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jueves, 11 de junio de 2015

DOMINGO ALBERTO RANGEL, ¿UN CHAVISTA AL FRENTE DE LA FIFA?

Analizando futuros probables, si el mundo eligió a Blatter, ¿por qué no serán capaces de elegir un chavista como sustituto?

Hay sitios destinados al pensar profundo, como el laguito que está a la entrada de la Universidad Simón Bolívar.

Quien haya tenido la oportunidad de cerrar los ojos en ese lugar –acción peligrosa en estos tiempos cuando la delincuencia hace de las suyas, sin que la autoridad meta en cintura ladrones y asesinos- entenderá que esa universidad fue diseñada por un filósofo, aun cuando en ese “campus” se forma o se formaba la élite de la ingeniería venezolana.

Recientemente visité los bordes del laguito, mientras esperaba un grupo de alumnos que pidieron conversar con este moliente, preocupados por el populismo bolivariano en materia de cupos universitarios.

Fui a escuchar, no llevaba nada preparado, y me sobró tiempo para volver a visitar el laguito y poner a volar la imaginación, que con tanta guerra sicológica y polarización, hace falta hacerlo.

Por esos días escalaba en todos los noticieros la porquería acumulada durante muchas décadas en el mundo del fútbol organizado. Valga decir en la FIFA y la FVF.

En esa fecha acababa de renunciar maese Blatter, a poco de haber ganado la elección para un nuevo mandato en la FIFA, y  bajo el influjo del laguito caí en cuenta de que tal como van las cosas en este mundo, no sería descabellado pensar que el sucesor del bandido suizo termine siendo un nativo del tercer mundo y no un futbolista europeo, retirado, como Platini o Karl-Heinz Rummenigge, porque esa gente, que no jugaría sucio, acabaría el gran negocio que explotó maese Blatter ayudado con insignes personajes como maese Esquivel en Venezuela y otros bichitos a lo largo del mundo.

La FIFA, para quienes aún se chupan los dedos, es una transnacional muy poderosa y allí no hay espacio para San Francisco de Asís o Teresas de Calcuta.

Estando en eso el cielo se alumbró con un relámpago, y, como todo optimista, pensé “debe ser una indicación del Todopoderoso” y auto convencido de tal señal creí que en las ondas del laguito se formaba la figura regordeta de Rafael Esquivel, iluminada por el relámpago.

Entonces pensé: ¿No será que los cielos alertan sobre la posibilidad de que pongan un chavista al frente de la FIFA? ¿Qué va a pasar? ¿Hay que informar?

La elucubración no es descabellada teniendo en cuenta que la diplomacia cubana, institución  responsable de los triunfos, pocos, que ha cosechado nuestra Casa Amarilla, podría mover sus hilos deportivos, que los tiene, para que el sucesor de Blatter sea una persona igualita en mañas al defenestrado, pero más dicharachero y celestino si se quiere. Y venezolano, rojo, rojito, mejor.

Digamos entonces que para la diplomacia deportiva de los señores Castro, puede ser “potable”, para la FIFA, alguien como Esquivel o un trasunto de ese  personaje.

Pero, más que ponerme a discutir sobre asuntos del futuro, capacidad que no tengo y que prefiero dejarla al compañero de “página” Roberto Malaver, quién es un sabio persa augurando lo que puede ocurrir en el campo de la oposición, es mejor comenzar a pensar  ¿cómo sería la FIFA en manos de Rafael Esquivel o su trasunto en la Presidencia de la FIFA?

Siguiendo el legado del ¨Eterno¨ Lo primero que haría un chavista en la FIFA sería convocar una Constituyente para que todo cambie, siempre que las mañas sigan igualitas, o peores.

Lo primero sería modificar logo, himno, bandera y la ciudad sede de la FIFA. Eso sí, que la nueva casa matriz quede en Andorra, país que a los chavistas les gusta mucho según las estadísticas.

El fulanito logo, a pesar de los reclamos contra Blatter por su mala administración, saldría más costoso con estos rojitos en la FIFA, que si se le hubiese encargado a Leonardo da Vinci. El contrato se otorgaría a un familiar del nuevo Presidente que enseguida buscaría, como verdadero ejecutor, un subcontratista recién egresado de alguna misión dedicada “al arte”.

Pero eso es calderilla para un Presidente de la FIFA chavista: Un tema importante para maese Esquivel o su trasunto rojito, en este caso hipotético, será “democratizar” la membresía y revisar todos los contratos anteriores, aún a riesgo que el fútbol mundial quedara varado, por años.

La confederación estadounidense podría seguir inscrita en el tinglado, pero, el hipotético Presidente chavista de la FIFA, obligaría que se acepte en el seno de la organización “nuevos miembros”, digamos que a las FARC y el ELN o a la Nación Cheroquee, que ahora pasarían a eliminarse en la honorable CONMEBOL, junto a los hermanos colombianos y en la CONCAFAC con los no menos honorables ticos.

