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miércoles, 14 de octubre de 2015

BERNARDO ANTONIO CONDE, 12 DE OCTUBRE: "DIA DE LA UNIVERSALIDAD", DESDE ESPAÑA

Cuando Rodrigo de Triana gritó desde el tonel del vigía de la Pinta: "¡¡Tierra!!. ¡¡Tierra a la vista!!", no tenía conciencia del alcance de su alarido en la famosa expedición hispana. El 12 de Octubre de 1492, al amanecer, fue mucho más que el avistamiento de tierra como en cualquier viaje marítimo, o el paroxismo de la salvación ante la angustia de una aventura oceánica llena de peripecias; y su aparición cuando ya estaba perdida toda esperanza. O el fin de una travesía destinada a demostrar que se podía llegar al Lejano Oriente por Occidente, o que el Occidente era al mismo tiempo Oriente.

Se aseguró en la práctica, en los hechos, que el Mundo era esférico. El Orbe era un "Globo Terráqueo". Se encontraron pueblos que no conocían de su mutua existencia. Se incorporaron continentes al conocimiento universal. Cipango y Catay quedaban todavía más lejos y ocultos, detrás de una barrera que los europeos no sabían de su existencia, ni se lo imaginaban. Era un continente totalmente nuevo para ellos, y el Viejo Continente era Nuevo para los habitantes que luego se llamarían americanos. Ambos pueblos conocieron de extensiones inmensas, acá y allá, de poderosos imperios acá y allá, y viceversa. De flora y fauna diversa y desconocida. De culturas vastas y exóticas. De pueblos milenarios acá y allá, y viceversa. Se iniciaba así el certero conocimiento de que existían otras razas, hasta ahora inexistentes para unos y para otros, pueblos diversos, tierras ignotas: El encuentro entre Dos Mundos (o encontronazo mas bien, como se ha dicho tantas veces). Su descubrimiento mutuo no fue suave, como era de esperarse. Al final, como siempre, se impondría el más hábil, o el más fuerte, o el que tuviese la tecnología y el desarrollo más avanzado. Con dolor, como casi siempre había ocurrido antes en la Historia, se invadió, se dominó, se sometió, se peleó, se esclavizó, se colonizó, se explotó; pero algo fue totalmente distinto y novedoso esta vez: La Tierra se hizo Universal. Por eso, el 12 de Octubre de cada año deberíamos celebrar "EL DIA DE LA UNIVERSALIDAD".
Este DIA de la UNIVERSALIDAD debiera ser declarado por la ONU como tal, para darle carácter oficial, para que sea reconocido y celebrado por todos los pueblos del Orbe, no sólo la celebración de un encuentro para los Pueblos Americanos, Hispanos e Italianos, como ocurre en la actualidad. Hay que incorporar a los sajones, teutones, eslavos, indo-europeos, africanos, asiáticos, chinos y mongoles, a todos los pueblos del Pacífico y Oceanía, etc. A todos. Debe ser el Día de la Confraternidad Universal, cuando saltó el chispazo inicial del conocimiento de que podíamos abrazarnos circunvalando el Globo y éramos todos habitantes de un mismo planeta. Ahora sí estábamos todos. Ya no estábamos solos. Había otros compañeros de viaje que no conocíamos porque iban en otros vagones del mismo tren. Ahora que lo sabemos y nos conocemos tenemos que integrarnos pero de tal manera que TODOS tengamos igualdad de oportunidades y TODOS podamos viajar en Primera. Un convoy sin clases, pero donde entre todos busquemos y encontremos la superación y la excelencia, con el mejor aporte de cada quien según sus características, carismas, conocimientos, habilidades y esfuerzos. Un tren llamado "Utopía", cierto, pero que sin ése Norte nunca nos esforzaremos y nunca progresaremos hacia nuestra superación y felicidad. No es con lamentos y conformismo que el Hombre crece, ni con complejos de inferioridad, o echándole la culpa a otros, a la Historia, al pasado, al infortunio; o el aprovechamiento de los demás, las zancadillas, las "vivezas" (picardías) y el culto al Mal. La Luz no está en las Tinieblas, y las Tinieblas son la ausencia de Luz, como bien señaló Einstein. Hacia la Luz debemos orientar nuestra brújula, y hacia allí tenemos que avanzar todos juntos, sin distinción.
En España, el 12 de Octubre es el Día Nacional. Día de la Hispanidad o de la Raza Hispánica. Bueno, tal vez, pienso yo, sería más apropiado que el 2 de Enero España celebrase su Día Nacional, pues en ésa fecha ocurrió la "Toma de Granada" por los Reyes Católicos (02/01/1492) y con ello se concluía La Reconquista, la expulsión de los reyes nazaríes (árabes, musulmanes) de la Península y se consolidaba la unificación territorial, política y religiosa. Se configuraba fundamentalmente España, unión en la diversidad, aunque no definitivamente. Ésta se lograría unos años mas tarde, en 1515, hace exactamente 500 años, con la incorporación del Reino de Navarra, mediante su anexión a Castilla. Ahora sí España estaba completa, integrada como la conocemos actualmente, a excepción de Gibraltar (6 Km2), con su Peñón, perdido por España en su territorio peninsular ante los ingleses en 1704, y reconocida como tal posesión inglesa en Utrecht, en 1713. De tal manera que el Día de la Anexión de Navarra bien pudiera ser considerado también como el Día Nacional de España. La celebración de su integración y consolidación. Una fecha que aún dada su importancia, en verdad, resulta menos emblemática que el de la Rendición de Granada. Pero este año, sí, este año 2015, España cumple 5 centurias de existencia integral.
Pues bien, con la hazaña del Almirante Colón, España le presentó al Mundo su UNIVERSALIDAD. Una maravillosa contribución al conocimiento mutuo de la existencia de otros pueblos, de otras razas. Al regresar de su Primer Viaje, Colón se llevó consigo a una representación de los oriundos de las tierras descubiertas para Isabel y Fernando. Era su patente de que había llegado al Plus Ultra. Se los presentó en Barcelona, adonde se había trasladado la Corte. Allí rindió cuentas de su exploración y sus hallazgos. Se abrían nuevas responsabilidades y compromisos para la católica España. También estos indígenas americanos descubrieron un mundo desconocido para ellos. Un nuevo mundo: Lisboa, Palos, Huelva, Sevilla, la inmensa España, Barcelona... Y así, en sus pupilas, en sus mentes, se lo llevaron de regreso a sus hogares allende la Mar Océano. 
Por todo ello, el 12 de Octubre debiéramos celebrar en todo el Orbe "El DIA DE LA UNIVERSALIDAD", no sólo el de la Hispanidad, como se hace por estos lares y en una buena parte del Mundo.
Así lo propongo.

