En base a los indicadores enviados por el
Gobierno a la FAO -organismo de la ONU dedicado a monitorear las acciones
destinadas a erradicar el hambre en el mundo- decidieron premiar al Gobierno de
Venezuela por los supuestos logros en el campo del combate a la desnutrición.
Esta noticia produjo el rechazo de diversas instituciones y personalidades en
el país quienes denuncian que los indicadores enviados para justificar el
galardón no reflejan la realidad actual.
La grave situación
que experimenta la producción de alimentos, el difícil acceso de la población
para asegurar la canasta alimentaria, el disminuido poder de compra, la
existencia de anaqueles vacios, la multiplicación de las inmensas colas y las
trabas impuestas para que los ciudadanos puedan adquirir alimentos, ha tenido
un impacto perverso en la población ya que los índices de desnutrición de los
venezolanos, en lugar de reducirse, se ha incrementado en los últimos años.
Esta situación se ha
venido agravando desde el año 2012 reduciendo el consumo de leche, carne,
cereales y frutas, mientras que el desequilibrio cambiario, impone limitaciones
adicionales a la importación de alimentos y la escandalosa inflación encarece
los productos cada día. Las previsiones de los expertos apuntan –con la
excepción de los meses de la campaña electoral en la que se utilizaran
mecanismos populistas- que la situación para el año 2016 será mucho más grave
ya que además de la desconfianza de los exportadores de venderle a Venezuela
por no cumplir con los pagos acordados, se suma la caída de la producción
agrícola que pronostica una escasez
creciente de 50%, con una inflación de 150% o más.
Los organismos
internacionales cada vez ven con mayor desconfianza la información consignada
por el Gobierno, como se ha evidenciado estos días con la evaluación en Ginebra
sobre la exposición del Ministro Menendez dando cifras cuestionables en el
ámbito de situación del cumplimiento de los derechos económicos y sociales. Las
cifras manipuladas por el oficialismo, debido a la inexactitud afecta la
credibilidad del Gobierno, pero también arrastra a organizaciones internacionales como la
UNESCO, OMS, OPS, que “premian los grandes logros”, que luego son difundidos
por los servicios de información oficialista como propaganda tratando de
retratar una “Venezuela ideal” muy lejana a la actual realidad acosada por una
grave crisis en lo económico, social, institucional y sobre todo ético.
Cuando en Roma el Presidente Maduro reciba en la sede de la FAO el Premio por haber “mejorado la situación de la Seguridad Alimentaria del país”, y destaque los “logros de la revolución” en la producción y consumo agro-alimentario, se verá evidenciada la contradicción entre la dramática realidad existente, y el de una Venezuela irreal con base a cifras desactualizadas, distorsionadas o irreales, que no contribuyen en nada con el logro de los objetivos que ellas se han trazado, y que pone en entredicho la credibilidad de una institución tan importante como la FAO, que es la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, lo que la coloca en una encrucijada entre la verdad y la ficción.
Milos Alcalay
milosalcalay@yahoo.com
@milosalcalay
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