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viernes, 10 de octubre de 2014

CENTENARIO DE LUIS BELTRÁN GUERRERO, (1914-2014), EL TEMA DE LA REVOLUCIÓN, PICAPEDRERO

Con la llegada de Hugo Chávez Frías al poder  el año 1999, fue abolida la historia en Venezuela y no es un decir oposicionista, sino una realidad palpable en el manejo inescrupuloso de la figura de Simón Bolívar y de textos escolares del oficialismo. 

Hay un desprecio hacia la historia que nos resulta ahora epidémico, a pesar de los esfuerzos bibliográficos de historiadores, periodistas y analistas por mostrar las realidades de la Venezuela del siglo XXI y no hay peor angustia para un pueblo que el olvido de sus antepasados y la cremación independientemente de sus bondades, es un olvido para no visitar tumbas, que al decir de Nehru, solo donde las hay, “hay resurrecciones”.

Pues bien, el centenario del nacimiento del historiador, poeta, humanista y escritor  de Luis Beltrán Guerrero, un 11 de octubre de 1914, ha pasado desapercibido hasta en su Carora natal. Solo en las bibliotecas, sus libros debieron suspirar satisfechos de contener sobre sus lomos, poemas, discursos, historias y sobre todo sus “Candideces” que expresara todo el conocimiento acumulado, que pudo en su vida, interpretando la historia como su gran pasión en ensayos periodísticos de fina prosa, afortunadamente reconocidos en vida y que son de obligatoria lectura para un político que se precie de ello y no, para lo de copia y pega de hoy que ni leen los titulares de la prensa escrita. En la vasta obra de Luis Beltrán Guerrero leímos su ensayo “El Tema de la Revolución”, (Monte Ávila, 1970) que nos  no ha permitido releer a propósito de las dos revoluciones venezolanas del siglo XX, “La revolución del 18   de octubre de 1945” y “La Revolución del 4 de febrero de 1992,”  la cabeza de Rómulo Betancourt y Hugo Chávez Frías.

La historia en ensayos, tuvo en Luis Beltrán Guerrero su máximo exponente y es, junto al gran Andrés Bello, Mariano Picón Salas y Mario Briceño Iragorry  el cuarteto de los mejores ensayistas venezolanos que tuvo como técnica… ”Ni personalismo, ni calumnia, ni dicterio, ver los asuntos nacionales con opinión sensata, prudente, patriota, realista, sin que ello obste a correr, con coraje, el riesgo necesario cuando la oportunidad y la necesidad lo requieran”… Sobre aquella disposición anduvo dese 1930 y hasta su muerte en 1996 escribiendo en el diario “El Universal” sus “Candideces” recogidas en volúmenes, llamadas para sí, “Diario de un “Espíritu” y de todas ellas el tema “La revolución” fue un tema tratado bajo aquella técnica, que en tiempo de la “Revolución Bolivariana” cobra vigencia analizar,   con la otra revolución del siglo XX,  la del octubre de 1945.

Luis Beltrán Guerrero, hace suya la definición que de la revolución  tiene el Diccionario de la Real Academia: ..”Cambio violento en las instituciones de una nación”. La palabra latina revolutum puede  traducirse como “dar vueltas”. Para el historiador colombiano German Arciniegas en su libro “Bolívar y la revolución” sostiene que “el siglo XVIII es el de las revoluciones y se interroga ¿Dónde se abre el debate? En Inglaterra. Al haber hecho su revolución dentro de la Monarquía y pasar del “Rey soberano al Pueblo soberano”. El parlamentarismo, su Carta Magna, el Leviatán de Tomas Hobbes, Utopía de Tomas Moro o el  Ensayo sobre el gobierno civil de John Locke, no en vano, atrajeron  a Voltaire, Rousseau, Benjamín Franklin, Francisco de Miranda y Simón Bolívar, de donde saldrían la revolución francesa, norteamericana y la americana.