Bernardo Antonio Conde
baconde33@yahoo.com

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sábado, 10 de octubre de 2015

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ, 12 DE OCTUBRE… ¿DÍA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA?

Por Renegar de la herencia hispánica y de un componente esencial de nuestra sangre, el europeo, es línea del populismo revolucionario, el poscomunismo. El culto a un falso pasado para negar el presente explica la manía cambiar el nombre al Avila porWarairarepano, por ejemplo. Esa monserga de la resistencia indígena como ideología se origina en falsificaciones de hace unos lustros. Según ellas “no hubo descubrimiento de América”, sino “un encuentro”, como si en medio del Atlántico se toparan las carabelas de Cristóbal Colón con unos yates capitaneados por Huayna Cápac rumbo a Puerto de Palos.

Los indígenas, según la mentira, vivían en un Edén comunista de high culture del que los arranca la invasión colonial. Lo grave es que ahora no lo afirman unos intelectuales alumbrados, sino mandatarios que llevan sus países por la senda de los estados forajidos.

Lejos de tales maravillas, las comunidades precolombinas eran lo que Marx denominaba “despotismo asiático”, abominables tiranías burocráticas. La estatua de Colón en el paseo caraqueño que lleva su nombre desapareció, igual que la del parque El Calvario y el “Colón en Golfo Triste” de De La Cova, ejecutadas por la barbarie.

