Un salario mínimo que sirva de referencia
para que aumenten todos los salarios es una de las causas de inflación y
desempleo, como en México en los años 80 y en Argentina durante muchas décadas,
por citar algunos ejemplos. Al convertirse en un aumento generalizado por ley,
que afecta todos los niveles de salarios, no solo a los mínimos, pues todos los
salarios se manejan al aumentar el mínimo, genera el despido de quienes no
tienen una productividad mayor a ese salario o que el mayor costo de ese
salario se traslade a los consumidores mediante un aumento de precios.
En ningún país del mundo los aumentos de
salarios por decreto han incrementado los niveles de vida de la mayoría de los
trabajadores. Si eso fuera posible, ya no habría pobres en el mundo,
simplemente un gobierno con un poder equiparado al de Jesucristo al multiplicar
los panes, podría reducir la pobreza mediante leyes y lograr que milagrosamente
aumentaran los salarios.
La única fuente real para elevar los salarios
reales de los trabajadores, no solo los nominales, es el incremento de la
productividad del trabajador al que se le aumenta el salario, no la
productividad promedio, que es solo un indicador macro. Y para aumentar la
productividad es necesario invertir en mejores maquinarias y capacitación de
los candidatos a utilizarlas. Un trabajador con una máquina o tecnología a su
disposición y capacidad de manejarla, son las únicas fuentes estructurales de
aumento de salarios.
Todo político, funcionario o candidato que
prometa un aumento de salario por ley o decreto, ignora cómo funcionan las
leyes y mecanismos económicos o parte de la premisa de que quienes lo escuchan
son ignorantes. Les quiere hacer creer que si él llega a ser legislador o
Presidente los salarios aumentarán. El cuento de los salarios mínimos sirve
para ganar votos no para mejorar el nivel de vida de los trabajadores.
Si realmente un político, funcionario o
legislador quiere ayudar a elevar los salarios reales, tienen que crear leyes
que impulsen la inversión en maquinaria, tecnología y capacitación, que se
traduzcan en la creación de empresas que ofrezcan más empleos y mejores
salarios. Cualquier política que no genere incentivos para la inversión, la
capacitación y una mayor creación de empresas son cuentos chinos, aunque ya no
es válido ese dicho, pues los chinos ya no creen en esos cuentos.
Luis Pazos
lpazos@prodigy.net.mx.
@luispazos1
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