Es
un hueso duro de roer este Nicolasote, cuando se faja a hablar, y con ese traje
y esa banda presidencial no deja de reflejar a aquellos generales, que llamaban
de chopo a comienzos del siglo XX; con un pasado de luchas montoneras, que era
de donde les venía el grado de general, y que se enfundaban en flamantes
uniformes de talla grande, como la ropa de Nicolasote; lo que significa que
había allí más traje que figura.
Pero,
lo peor en este caso es que pretende ceñirse a la lectura de un texto; como
acaba de suceder ahora con motivo de la presentación de la Memoria y Cuenta de
su gestión ante la Asamblea Nacional (AN); que sería lo formal en este caso, y
que en otras épocas se respetó al pie de la letra, y, al mismo tiempo, pretende
improvisar, a la manera de Chávez; sólo que sin la capacidad de fabulación de
aquél, que era lo que lo hacía ameno, y esto hay que reconocerlo, porque aquí
estribaba su éxito, a propósito de su elocuencia; como diría Maquiavelo, en el
manejo de la mentira, y que era algo que el tratadista florentino destacaba
como uno de los juegos dialécticos del príncipe: saber mentir; esto partiendo
del hecho de que, finalmente, a la gente no le importa que le mientan; mientras
que, a su juicio, en la demasiada franqueza de un príncipe se vería como una
especie de subordinación a las masas, por parte de éste. Claro, Maquiavelo se
está dirigiendo en este caso a gente que quiere perpetuarse en el poder,
precisamente, como esta que nos gobierna hoy en día.
Pero,
además, pretende improvisar leyendo o se ve que no maneja los términos del
discurso, que le dieron; donde está metida la mano, quizás, la sintaxis cubana,
a propósito de la fraseología; ya que lo más probable es que dicho texto haya
salido de una sala situacional, donde hay cubiches de alto rango; tanto más que
en el medio chavista no hay una conciencia ilustrada, como lo hacía ver atrás,
capaz de desarrollar un discurso; como el que amerita la presentación de una
Memoria y Cuenta; porque, por lo demás, la conciencia de este gobierno se
maneja desde Cuba, ¿o no?
¿No
vimos hacia finales de año a Nicolasote, retratado frente a Fidel Castro, rindiéndole
una especie de informe? Lo que explica, además, el carácter comunistoide del
contenido de la alocución de Nicolasote; sobre todo, en lo que se refiere al
esquema del régimen comunal, que proclamó allí, a la manera como funciona en
Cuba; con un lenguaje, por lo demás, hueco. ¿No es hueco decir que la comuna
constituye una forma de democracia social? Digo, además, que la comuna forma
parte de la estructura del Estado francés; que es lo que en otras regiones se
conoce como mancomunidad, y que surgen como instancias de consenso de poder, a
medida que se va estructurando el Estado liberal moderno, de naturaleza
burguesa; tomando en cuenta que aquí se consagra como uno de los principios de
los derechos humanos la propiedad privada.
Claro,
porque el concepto de comuna se forjó en tiempos de la revolución francesa,
entonces se le dio la connotación revolucionaria, sobre todo, a partir de la
revolución rusa; que fue de donde vino a parar a Cuba, y ahora se nos intenta
meter de una manera muy truculenta a nosotros, violentando con ello la
estructura político administrativa de nuestro Estado, y cuya tradición se
remonta a la municipalidad de La Colonia; que fue como comenzamos a funcionar
en tanto que territorios de ultramar españoles; a través de cabildos, como el
de Caracas, justo, donde germinará la semilla de la guerra de independencia,
con motivo del cabildazo, que se produce el 19 de abril de 1810, y cuyo eco aún
suena en nuestro himno, cuando dice que hay que seguir el ejemplo que Caracas
dio. Todas estas tradiciones históricas se nos pretenden arrebatar con esta
subyugación consentida, no de un imperio, sino de una tiranía, que mantiene en
el más absoluto ostracismo a un pequeño pueblo insular, y que como esas
lombrices, que llaman solitarias; que viven en los intestinos de una persona,
se tragan con voracidad todo el bolo alimenticio, que le proporciona la
digestión de ésta, dicho de una manera metafórica, también nos ha venido
succionando nuestro bolo alimenticio; nos ha llevado a niveles de ostracismo, como
se ha vivido por cincuenta años allá.
Pero
las mentiras de Nicolasote son verdades para el pueblo, que se las cree,
indiscutiblemente. ¿Acaso la mentira tiene el efecto de una droga en la
conciencia de la gente? Buena parte del discurso de Nicolasote se basó en
ponderar el carácter abyecto, al que es capaz de llegar la burguesía
venezolana; a propósito de esa supuesta guerra económica, que ha desatado
contra el gobierno; dos fantasmas; y anticuado, sobre todo, el primero, si se
contextualiza en el marco del esquema teórico del marxismo, y así hasta se
vuelve ridícula la tesis de Maduro, si partimos del hecho de que ni siquiera
cuando Fedecámaras tenía fama de nombrar al ministro de Hacienda, nuestra
“petite bourgeoisie” ha tenido una presencia fuerte en nuestro escenario
nacional, como para venir con una guerra de la naturaleza de que la que
padecemos hoy en día; signada por una profunda escasez e inflación. Como
resulta una paradoja hablar de guerra económica, si partimos del hecho de que
una y otra, guerra y economía, son polos opuestos.
melendezo.enrique@yahoo.com
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