La peligrosa jerga oficial rompe records de racismo e ignorancia. Reniega de la substancia latinoamericana, para José Vasconcelos “cósmica” por integrar europeos, indígenas y negros. Utiliza una historia mítica de las depredaciones coloniales e imperiales y una epistemología del rencor: el “eurocentrismo”. Cierto que los europeos cometieron terribles crueldades en América, aunque jamás peores que las que los indígenas se hacían entre sí. Pero el balance de la conquista arroja que con Iberoamérica surge una nueva y poderosa rama de la civilización. Nuestro verdadero papel en el planeta.

LOS HUMANOS SON CRUELES

Envenenar el pasado es cosa de esa seudoizquierda descolgada del tiempo. No existe una hectárea de territorio en el mundo que no fuera una vez o varias colonizada y una o varias colonizadora. Las relaciones tribales eran y son de servidumbre. La civilización democrática sabe y debe olvidar, mirar hacia delante -a veces se le pasa el ojo-, precisamente para desentenderse de las serpientes de la inquina histórica. Franceses, españoles, alemanes, británicos y belgas no están en guerra con Italia por las tropelías del Imperio Romano, ni los ingleses viven indignados por la violación de aquella reina celta y sus hijas. No se cobran las facturas de la Primera ni de la Segunda Guerra. Su costo ya fue demasiado alto. Hernán Cortés tomó Tenochtitlán, una ciudad de 250.000 almas y acabó con el imperio con sólo seiscientos soldados, porque dirigió la primera guerra de liberación nacional de América.

Fue el levantamiento de decenas de tribus oprimidas contra el colonialismo de los Aztecas. Enterado de que éstos sacrificaban periódicamente miles de indígenas vecinos, preguntó a Moctezuma por qué derramaban tanta sangre. Según Anatole France, el infeliz respondió: “los dioses tienen sed”. En su clímax con Huayna Cápac, el Tahuantinsuyo tuvo un millón de kilómetros cuadrados y doce millones de habitantes. Los incas sometieron a sangre y fuego las poblaciones desde Quito hasta cerca de Antofagasta en Chile y el norte de Argentina. Los “hijos del sol” aplastaron con mano de hierro la cadena de levantamientos de pueblos oprimidos y aplastaron chibchas, aymarás, cara, pasto, panzaleo, cañarí, puruchas, chavín y muchos más.

INDÍGENAS ASESINABAN INDÍGENAS

Sí Europa tuvo la Inquisición, los Incas no se quedaron atrás. Con la mitimasecuestraban todos los varones de los pueblos ocupados, desde niños hasta ancianos, y los llevaban a trabajos forzados a miles que kilómetros de sus hogares, donde no podían comunicarse. Nunca volverían a ver sus familias. Nada más cruel que el tratamiento que dio Atahualpa a su propio hermano Huáscar. Luego de derrotarlo, hizo eviscerar ante el prisionero uno por uno sus hijos, mujeres, cuñadas, amigos, para que sufriera al presenciar el tormento  de sus seres queridos.

Luego lo degollaron. Es probable que cualquier persona civilizada desestime necedades como lo de la “resistencia indígena” y los “quinientos años de ignominia” por extravagantes, pero el asunto es mucho más grave: ha sido una incitación en tiempo real para que una parte de la ciudadanía se considere hostil y actúe contra otra de piel más clara, lo que tal vez ayudaría a comprender el incremento de la criminalidad y los casos “atroces” en Venezuela. Es la vieja estrategia totalitaria de quebrar la sociedad en grupos enemigos, héroes y villanos, ricos y pobres, destinados a enfrentarse. Un sicópata muy peligroso, Frantz Fanon -entre él y el Che está el título de primer teórico latinoamericano del terrorismo-, prologado por otro psicópata, Sartre, escribe que “el oprimido” se “humaniza” cuando “asesina un opresor”.

