más cruenta dictadura. Los países que
vivieron la Primavera Árabe están tratando de pasar de dictaduras a
democracias, ya que ellos mismos y el resto del mundo entienden su historia. El
camino venezolano debe ser distinto: antes de instaurar una auténtica
democracia, se debe demostrar a los ciudadanos y a los ojos del mundo que aquí
se vive en dictadura, no en democracia, y por ende los venezolanos tienen la
responsabilidad y el deber de desenmascarar la farsa, y deslegitimar a Hugo
Chávez y su régimen, antes de emprender la ardua tarea de reconstruir el país
según principios de justicia, igualdad, respeto y transparencia.
Pablo
Medina viene haciéndolo desde hace tiempo. Diego Arria lo hace cada día con más
convicción y autoridad. Y María Corina por fin está descubriendo que el cazar
águilas con temple y audacia reporta más dividendos políticos que ofrecer más y
mejores programas sociales.
Los
venezolanos deben tener muy claro cuál
es el camino que quieren seguir, porque hay solo dos caminos. Los estudiantes
que hasta ahora han invertido su capital político en candidatos oportunistas
deben decidir qué clase de país quieren construir, porque el país que se está
construyendo, o destruyendo, ya les pertenece, para bien o para mal. Nos toca a
todos escoger este 12 de febrero entre un perverso puntofijismo del Siglo 21 y
una ruptura sistémica con el pasado. No nos queda otra.
Eric
Ekvall
25
enero 2012
@corpstratcom
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viernes, 28 de septiembre de 2012
ERIC EKVALL, LO QUE NINGUNA ENCUESTA DICE
Las encuestas que podríamos calificar
de serias muestran que Henrique Capriles goza de una ligera ventaja sobre Hugo
Chávez, y la mayoría coinciden en que hay muy pocos indecisos, y por ende la
competencia en la recta final de la campaña será muy reñida.
Eso nos dicen los encuestadores. Pero
¿Qué es lo que no dicen?
Primero, pasan por alto el hecho de
que en ninguna encuesta hecha en la Venezuela de hoy el encuestado puede
sentirse seguro de que sus creencias y opiniones no vayan a engordar algún
expediente gubernamental. No solo quienes estudian la historia de regímenes
totalitarios saben que estos gobiernos suelen construir detallados archivos
sobre qué hacen y qué piensan sus súbditos, como fue el casi de la Stasi en
Alemania oriental, la Securitate en Rumania, la KGB en la Unión Soviética y
sigue siendo el caso de los servicios de inteligencia cubanos en la Cuba (y la
Venezuela) de hoy. Basta ver el noticiero del canal del Estado para darse
cuenta de que el gobierno te vigila, te escucha, interviene tus correos
electrónicos y busca saber qué pienses, qué dices y con quién andas.
Para que una encuesta tenga validez,
se tiene que suponer que el encuestado confía en que sus respuestas serán
tratadas con cierta confidencialidad. Por esta razón, en ningún país el
encuestador le pregunta el nombre al encuestado. Puede pararse frente a su
casa, hacerle la entrevista a través de la reja de su portón, pero sin
preguntarle nunca su nombre. Pero en Venezuela, un país donde no hay secretos,
donde el Gobierno se da el derecho de meterse en la casa de todo el mundo, para
el encuestado quedará siempre la duda. “¿Quién era de verdad ese señor? No me
preguntó mi nombre, pero sabe donde vivo. ¿Trabaja de verdad para la empresa Datamatic?
¿O será un agente encubierto del PSUV?”
Es difícil entender por qué en la
Venezuela de hoy, los encuestadores serios, profesionales, de larga
trayectoria, no reconocen que las técnicas y métodos que utilizan –
perfectamente adecuados para países donde se vive en libertad- sencillamente
carecen de utilidad en un entorno político-social híper-autoritario como el
nuestro.
¿Se pueden hacer encuestas en un país
así ? Claro que sí, pero como debe ser bien obvio, no se puede confiar en los
resultados, a menos que se les apliquen métodos que permitan interpretar de
manera confiable esos resultados.
