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martes, 22 de octubre de 2013

MAURICIO NAVIA A., EL FIN DEL CINE Y LA CULTURA DIGITAL (DEL CINEASTA AL D-CINASTA )

El título es ciertamente una provocación no para ironizar al cineasta “old fashion” que vive en imaginarias superproducciones de alto costo y en el mundo nostálgico del celuloide y la moviola sino para volver a pensar el significado del cine y la cultura cinematográfica a la luz del desplazamiento absoluto del soporte material del cine por el soporte digital en esta última década. 

Queremos, con ello, estimular a los jóvenes trabajadores y artistas audiovisuales a liberarse de las limitaciones conceptuales, estéticas y prácticas del cine tradicional. No se trata sólo de simular digitalmente los 24 o más fotogramas por segundo sino de un cambio de concepto en los lenguajes y la realidad total del cine. Este hecho implica no sólo un cambio de material y de tecnología sino que modifica la Dirección, el guión, la realización y la edición; el diseño fotográfico, la iluminación y la corrección de imagen y color; el diseño sonoro, el registro de sonido y la postproducción de sonido; la producción ejecutiva y general, la preproducción, la producción de campo y la postproducción, la distribución y comercialización. Pero además,  implica otro modo de ver el cine en los formatos digitales y otro modo de pensar y habitar el significado del cine.
Spielberg anunció el fin del cine junto con Lucas, según publicó la BBC en julio de 2013, en una charla en una universidad en los Ángeles. Dijo que “estuvo a punto de no estrenar su película Lincoln y venderla en formato digital 3D, a siete (7) dólares, pues las salas de cine sólo quedarán para superproducciones. Vaticinó que “en poco tiempo habrá un implosión del cine, luego de que  3 o 4 producciones importantes quiebren o incluso media docena, y esto producirá un colapso de la industria y los cines.”
Por otro lado, el 2012 la Fuji anunció que a partir del 2013 no produciría más material para celulouide y la Kodak quebró este año. Sólo algún cineasta entusiasta con exceso de presupuesto, o de culto, rueda películas en 35 mil. o 16 mil. y los grandes formatos de 70 mm. como IMAX, quedaron para parques de atracciones de los noventa. Los directores de fotografía, los camarógrafos, los sonidistas, todo el equipo técnico, y su sindicato monstruoso, corren desesperados a aprehender los recursos del digitales audiovisuales. Las viejas moviolas para editar y sincronizar imagen y sonido, quedaron archivadas en oscuros cuartos que nadie visita y nadie se anima a sacarlos como desechos industriales u objetos de museos, y quedan ocupando espacios inservibles.
Ahora todos deliran con los recursos gráficos y sonoros de las cámaras HD y 3D y pasaron de las editoras PC, para Premier, y el viejo Mac G4, a las torres MacPro o los IMAC que sólo se ponen lentas a la hora de rendear. En realidad incluso una portátil Macbook es suficiente para editar un largo. Estos cineastas Mac aprehenden fácilmente los programas de edición y se aburren con el Final Cut, pero saben que todo es posible allí en edición. La corrección de color y la iluminación en rodaje tiene otros caminos en el mundo digital y la edición, tanto de la imagen como sonora, requiere de habilidades parecidas a la de los videogames.
Esto no sólo tiene implicaciones en costos sino en el modo de hacer e interpretar el cine y no sólo porque ahora se pueda rodar 30 veces la misma toma sin el dolor del costo del material virgen fungible y ya no siete a una o tres a una, como se hacía en América latina el cine en los setenta, ochenta y noventa. Es más importante el orden en los archivos de los planos y de los planos recursos que la cantidad de veces que se graba la misma toma; sino porque ha cambiado el universo de lo audiovisual en aspectos esenciales. Las Salas de cine ahora proyectan casi exclusivamente discos DVD o Blu-ray (Disco óptico).