Carlos Raul Hernandez
carlosraulhernandez@gmail.com
@carlosraulher

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lunes, 14 de octubre de 2013

LEANDRO AREA, LA HERENCIA ATAVICA (A PROPOSITO DEL 12 DE OCTUBRE)

Dicen algunos que: "inocentes de todo mal, que no peligro, recibimos el bautismo iniciático en el río del odio y de la humillación. A partir de entonces somos esclavos mestizos de una ignominia que cual karma definitorio decide por nosotros, lleva y obliga".

Al menos esa es la escena que nos ha vendido el discurso cultural, incluyendo al político, claro está. Que fuimos, y lo seguimos siendo, un país colonizado por invasores. En manos de sifilíticos españoles que llegaron armados de genética, arcabuces y religión con las que les fue fácil violentar el estado paradisíaco, virginal, en el que apacibles, vivíamos. Historiadores, curas, filósofos, diplomáticos y demás, herraron con ese hierro la ideología que hoy se asoma más que nunca.

Tema recurrente ese de la identidad nacional. Cada cierto tiempo se asoma y nos muestra su rostro difuminado e impreciso, que extraviado en vaga niebla, duerme su larga siesta como fauno indescifrable. El purismo racial, neo-racismo, crece en nuestro tiempo, y de qué forma. Ingenuos pretendemos que para encontrar la salida a nuestros males deberíamos regresar a ese estado primigenio de naturaleza. Para acelerar esa película en retroceso, "pulsar el botón de devolver", la estatua de Colón es derribada de lo que fue su pedestal, un 12 de octubre, tal día como hoy, mientras se celebraba el Día de la Raza, o del Descubrimiento de América, o del Encuentro entre Culturas o de La Resistencia Indígena. Casualmente, otro icono de nuestra identidad, "María Lionza", reina de Sorte, meses antes se desmoronaba de desidia sobre el pavimento de una arteria vial capitalina que lleva el nombre, en nuestra tropicalia nacional, de autopista "Francisco Fajardo". Autopsia de tres ingredientes que componen el caldo de cultivo de nuestra identidad. Tierra de Gracia.

El asunto de la identidad es totémico, arrodillador. Nos ha convertido en sujetos y objetos amarrados a un sentimiento ancestral de culpa que ha servido a que seamos manipulados con facilidad bajo el supuesto de que padecemos de un defecto de origen, aborigen, que echó raíces históricas a través del proceso colonizador. El cuento sigue narrando que en su momento nuestros padres libertadores pretendieron e hicieron la guerra en nombre de la libertad para resarcirnos de aquel pecado original. Yugo, imperio, colonia, esclavitud, fueron lanzas de guerra contra sus responsables. Romper con la Madre Patria no fue hazaña fácil, ni en lo material y menos aún en lo espiritual y simbólico.

Entonces, y una vez lograda la inestable independencia, se desata el imperio de los egoísmos que acaba con el sueño de la unidad continental y de las coexistencias nacionales. Guerras intestinas, aquí y allá, aparecen. Y en ese drama muere Bolívar, el Libertador, en Colombia. Lo que faltaba. Pobre, enfermo de soledad, desterrado, incomprendido, odiado, excluido del mundo que ayudó a construir, padece de la distancia de sus hermanos y de sus sueños. Otro hito de nuestra culpa: "Fuimos y seguimos siendo malos hijos". Ahora con nuestros padres liberadores.

 Escudo, himnos, banderas, estatuas, historias, escuelas, todo, ha sido insuficiente para pagar esa deuda vital. Generaciones repitiendo un cheque en blanco que caduca cada vez que lo firmamos. Somos lo que no llegamos a ser. Siempre en hipoteca, culpables de deuda ¿Hasta cuándo?

leandro.area@gmail.com

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sábado, 12 de octubre de 2013

DANIEL E. CHALBAUD LANGE, 12 DE OCTUBRE: DÍA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA

Fundamentado en Andrés Eloy Blanco, tomo su palabra para  “regresar por un instante en la historia y coger el  impulso necesario para seguir adelante”. Pero, a propósito, en vez de seguir adelante me detendré en el tiempo, hoy 12 de octubre de 2013, para referirme al Día de la Resistencia Indígena.