CUANDO
LOS ENCUESTADOS MIENTEN
A inicios de la campaña presidencial
de Manuel Rosales en 2006, la
prestigiosa encuestadora norteamericana Penn Schoen Berland diseñó un
experimento para testear la hipótesis de que el encuestado, cuando duda de que
su identidad sea mantenida en confianza, tiende a mentir al encuestador. No
entraré en detalles sobre cómo fue diseñado y ejecutado este experimento en
este artículo. Quienes quieren saber más sobre ello pueden leer un artículo que
escribí hace seis meses sobre el tema en http://porlaconciencia.com/?p=3458.
En resumen, Penn Schoen Berland
descubrió que había una brecha de 14 puntos entre la encuesta hecha a puerta de
casa y la que garantizaba en un 100% el anonimato del encuestado. Esta brecha
siempre favorecía a Chávez. Los 14 puntos representaban el cambio en la
intención del voto de un 7% de los encuestados quienes, temiendo alguna
represalia del gobierno, disimularon su preferencia por Rosales y expresaron
que votarían por Chávez. En efecto, el 7% de los encuestados mentía. Douglas
Schoen llamó ‘Factor Miedo’ a esta brecha entre la verdad y la mentira.
¿CUÁNTOS
MIENTEN HOY?
Hoy faltan instrumentos precisos de
medición como los que utilizó Penn Schoen Berland en 2006, y es difícil
cuantificar con precisión el grado de miedo que existe en el ambiente
político-social actual. Por un lado es un hecho que aunque el gobierno no es
más abiertamente represivo que hace seis años, su injerencia en la vida privada
de los ciudadanos ha aumentado, y hay
más ciudadanos que nunca en situación de dependencia del Estado, que son, por ende, más
vulnerables a la coacción gubernamental.
El ambiente es más tenso que nunca,
pero Chávez está experimentando también un declive irreversible. Por otra
parte, Capriles no es ningún Rosales. Inspira más confianza, tiene una relación
afectiva extraordinariamente auténtica con lo que se perfila como una clara
mayoría del país. Además, muchos venezolanos sienten que ya no tienen nada que
perder, que el reino de Chávez ha llegado a su fin; saben que en estas
elecciones se está jugando la suerte final de un país y ya no tienen miedo de
decirlo abiertamente. Otros, sin embargo, temen perder sus beneficios, su beca,
el crédito que espera, o la posibilidad de que le salga una casa en el Kino de
la Misión Vivienda. O tienen miedo de ser descubiertos en su intención de voto
por el cambio después de haber recibido durante la campaña una nevera o una
lavadora.
En junio pasado consulté con uno de
los mejores encuestadores políticos del país sobre este tema. Él reconoció que
existe un ‘factor miedo’ no reconocido y aún menos contabilizado en todas las
encuestas hechas actualmente en Venezuela y opinó que está situado en un mínimo de 16% y un posible máximo de
hasta un 20%. Esto significa que hoy entre 8% y 10% de los encuestados mienten
cuando contestan a la pregunta “Si las elecciones fueran hoy ¿Por quién votaría
Ud.?”
Si uno analiza las encuestas a través
del filtro de un ‘factor miedo’ de 16 a 20 puntos encontrará el verdadero
sentir de la calle en este momento. Utilizando la fórmula que consiste en
restar entre 8 y 10 puntos a Chávez y sumar entre 8 y 10 puntos a favor de
Capriles, el panorama empieza a favorecer dramáticamente a Capriles. Por ejemplo: los resultados de esta última
encuesta de Varianzas donde Chávez le lleva una ventaja a Capriles de 2 puntos,
de 49,7% contra 47,7%, se convierten en una ventaja para Capriles de entre
55,7% a 57,7% contra un 39,7% a 41,7% por Chávez.
Más dramática aún es la brecha entre
Capriles y Chávez si uno toma como punto de partida los resultados de la última
encuesta de Consultores 21, que da un 48,1% a Capriles y un 46,2% a Chávez.
Sacando la cuenta con un muy conservador ‘factor miedo’ estimado en 16 puntos,
encontramos que Capriles le gana a Chávez
con 56,1% contra 38,2%.