Un primer ejemplo de ello es el fenómeno espectacular de Nollywood (la industria de cine africana con sede en Nigeria) que es, después de Hollywood, en cantidad de largometrajes ficción del mundo, el segundo productor. Antes que Bollywoodo Kollywood (la industria de cine Tamil en India) y de Trollywood (la industria de cine Sueco. Esta nueva industria de D-Cinastas africanos produce más de 1200 largometrajes de ficción al año  que se ruedan en 10 días cuando el promedio de la industria era de ocho a diez semanas. Estas producciones ya no están hechas para salas de cine (sólo coyunturalmente) sino para la industria audiovisual de la piratería (los quemaditos) y para ser vistos en TV.  En 13 años llevan más de 7000 películas y su industria nació de vendedores de aparatos electrónicos que daban como propina, con la mercancía, un DVD o Blu-ray producido por ellos mismos. Todos los lunes lanzan 90 nuevos filmes nuevos en tres ciudades africanas, Lagos, Kanu y Onitsha, a 2 o 3 dólares, miles de DVD (hasta 50.000). Están producidas en cuatro zonas e industrias en lengua inglesa, Ighu, Yoruba, Edo y Hausas, esta última con influencias islámicas y  de Bollywood. Sus presupuestos más altos son de 15.000 $ y se producen en dos meses, desde el guión, el rodaje, la edición y la distribución.
Pero lo más importante que ha mostrado Nollywood a nuestra época es que no hace falta técnicos especializados de cine ni muchos recursos. Con cámaras digitales HD y ediciones caseras se convirtieron en productores realizadores y distribuidores (hasta imprimen y empaquetan los DVD o Blu-ray que queman ellos mismos y lo adhieren a la mercancía como parte de la oferta. Esto lo hacemos también en la Dirección de Cultura de la ULA). En Nigeria no hay Escuelas de Cine no se importan técnicos extranjeros. Su éxito radica en su falta de presupuesto que obliga eliminar los efectos especiales, las secuencias de época, las movilizaciones de extras y los exteriores nocturnos. Con historias sencillas ruedan inteligentes propuestas para ser regaladas o vendidas en DVD que se ven en casa en discos HD o Blu-ray maravillosamente.
En verdad, la época de las cámaras oscuras de las salas de cine, ya había pasado en los noventa y estaban quedando solas y  desiertas a mediados del 2000, salvo en temporadas vacacionales, que los distribuidores administran muy bien. Las revivió provisionalmente la reciente revolución de la masificación del 3D que apenas tiene  tres años inundando y saturando el planeta de superproducciones como Avatar, Furia de Titanes, Hugo, y de múltiples  animaciones infantiles que repiten los mismos efectos una y otra vez volviendo a mandar al espectador a su hogar donde la Televisión 3D se ha vuelto común y barata.  Ya para la última película de Brad Pitt “Guerra Mundial Z” se puso en venta un “superticket” de 50 $ que incluye poster, el DVD y Pop Corn, para atraer al espectador. Lucas anuncia que las próximas superproducciones llegaran a costar incluso 150 $.
Si recordamos hace 110 años, en esta ciudad, por primera vez se hizo cine en Venezuela y fueron dos películas Célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa, y Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo, ambas estrenadas en 1897 en el Teatro Baralt, y cuya realización pertenece a Manuel Trujillo Durán. Entonces era una curiosidad de circo muy costosa.
Pero aún hace pocas décadas en Venezuela ver y hacer cine era una épica de presupuestos muy altos. La Historia del cine Venezolano apenas llega a un par de centenares de largometrajes ficción si se cuentan las 30 que se producirán en el 2013. Tal vez la prehistoria del cine venezolano de la primera mitad del siglo XX pertenezca más a un mundo mítico y heroico de  filmes pues son tan pocos que se cuentan con los dedos de la mano.
La segunda mitad del siglo inicia la verdadera historia del cine del país y la película icónica fue Araya, la cual ganó aquel premio internacional de la Crítica en Cannes en 1959, y le permitió vivir a Margot Benecerraf del cine toda la vida sin hacer otra película (además del documental sobre Reverón de 1952). Por cierto al verla hoy en día descubrimos una calidad técnica y una poética política casi naif que ningún espectador joven soportaría sin una buena sobredosis de prejuicios intelectuales. Pero su esfuerzo entonces la convirtió en heroína nacional.