Para los marxistas una revolución es el enfrentamiento de clases con el objeto de   transformar el orden político, económico y social, existente con “un cambio radical en  relaciones sociales de producción”. En ese propósito los marxistas acuñaron la frase que, la “revolución  es la partera de lahistoria” lo que a nuestro juicio,  en política es muy relativo y para Luis Beltrán Guerrero, una revolución debía fundamentarse en tres elementos “Dios, Hombre y naturaleza” es decir, de profundo contenido humanístico para “Hacer del individuo una persona, pensante y consciente, no un habitante del “mundo feliz” de Aldous Huxley, autómata de la propaganda, sujeto unipartidismos o unipersonalismos despóticos”. Esa apreciación de Luis Beltrán Guerrero, sin  duda tuvo influenciada por la revolución de los bolcheviques y su desarrollo después de la muerte de Lenin, Stalin y las denuncias contra este de   Nikita Kruschev en la Rusia comunista, el nazismo en Alemania,  el fascismo en Italia y España. No  conocía todavía, el desarrollo de la revolución cubana de 1959, pero si retratada en su óptica.

Por otra parte, Luis Beltrán Guerrero considera que toda revolución debe tener objetivos porque  …“Los países han de vivir de los principios hechos carne del espíritu, por ejemplo, los tradicionales en occidente de libertad bajo la ley de gobierno por consentimiento de los gobernados y de independencia del individuo frente al Estado” y cita como interpretación armónica del objetivo de una revolución  y sus objetivos a Don Augusto Mijares, que para tales efectos hablaba de la necesidad de “Proyecto de País” y a Don Simón Rodríguez, para quien “Alborotar a un pueblo por sorpresa, o seducirlo con promesas, es fácil, constituirlo es muy difícil, por un motivo cualquiera se puede emprender lo primero, en la medida que se tomen para lo segundo se descubre si en el alboroto o en seducción hubo proyecto, y el proyecto es el que honra a deshonra los procedimientos, donde no hay proyecto no hay merito”…

En Venezuela, por nuestra parte las revoluciones han estado en el orden del días, las más, por interés personales y solo dos, han dejado obra percibida para el análisis, al del 18 de octubre de 1945 y la del 4 de febrero de 1992, porque a la Gesta de Independencia se le ha calificado como “Guerra de Independencia y “guerra civil,” esta última sustentada por Laureano Vallenilla Lanz, luego vendría la llamada “Guerra Federal” de cuyas consecuencias seria la historia, quien pariría revoluciones y revueltas.

“El Venezolano”,  periódico dirigido por Antonio Leocadio Guzmán y Tomas Lander, jugaría  un rol fundamental, porque según Gil Fortoul, "despertó la conciencia nacional... y abrió la era de las luchas democráticas"; o, según Zumeta, "enfrentó la masa a la clase"  de donde surgen cinco  años de guerra civil con su caudal de sangre y barbarie, tras la ilusión de libertades y derechos en lo legal, y de "adquisiciones de la lanza" en lo material, para lograr apenas reafirmar la igualdad social iniciada en la independencia y exaltada por el más antiguo folklor” a abriéndose un cauce de revoluciones desde 1830 a 1903 que al decir de Antonio Arráiz, en su libro “Los días de la ira”, “desde el 1° de enero de 1830 al 31 de diciembre de 1903, es decir, durante 74 años, Venezuela tuvo 39 revoluciones” con sus respectivos nombre: De las reformas, La revolución paecista, La revolución de marzo, La reconquistadora, La revolución de abril, la Legalista, la restauradora, La nacionalista y la Libertadora. Y agrega Arráiz: “A menudo esas violencia eran movidas por pasiones personales, ambiciones, rencillas, rivalidades, venganzas, es decir todo tipo de delitos comunes que en una sociedad en condiciones normales quedan al cuidado de la  ajusticia ordinaria”…

Al respecto señala Luis Beltrán Guerrero: …” Cuando cada ciudadano participa de la determinación de la conducta colectiva, el ideal del héroe (aparte de los sabios, artistas y santos creadores de valores indisputables) se reduce a que cada quien cumpla con su trabajo y misión, contribuyendo al bienestar público. Papel del  desadaptado social, sujeto al fracaso y al ridículo, sería el del anti-héroe, lo que en definitiva tuvo claro las revoluciones como mito, suficientemente analizado por Carlos Rangel:  “Del Buen Salvaje al Buen revolucionario” (Monte Ávila Editores 1976) donde asienta que “Los latinoamericanos no estamos  satisfechos con lo que somos, pero a la vez no hemos podido ponernos de acuerdo sobre lo qué somos ni sobre lo que queremos hacer” concluyendo que “somos a la vez los descendientes de los conquistadores y del pueblo conquistado, de los amos y de los esclavos, de los raptores y de las mujeres violadas. Para nosotros el mito del Buen Salvaje es una mezcla de orgullo y de vergüenza. En nuestra  extremidad, no nos reconoceremos sino en él, y aun hijos o nietos de inmigrantes europeos recientes, seremos “Tupamaros” (de Túpac Amaru, descendiente de los Incas quien en el siglo XVIII sublevó a los indios contra el Virrey del Perú. De esta manera el Buen Salvaje se trasforma en el Buen revolucionario, el redentor, aquel por quien el Nuevo Mundo debe dar luz al “Hombre Nuevo” que esta tierra prometida llevan en su vientre: Che”

