Qué difícil es vivir en una Venezuela que ha
sido y es gobernada por Chávez y sus secuaces. Es dramático y triste constatar,
después de quince años de gobierno, las enormes calamidades, las carencias y
las tantas vicisitudes con las que debe lidiar el común de las personas para
sobrellevar de la mejor manera posible su existencia, sin recibir del régimen
ninguna contraprestación significativa de avance, crecimiento y progreso.
Este es un régimen que abusa y
expolia a la población, la esquilma, la engaña, la envilece, la acosa y no le
ofrece materialmente la tan cacareada
“mayor suma de felicidad”.
Por el contrario, cada día nos cercena el
presente, nos destruye el futuro y nos encierra en un círculo de miseria
creciente. Es una suerte de desenfrenado castigo colectivo al que nos somete el
ideario del “Cuenta Cuentos Galáctico”, con el empeño de destruir al país, sus
leyes, sus instituciones y los principios y valores democráticos que aún
perduran para tratar imponer, a cambio,
un totalitario, fracasado y anacrónico modelo
de sociedad, mayoritariamente rechazado por la población.
Al igual como lo han hecho otros pueblos
contra las satrapías que los subyugan, ha llegado el momento de dejar la
desidia de lado y actuar para hacerle entender al chavismo y sus
intérpretes que categóricamente rechazamos
su visión de país; que resistimos su decisión de arrebatarnos nuestra libertad
individual y que no continuaremos tolerando sus intentos de limitar nuestra
capacidad de pensar y actuar según nuestra propias convicciones y creencias;
que no aceptamos que siga violando impunemente la Constitución y conculcando
nuestros derechos fundamentales; que no permitiremos que destruya el derecho a
la propiedad privada; que no queremos que hipertrofie el tamaño y las funciones
del Estado; que rechazamos como ha pervertido la economía y corrompido los
valores éticos de nuestra Nación; que no aceptamos como ha envilecido nuestro signo monetario y
destruido industrias y empleos; que nos indigna como ha debilitado la seguridad
individual y colectiva y como ha
pisoteado y comprometido nuestra soberanía y limitado nuestro libre albedrío. Pero lo más
grave de todos los desatinos de este improvisado gobierno es que ha destruido
nuestro futuro y el de nuestros hijos, quiénes no alcanzarán a disfrutar la
calidad de vida que teníamos antes que ellos llegaran al poder, y además
irresponsable, imperdonable e inaceptablemente le ha robado las oportunidades y
las posibilidades de un mejor
destino a los niños venezolanos que no han nacido todavía.
Maduro debe saber que estamos hastiados de su indigno y nefasto régimen, que no tenemos miedo y que hemos decidido enfrentar y resistir sus intentos totalitarios; que no permaneceremos en silencio; que defenderemos nuestra libertad y nuestras convicciones tan a menudo como podamos y por todas las vías que democráticamente podamos encontrar; que lucharemos sin tregua ni descanso para triunfar en la disyuntiva planteada: libertad y democracia o totalitarismo y opresión
Pedro
Luis Echeverria
pedroluis.echeverria33@gmail.com
@PLEcheverria
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