Se atribuye, pero no
estoy seguro, a Gonzalo Barrios la expresión, “a ese señor le
hace falta un poco de ignorancia”
refiriéndose a Carlos Andrés Pérez, de cuya megalomanía, narcisismo
“intelectual”, arrogancia parecían que colmaba toda la soberbia que presidente
alguno hubiese habido en la Venezuela, incluidos seres como Guzmán Blanco, el
Ilustre Americano; la dureza del benemérito, Juan Vicente; la habilidad zamarra
de Betancourt de la democracia
Padre; y la nunca bien reconocida, ponderada pero bien admirada
sabia savia de Caldera.
Pero, por justicia: el
caudillismo de Gómez creó la Venezuela unida, hoy prostituida, sus fuerzas
armadas nada tienen que ver con las milicias, o los “ejércitos” de la
Independencia y el entierro de los
generalaluchos y comisarios locales. El
caudillismo de Betancourt acabó con
Ramos Jiménez, Paz Galarraga, Prieto, en
una palabra, con AD y Caldera, exterminó a Copei. Así ocurrieron las cosas en la antigua era,
vale decir, las tales repúblicas
anteriores a la V que, para un buen experto chavista, bien pudiera decir el
Ciclo Sempiterno de Chávez, por analogía, pero superando, desde luego, y para
siempre, el Siglo de Pericles.
Chávez superó a
todos esos nombrados y a los que por mi ignorancia no cité. Algunos detalles ilustran mi
afirmación. De Bolívar, Chávez se declaró heredero, de Cristo
apóstol, de la humanidad el mesías, el redentor definitivo. Creador y
padre único de su propio socialismo, indoamericano, originario, ronbinsoniano,
bolivariano, zamorano, y algún otro ano
más.
Todos sus méritos hoy reconocidos,
comandante eterno, supremo líder, y otros adjetivos que determinan su
grandeza, todo en ello en función de canonización, pero, como meta final, su
deificación.
Con tan invalorable, por majestuosa e inmensa jerarquía, despreció a Vargas Llosa, pobre diablo
ese, qué
se creía ese, quien por ser premio nobel de literatura osaba invitarlo
a un debate público sobre temas políticos, entre ellos, derechos humanos,
democracia, libertad. Célebre frase la “suya” para María Corina Machado águila no
caza moscas y la advirtió que no tenia
ranking para debatir con él y, además que estudiara. El imperialismo fue
denostado mientras Gadafi, Hussein, Las
Farc, alabados, ensalzados, tal, pues, su inmensa sabiduría de todo, que nada ni nada le era ignorado.
Y como de tal palo
tal astilla, los biógrafos e historiadores del régimen bien pueden decir, sin
pizca de error, que Maduro es a Chávez
lo que Platón a Sócrates, con la
pertinente observación de que Chávez tenía claro que él lo sabia todo aun lo
que no sabía, mientras que el pobre
Sócrates estaba consciente que le
faltaba mucho por saber porque era mucho lo que él, francamente, sabía. Es lo
que Pablo a Pedro, por dejar testimonio
de fácil inferencia. Efectivamente, como parte de la demostración, recién ha el
teósofo Maduro, dio a la humanidad una
lección inobjetable, memorable, perenne por sus dominios en este campo, de
compleja y difícil comprensión humana.
Pero, además, de su lección teosófica, fue también una lección de
estética, de preceptiva literaria, etc.
El Chávez nuestro, afirmó, es una obra literaria de altos quilates y a
Dios se le puede adorar de cualquier
modo. Los ignaros obispos, el
nuncio y el cardenal, por respeto al conocimiento, al saber y a la fe de
Maduro, bien pudieran elevar esto a Francisco, el Papa, quien en consulta con Ratzinger pudieran oficializar ese Chávez nuestro. Pero, además, pienso que Aristóbulo podría
coparticipar con esa Teosofía y ¿por qué no? Añadir una deidad más a la Trinidad y tendríamos una
tetraNIDAD. Quien quita, sin prejuicios
raciales ni complejos culturales, que la Santísima Trinidad la integran solo
blancos y faltaría un afrodescendiente
por cosas de justicia y de los avances
de la democracia protagónica y participativa.