Precisados algunos  conceptos de “revolución”  busquemos ahora al héroe o  al líder” de aquella obra humana y en su ensayo  “El tema de la revolución” de Luis Beltrán Guerrero, nos remite a un profesor de la Universidad de Columbia, quien distingue entre el  “entre el héroe de acción histórica y el  héroe de pensamiento, y aún más, entre el héroe como hombre-acontecimiento y el héroe como  hombre que hace época”. Como se puede apreciar habría tres tipologías de héroe o líder que encuadran en la personalidad de Simón Bolívar, Francisco de Miranda y Antonio José de Sucre y Antonio Guzmán Blanco.  Mientras José Antonio Páez,  “como hombre acontecimiento y el héroe como hombre que hace época” ¿Dónde ubicar a Rómulo Betancourt y a Hugo Chávez Frías? Cada uno en su momento histórico, tuvieron acción y pensamiento, solo que uno fue “líder”, Rómulo Betancourt, liderazgo compartido, de una revolución identificada con la fecha de su triunfo: “18 de octubre de 1945” y cuya característica, única en el país “cívico-militar” para instaurar un sistema democrático que garantizar el rol de cada uno en el acontecer histórico de la nación para su desarrollo y a la que se llegó con un proyecto de país, porque Chávez Frías se centró en ser “héroe” . Al respecto señala Luis Beltrán Guerrero: … Cuando cada ciudadano participa de la determinación de la conducta colectiva, el ideal del héroe (aparte de los sabios, artistas y santos creadores de valores indisputables) se reduce a que cada quien cumpla con su trabajo y misión, contribuyendo al bienestar público. Papel del  desadaptado social, sujeto al fracaso y al ridículo, sería el del anti-héroe.

Precisemos ahora las características de la revolución del 18 de octubre de 1945 al mando de Rómulo Betancourt  y sobre 5 aspectos puntuales. (1) la justificación de la unión cívico-militar, tuvo como propósito erradicar los resabios del gomecismo, convocando una Asamblea Nacional Constituyente, que aprobara la primera Constitución de la Republica, que reconoció derechos, políticos,  como seria elecciones libres, el voto a la mujeres, analfabetas y en lo social, salud, educación y  materia laboral. (2) La pulcritud en el manejo de los fondos público fue ejemplarizantes con los “Juicios de Responsabilidad Administrativa” que le confiscara los bienes a centenares de corruptos del gomecismo, lopecismo y medinismo. (3) Una política petrolera de avanzada conocida como el “fity-fity” en las ganancias, que permitiera una política asocial hacia una economía diversificada, salarios justos, abastecimiento y lucha contra los acaparadores. (4) Masificación de la educación, maestros, escuelas y lucha frontal contra el analfabetismo.  Atención sanitaria ante las epidemias del paludismo y la malaria, agua potable, una política de riego y electrificación del país. (5) Independencia política y militar.

La llamada revolución Bolivariana, se inscribió como el típico golpe de Estado militar de vieja tradición en Venezuela, con el agravante que insurgió contra un gobierno legítimamente constituido y quienes una vez derrotados e indultados sus autores obtuvieran el poder democráticamente, para cuyos efectos se propusieron. (1) Convocar una Asamblea Nacional Constituyente, “con el fin de refundar la República”, profundizando en derechos políticos, sociales y humanos, creándose una Sala Constitucional como su único interprete y facultando al presidente de la República para otorgar los ascensos militares en todos sus grados. (2) Se militarizó la administración pública y la justicia administra la criminalidad selectivamente con miras a la impunidad y la intimidación(3) Los inmensos ingresos petroleros han estado al servicio de imponer un sistema político y económico antes fracasado, al  exportarse la revolución Bolivariana a través de, ayudas y regalías dispuestos sin control por la empresa estatal PDVSA. (4) La corrupción está amparada por los órganos jurisdiccionales y el flagelo del narcotráfico detecta la presencia de altos oficiales de la Fuerza Armada. (5) Dependencia política y militar del régimen comunista de Cuba.

