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lunes, 21 de septiembre de 2015

LUIS DANIEL ÁLVAREZ V., ABSURDOS TOTALITARIOS

Muchas veces los gobiernos autocráticos recurren a cualquier tipo de práctica con tal de imponer su visión hegemónica frente a los demás. Esto resulta mucho más claro cuando se trata de limitar al máximo las actividades de la disidencia. Son muchos los casos que pueden evidenciar acciones que solo tienen explicación a la luz de la discrecionalidad y de lo arbitrario del proceder.

El 3 de noviembre de 1954 circuló un memorando de la tenebrosa Seguridad Nacional que desde el estado Mérida planteaba a su dirección nacional que iniciaría una investigación porque sobre la tumba del doctor Alberto Carnevali se habían encontrado un grupo de coronas florales y dos manojos de calas que además tenían unas tarjetas alusivas al partido Acción Democrática. El documento no se limitó a narrar lo ocurrido, sino que anunciaba que cuando encontraran al autor de dicha acción, lo notificarían a la superioridad para que se tomaran las medidas necesarias.

Ese es probablemente un ejemplo palpable de lo patético que pueden llegar a ser algunos regímenes a los que sin importarles la situación interna, precaria por demás, recurren a ciertas prácticas absurdas para justificar la represión y frenar la acción de los disidentes.

Actuar porque alguien dejó unas flores blancas sobre la tumba de un mártir de la libertad es solo una manera de practicar una política que no es más que la imposición, a través de la fuerza, de una forma de controlar. Por ello, motivos fútiles como unas flores sobre una tumba, un carro que las autoridades aducen que está estacionado en una zona prohibida o una consigna gritada en una actividad cultural o deportiva bastan para movilizar de forma exagerada todo un aparataje de fuerzas del Estado.

Afortunadamente, para los que sueñan con la libertad y la justicia esas no son más que pruebas del desespero que sienten los regímenes autoritarios cuando la presión de los demócratas es tan fuerte que indica que el amanecer es cercano.

Luis D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva

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domingo, 4 de mayo de 2014

AMÉRICO MARTÍN, EL COMANDANTE ETERNO

Llegó a ser hombre de epopeya.

Durante los sombríos años de la dictadura perezjimenista creó leyendas a su paso, paso de fantasma debo decir, oculto y perseguido como pocos. Ascendió al liderazgo como si fuera para él un destino escrito en los libros de la política. Fue una marcha natural, no impuesta ni adornada de jactancias. Ejemplo de sencillez creativa, sus ejecutorias y su universal crédito no le debieron nada a los medios. Estos no podían hablar libremente de un perseguido político, ni el perseguido podía delatar su presencia o divulgar lo que hacía sin infringir peligrosamente las exigencias de la clandestinidad.

Formaba parte de la camada más bien reducida de dirigentes que fueron sepultados en escondites signados por la provisionalidad y sin embargo con el arrojo suficiente para echarse al hombro el malogrado país, atrapado como estaba en la garra de la dictadura militar. Cuando se compara a aquellos con éstos se le abona a los que se forjaron en la sombra y el silencio una mayor y desinteresada abnegación porque en lugar de plagar los medios audiovisuales o escritos, más bien estaban obligados a rehuirlos. Sus méritos no caían bajo la sospecha del interés y el exhibicionismo, eran de una certificada pureza.

ANTONIO PINTO SALINAS
Pero hay mucho de injusto en este reparto de reconocimientos. Nadie escoge libremente las circunstancias bajo las que se desempeña, y por eso las generaciones que no nacieron a la política en tiempos de dictadura, tendieron correctamente a multiplicar el liderazgo con la mayor exposición en las cámaras de radio y televisión o en los espacios de prensa. No era vanidad personal. Así lo demandaban los tiempos.

El nuevo líder ­hijo de la democracia debía en parte su nombradía a la publicidad recibida y la destreza como utilizaba aquellos instrumentos por fin al alcance de la lucha. Signado por el ruido de la competencia y la confrontación abierta, mientras más expuesto esté, más garantiza su sobrevivencia. Es lo adecuado a estos tiempos.