Los años60´ hicieron posible la emergencia de unos pocos cineastas que vivieron del cine con muy  pocas películas (exceptuando a Román Chalbaud quien bate todos los records de realizaciones con 21 largometrajes ficción) Mauricio Walerstein, Clemente de la Cerda, Mauricio Odreman y otros. En los 70´y 80´aparecieron un grupo de cineastas que tienen en su haber menos de una decena de películas y la mayor parte   de ellos no más de tres o cuatro cada uno:
Películas como Macu, la mujer del policía de Solveig Hoogesteijn y Homicidio Culposo de César Bolívar tuvieron un relativo éxito que entonces se exageraba. En el año 1985, seis películas venezolanas —La graduación de un delincuente, Macho y hembra, Ya-Koo, Oriana, El atentado y Más allá del silencio—, se colocaban entre las diez películas más taquilleras  de la historia del cine nacional. Ahora habrá que reevaluar que significaba realmente esa industria incipiente. Además aparecen cineastas como Manuel de Pedro, Enver Cordido, Alfredo Anzola, Thelman Urguelles, César Bolívar, Carlos Rebolledo, Carlos Oteyza, Carlos Azpurua, Diego Rísquez, Antonio Llerandi, Beto Arvelo, Fina Torres (Premio a la Cámara de oro en Cannes), Michel New, Leonardo Henríquez, los Hermanos Siso, Marilda Vera, Solvei  Hoogenstein, Luis Alberto Lamata y muchos otros, que difícilmente superan los diez largometrajes ficción en toda su carrera (se destacan, además de Chalbaud, Diego Rísquez con 13 películas, Mauricio Walerstein con 12 y Beto Arvelo con 11).
Los 90´ fue la década más improductiva y oscura del cine venezolano con menos de diez largometrajes ficción en todo este tiempo.
Si sumamos el total de películas venezolanas realizadas en toda su historia, hasta que apareció el formato digital, desde que en 1916 Enrique Zimmerman realizara la primera película larga de ficción de la cual se tiene registro en Venezuela, (La Dama de las Cayenas o pasión y muerte de Margarita Gutiérrez - la segunda fue, en 1924 yLa Trepadora, adaptación de la novela de Rómulo Gallegos) el total no llega a doscientos largometrajes de ficción.Compárese los presupuestos del cine nacional con los de la industria de Nollywood que lleva 7000 largometrajes ficción para que se note la diferencia.
En cambio en los años dos mil se produce la gran explosión de películas en formato digital de lo cual da constancia el Festival de Cine venezolano de Mérida que en sus nueve ediciones mantiene un promedio de 16 largometrajes ficción en competencia anual, dando un total de casi 130 películas en la última década, casi todas realizadas con cámaras digitales y con otro concepto del diseño, de fotografía, de producción y sonido y, además,  editadas en soporte digital. Aunque muchas de ellas fueron subvencionadas por el CNAC y La Villa del Cine como si fueran a realizarse en celuloide la mayor parte se rodaron y editaron en formato digital y todas fueron comercializadas fundamentalmente en DVD, pues salvo Manuela de Diego Rísquez, y alguna otra más, no duraron en cartelera más de un mes y ninguna de estas ellas tuvo ganancias ni recuperó su inversión real. Nuestro cine pasó de los subsidios sauditas de los 70´y 80´a la de los hipersauditas del 2000.
Allí cabe destacar las películas, de bajo costo realizadas en formato digital, de Alberto Arvelo quien las realizó en formato digital con una cámara HD, proponiendo lo que llamó “cine átomo”. Habana Habana, Tocar y Luchar y algunas películas producidas por él, se hicieron con equipo mínimo de rodaje (tan sólo cuatro personas) y en formato digital. Esto inició la disparada autoconsciente de que los cineastas se volvieron D´Cinastas de bajos recursos. Se espera el estreno de más de 30 largometrajes ficción para el 2013 pero la realidad indica que llegaremos a algo más de veinte .
La nota extraña y discordante son las recientes superproducciones multimillonarias en 35 mm. de algunas películas vinculadas a la auto promoción del gobierno, como Zamora, El Caracazo y el Bolívar de de Lamata, que ha tenido una muy fría aceptación del público y de la crítica. Por otro lado está el Bolívar de Beto Arvelo, la más cara producción del cine Venezolano de todas las épocas, que se estrenó en el Festival de Toronto y en breve llegará a las salas de cine con una expectativa incierta y creciente. Sin embargo el hecho más destacado de la década y, tal vez, el más importante de la historia de los premios recibidos por el cine venezolano es, sin lugar a dudas la Concha de Oro que recibió “Pelo Malo”, de Mariana Rondón, en un Festival de Cine categoría “A”, como lo es el de San Sebastián,  hace apenas dos semanas y que fue realizada en formato digital. La polémica de Aporrea y otros sectores, en estos últimos días, contra las declaraciones de esta gran directora, denota la mezquindad, intolerancia y discriminación que ella misma denuncia. El Presidente del CNAC, Juan Carlos Lozada, con gran altura puso las cosas en orden.
