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sábado, 1 de noviembre de 2014

MOISÉS CÁRDENAS, ATRAPADO EN EL LIBRO ABSURDOS DE JIMÉNEZ URE

«Intentar entrar en la mente de un escritor es como querer cruzar una frontera y caminar sobre ella. En esta frontera no se sella pasaporte ni visa, sino se entra en una región de palabras»

Abordar una obra literaria es lanzarse a lo que yo llamo cruzar la «frontera del pensamiento escrito». Lo defino de esta manera porque cada uno de nosotros llevamos un mundo particular en nuestras mentes, el cual podría ser una «región». En la mente se lucubra, tejen, construyen, crean, maquinan todo tipo de ideas, desde las más nobles hasta las más pervertidas que luego son alimentadas por el fuego del corazón. Nuestra mente es ese rincón donde se producen las más fuertes precipitaciones de nuestros actos y acciones.
Intentar entrar en la mente de un escritor es como querer cruzar una frontera y caminar sobre ella. En esta frontera no se sella pasaporte ni visa, sino se entra en una región de palabras. Cruzar esa frontera es caminar por los terrenos del pensamiento del escritor, aunque este se encuentre alejado físicamente de nosotros (lectores, investigadores, ensayistas, estudiantes). El escritor está cerca en el papel o digitalmente. Adentrarnos a un libro es querer descubrir el tesoro que está oculto en algún mapa antiguo, como los aventureros que se lanzan al mar en búsqueda de una isla llena de oro. Cuando lo abrimos y arrojamos nuestros sentidos en ella descubrimos que la lectura es un viaje de palabras.
Intentar llegar a la mente de un escritor es como creer encontrar la otra parte que nos hace falta para también serlo. Porque cuando leemos a un autor determinado buscamos en él los conocimientos de la vida en su transitar por las palabras. Pero, considero que si un lector cruza esa «frontera del pensamiento escrito» puede quedar «atrapado en el autor».  Entrar en la mente de un intelectual es sumirse en las ideas y creaciones de un ser sensible, soñador, pensador. Quien es arcano y hermético. El escritor mueve el pensamiento de quien lo lee. Esta forma de movilizar los sentidos lo hace Alberto JIMÉNEZ URE (n. el 13 de abril de 1952, en el campo petrolero de Tía Juana, Estado Zulia, Venezuela). A lo largo de su magnífica y maestra obra narrativa, poética, novelística y ensayística, ofrece un disparador en el lector: mueve el pensamiento. El filósofo-narrador-poeta no quiere que ingresemos en su psiquis, más bien promueve que seamos nosotros (los jimenezureanos) quienes entremos en nuestras propias mentes.
He leído el libro ABSURDOS de Alberto JIMÉNEZ URE y encontré en la mente de sus personajes la conexión con la realidad, «el comportamiento humano» (Antología máxima personal de cuentos, a cargo de Sebastián ARENA de EPULIBRE, 2014). Durante siglos, por nuestras acciones, hemos merecido el calificativo de monstruos. En todo el libro se observa las aberraciones de las mujeres y hombres. Cuando leí ABSURDOS, quedé atrapado. Así como le estado, plexo, en otras de sus obras que he tenido el privilegio de leer. Aunque no conozco personalmente a Alberto, lo he seguido virtualmente. Leyéndolo desde su blog, en facebook o escuchado sus cuentos en páginas electrónicas.
Alberto JIMÉNEZ URE trasmite la voz de un maestro de la ficción-elucubración filosófica, porque, como afirman los herméticos: «[…] Todo es mente, el universo es mental […]». Sé que muchos escritores, críticos, estudiantes, ensayistas, han analizado su obra. Pero, tengo la seguridad de sostener que sólo son esbozos de su creación literaria, porque nunca sabremos la totalidad de lo que circunda en su mente. Lo que percibimos es que tenemos ante nosotros a un escritor que pareciera haber nacido en otro mundo, más sensible, y que llegó al nuestro para luchar contra el Mal. Emplea la palabra y la hace sangre, terror, un miedo que eriza la piel de quienes lo leemos porque moviliza nuestros pensamientos: entra en el ser de cada uno. Para algunos dejarlo de leer  y para otros atraparse en sus escritos. Para otros difamarlo y para otros vetarlo. Pero el escritor ríe y sabe que su obra atrapa la mente y mueve la realidad.
ABSURDOS es una «ficción-real» porque, aunque cubierta por el manto de lo imaginario y creyendo que leemos cuentos, él decodifica la «Verdad» respecto de nuestra desahuciada y horrenda Humanidad. Podría mencionar algunos cuentos en los cuales transmite esa Verdad. Digo mencionar algunos para no fastidiar con mis modestos comentarios: pero, prefiero que lo hagan los críticos, ensayistas y profesores universitarios con mayor autoridad. Lo que sí puedo inferir es que esta obra es, sin duda, la etapa cumbre y madura de Alberto JIMÉNEZ URE. Ha dejado que sus fantásticos personajes salgan y transiten libremente por la Tierra. A veces, cuando veo las atrocidades que cometen, los defino «demoniacos» y «escalofriantes». Entonces, me desconecto del libro y pienso en lo fieras que somos como Humanidad. Luego enciendo la radio, escucho las noticias y presiento que por Argentina andan sueltos los protagonistas de las narraciones de JIMÉNEZ URE. Toda su obra es un retrato de la realidad. Todo lo que ocurre en el mundo es absurdo. Las mujeres y hombres cometen actos criminales, catastróficos, oscuros, macabros, y de ellos está hecha la Humanidad. Alberto lo intuye y los describe. Nosotros lo leemos y sentimos que nos dice la verdad.
El nuestro es un abominable mundo encima del cual el escritor escupe sus palabras. Lo absurdo junto con el Mal está ganando porque el Hombre se preocupa en dominarse, destruirse y huye de lo que es «ser humano». Creo en lo que Herbert Marcuse cuando afirma: «[…] El hombre somete su existencia a un fin situado fuera de sí mismo. El que un fin exterior sea el único que preocupa y esclaviza al hombre, presupone ya una mala ordenación de las relaciones materiales de la vida […]» Eso está ocurriendo en el mundo donde vivimos, dominado por la fealdad: de ahí las cosas absurdas a las que somos sometidos.
La violencia e ira están asfixiando al planeta y Alberto JIMÉNEZ URE lo advierte, denuncia, se burla a veces y hasta infunde temores o intuiciones sobre lo que sucederá. Debemos también decodificar frente a sus palabras. Pero, ¿cómo hacerlo atrapados en su obra? Esa es la finalidad de su literatura, que seamos nosotros (lectores, ensayistas, críticos, investigadores, profesores) igual personajes de sus obras. La conexión está hecha entre el escritor y nosotros. Aunque no sea fácil explicar esa situación. Hay que dejar que sea el escritor quien nos atrape y envuelva con su manto creativo. Que nos lleve al sepulcro, para decir como Keats: «[…] Aquí yacen los restos de quien escribió su nombre en agua […]»
Así es  Alberto JIMÉNEZ URE. Su nombre está escrito en agua porque en ella está la vida. Yo digo que donde hay vida hay literatura. Con seguridad infiero que es un ser espiritual y, cuando digo «espiritual», no me refiero al hecho que él profese una religión. Todo indica que es anticlerical, irreverente. Espiritualidad que se refiere a su forma de vincularse con lo universal.
Moises Roberto Cardenas Chacon
viajesideral2@hotmail.com

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