En cambio el viejo líder era hijo de la organización y el secreto. Mientras más expuesto estuviera menos chance tendría de sobrevivir.


 Las organizaciones más duramente acosadas fueron AD y el PCV, sin desconocer el notable papel jugado por Jóvito Villalba (URD) y Rafael Caldera (Copei), quienes a la postre terminaron en el exilio. AD era dirigido por dos conductores de primera. Rómulo Betancourt desde el extranjero y Leonardo Ruíz Pineda en los breñales de la clandestinidad. No era un reparto cómodo ni fácil. Ruíz Pineda sabía que Rómulo ni descansaba ni dejaba de preparar un eventual desembarco a la vieja usanza. No desaparecía de su memoria el episodio del Falke, que puso al general Román Delgado Chalbaud en Cumaná, en una aventura en la que factores no imputables le impidieron al joven Betancourt hacerse presente, como estaba decidido. Supe que en la década de los años 50 seguía trabajando para culminar lo que no pudo lograr en aquel episodio antigomecista.

Desde México, Rómulo había dicho que la dictadura desesperaba de arrestar “el cadáver” de Leonardo, y efectivamente poco después sus espías lo asesinarán.

Su cadáver ensangrentado en San Agustín estremeció la conciencia de América.

ALBERTO CARNEVALI
Se elevó a la cumbre de los héroes auténticos. Pero como el espectáculo debe continuar, lo sucedió en la secretaría general del partido otro hombre excepcional, Alberto Carnevali. Consciente de que los golpes de Estado no llevaban a parte alguna, reformuló la estrategia. Habló de la rebelión civil. La mecha de combustión rápida sustituida por una mecha de combustión lenta.

Para honrar su nueva política, Alberto se reunió con los demás partidos democráticos. Así se consagró la unidad de todos contra la dictadura. A nadie se le pidió que depusiera sus convicciones, porque la unidad lo es de la diversidad. Es esa la verdadera fórmula, lo demás es impostura.

Carnevali tuvo el acierto de comunicarse con el jefe de los comunistas. Pompeyo era un líder extraordinario, con una gran visión política. En aquel momento Alberto y Pompeyo, los dos hombres más perseguidos, se reunieron. Simón Alberto Consalvi y Homero Arellano oficiaron de intermediarios. En reunión con Domínguez Chacín de URD, resolvieron encomendarle a Pompeyo la redacción del primer Manifiesto de la resistencia. No era poca cosa. No era usual poner en manos de un comunista un texto como ese, pero Alberto y Pompeyo eran de una madera especial.

Carnevali será detenido. Al enterarse del -sin hipérbole- trágico suceso, Pompeyo suspende la redacción, pero la idea quedó sembrada. Pocos años después la Junta Patriótica retomará la tarea hasta el episodio final.

Caída la dictadura, conocí a Pompeyo.

A los honores que la leyenda le otorgaba, sumé su estupenda sencillez, su bondad.

Era un acusado rasgo personal suyo. Tras la mítica figura del admirado líder se descubría fácilmente la presencia de un ser humano extraordinario.

Militó en un partido internacional que rindió culto a Stalin, pero nunca dio señales de que cedería a una pasión como aquella. La gigantografía que nos habla del héroe entre los héroes, la momificación, los necios pedestales, la mirada que desde todas las esquinas nos advierte con severidad acerca de ignotas amenazas. El Gran timonel, El Padre de la Patria y demás zarandajas.

Por eso cuando en 1956 escuchó Pompeyo el valiente e histórico discurso del XX Congreso del PCUS, que demolió al endiosado monstruo, no le resultó difícil jurarse que nunca aceptaría la repetición de semejante perversión.

¡El Comandante eterno! ¿Pompeyo? No lo aceptaría. ¿Chávez? No lo merecería.

Pompeyo permanece en la cima iluminada de sus 92 años.