Cambió la realidad de la forma de ver y realizar el cine con la definitiva y total incorporación del soporte digital para hacer y ver cine. El significado del cine  cambio esencialmente al realizarse en lenguajes del video y al verse en formatos digitales en la pantalla pequeña. Todos tenemos no una videoteca clasificada y ordenada sino un montón de DVDs quemados semi-desechables de películas comerciales o de clásicos que las vemos como si fuese televisión, es decir, como zappings. El concepto “Imagen-movimiento que produce otra ficción-realidad” que es el de la animación electrónica de los lenguajes digitales audiovisuales (como Matrix) que van del Net-Art (Red-arte), entornos virtuales, hologramas, maquetas digitales Arquitectónicas de animación en 3D, Video-games y cine 3D y las diseminaciones de los géneros como la ficción el documental y la animación se fusionan y contraen en territorios virtuales sin límites y deben reevaluarse.
Recordemos que hace apenas una década había que esperar la llegada de montañas de latas de 35 mm a las salas de cine para ver lo que se podía ver una única vez y los cineclubs y cinematecas eran eventos indispensables (ahora son recuerdos nostálgicos de las Direcciones de Cultura universitarias y regionales). Recién en los ochenta y noventa apareció el VHS y otros formatos analógicos y digitales de mala resolución. Cabe recordar que el formato del disco digital DVD tiene menos de diez años en el mercado. Además, con esta otra forma de registrar y editar el cine ficción se permite que la historia incorpore y sobreponga los lenguajes del video, al punto que hay películas que imitan totalmente el lenguaje del video, como los géneros de las docu-ficciones: desde las Brujas de Blair hasta Borat, por ejemplo y por cierto de muy bajo presupuesto. Casi todas las películas incorporan registros de video como si la película misma se hiciese en otros registros. Ahora se la sobrepone como pastiches dentro del film.
Por otro lado, se ha modificado definitivamente la forma de producir y de realizar cine, alterando definitivamente los campos técnicos, artísticos e industriales del cine. Esto tiene consecuencias en los costos, en los recursos técnicos, en los sindicatos de los trabajadores del cine, en la estética, en el guión y en la distribución del cine. Con la incorporación en youtube de espacios de más de una hora y los accesos a blogs y links de la web 2.0 el cine se está colgando y bajando de la red sin costos y la saturación de los productos audiovisuales que se producen y divulgan le quitó la atmósfera de la superindutria “oldfashion” del cine.
Los efectos que producen las cámaras de mano los Ipads , y hasta los celulares han abierto nuevos géneros del cine, como el cine-átomo que consiste en contar una historia en 60 segundos en un solo plano-secuencia. La Proliferación de televisoras locales y por cable en los últimos 15 años permite ver en casa todo y nada mezclando y editando historias de películas que nunca se ven completas. Pero además se ven fuera de la caja oscura de la sala de cine y con ello se elimina el factor de ilusión-onírica de la imagen y la potencia del sonido que obliga al espectador a dejarse manipular por efectos y trucos que ya no sorprenden en una caja oscura donde solo se puede ver la imagen.
Son miles los productos audiovisuales con buena factura y buenas historias que aparecen en castellano y producen decenas de nuevos festivales (festivales, de género, festivales undergraund, festivales gay, festivales de documentales políticos, festivales de cortos, medios y largos en animación, en documentales, en docu-ficciones, de cine para niños, de cine para el gobierno y para la oposición, etc.. Venezuela invierte, con la vieja convicción del realismo socialista de que la publicidad se hace con los cines. Pero las redes han abierto todos los accesos y han globalizado todos los medios audiovisuales y la industria de la piratería vende y reproduce, sin límites.
Digo todo esto, no para pelearme con mis amigos cineastas ni para devaluar el medio del cine sino para estimularlo, para que se haga mucho cine y más barato con los formatos digitales y los lenguajes del video, es decir, para que se animen a producir largometrajes de bajos costos abriendo sin miedo estos nuevos horizontes digitales de los D-Cinastas. Hace una década fui Director de la Escuela de Medios Audiovisuales y se rodaron los últimos trabajos de alumnos en 35 mm. Y era el mayor defensor del celuloide y vaticinaba, erróneamente, que el formato digital era pasajero. Estaba convencido como muchos profesores de la Escuela (menos Michel New, el más viejo de los cineastas del Gochywood de entonces) que el celuloide no tenía remplazo  (igual que el libro impreso). Diez años después tengo una biblioteca digital que supera en mucho a la de Alejandría y sólo trabajo en formato digital. Michel tenía razón.