Los nuevos miembros de la FIFA rojita –aunque no tengan equipos o estadios, tendrán votos como las confederaciones española o inglesa, pero no pagarán cuotas anuales, como es costumbre. ¡Serán exoneradas y todos a callar o se les expropian los estadios, clubes y astros!

En aras a la continuidad, con estos nuevos votantes se asegura la Presidencia para maese Esquivel o su trasunto, durante los años que aguante el cuerpo, el de él y de los pobres futbolistas que pasarían a cobrar “precios justos” a manera de salario.

Los nuevos miembros tendrán derecho prioritario para organizar un mundial… siempre y cuando quien financie el torneo, la construcción de estadios y los sobreprecios sean Obama o Santos. Pero este punto queda en suspenso porque siempre habrán opciones como la del honorable comandante Ortega que también puede exigir su derecho a organizar una Copa del Mundo… si otros la financian, digamos Venezuela.

Lo demás en esta FIFA rojita seguiría igual que con Blatter, pero con otros actores y con la calidad del espectáculo bajando cada año, pero eso no importa siempre que "haiga ñere ñere".

Para desmentir las campañas previsibles en contra del nuevo Presidente chavista de la FIFA, se podrá echar mano a la FAO, la UNESCO, al amigo Evo o a los bielorusos, que como nadie los entiende, cada quien puede creer que dijeron lo que el consumidor piense que es mejor, o peor.

El patrocinante oficial podría ser el mismo, luego de rediscutir precios, comisiones bajo la mesa y rebajas que las puede haber a costa de la calidad del juego, siempre que las coimas para funcionarios vayan en aumento y se cobren en dólares.

Volviendo al mundo real y como comprenderán los lectores, en un mundo que votó a Blatter después de tantos escándalo y donde la FAO dice que en Venezuela sobran los alimentos… también es posible que elijan un chavista Presidente de la FIFA.

Y ese ciudadano bien puede ser el compatriota Rafael Esquivel… si no termina ese honorable señor como “Patriota Cooperante” pero de Obama, porque alguien de tanta “prosapia o prontuario” capaz de eso también lo es.

Domingo Alberto Rangel
doalra@yahoo.com
@DomingoAlbertoR



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viernes, 13 de junio de 2014

GABRIEL GASAVE, COPA DEL MUNDO: LA GLOBALIZACIÓN IGNORADA, DEL INSTITUTO INDEPENDIENTE

Estamos a horas de que se inicie una nueva edición de la Copa del Mundo de fútbol, la número 20, acontecimiento que cada cuatro años inexorablemente atrapa la atención de cientos de millones de almas alrededor del planeta y mueve miles de millones de dólares. 

Una vez más, cuan modernos flautistas de Hamelín, las banderas y los himnos nacionales —inventos gubernamentales que junto a muchas causas religiosas han provocado más muertes que todas las catástrofes naturales juntas— aglutinarán detrás suyo a enfervorizados simpatizantes.

Nuevamente, como acontece también durante los juegos olímpicos y otros certámenes, los nombres propios cederán en relevancia ante la nacionalidad. 

Ya no es fulano o mengano quien obtuvo tal medalla o realizó tal magnifica gambeta, sino el país “A” quien supera en el medallero a “B” o el país “J” quien encabeza el Grupo “X”. Al igual que en los sistemas colectivistas que cuando ponen en acción su ingeniería social indefectiblemente el “nosotros” viene a sustituir al vilipendiado “yo” ante cada proyecto público que se pretende implementar, durante estas gestas deportivas vemos también como la primera persona del plural lo avasalla todo. “Ganamos”, “perdimos”, “vamos bien”, “goleamos”, etc. son algunas expresiones mediante las cuales muchos individuos suelen actuar sin moverse del sofá.

No es la intención criticar aquí a la saludable y recomendable práctica de un deporte como el fútbol, sino a lo peor de ese primitivo sentimiento nacionalista y tribal que, siempre latente, suele aflorar ante conflictos bélicos o eventos como el de marras.

Parecería que estamos ante una guerra a ser librada por 32 naciones, de las cuales solamente una de ellas saldrá airosa. Los disparos de mortero o los misiles son reemplazados por tiros de emboquillada, penales y goles “olímpicos” y las trincheras por barreras humanas, pero la noción subyacente es siempre la misma: Se trata de otro país, de gente distinta, con otro aspecto, idioma y costumbres, en definitiva de un enemigo.

Es exactamente el mismo principio por el cual, en otros planos, se alzan muros fronterizos y se exigen pasaportes, se establecen barreras comerciales y aranceles, y por el cual se habla de balanza comercial solamente cuando los bienes pasan a través de una aduana y no cuando cruzan de vereda en un mismo barrio.

Ni siquiera resulta válido el argumento de que al tener cada región sus estilos y características propias de juego, cabe entonces emplear la metáfora del país como jugador. ¿A qué estilo nacional se refieren?