Al recordar al doctor Luis Beltrán Guerrero en su Centenario y sobre su ensayo “El Tema de la Revolución” no encontramos la expresión “involución” que pensamos que de haber leído este análisis para el debate, coincidiría con nosotros que con la revolución de octubre de 1945, Venezuela evolucionó, evolución truncada por el golpe militar del 24 de noviembre de 1948, como Venezuela ha involucionado con la ideología “castrochavista” que guía a la revolución Bolivariana, entre otra cosas porque Luis Beltrán Guerrero, nunca fue marxista-leninista. Fue en todo caso un utopista, que creyó en la revolución humanística, clamado por Justicia porque sin ella no habría libertad, convencido que “Aquí en Venezuela se quemaron etapas artificialmente, por qué el petróleo subvencionó a la democracia. Fue el maná que llegó a los israelitas desde arriba y a nosotros desde abajo. Pero hemos sido ostentosos, incapaces, derrochadores, peculadores y ladrones. Y peor que todo, los delincuentes no han recibido castigo alguno. Sin Justicia no hay libertad, y nuestra libertad fue más de las veces falsa por la coacciones y componendas”. Sobre esos particulares, el humanista mexicano Octavio Paz escribió: .. “que la mentira se instaló en nuestros pueblos casi constitucionalmente. El daño ha sido incalculable…Nos movemos en la mentir con naturalidad”. Mientras la historiadora  Ana Teresa Torres refiriéndose a las ilusiones propuestas en 1810 cita a la también historiadora Graciela Soriano de García Pelayo…los valores civiles a que se aspiraban se disolvían en la frustración y el desánimo, la soledad histórica y la indefensión”…

De allí la imperiosa necesidad de ver nuestra historia  con el criterio de don José Ortega y Gasset: ..El mundo de la realidad y el mundo del ordenamiento son – según esto – dos cosmos que se corresponden, cada uno de ellos compacto y continuo, en que nada queda abrupto, aislado e insensible, sino que  de cualquiera  de  sus puntos podemos, sin intermisión y sin brinco pasar a todos los demás y contemplar todo su conjunto. Puede pues el hombre con su razón hundirse tranquilamente en los fondos abismales del universo”…hurgando por supuesto, en todas las fuentes políticas, jurídicas, constitucionales, sociológicas y económicas dentro del esquema de cinco puntos expuestos para concluir en que momento Venezuela evoluciono más ¿si con la revolución del18 de octubre de 1945 o la revolución  Bolivariana de Venezuela (1999-2014)?

                                                           Bibliografía

LUIS BELTRÁN GUERRERO Tema: “Biografía e Historia”.  (Las Metáforas del Positivismo).  2 de abril de 1964
Luis Beltrán Guerrero: El Tema de la Revolución (1970)

Ana Teresa Torres. La Herencia de la Tribus
German Arciniega. Bolívar y la Revolución
José Ortega y Gasset. Historia como sistema.
Carlos Rangel Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario (Monte Ávila. Editores 1976.
Graciela Soriano de García Pelayo: Venezuela (1810-1830) Aspectos desafiantes de dos décadas. Cuadernos Lagoven (1988)

Jorge Ramos Guerra
ardive@gmail.com
@pikapedrero

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lunes, 28 de abril de 2014

ZENAIR BRITO CABALLERO, “EN EL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE OCTAVIO PAZ”