¿No es ésta la correlación de fuerzas
que se palpa en Venezuela hoy? Leonardo Padrón describió de manera elocuente
hace unos días la extraordinaria sensación que experimentó cuando acompañó a
Henrique Capriles en su campaña. No he visto ninguna narrativa similar que
emane del mundo chavista. Al contrario, Hugo Chávez en lo personal está
sufriendo un visible desmoronamiento moral y físico, y esto se está traduciendo
en un deslave en lo político. Como bien
lo describió Luis Manuel Aguana en un recién publicado artículo titulado ‘7O:
Punto de inflexión’, estamos frente a un proceso extraordinariamente dinámico,
donde se rompen los equilibrios y donde un candidato experimenta un vertiginoso
ascenso y el otro una caída que luce prácticamente irreversible. Recuérdese que
los resultados de estas últimas encuestas reflejan no el sentir actual del
votante, sino el de hace tres a cuatro semanas, cuando empezó el trabajo de
campo.
Muchas cosas han sucedido en este país
en tres semanas y la prueba está en el hecho, innegable a mi juicio , que
Henrique Capriles hoy supera a Hugo Chávez por un margen de 15 a 20 puntos.
Eric Ekvall
@corpstratcom
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Publicado por
Anónimo
jueves, 17 de mayo de 2012
ERIC EKVALL, CARTA ABIERTA A UN CONOCIDO ENCUESTADOR VENEZOLANO
Nos conocimos en el 2006, durante la campaña de
Rosales ¿Te acuerdas? Tus encuestas en aquel entonces eran una fuente de
información muy valiosa para entender el entorno político-social. Creía
conocerte, y valorar tu seriedad, tu empeño en llegar a la verdad de las cosas.
Por esta razón me dan tanta lastima tus afirmaciones hechas en un programa de
televisión este fin de semana pasado, según las cuales la brecha entre Capriles
y Chávez está creciendo a causa del supuesto odio que genera la campaña de Capriles.
Luego, para rematar, utilizas las mismas descalificaciones .que usa el
oficialismo, lamentando el supuesto hecho de que a la oposición le falta
“inteligencia” para competir con el oficialismo.
Creía conocerte, como hace mucho tiempo creía
conocer a otro sujeto, que hoy funge de Secretario en AD y que hasta hace poco era el delegado de la MUD frente al
CNE. Por lo menos él estaba identificado desde hace tiempo, cuando manejaba las
bases de datos en su condición de jefe del REP y luego del Saime dentro del
CNE, como ficha de Jorge Rodríguez y Francisco Carrasquero. Tú, sin embargo,
trabajabas para las que creíamos eran las fuerzas democráticas de este país, y
nos aconsejabas en cómo entender el sentir del pueblo y neutralizar la
propaganda chavista. En ese entonces pensaba que tú eras una persona seria.
Ahora que te conozco mejor, a través de tus
últimos patéticos espectáculos mediáticos, recitando guiones que son tan
evidentemente elaborados por los propagandistas del régimen, repitiendo sin
rubor ninguno sandeces y pobres lugares comunes sacados de algún texto de
sociología para novatos, tratando de figurar como un profesional serio en lugar
del vulgar mercenario que resultaste ser, ahora que te conozco, de verdad, lo
que siento por ti es lástima. No arrechera, tampoco indignación, como sienten
muchos, que ven en ti a otro “vendido” al chavismo, sino lástima.
Se dice que cada quien tiene su precio. Bueno,
amigo, el tuyo resultó ser bien barato. Como tantos otros inteligentes profesionales
y políticos de este país, hombres y mujeres con un futuro brillante delante de
ellos, te vendiste por un puñado de dólares.
Quizás para ti este salto de talanquera no es
más que una jugada táctica, una manera de comprar ese apartamento en Miami que
tantos venezolanos anhelan. No, señor, es mucho más grave que eso. Esto es un
juego, muy, muy peligroso, en el cual te estás metiendo.
Como bien sabes, el gobierno tiene montado un
fraude masivo para el 7 de octubre. Una parte clave de ese fraude son los 4 a 5
millones de electores virtuales, o fantasmas, que el gobierno viene inventando
e inscribiendo en el REP desde hace diez años. Esos “votantes” “votarán” en los
8 mil centros de votación que han sido creados desde el 2003, donde solo hay
una o dos mesas, donde la oposición nunca tiene testigos y que casi nadie sabe
dónde cuernos están ubicados. No importa, porque ahí votan principalmente los
“fantasmas” y ellos no tienen que desplazarse el día de la elección; ya están
listos – en la base de datos que diseñó Félix Arroyo- para votar en masa en las
últimas horas de la jornada de votación.