Americo Martin
amermart@yahoo.com
@AmericoMartin

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lunes, 28 de enero de 2013

AMÉRICO MARTÍN, CABEZAS DE ASERRÍN

Los que hoy le reprochan a la unidad su conformación plural ignoran que por ser amplia y diversa le puso fin a aquella zarandaja militar-bolivariana. La unidad sólo es tal si reúne a quienes piensan distinto.
Figuras siniestras o grotescas se agitan ante las candilejas y acaparan la atención pública; pero siempre un mártir, un héroe o un pensador iluminan el fondo y dejan para la posteridad su testimonio de bondad, de desinterés y de justicia. Augusto Mijares Lo afirmativo venezolano
Registro un hecho notable: se propusieron ignorar la fecha para sobreponerle la falsa epopeya del 4F y helos aquí, contritos, cola en rabo, celebrándola.
Llamaron cínicos e hipócritas a los que entendiendo su hondo significado recordaron el 23 de enero como un pronunciamiento del pueblo para sacudirse del lomo una sombría dictadura militar. Curiosamente ni los esbirros más sanguinarios de aquel bárbaro régimen llamaron "políticos presos", a los "presos políticos". Les bastaba encerrarlos, torturarlos, matarlos y tratar de silenciarlos, pero por alguna razón no los escarnecieron confundiéndolos con delincuentes comunes, salvo casos excepcionales varios de los cuales fueron rechazados por la parte humana del universo. La que no lo es, miró para otro lado.
La magnitud de la explosión sorprendió incluso a quienes la propiciaron. Reinaba en el país una silenciosa paz octaviana, la fanfarria militar era tan intimidante que parecía una locura enfrentarla y un cuento de hadas, vencerla. Los padres preocupados temían que sus hijos fueran a un matadero. ¡Parecía tan poderoso el sistema autocrático-dictatorial! ¡Parecían tan enclenques los residuos de una resistencia que sin embargo tuvo su edad de oro! -Con papelitos no se tumban gobiernos No era un mal consejo. Todo parecía confirmarlo. Pero los papelitos alentaron la movilización, la movilización la crisis, y la crisis la victoria más hermosa que yo recuerde.
El magnicidio de Delgado Chalbaud dio lugar a la suspensión de clases. Faltaba poco para las navidades, siempre tan esperadas. El director del Liceo solicita que, preferiblemente, los alumnos de primer año se retiren con algún familiar. Me ha ido a buscar mi primo Luis Enrique Estaba. Nos guardamos gran afecto y a pesar de llevarme cinco años tenemos una fluida y fácil relación. Noto su excitación. El ya milita en Acción Democrática y tiene obligaciones políticas que asume con seriedad, a veces risible. Pronto nos envolvemos en especulaciones. Quizá haya sido mi primera conversación propiamente política. A lo menos es la que recuerdo detalladamente. AD espera regresar pronto al poder y Luis Enrique está en esa onda.
Ansiosos de retornar a Miraflores, multiplican los graffiti: "AD volverá" En su secretaría general está el líder más idóneo, audaz e imaginativo. Es valiente como pocos y se mueve como pez en el agua. Se habla de sus contactos militares. La Seguridad Nacional desespera de tomar preso al peligroso líder de la resistencia, pero Leonardo está bien protegido y cuenta con muchos amigos y gente resuelta. Los alzamientos rebeldes se turnan en una danza solemne. Leonardo es el enemigo público número 1. Su partido lo ama, todos lo respetan y admiran. En Costa Rica Betancourt comenta con sarcasmo que el dictador "ha ordenado arrestar el cadáver de Ruíz Pineda". Hasta que, interceptado en San Agustín del Sur el 21 de octubre de 1952, es asesinado a mansalva frente al Pasaje La Cocinera, en la avenida que hoy lleva su nombre.
El país, estupefacto, se indigna. Dos adecas resueltas, Isabel Carmona y su hermana Olga, se arrodillan al amanecer en el sitio donde cayó Leonardo. Olga es poeta y su nombre literario es Lucila Velásquez.
-No habrá paz en el ánimo ­ declara Betancourt- hasta que hayamos cumplido su aspiración.
Diego Rivera hace un dibujo para enaltecerlo. Desde la clandestinidad, Carnevali escribe que Ruíz Pineda ha ganado honrosamente la cumbre de los héroes. El dirigente comunista Guillermo García Ponce lo llamará "ruiseñor de la libertad" Fue el final del "rápido retorno". Carnevali dará el viraje hacia la unidad sin exclusiones y al encuentro con el pueblo.
No más madrugonazos militares. La mecha de combustión rápida convertida en mecha de combustión lenta.
3 Se reúnen los dos líderes en ese momento más buscados por el régimen: Carnevali de AD y Pompeyo Márquez del PCV. Incorporan a Domínguez Chacín de URD y preparan un manifiesto. ¡El primer boceto de la Junta Patriótica en manos de esos valientes! Por desgracia, Carnevali es apresado. Morirá en la cárcel de San Juan de los Morros. El histórico paso hacia la unidad se aplaza. Pero dos años después resucita milagrosamente. Esta vez la iniciativa no es de Carnevali sino de Pompeyo, otro de los grandes líderes de la resistencia. Los venezolanos de todas las corrientes confluyeron en la lucha por salir del dictador. La unidad pasó de las buenas palabras a los hechos. Nace la Junta Patriótica y poco después tendré el honor de ser cofundador del Frente Universitario junto con Lairet, Rodríguez Bauza, Jose de la Cruz Fuentes y, mi más que compañero hermano, Pérez Marcano. El FU hizo estallar el detonante de la huelga del 21N que tanto contribuyó al desenlace del 23E.
Estudiantes en la calle, militares institucionalistas inconformes, pueblo en alza.
El resultado estaba escrito.
Los que hoy le reprochan a la unidad su conformación plural ignoran que por ser amplia y diversa le puso fin a aquella zarandaja militar-bolivariana. La unidad sólo es tal si reúne a quienes piensan distinto. El objetivo común es remover la lápida de mármol que impide debatir diferencias sin el peligro de terminar en un calabozo. Nuestro agobiado país debe respirar. Para eso fue el 23 de enero, para eso ha de trabajar la alternativa democrática.
amermar@gmail.com