Las referencias
constantes al cristianismo y a Jesús en
especial, con la profunda amistad con los regímenes islámicos, la
santería, son teológicamente una muy bella postura ecuménica, cuyo amor
bien puede coronarse con la reafirmación de los líderes de la paz, del amor, de los derechos humanos, de la
mujer, del niño, de la justicia, de la
libertad, tal como Bashar al- Asad, su
apoyo a Hamas, sus propuestas de guerra
total contra Israel, sugerida a la Liga Árabe, su amor heredado a las FARC… y
muchas casos mas hacen de Maduro un
genial teólogo ecumenista. Cristo y
Mahoma, para todo cuanto salga y, en especial, contra
Israel.
No puedo menos que destacar su dominio de la historia, sus lecciones en cadenas son de tal densidad
que pobres son Gil Fortoul, Caballero,
La Escuela de Cambridge, todo ello para explicar con elegancia, talante de
predicador, como se ha desenvuelto la historia de la humanidad sobre crímenes,
con crímenes, pecados, ausencia de ética y moral, de valores, todo ello producto del capitalismo y, a partir de allí,
concluir con rigurosas inferencias en la necesidad del nuevo hombre, con
la construcción del socialismo
chavista, donde todos seamos iguales,
disfrutemos la dicha de ser pobres, en
fin de la alegría de vivir mal, para
estar limpios de avaricias, lujuria, soberbia y, así acercarnos al Señor, Hugo Rafael, se sobrentiende.
Pero, por si esto
fuese poco, en los últimos tiempos sus
lecciones sobre finanzas, control de cambio, producción, agricultura,
piscicultura, mercado socialista, alcanzan posibilidad de un premio nobel de
economía.
Busque usted, lector, las observaciones de fondo, forma,
sapientia, medulares, al texto de los dos profesores venezolanos residentes de la Universidad de Harvard. Creo que son Hausmann y Miguel Ángel Santos. La mediocre Harvard, obviamente es la
sirvienta élite del imperialismo y estos dos profesores, además de mentirosos,
difamadores, calumniadores, vende patria, son simples sicarios de la
perversidad imperial, muy bien pagados para, mediante la guerra económica,
acabar con el proceso revolucionario chavista que es el Armagedón del capitalismo, que será enterrado por siempre para siempre
por el pueblo y todos los males que ha creado, desarrollado, inoculado el
imperialismo tendrán su final y jamás volverá, no volverá jamás.
A este par de ignorantes,
traidores, sicarios, señaló la posibilidad,
es un decir, ordenó, es la verdad, enjuiciarlos, y tal harán los magistrados
del TSJ, previa acusación de la Fiscal, una dama inmensamente brillante, con
quien por su descomunal capacidad jurídica solo sería
equiparable a la sabiduría y modestia de Hermann Escarrá.
Llegados a este
punto, vista la verdad con sus múltiples caras con las que se cubre, protege,
viste Globovisión, usted lector se interrogará si a la mentira
no le pasaría lo mismo, una cara según a
quien se le sirvan la mentira o la verdad y podría alimentar su información con la verdad de la cara de
Vladimir a la 1, programa documental
para el aprendizaje de Antonio Pascuali,
de Marshall Mcluchan y de Cco a Marta
Colomina.
Pero este texto no es del todo mío, digo mejor, lo mío es el modo
de armarlo. La verdad de él es que lo transcribí de las más acabadas
confesiones de conspicuos chavistas. Soy, pues, el amanuense escribidor. Cada chavista importante es también lo mismo que es Maduro, cuyos méritos y
cualidades no cité todos, porque no caben en espacio alguno en donde se diga la
verdad, tanto mas si doy por verdadera
la taxonomía que de ella hace a cada instante
Globovisión y los adoradores de
Vladimir.
Pero, en este cuadro, una frase final, una oración compuesta de la
gramática y una oración a Chávez, me
sirve para cerrar esta descripción, dijo Wilmar Castro Soteldo, gobernador de
Portuguesa, "la gente no ve los
milagros de la Divina Pastora, pero sí los del comandante Chávez”.
Como ve, nada
es mío, ahora le ruego me acompañe para ver qué puedo decir yo.
1) Todo autócrata, todo dictador, sea en la política, la religión,
etc., todos, viven un complejo proceso psíquico mediante el cual se asumen como
dioses.