Tú que eres hombre de estadísticas sabes que
entre el 2003 y el 2012 la población creció en un 14%, y el REP en un 58% ¿Qué
tal? Fácil de ganar elecciones así ¿no es cierto?
Pero no solamente eres un hombre de
estadísticas, eres también algo sociólogo, si mal no recuerdo, así que
entiendes de psicología de masas. Y sabes muy bien que un fraude electoral del
tamaño que se va a perpetrar en octubre – porque, estemos claros, tanto tú como
yo sabemos que el chavismo no representa mucho más del 35% de la población – no
sólo depende de una eficiente prestidigitación tecnológica.
Sabes bien que para que este fraude sea avalado
por los líderes de opinión complacientes y por gran parte de la dirigencia
opositora, necesita aparentar cierta verosimilitud. El margen de victoria de 26
puntos de Chávez sobre Rosales en 2006 no resultó convincente para nadie, pero
al menos pareció plausible.
Entonces, ¿Cómo hacer que un candidato que ha
perdido el apoyo del pueblo luzca como un verdadero ganador el día de las
elecciones? Hay que librar una muy inteligente guerra psicológica para hacer
creer durante la campaña que ese candidato está subiendo cada día en las
encuestas, y que el candidato opositor está perdiendo terreno.
Ahí es donde tú y tus colegas juegan un papel
muy importante: hacerle creer a la ciudadanía que un candidato terminantemente
desgastado está reviviendo, cogiendo de nuevo fuerzas inusitadas, mientras que
el candidato opositor está menguando, perdiendo brillo, y que va derecho a una
segura derrota electoral.
Es fácil manipular a la opinión pública ¿No? Yo
que he trabajado durante casi 40 años en el campo de la asesoría electoral,
conozco los trucos. Para mí – y para muchísimos venezolanos que no tienen mi
experiencia, pero sí tienen mucho sentido común y ven más allá de las
apariencias — todo lo que tú y algunos de tus colegas están haciendo en este
sentido es muy fácil de comprender.
Sabemos por qué el chavismo quiere retrasar las
elecciones, y tú también. Necesitan preparar a otro candidato, montarlo y
proyectarlo desde su maquinaria propagandística, cubrir el país de afiches y
las pantallas de televisión para hacerlo conocer, y eso toma tiempo.
Mientras
tanto, el verdadero trabajo propagandístico lo hacen ustedes, los encuestadores
que trabajan para el gobierno, haciéndonos creer que hasta el hombre casi
muerto – u otro, más gris, sin carisma- está subiendo como la espuma y que
Henrique Capriles está cayendo como un plomo.
Lo que muchos no entienden es por qué Eduardo
Fernández, Lewis Pérez, Kiko y algunos de los dizque dirigentes de la oposición
también están trabajando también para postergar la fecha de las elecciones.
Tenemos nuestras sospechas… un día lo sabremos. Todo termina sabiéndose
temprano o tarde, en este país.
El proxenetismo político es un oficio tan
antiguo como su variante sexual. Pero qué lástima da ver a gente inteligente,
con futuro, meterse en eso. ¿No te has dado cuenta que el dinero es efímero?
¿Fueron tan pobres, tan desolados, tus años de formación ética, académica y
profesional que en algún momento tomaste la decisión de que no podías rechazar
un puño de billetes sucios y hasta ensangrentados? ¿Nadie te inculcó un mínimo
de amor propio, de vergüenza, de valores y principios cuando eras más joven,
cuando soñabas, como sueñan todos los jóvenes -y hasta los no tan jóvenes- en
un mundo mejor?
La respuesta la tendrás tú. Pero si no
despertamos, si no desenmascaramos a tiempo a los que traicionan los más elementales
principios de decencia, las consecuencias de esta perfidia tendremos que
sufrirlas todos.
Eric Ekvall
@corpstratcom
© porlaconciencia.com
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