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miércoles, 21 de marzo de 2012

LUIS DANIEL ALVAREZ: PRESOS DIGNOS

A Simonovis y Afiuni  

 

Una de las características más resaltantes de las dictaduras es la presencia de presos políticos, individuos a los que sin fórmula de juicio, o tal vez imputándoles delitos absurdos y manipuladas interpretaciones legales, se les quita la libertad por el simple hecho de disentir y clamar por el retorno de la democracia. 

Uno de los elementos más crueles es el macabro mecanismo de ser sometido a una vaga esperanza, pues se sabe que el juicio no será transparente, no habrá derecho a la defensa y la presencia en el sitio de reclusión tiene por límite el capricho de quien gobierna. 

Junto a ello existe un procedimiento todavía más inhumano, y es el de impedir que el detenido reciba atención médica. Ante la petición de una liberación humanitaria la respuesta del gobierno fue el silencio, mientras la salud de los detenidos políticos se consumía ante los barrotes de la injusticia. 

Alberto Carnevali 
Roger Baldwin, Frances Grant y Norman Thomas le pidieron el 22 de abril de 1953 a Pérez Jiménez que pusiera en libertad a Alberto Carnevali para que pudiera tratarse en el exterior el cáncer que sufría. Pero la crueldad de la tiranía militar ni siquiera respondió a la súplica y al poco tiempo Carnevali moría. Poco pudo importar al dictador que al dejar libre a Carnevali, si bien no le hubiese salvado la vida, le habría dado la oportunidad de pasar sus últimos días de una forma más humana. 

Después de muchos años, la diferencia es que Carnevali vive en el corazón de los hombres que añoran la libertad y luchan por la democracia, mientras que Marcos Evangelista Pérez Jiménez terminó execrado del país, siendo recordado por una importante cantidad de obras de infraestructura, que quedaron manchadas con la sangre de la inocencia y las bayonetas del oprobio. 


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