Antes de iniciar permítanme la siguiente reflexión.


De distintas manera se califican a posteriori hechos o procesos que suceden en la humanidad.  El proceso del que estamos haciendo referencia se ha calificado, como dijimos anteriormente, de Leyenda Dorada, Leyenda Negra o Leyenda Ecléctica de acuerdo a la posición, muchas veces intransigente, que cada persona asume en su interpretación y convicción. 

El tiempo pasa inexorablemente y, el hombre con sus actuaciones hace la historia, que en su momento y lugar dejan para el gran libro de la historia de la humanidad.  Así, brevemente podemos recordar a Jesucristo, que nos dejó una religión; Bolívar, que nos dejó una Patria; Colón, que abrió el camino para unir razas; Hitler, Mussolini y Stalin, quienes dejaron una alfombra de sangre en las tierras de Europa;  Ghandy, Martin Luther King, María Teresa de Calcuta y el Papa Bueno, Juan Pablo II, quienes nos legaron acciones y mensajes de Paz. Lo que no podemos ni debemos ser, es considerarnos jueces de los descendientes, para responsabilizarlos de las malas acciones de sus antepasados.

Nuestra vigente Constitución Nacional reservó el Capítulo VIII para referirse a los Derechos de los pueblos indígenas.  La intención reflejada en el contenido de este Capítulo fue motivo de gran discusión, por cuanto muchos miembros de la Asamblea Nacional Constituyente razonaban que los indígenas no debían ser considerados fuera del contexto que la Constitución define como venezolanos y que por lo tanto deben tener los mismos derechos y deberes que un venezolano andino, llanero,  oriental o central, la gran mayoría también  descendientes de nuestros  antepasados indígenas. Aprobada la referida Constitución, en su Art. 119 establece que: “El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias para garantizar sus formas de vida. Corresponderá al Ejecutivo Nacional con la participación de los pueblos indígenas, demarcar y garantizar el derecho a la propiedad colectiva de sus tierras, las cuales serán inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransferibles de acuerdo con lo establecido en esta Constitución y las Leyes”.

Al respecto, permítanme la siguiente consideración.  Parece que después de quinientos años nos dimos cuenta que en varios espacios geográficos de la República existen cientos de miles de venezolanos y que gracias al artículo constitucional citado reconocemos su existencia. La palabra correcta no es reconocer sino garantizar su existencia y todos aquellos derechos políticos, sociales, económicos, culturales, ambientales y humanos que como integrantes de la población venezolana les corresponden. Lógicamente, sus tradiciones, su hábitat, sus idiomas y costumbres los hacen diferentes, al igual que diferente son las tradiciones, hábitat, cadencias en el hablar, modo de expresar y de manifestar su fe religiosa que tiene un andino, un llanero, un oriental o un central, pero todos, a pesar de esas diferencias, somos venezolanos.  

Por ello, más que recordar y referirnos a los sacrificios de nuestros antepasados aborígenes, razón de ser de nuestra existencia, vivencia y vigencia como venezolanos y  como nación, debemos destacar y referirnos a nuestros actuales indígenas, quienes por nuestra propia responsabilidad, responsabilidad de hermanos venezolanos, todavía hoy, 12 de octubre de 2013, se sacrifican y resisten, con otros medios pero con la misma finalidad de hace más de 500 años.

