Vivimos
en un país donde hablar puede costar caro, donde se intimida desde las alturas
del poder. Donde escuchamos a ministros, al presidente de la Asamblea Nacional
y hasta el propio Maduro, repetir amenazas con desintegrar a la oposición, con
tener celdas preparadas, con expropiaciones, saqueos y con cuanto recurso
coercitivo se les ocurre.
En
Venezuela desde la época del difunto, se desconocen los triunfos electorales de
la oposición, se inventan "cargos inconstitucionales" para quitarles recursos y esferas de competencias
a las autoridades electas de la oposición democrática. Lo que en resumidas
cuentas viene a ser un desconocimiento de la voluntad popular que los eligió.
Una bofetada, con la cual utilizan su poder arbitrario irrespetando los
resultados democráticos.
En
el Gobierno se siente con derecho a
violar las leyes de la República, el país es de ellos y utilizan la fuerza para
controlar los que no han convencido y disienten de su proyecto.
Tienen
presos como Simonovis, culpable de haber protegido a venezolanos inocentes de
la emboscada bolivariana en el puente Llaguno. Ellos dejaron morir a Brito, un
agricultor venezolano que falleció luchando por recuperar sus tierras.
Cerraron
Radio Caracas, obligaron al exilio a políticos, militares y sindicalistas,
destruyeron Pdvsa, el servicio eléctrico y la producción de alimentos
venezolanos.
Convirtieron
la Cancillería en un nido de agentes partidistas, allí asesinan embajadoras, se
habla de tráfico de drogas en valija diplomática. Se pierden los recursos
enviados al Pabellón de Venezuela en la Expo-Shanghai.... Y se paga a los
abogados del terrorista Carlos.
Todo
dentro de la más grande impunidad, las leyes solo existen para manipularlas
contra la oposición.
Con
la mayor desfachatez los organismos contralores, el CNE, la Defensora del
Pueblo, la Asamblea Nacional, El Tribunal Supremo de Justicia, están puestos al
servicio de un partido político.
Este
gobierno, responsable de esos pocos ejemplos que señalo por falta de espacio en
mí nota, puede con su cara más cínica pedir respeto para sus dirigentes o como
hace poco decía una vieja amiga "que me respete mis ideas"... Y yo le
respondo con dignidad, ¿respetar que te calles ante los atropellos jurídicos?
¿Aceptar la complicidad ante la persecución del otro?
Comencemos
por establecer diferencias, creo profundamente en el respeto a las personas,
más si me une desde el pasado lazos de amistad. Lo que no significa que tenga
que renunciar a mis valores y a su defensa. El respeto es un principio en dos
vías.
No
puedes pedirme que me calle ante la bestial golpiza que tus diputados le
propinaron a los míos, o ser testigo
sumiso de las imágenes de los degollados en las cárceles venezolanas, ni
silenciarme frente a la escasez de comida, ante los regalos millonarios o
frente al enriquecimiento súbito de los bolivarianos.
La
verdad es que ya no pensamos igual, tengo una desagradable noticia ¡no
callaré!... no puedo ni debo.
El
poder de las palabras es lo único que puede romper el muro de la impunidad,
sensibilizar con el análisis, motivar al decaído, abrirle los ojos al
decepcionado, es mi tarea.
Pero
sobre todo, la siento grande cuando a través de mi columna expreso lo que tanta
gente quiere gritar y no se atreve o no puede. Por ellos debo continuar.
Con
dignidad la oposición tendió la mano a un diálogo, dentro de la vía
constitucional y a pesar de todo el ventajismo electoral gubernamental.
La
repuesta si estuviera libre de la injerencia cubana-castrista debería apostar
por el diálogo, el reconocimiento a los derechos del otro y a los valores del
pueblo venezolano.
La
realidad que vivimos es dolorosa, el odio, los intereses de La Habana y la
ineficiencia instalada en el poder, presagian momentos difíciles... callar es
ser cómplice. Me gustaría soñar que seguir escribiendo ayudaría a crear las
condiciones para una apertura democrática, para iniciar un proceso de
reconciliación.
Para
construir una nueva realidad donde todos los venezolanos seamos iguales frente
al poder, donde lo que tú y yo aspiramos sea posible... el respeto a todos por
igual.
Excónsul
de Venezuela en París
Presidente
de Venezuela-Futura, Francia
nelsoncastellano@hotmail.com
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