2) Esta autodeificación se multiplica porque todos su cómplices,
secuaces y sus pares, por diversos intereses, lo reconocen como tal, sin
importar cual sea el calificativo dispuesto para ese reconocimiento y
adoración. El Fûhrer, dijeron a Hitler y
lo saludan heil Hitler. Sagrado.
3) Todo dictador organiza, crea todo un modelo de propaganda, para reafirmarse en la gente, en el pueblo, y
de modo especial entre sus “feligreses”, sus acólitos, sus camaradas,
compañeros, quienes lo asuman como ser
infalible, superior, supremo, y finalmente lo vivan, lo sienten su redentor, su salvador.
4) Todo autócrata, dictador, invoca siempre, siempre, a sus
dioses, a su ídolo, como su propia guía. Chávez es el dios de Maduro, de Dios
dado, etc.
5) Todo autócrata, dictador, crea e impone el estado de terror a
fin de, mediante sus diversas formas, anular
la voluntad del individuo y de la sociedad hasta hacerlos abúlicos,
vivir la felicidad de la tortura, del miedo y finalmente hacerlos absolutamente indiferentes a su
propia miseria, a su propia muerte, ser feliz prisionero de miedo, incluso,
temen a la libertad.
6) Todo dictador, autócrata, crea todo un inmenso cúmulo de leyes,
para mediante ellas apoderase de todo cuanto tales leyes determinan.
7) Todo autócrata, dictador, es siempre e invariablemente sádico. Hitler gozaba con la muerte de sus
enemigos, sonreía feliz ante el Holocausto. Pinochet y Videla vivía los mismos
orgasmos de su perversidad.
8) Todo dictador culpa a otro de sus fracasos, de sus
incapacidades. Los judíos, dijo Hitler.
El Bloqueo balbucea hoy Fidel y ayer gozaba de su ruindad al “invocarlo”. El
imperio y la guerra económica, el contrabando de extracción (¿el otro es
bueno?), la burguesía, los sufrimos, repite Maduro, como ayer los culpó Hugo Chávez.
9) Todo dictador, autócrata vive lleno de miedo. Teme y desconfía
a todo y de todos, incluidos sus propios adláteres, secuaces,
guardaespaldas. Pero, su mayor miedo es
a la libertad. Cada dictador, autócrata es
prisionero de sí mismo.
10) Todo dictador ama y utiliza la mentira como forma de
convertirla en verdad, tal como los adúlteros, siempre creen que nadie lo
sabrá.
11) Toda dictadura, autocracia,
se mantiene por el miedo y el
silencio cómplice de quienes obligados están a no callar.
Sabemos esto, la
cuestión es por qué la gente cree en ellos, primero, y por qué ellos no creen en la gente. Segundo como salvarnos de eso. Debo confesar mi incapacidad para responder,
empero, dialoguemos. Por hipótesis creo
que el ser humano tiene miedo a la libertad. La libertad es asumir
responsabilidad, libertad es buscar y ser libres mediante el conocimiento de la
verdad. Libertad es el reconocimiento al otro, sin que ello implique
complicidad o hipocresía o lo que es peor, aceptar su negación a la
verdad.
Es reconocer que la libertad la regula la ética para que haya
paz. La
negación de la libertad es esconderse en sus propios delitos, en sus
mañas, en sus complicidades, asumiendo la farsa, la mentira como verdad.
La negación de la libertad es prostituirla, según la subjetividad de
cada quien, pues en esa proyección refleja, expone y expresa lo que es. Este
miedo tiene larga historia, muy larga,
rastreable desde sus orígenes y siempre desde allá se verá vinculada al Poder, bien por alcanzarlo, bien
por ejercerlo y mantenerlo, pero en el hoy, digamos que empieza en la casa, se forja en la escuela y se
consagra en las relaciones del poder en
la sociedad toda. Ese miedo a la
libertad va con cada uno, en unos más que
en otros, desde luego, es miedo a sí mismo, miedo de reconocerse a sí mismo, y
reconocerse a sí mismo es posible
si y solo si reconocemos la cualidad o deficiencias ajenas, por correlaciones, pero nada da mas
miedo que asumir el riesgo de amar la libertad y por ella luchar hacernos.
Americo Dario Gollo Chávez
americod@gmail.com
@americogollo
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