 Cierro con un ejemplo colateral e irrelevante.  La Dirección de Cultura de la ULA en cuatro años ha producido ciento cincuenta programas de media hora de duración para TV, 75 horas editadas en total (el programa ARTV DE TVULA), con un costo de mil bolívares cada uno los años 2010 y 2011 y dos mil los años 2012 y 2013. Dos largometrajes, tres mediometrajes, 7 cortometrajes con costos irrisorios. La película “Alberto Arvelo Ramos, Una Vida un País”, de 80 min., costó  menos de diez mil bolívares el 2010. Todo  hecho con una cámara HD, una Torre Mac para editar y dos alumnos de la Escuela de Medios Audiovisuales que aún no se graduaron. La Escuela de medios Audiovisuales produce más de 50 cortos cada semestre y el país producirá por primera vez en su historia casi 30 largometrajes ficción este año. Se ha democratizado la manera de hacer cine y hay que aprovecharla.
Nollywood producirá 1200 largometrajes este año y Venezuela 30 pero eso no quiere decir que estoy promoviendo la producción masificada indiscriminada de películas de baja calidad. Se puede hacer buenos largos  incluso con presupuestos universitarios de bajo costo con estos mínimos criterios de producción: pocos personajes segundarios, evitar los exteriores nocturnos, los efectos especiales, las películas de época, las movilizaciones de extras, equipo técnico y artístico de rodaje tipo cine átomo y alguna que otra restricción: fundir los lenguajes y técnicas digitales y del video artístico y comercial y liberarse de las ortodoxias y burocracias mentales del cine del celuloide; rodar y editar con orden y disciplina para no saturar los archivos de tomas y planos recursos para ahorrar tiempo y dinero y editar con eficacia; hacer proyectos de investigaciones estéticas e históricas del tema en el cine universal y venezolano antes de escribir el guión para evitar malas traducciones de lo mismo y hacer concursos de guiones de largometrajes con estos criterios de producción; utilizar los recursos técnicos digitales para la edición jugando con libertad con ellos.
La Escuela de Medios Audiovisuales de la ULA, que es fundamentalmente una Escuela de cine, con cuatro menciones aprobadas, Dirección, Fotografía, Sonido y Producción para cine, está ahora reorientado las memorias de grado hacia la producción de largometrajes ficción; de tal modo que se hagan en todos los casos un proyecto de investigación teórico orientada hacia la realización de un proyecto de un trabajo audiovisual que debe concluir en una tesis de grado sobre la mención de cine del estudiante y una película sobre la investigación realizada en esta tesis.
Nota:
1-. Usamos el término Director o Realizador en sentido amplio para señalar las funciones que incluyen todo el camino de la producción de una película que le compete: Guión, realización y edición.  En este segundo sentido restringido de realización, debe comprenderse las funciones de dirección del equipo de fotografía, de arte, y de producción, además de la dirección de actores, de la cámara, el decorado, el vestuario, la realización del guión técnico, la dirección de los encuadres, los planos, el movimiento de cámara, la luz, el objetivo, la angulación y la selección de casting, de actores, de locaciones. El director debe también participar en la realización del guión o al menos en su adaptación a la producción y su interpretación final en la edición.
2. El cine (abreviatura de cinematógrafo o cinematografía) es la técnica de proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento, mostrando una película, o film, o filme. La palabra «cine» designa también las salas de cine o teatros en los cuales se proyectan las películas. Etimológicamente, la palabra «cinematografía» fue un neologismo creado a finales del siglo XIX compuesto a partir de dos palabras griegas. Por un lado κινή (kiné), que significa «movimiento» (ver, entre otras, «cinético», «cinética», «kinesis», «cineteca»); y por otro de γραφóς (grafós). Con ello se intentaba definir el concepto de «imagen en movimiento». Como forma de narrar historias o acontecimientos, el cine es un arte, y comúnmente, considerando las seis artes del mundo clásico, se lo denomina séptimo arte.
3. Uso el término D-Cinasta en alusión a la definición del Cine  Digital llamado también D-Cinema.
Director general de Cultura y Extensión de la ULA, Coordinador del Doctorado en Filosofía y del Centro de Investigaciones Estéticas ULA.
Conferencia leída el 10 de octubre de 2013 en el Simposio sobre Cine del Congreso Nacional de Cultura, Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, MACZUL, Maracaibo.
mauricio navia

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