También por ello, no es menester, por extemporáneo, responsabilizar hoy a los pueblos españoles, portugueses, italianos, franceses, ingleses u holandeses, de las infracondiciones humanas en las que decenas de miles de indígenas venezolanos, hoy día de su cumpleaños, “Día de la Resistencia Indígena”, se resisten y  luchan por sobrevivir en varias regiones del territorio nacional, no sólo en su propio hábitat, sino incluyendo calles, plazas, puentes, y pasillos en centros comerciales en muchas ciudades de Venezuela, sin excluir a Valencia en donde a diario los podemos ver en las inmediaciones del Terminal de Pasajeros, en los semáforos cercanos a Centros Comerciales, en lo poco que queda del terreno que no hace mucho tiempo se les cedió en Parque Valencia, en  avenidas y otros lugares emblemáticos de la ciudad  por donde ,  parodiando a Andrés Eloy Blanco, “andan desnudos cientos de angelitos indios que pasan los días comiendo mango por los barriales del suelo”, imitando a los angelitos indios de Petare, de  Mamera, El Valle, La Charneca,  El Cementerio  en Caracas  y otros cientos de lugares en muchas ciudades en la Venezuela de hoy.

Nuestra responsabilidad nos obliga y, en especial a los gobernantes de turno, a materializar lo que, con gran sentido humanístico establece la Constitución, para preservar y garantizar a los indígenas venezolanos los derechos allí establecidos. Derechos que les garanticen su desarrollo personal integral pero que no los obliguen a su confinamiento en un espacio geográfico el cual, simulando a una “pecera” o un  “museo de cera”, sólo sirva de distracción a los turistas extranjeros y criollos para que en sus viajes se tomen fotografías junto a los indígenas del siglo XXI, para mostrar, en su retorno,  como vivían nuestros aborígenes en el siglo XV.

Esta es la verdadera RESISTENCIA INDÍGENA que hoy, 12 de octubre, estamos obligados a reconocer: su resistencia a seguir marginalmente sobreviviendo con las migajas que en cada período vacacional reciben de agrupaciones religiosas o laicas, quienes afortunadamente sienten la necesidad de ayudarlos y apoyarlos cumpliendo con la responsabilidad social que le obliga su conciencia de seres humanos, de seres venezolanos. O el bolívar fuerte que, algunos casi obligados, depositan en el envase de cartón que nos presenta una indígena con un niño colgado del pecho en muchos semáforos de la ciudad.  
Le estamos “entregando peces”, cuando al Estado le corresponde “enseñarlos a pescar”.

Preservar su cultura, usos, costumbres, religión, organización e idiomas no es confinarlos y obligarlos a seguir viviendo como lo fueron hace quinientos años.   Por el contrario, a nuestros indígenas hay que brindarles la misma oportunidad, que hemos tenido gran parte de la población venezolana, para integrarlos con los demás indígenas andinos, llaneros, orientales, centrales y occidentales y luego, facilitarles aprender y conocer otras culturas, otros idiomas y otros modos de vivir que les permitan superar, por si mismos, sus propias limitaciones y disfrutar de las bondades del desarrollo científico y tecnológico y no las que piensen  y decidan otros por ellos;  además,  nos  lo  recuerda Andrés Eloy Blanco de su intervención en el Congreso, el 11 de julio de 1947, al decir que

 “…. Lo cierto es, ciudadanos Diputados, que en Venezuela no sólo hay necesidades. Yo creo que hay que ir más lejos: hay que crear necesidades. Es necesario que el venezolano, el más pobre, el más desventurado de nuestros compatriotas -(pienso en nuestros indígenas)-  no tenga simplemente con que llenar una necesidad, sino que tenga esa necesidad: porque lo más trágico es que un hombre no tenga zapatos que ponerse, sino que no haya sentido nunca la necesidad de tener zapatos.  Hay que crear en el hombre la necesidad de dejar el chinchorro por la cama; hay que crear en el hombre la necesidad de dejar la alpargata por el zapato; hay que crear en el hombre la necesidad de dejar el simple buche de agua por el cepillo de dientes.  Es necesario que el hombre no se acostumbre a vivir conforme bajo un rancho en piernas, a la intemperie y sin los elementos necesarios contra la plaga, es necesario crear en él el estado de rebeldía fisiológica que le hace asumir la propia defensa de su vida”

Hoy, 12 de octubre de 2013, nuestros indígenas muestran su resistencia, no ya a los conquistadores sino ante un Estado, su propio Estado, poderoso y dadivoso, que en el papel escribe los derechos más apetecibles pero que en la práctica les niega lo que a otros indígenas en otros países a menudo les ofrece y, los nuestros, obligados a seguir viviendo casi igual que 500 años atrás.  Esta si es la verdadera RESISTENCIA INDÍGENA que los impulsa a emigrar dentro de su propio país en búsqueda de lo que se les niega y que sí disfrutan sus hermanos venezolanos y millones venidos de otras tierras.