En Brasil 2014, casi la mitad de las selecciones estarán dirigidas por extranjeros. De los 32 países participantes en el certamen, 14 equipos (43%) están entrenados por técnicos de otro origen. Colombia y Chile cuentan con técnicos argentinos; los equipos de Honduras, Ecuador y Costa Rica son dirigidos por colombianos; Costa de Marfil y Túnez por franceses; Estados Unidos, Suiza, Croacia y Camerún por alemanes; Rusia y Japón por italianos; Grecia está a cargo de un portugués; Irán de un oriundo de  Mozambique; Costa de Marfil de un francés y finalmente el conjunto de Argelia será dirigido por un nacido en Bosnia.

¿Qué será más relevante al momento en que cada uno de ellos imparta sus directivas, el lugar de residencia actual o el que consta en su certificado de nacimiento?

Asimismo, cabe destacar la circunstancia de que el grueso de los jugadores oriundos de las regiones en desarrollo está disperso en su gran mayoría por equipos europeos. El 76% de los futbolistas que participarán de Brasil 2014 se desempeñan en equipos de Europa y hay casos como el  de los planteles de Bosnia, Costa de Marfil, Ghana y Uruguay en los que solo el 4,3% —es decir, uno de sus 23 integrantes— militan en clubes de la nación a la que representan. En Brasil 2014, estarán representadas un total de 52 ligas nacionales, destacándose la inglesa ya que de los 736 jugadores, 114 (15,4%) juegan en la Premier League o en alguna de sus categorías inferiores. Le siguen Alemania e Italia, con el 81 y 78, respectivamente.

Tampoco la intersección de específicos paralelos y meridianos en el lugar de nacimiento de los propios participantes implica una estrecha relación con el terruño al que representan. Apellidos como González, Guzan, Altidore, Rimando, Yedlin, Diskerud, Zusi o Wondolowski no parecerían haber sido compartidos por alguien en la lista de los pasajeros que arribaron al Cabo Cod en Massachusetts abordo del Mayflower en 1620, y no obstante los mismos corresponden a integrantes del plantel de los Estados Unidos, dirigido técnicamente por el germano Jurgen Klinsmann. Tampoco Massimo Luongo suena como perteneciente a la Mancomunidad Británica de Naciones o Commonwealth  y, sin embargo, jugará en el medio campo del equipo de Australia.

Tenemos también el caso de aquellos jugadores que nacieron en un país pero que terminan jugando en otro diferente dado que no son poco frecuentes las nacionalizaciones apresuradas antes de algún torneo de esta envergadura para lograr así que determinado jugador represente a un país en particular. A modo de ejemplo podemos citar a  Pepe, nacido en Brasil pero que juega con el seleccionado de Portugal; Diego Costa, también brasilero, quien se nacionalizó español y jugará con este país; Fernando Muslera, el arquero de Uruguay, que nació en Argentina y Kevin Prince Boateng que es alemán, pero jugará para Ghana.

En alguna ocasión he atestiguado personalmente la angustia de aquel inmigrante que frente al televisor, en ocasión de enfrentarse el conjunto de su país de origen con el de su tierra adoptiva, sentía que la circunstancia de alentar a viva voz frente a familiares, amigos y vecinos a uno u otro equipo se asemejaba a tomar las armas a favor de uno de ellos durante una conflagración y a un acto equivalente a la más abierta traición.

Tampoco han sido ajenos a este fervor patriotero los gobiernos que, cuan si se tratasen de brigadas de mercenarios, en ocasiones ofrecen suculentos premios y prebendas a los integrantes de su conjunto nacional para motivarlos a lograr algún progreso deportivo. Esto para no mencionar el uso y la manipulación que políticos inescrupulosos de distintos países suelen hacer frente a esta clase de eventos a efectos de procurar que su inoperancia y corrupción queden tras la neblina de algún logro deportivo.

Así como un mundo libre de trabas al comercio y de distorsiones cambiarias artificiales, tendería a tener un solo precio para un mismo producto, con el paso del tiempo el mercado del fútbol se ha ido nivelando espontánea y libremente y las diferencias en la manera de entrenarse y jugar se han ido desdibujando hasta volverse casi imperceptibles. Hoy día, desmenuzar la conformación de cualquier cuadro al azar se asemeja a la apertura de una computadora para analizar sus partes. Veremos que hay decenas de componentes con orígenes diversos y que el acto de estipular un “Hecho en…” constituye toda una arbitrariedad.

Es de esperar que algún día este magnífico deporte, deje de tener otras connotaciones que van más allá de un espectáculo en el que 11 profesionales excelentemente remunerados se enfrentan contra otros tantos durante noventa minutos sobre una verdosa superficie. Que los mismos no sean escogidos por compartir ese mero accidente que implica la nacionalidad, sino en función de otros parámetros y que las parcialidades comprendan que nada demasiado relevante está en juego. Entonces, la racionalidad habrá dejado de perder por goleada.

Por ahora, simplemente, іque gane el mejor!

Gabriel Gasave
ggasave@independent.org
@ElIndependent

Gabriel Gasave es Investigador Asociado del Centro Para la Prosperidad Global en el Independent Institute y Director de ElIndependent.org.

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