En el
mundo no han encontrado otra manera de combatir el desabastecimiento, que
aumentando la producción e incluso subsidiando a los productores como lo hacen
la Unión Europea y Estados Unidos, con más de 100 mil millones de euros al año
los países desarrollados del viejo continente, y con más de 100 mil millones de
dólares el gobierno norteamericano,
Tanto el extinto
Comandante en Jefe como su heredero Nicolás Maduro, para tratar de justificar
su fracaso agrícola han acusado al Imperio, de dirigir un plan para
desestabilizar su gobierno, mediante el desabastecimiento de los principales
productos de consumo humano y provocar el descontento entre los venezolanos que
tienen serias dificultades para encontrarlos, aunque continúa el intercambio de
petróleo nuestro por toda clase de mercancías industrializadas y hasta materias
primas desde dicho Imperio.
La credibilidad del Jefe del gobierno
cae irremediablemente por buscar un enemigo a quien echarle las culpas de todos
los males que afectan la economía y la vida de los venezolanos, y no una correcta política agrícola que hasta sus
aliados de la Alba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua le han sacado provecho y
exportan sus productos a nuestro país. En el caso del desabastecimiento de los
productos agrícolas, la razón es evidentemente muy sencilla. Los productores
del campo han sido despojados de tierras en plena producción, con lo cual han
dejado de fluir hacia los mercados decenas de rubros agrícolas y millones de kilogramos de los mismos.
Si la lucha la emprende el Presidente
de la República contra los latifundios -tierras improductivas- y las pone en
manos de campesinos preparados para su explotación y una buena administración,
no sólo hubiera aumentado la producción y abastecido a los consumidores, sino
que también tendría el apoyo de la mayoría
de los venezolanos y posiblemente estaríamos exportando algunos de esos
productos a los grandes mercados internacionales.
Pero la ocupación de fincas productivas, que inmediatamente dejaron de producir, y las constantes amenazas contra la agroindustria a los pocos productores que todavía exponen sus vidas en el trabajo del campo, acosados por el abigeato -robo de ganado- el cobro de vacunas por guerrilleros y paramilitares que pululan en la frontera e incluso más acá, cuando no son víctimas del secuestro, sólo han servido para que los productores continúen abandonando sus tierras, y por lo tanto generando más desabastecimiento en las ciudades.
Con la importación de más de 70% de los
alimentos que se consumen en el país, se resuelve transitoriamente el problemas
del desabastecimiento, mientras existan
los altos precios del petróleo, pero si no hay un cambio en la política
agrícola del gobierno, que garantice la propiedad privada y cree condiciones
que den garantías jurídicas y estímulos a los productores la crisis agrícola se
profundizará en los próximos meses. Con la importación el gobierno ayuda a los
productores de otros países, mientras desaparece gran parte de nuestra
agricultura.
Juan Paez Avila
jpaezavila@gmail.com
@jpaezavila
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