Con frecuencia se nos pregunta “¿cuándo
salimos de esto?”, en referencia al régimen instalado en el país desde hace 15
años. Quienes nos interrogan tal vez ignoran que es difícil pronosticar los
desenlaces políticos. A mi mente vienen, cada vez que nos solicitan opinión
sobre el término de la autocracia militar existente y la vuelta de la
democracia, dos anécdotas históricas.
Una boutade del sabio Albert Einstein
también refleja las incertidumbres y dificultades de la política. Pocos años
antes de morir en 1955, un periodista quiso saber por qué él no había continuado en la actividad política, en
la que había obtenido triunfos en sus años de juventud, y su respuesta fue que
la política era una ciencia “muy compleja” y que por eso “preferí dedicarme a
la física nuclear”.
Guardando las distancias de espacio y
tiempo, aterrizamos en nuestro país para afirmar que se puede predecir que el
gobierno actual ha entrado en su fase terminal, pero sin que se pueda fijar la
fecha exacta de su desaparición. Una gigantesca marcha popular aventó a Chávez
de la presidencia el 11 de abril de 2002, pero nadie podía adivinar que el mal
manejo de la situación desde Miraflores lo iba a reponer en el poder 48 horas
después. Cuando Nicolás Maduro asciende a la presidencia mediante el fraude del
14 de abril de 2013, a lo que se sumaba su descomunal ignorancia para ejercer
el cargo, todo el mundo creía que duraría días o semanas en la posición
usurpada. No ha sido así y, “por ahora”, las profecías no se han cumplido.
La grave crisis económica que vivimos, superpuesta a una también grave crisis política e institucional, podría vaticinar el fin muy cercano del régimen. Inevitablemente vendrá una devaluación de la moneda (eufemísticamente llamada unificación o convergencia cambiaria), una reforma fiscal y aumento de tarifas de los servicios públicos, medidas monetarias restrictivas, eventual incremento del precio de la gasolina, etc, aunado a la insuficiencia de divisas para atender las importaciones y el servicio de la deuda pública: ese explosivo tótum revolútum conducirá a una inflación de tres dígitos y a una profundización de la escasez y el desabastecimiento.
Ante esos datos tangibles, tampoco podemos
predecir la fecha del derrumbe
gubernamental porque desconocemos la magnitud de la reacción popular en la
calle y de los diversos estamentos de la nación
a la hora de expresar su descontento y su protesta.
Así de difícil y enigmática es la política.
Carlos
Canache Mata
canachemata@gmail.com
@CarlosCanacheMa
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