El Tribuno - 25-May-13 - Opinión
http://www.eltribuno.info/salta/285008-Venezuela-al-rojo-vivo.note.aspx
Venezuela al rojo vivo
por Pascual Albanese
Venezuela está que arde. No apagados todavía
los ecos de las denuncias de fraude lanzadas por Henrique Capriles Radonski,
derrotado en las elecciones extraordinariamente parejas que consagraron
presidente a Nicolás Maduro, una curiosa grabación puso de manifiesto lo que
era un secreto a voces: la inusitada virulencia alcanzada por la pulseada de
poder que protagonizan el primer mandatario y el titular de la Asamblea
Nacional, Diosdado Cabello, quienes disputan la herencia de Hugo Chávez.
La grabación permitió conocer un extenso
diálogo, de cincuenta minutos de duración, en que Mario Silva, periodista
estrella de la televisión estatal, conductor del programa “La Hojita”, favorito
de Chávez, considerado el portavoz oficioso del régimen de Caracas, advierte a
Aramis Palacio, un coronel del G-2, el servicio de inteligencia cubano, sobre
los movimientos de Cabello para erosionar a Maduro, a la vez que denuncia
maniobras intestinas de desestabilización y suministra pormenores sobre
escandalosos actos de corrupción estatal.
El impacto de la grabación, difundida por el
diputado opositor Ismael García, un exchavista, titular del partido Avanzada
Progresista, hizo que Silva desmintiese la autenticidad de la cinta, a la que
calificó de un “montaje” de la Mossad israelí, Palacio abandonase Venezuela
para regresar a La Habana y Maduro y Cabello salieran a negar sus diferencias,
sin que nada de esto haya restado una pizca de credibilidad a la información
extrañamente filtrada. Pero el programa de Silva dejó de salir al aire.
Capriles aprovechó para volver a la palestra
y denunciar que “la crisis económica está acompañada de una profunda crisis
ética y moral”. El ex candidato presidencial señaló: “Yo vi la televisión y lo
primero que hice fue persignarme al escuchar el audio. Es un botín lo que se
están repartiendo”. Subrayó que “ese dinero que se roban son menos certificados
de construcción, menos escuelas, menos casas, menos calidad de vida”.
En contraste, el Partido Comunista de
Venezuela sostuvo que la difusión del audio era una maniobra de la
“ultraderecha” con el objetivo de “dividir, desmoralizar y desmovilizar a las
fuerzas populares”.
No obstante, los comunistas venezolanos
cometieron un verdadero sincericidio cuando en la misma declaración admitieron
que “es natural que entre diferentes sectores y fracciones de las fuerzas del
proceso se manifiesten las tensiones propias de la lucha de clases, por lo que
no debemos alarmarnos ni desanimarnos ante expresiones de las contradicciones
existentes entre distintas tendencias reformistas y pequeño burguesas”.
Cubanos en Venezuela
La abrumadora presencia de funcionarios,
militares, profesionales, docentes y técnicos cubanos en Venezuela, que en su
conjunto suman alrededor de 60.000, en áreas que van desde las Fuerzas Armadas
hasta la educación, la salud pública y el deporte, fue la demostración más
palpable del grado de compenetración alcanzado entre Chávez y los hermanos
Castro.
El cuantioso aporte de dinero y petróleo
venezolano a Cuba hizo que Caracas pasara a cumplir un rol semejante al que
desempeñara Moscú antes de la disolución de la Unión Soviética. La
contrapartida es el aporte de recursos humanos cubanos, que incluye médicos,
maestros, asesores militares, personal de inteligencia y hasta la propia custodia
presidencial.
Jerry Brewer, un reputado analista de
inteligencia estadounidense, señaló que “el número de expertos en inteligencia
cubana que trabajan en Venezuela estaría en alrededor de 3.000”.
Cables secretos del Departamento de Estado,
sacados a la luz pública por WikiLeaks, consignan que los servicios de
inteligencia cubanos tenían “acceso directo” a Chávez, a quien brindaban
información que no compartían con los servicios locales, con quienes mantenían
una notoria rivalidad.
“Venezuela
tiene hoy el mayor número de agentes cubanos de la región”, aseveró Chris
Simmons, un ex analista de contrainteligencia de la CIA.
Entre los mejores del mundo
Para Cuba, la preocupación por la seguridad
del Estado fue la característica central del régimen desde sus orígenes. Fidel
Castro consideró siempre una prioridad contar con un servicio de inteligencia
capaz de competir con la CIA. Para ello, no escatimó recursos económicos ni
humanos. Muchos de los mejores cuadros del Partido Comunista fueron destinados al
trabajo de inteligencia.
En medio siglo, la inteligencia cubana lidió
con la amenaza de los exiliados anticastristas de Miami, la penetración en su
territorio de la CIA y otros servicios occidentales, el trabajo espionaje en la
mayoría de los países de la región y en su momento el respaldo a las
actividades guerrilleras en América Latina. El resultado es que el G-2,
adiestrado en su momento por el KGB soviético, está profesionalmente
conceptuado entre los mejores del mundo.
Con el paso del tiempo, las deserciones de
algunos de sus agentes más notorios permitieron conocer ciertos aspectos de su
funcionamiento. Por ejemplo, que sus “oficiales ilegales” suelen ser cubanos
que pasan por nacionales de los países donde residen, para lo que necesitan
documentos de identidad.
En el caso venezolano, dicha tarea es
bastante sencilla. La Oficina de Nacional de Identificación y Extranjería es
controlada por los cubanos desde 2009. La comunidad de acento caribeño
existente entre venezolanos y cubanos ayuda a la mimetización de estos agentes
con la población local.
Desaparecido Chávez, es obvio que el sistema
de inteligencia cubano se ha transformado en el cinturón de seguridad de
Maduro.
Cuando la plata no alcanza
La cintas grabada del diálogo entre Silva y
el coronel cubano confirma que La Habana apuesta a Maduro y desconfía de
Cabello. La razón es simple: mientras Maduro encuentra su mayor apoyo en las
organizaciones de izquierda, Cabello es un militar retirado que tiene su base
de sustentación en el Ejército, cuyo sentimiento nacionalista colisiona con la
influencia cubana.
El apoyo cubano es vital para Maduro, cuyo
poder está bastante limitado. La mayoría de las gobernaciones (doce sobre
veintitrés) están en manos de jefes militares. Sus detractores lo acusan también
de haber acumulado una cuantiosa fortuna personal, administrada a través de
testaferros.
Desde su origen, el “chavismo” es resultado
de la conjunción entre el carisma personal de su líder y el sólido respaldo de
las Fuerzas Armadas. Chávez era, a la vez, un líder popular y un caudillo
militar. Maduro no reúne ninguna de ambas condiciones. Cabello prefiere ser el
poder detrás del trono. Maduro acepta jugar a ese juego, en un equilibrio
inestable.
En el conflicto en ciernes, pesan también las
exigencias económicas. Venezuela, que en estos días padeció hasta
desabastecimiento de papel higiénico, está cada vez en peores condiciones para
mantener sus planes de asistencia financiera a los países del “arco
bolivariano”. En este punto, Maduro tropezará con la oposición abierta de
Capriles y la resistencia solapada de Cabello.
En medio del “silvagate”, Maduro pronunció un
encendido discurso en que alentó la constitución de “milicias obreras”. Esa
convocatoria no puede sino profundizar el malestar militar y acelerar los
tiempos de la crisis.
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