El debate nacional en torno a la salida constitucional del gobierno de
Nicolás y el fracaso de la revolución, ha generado opiniones diversas, todas
valiosas, meritorias del análisis y el respeto de los demócratas venezolanos.
El planteamiento toma cuerpo en las alternativas de Referendo Revocatorio,
Asamblea Nacional Constituyente y Asamblea Nacional.
La Asamblea Nacional Constituyente se encuentra establecida en el Título
IX, capítulo III, artículos 347 y 348; la posibilidad de su convocatoria para
la alternativa democrática estaría en la recolección del 15% de las firmas
inscritas en el registro electoral, las demás las controla el oficialismo. Sus
iniciadores promueven un nuevo ordenamiento jurídico sustentado en el Estado
Federal Descentralizado (EFD), versus el Estado Federal Centralizado (EFC),
motivado al agotamiento del último. Igual que el referendo, una cosa es
convocarla, otra su aprobación.
Los dos planteamientos anteriores requieren de acuerdos, organización,
promoción y resultados efectivos, lo que indica tiempo, fuerte inversión y
desgaste, pero no dejan de ser llamativos para soluciones a posteriori.
Se presenta la opción de la Asamblea
Nacional, cuya elección debe hacerse en septiembre de 2015, y entre las
responsabilidades estaría el de nombrar las nuevas autoridades de los distintos
poderes producto del vencimiento de su mandato. Ciertamente no es la
alternativa para nombrar un nuevo presidente de la República en lo inmediato,
pero es el mecanismo cercano para frenar los atropellos y abusos del actual
gobierno nacional en contra de la Constitución Nacional y los ciudadanos. Para
hacer posible ese propósito se requiere de ganar contundentemente. Alcanzar la
unión, con desprendimiento e inclusión es la iniciativa a consolidar en los
factores disidentes al oficialismo. Los errores cometidos con el llamado a la
abstención y el retiro de los candidatos en la elección de la Asamblea Nacional
de 2005, no pueden volver a repetirse, porque se ha pagado con creces tal
desacierto. Se puede pensar distinto, pero el objetivo es el mismo: lograr un
nuevo gobierno.
El meollo del asunto radica en la conformación del Consejo Nacional
Electoral (C.N.E). Tres de las actuales autoridades deben salir por vencimiento
de sus funciones, y es la vigente Asamblea Nacional quien debe nombrarlos, con
la aprobación de las tres cuartas partes de sus miembros. La estrategia de los
factores democráticos debe girar en torno a ello; hacerse sentir y exigir el
cumplimiento del deber. Es perentorio frenar el abuso del oficialismo. La
protesta organizada, direccionada, responsable, con contenido, es la
alternativa para corregir los desafueros gubernamentales e institucionales.
ARTURO
MOLINA
Jarturomolina@gmail.com
@JARTUROMS1
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