La semana pasada tuve el honor de ser invitada por el Doctorado en Educación de la UNIVERSIDAD INTERAMERICANA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA DE PANAMÁ (UNIEDPA) para dar una conferencia sobre Octavio Paz, y así cerrar el ciclo de actos con que la Universidad, ha celebrado el centenario natalicio del gran escritor mexicano.
OCTAVIO PAZ
Aunque no soy especialista en el campo literario, pues mis especialidades son la Psicología, las Ciencias de la Educación y las Ciencias Políticas, traté de hacer una conferencia coloquial y anecdótica de la que quiero ahondar aquí el tema de la hostilidad política con que algunos sectores trataron al escritor. ¿Tiene el creador intelectual obligación política con su sociedad? ¿Debe ajustar su testimonio a rumbos ideológicos establecidos?
He leído y sigo leyendo mucho sobre literatura y las grandes obras de los maravillosos poetas y novelistas que admiro, y considero, que la vida, obra, y legado de Octavio Paz son una forma de respuesta personal, una valoración filosófica de la realidad, que impuso acento y contenido a su expresión literaria.
El escritor nació en marzo de 1914, cuando en la Europa que todavía irradiaba la cultura mundial, aparecían indicios de que la antigua civilización comenzaba a morir. Desde unos años antes, Einstein minaba los cimientos del modelo cosmológico de Newton.
Durante dos siglos y medio se había impuesto la visión newtoniana de un universo estable, predecible y eterno. Pero la Teoría de la Relatividad, y pronto la mecánica cuántica, probaron que las verdades de Newton, con su matemática de la exactitud y la certidumbre, valen para el mundo indiferente que percibimos, pero no para el interior, invisible y primigenio, de los átomos que constituyen ese mundo.
Nada quedó de pie. Cayó la eternidad, la certidumbre, el determinismo, el cálculo exacto. Emergieron las probabilidades y la estadística, para un submundo cuyas partículas pueden ser y no ser a la vez, o estar en varios lugares al mismo tiempo.
El impacto de las nuevas y súbitas teorías conmocionó las formas de pensamientos filosóficos, literarios y artísticos. La comunidad intelectual aún no entendía qué pasaba, cuando la Primera Guerra Mundial arrasó el resto de los valores tradicionales e incubó la sospecha  que todo puede terminar algún día.
La conclusión que el pensador francés Paul Valéry lanzó al terminar la guerra –“ahora sabemos que las civilizaciones también son mortales”- resume el estupor y la confusión que apresó al planeta. El miedo al futuro, la culpa, el pesimismo, pusieron en duda la fe en la humanidad, inspiración del quehacer intelectual desde su recuperación por el Renacimiento europeo, 500 años antes.
Una generación después, la Segunda Guerra Mundial, la bomba atómica, la guerra fría y las demás locuras, convencieron que, perdida la razón, no había salida posible. El gran poeta fue uno de los que tomó esas desgracias con obsesión personal y su obra poética es una reflexión filosófica continua y profunda sobre la humanidad, sus valores, su gloria, su miseria y su destino.
Su presencia personal comprometida le obliga a explicarse ante la crisis: “¿Dónde viertes, avidez de nada?/ No soy la piedra que se precipita,/ soy su caída, y más,/ soy el abismo,/ el círculo de sombra en que se ahonda.” (Mar por la tarde).
Impotente ante los hechos, y desencantado de sus luchas e ideales juveniles, rechaza los poderes y sus valores convencionales, pues han fracasado: “Sentados a las mesas, donde beben la sangre de los pobres:/ la mesa del dinero,/ la mesa de la gloria y de la justicia,/ la mesa del poder y la mesa de Dios./ Creí en todo esto. Hoy duermo a la orilla del llanto./ También el llanto sirve de almohada.” (Atrás el cielo).
Octavio Paz fue por entero un pensador de su siglo, llamado “de las guerras”. Su testimonio iluminará la valoración futura de nuestro tiempo. Siempre se ha reconocido en los poetas el don divino de “cubrir la ruda desnudez de la verdad con el diáfano manto de la fantasía”, como escribió el peruano Luis Alberto Sánchez.
¿Será que ese mundo mágico es más bien cuántico, donde el dilema de Hamlet ya no sería categórico? De ser así, el “Epitafio para un poeta”, que Octavio Paz escribió cuando tenía 30 años, suena a la vez cuántico y premonitorio:
“Quiso cantar,/ cantar para olvidar su verdadera vida de mentiras/ y recordar su mentirosa vida de verdades”. Bajo esa luz, Octavio Paz luce paradigma del escritor y del artista que no tiene más compromiso que con su verdad, pagado con dudas terribles y esquivas convicciones, en una búsqueda incesante de salidas para la trágica condición de la humanidad.
 Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito

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