Los indígenas venezolanos deben tener la prioridad de recibir lo que se entrega a otras naciones o, por lo menos de compartirla, en fertilizantes para mejorar la calidad de sus suelos; tractores para aligerar la siembra; financiamiento para adquirir insumos; apoyo para la recolección, vías para el transporte y mercado para la venta; electricidad para aparatos electrodomésticos y por qué no: radio, mini-componente, televisor, video, nevera, microondas, licuadora, celulares y otros que su necesidad y oportunidad  le exija o le brinde; agua para cocinar, lavar y bañarse y, Centros de Salud para prevención y atención de enfermedades primarias.  

Indudablemente todo no se puede hacer a la vez ni en poco tiempo, pero como diría nuestro Libertador, ¿500 años no bastan?  En los últimos 50 años mucho es lo que se ha podido comenzar


La urgente lucha a favor de la racional resistencia indígena debe tener como objetivo fundamental que el indígena venezolano, conservando su identidad étnica y regional, sienta que su patria es mucho más grande que la región donde habita: que su hermanos, con los cuales quiere vivir en igualdad de condiciones, somos más de veintiocho millones y, que al igual que ellos aún teniendo identidades regionales diferentes, somos la sumatoria que, con orgullo, nos hace decir: somos todos venezolanos. Integración que impulse al Yanomami a ofrecer su vida por la defensa del Golfo de Venezuela, a pesar de la distancia y desconocimiento, porque siente que ése golfo también es suyo, y al Wayú a luchar por la protección del ambiente ante los depredadores y saqueadores de nuestras riquezas en el Estado Amazonas, porque también siente que es territorio y riqueza de su patria grande.

Quiero terminar, emulando nuevamente a Andrés Eloy Blanco, tomando de una prosa suya referida originalmente a un llanero y aplicarla, con la misma razón a un indígena venezolano. Cito: “Fue una mañana amazónica donde yo encontré aquel yanomami que viajaba conmigo, todo desabrigado, y que, en una madrugada en plena selva, cuando yo lo desperté para seguir viaje, lo encontré con el pecho desnudo bajo el aire de la mañana y le pregunté si tenía frío, y me contestó el yanomami: ¿Y yo, qué voy a hacer con frío si no tengo cobija?  Haciendo un símil, se me ocurre que, al preguntarle a muchos indígenas, en todas las regiones, si tienen identidad nacional, Dios no quiera que, dolorosamente, contestaran: “y yo, que voy a hacer con Identidad Nacional, si no tengo Patria”.

El sentido de denominar “Día de la Resistencia Indígena”, al 12 de octubre, no debe ser para conmemorar el doloroso pasado histórico de nuestros indígenas, sino más bien, para acompañarlos, en su conciencia y acción, para resistirse, hoy, a seguir siendo expuestos como muñecos en vitrinas de exhibición, y, lograr que en poco tiempo puedan gritar como lo hace un andino, un llanero, un central, un oriental o un zuliano, “soy indígena, orgulloso de ser venezolano”

Por todo lo anterior, considero una obligación patriótica, ciudadana y cristiana, exigir que se cumplan los postulados de nuestra vigente Constitución a favor de nuestros indígenas y las de todos los venezolanos, para lograr que cada uno de nosotros continuemos echando las bases y trabajar  unidos, para colocar a nuestra Patria, Venezuela, en el alto sitial que como pueblo libertario nos corresponde y evitar que, dentro de 20 a 30 años, otro venezolano, a lo mejor un representante indígena en otro 12 de Octubre, escriba  para referirse al  “Día de la Indigencia Nacional”

DANIEL E. CHALBAUD LANGE.     
Valencia, 12 de octubre de 2013

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