Lo que ocurre en el país fue previsible. Previmos que la burlesca
hazaña del 4F tendría consecuencias funestas y las está teniendo. Ya se
vislumbra a escala inmensurable la involución "pacífica y armada"
propugnada y auspiciada por el desborde de estúpidos héroes de pacotilla, que
armados de atarraya y cordel, creyeron pescar el arcoíris en un mar de fondo y
leva. Ignorantes, que con gran facilidad prometieron convertir el país en una
imprecisa "potencia". Una pretensiosa odisea, con la que hicieron
rima y son, bajo la férula del hoy difunto "comandante eterno".
Pero
lo real no es invisible, aunque la claque que hoy inunda la "patria"
entumecida, siga engañando al triste pueblo que suspira y sueña esperando
"el milagro del difunto". Es increíble el sacrilegio de los
desmadrados "chavistas" que se atreven a orar: "Chávez nuestro
que estás en el cielo" ¡Perdónalos Dios mío que no saben lo que dicen y
mucho menos lo que hacen!
Ya la sinceridad escapa del lenguaje, cuando
esa realidad permanece aún como esperanza del humilde venezolano incapaz de ver
las tinieblas en la tempestad que nos atosiga, y da tristeza enfrentar a los
desamparados de siempre, mal llamados "dignificados" por los
"majaderos" y por los chulos del fisco y del petróleo, cuando como
faena persiguen bajo la lluvia y el sol los productos para su bocado diario. No
hay palabras como martillar o castigar a esos malvados poderosos, que
aprovechándose de la poca vergüenza que les queda, insisten en vapulearlos y
socavar hasta su más intimo sentimiento, adornándoles el desdén con la mágica mención del
"insepulto".
Solo sabandijas, como los desesperados
gobernantes y "enchufados" de PSUV tienen el coraje de querer engañar
al "pueblo", haciéndoles creer que pueden de la noche a la mañana
superar la crisis financiera, económica y política en que se ha transformado la
"revolución o patria", y para exculpar al "difunto",
aplican el castigo a su "hijo heredero", haciéndoles ver que los
males hoy agravados son de su culpa. Lastimosamente, también son creyentes
muchos adversarios opositores, que sin darse cuenta les hacen el juego,
personalizando al culpable, que favorece a los elegibles en los siguientes
procesos electorales. A muchos les escuchamos: "verdaderamente, con Chávez
no estuviéramos como estamos". No tienen cerebro para razonar, que la gravedad
de una enfermedad no es un estadio, sino la consecuencia de un mal progresivo.
El legado de Chávez es que Venezuela ya no tiene cómo sostener su economía. La producción petrolera decreció en porcentaje indescifrable, por lo que la implosión de la economía interna es inevitable, ya que no tiene dinero suficiente para mantener un mínimo de subsistencia aceptable para los venezolanos.
La crisis petrolera comenzó con el pito de
Chávez, con los acuerdos de Petrocaribe, con el Alba, el exorbitante aumento de
la plantilla "roja rojita" de PDVSA, la nacionalización de los
tercerizados, hasta la inundación de "chatarra china" cambiada por
petróleo a futuro. De gravedad, la pérdida de la experticia petrolera y la
falsa economía eliminando y disminuyendo el mantenimiento y la inversión
productiva. La escasez se inicia con la estatización de lo nacionalizado y las
expropiaciones, el desmantelamiento de la industria privada y la militarización
de la gerencia productiva, el control y la penalización cambiaria, el juego
perverso de "costo y precio justo", las importaciones por "rojos
rojitos" de alimentos y medicinas vencidos o cerca del vencimiento, amén
del congestionamiento de puertos y la farsa de capacidad de transporte para la
exorbitante importación. La incapacidad del ministro élite Jaua para manejar la
producción agrícola, que con la expropiación de tierras productivas las
transformó en eriales; y con la modificación de la ley para eliminar la pesca
de altura, eliminó el pescado.
La salud y la inseguridad pública son verdaderamente
dantescas y solo mejorarán, cuando se coloquen en su gestión y dirección,
personeros capaces y preparados en las disciplinas que las conforman, que sigan
o ejemplaricen parámetros en países con elevado y notorio desarrollo en
democracia. En la patria de Chávez, Caracas figura como la ciudad más peligrosa
del planeta. Venezuela regresó al subdesarrollo prehistóricos y el hampa le
disputa al gobierno el monopolio de la violencia. El retroceso en salud es notorio y espeluznante. Para algunos es un
retroceso a principios del siglo xx. Han insurgido como epidemias enfermedades
que fueron erradicadas, reportándose casos de malaria, tuberculosis, dengue y
recientemente chikungunya. Los pacientes de cáncer no cuentan con la certeza de
ser debidamente tratados. La estupidez de los "Barrio Adentro" se ha
plagado de mala praxis, persistiendo la duda sobre la profesionalidad de los
"médicos" cubanos y la incapacidad de los llamados médicos comunales
o integrales formados en las improvisadas universidades y cursos de la
"revolución". Para colmo de males, las medicinas han desaparecido en
el desbarajuste que han querido tildar de "guerra económica", para no
reconocer el fracaso del "proceso" o "socialismo" de la
herencia. Igual ocurre con los materiales necesarios para operaciones
quirúrgicas. Una tragedia que no se observa en ningún país de la región. Por
desgracia, mediante la política de integración del difunto, los países que le
siguieron la corriente, pudieron beneficiarse y compensar sus economías con nuestros
recursos, que los conduje a no padecer lo que hoy padece. Todos han logrado
crecimiento, contrario a la Venezuela protectora y bondadosa. También, por
desgracia, los venezolanos que pueden huyen del país. En su mayoría, la
juventud que no puede acostumbrarse a la inmolación a que obliga el régimen
procaz tildado de "socialista".
La seguridad jurídica, considerada como la
base fundamental del verdadero Estado democrático, social, de derecho y de
justicia, pautado en la Constitución, solo volverá a parámetros de justicia y
equidad, cuando se cambien los jueces y fiscales alabarderos, amedrentados y
peseteros de hoy por honorables juristas. Pareciera que todo está perdido, pero
debemos pensar que solo nosotros, con voluntad y coraje podemos hacer la reversión
de la historia. Ya llegó el futuro y debemos encaramarnos en él. Si somos
conscientes, debemos reconocer que el "chavismo" yace en el
"cuartel de la montaña" y más abajo tenemos "la patria heredada
de Chávez", que querámoslo o no, se recuperará si imponemos nuestra
voluntad. ¡Dios está con nosotros!
Enrique
Prieto Silva,
eprieto@cantv.net
@Enriqueprietos
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