Si al Presidente le gusta más el
oxígeno cubano que el criollo, allá él. Por estos lados nos gustaría mas bien
que nos dejaran respirar con tranquilidad nuestro propio oxígeno
CAMARA HIPERBARICA |
De nuevo el ambiente de misterio y de
sorpresa alrededor del estado de salud del Presidente. Siguen las afirmaciones
oficiales que todo está bien, que el Presidente sigue normalmente su
tratamiento, que el cáncer es cosa del pasado y que la revolución avanza. Del
otro lado, la ola de rumores que, obviamente, adquirirá nuevamente fuerza de
correos, twitters y opiniones. Y, como ya es costumbre desde que el Presidente
se enfermó, la preferencia por los aires médicos cubanos.
En asuntos de cáncer todos los especialistas
coinciden en que ni de lejos la medicina, las instalaciones y los equipos
cubanos son superiores a los venezolanos. Hace ya demasiado tiempo que la Cuba
del fidelismo dejó de ser mejor en nivel de vida, en producción de azúcar, en
medicina y hasta en beisbol. Esa Cuba fidelista no impresiona a nadie, excepto
a algunos melancólicos de la revolución de tiempos lejanos y a los pocos que,
por ignorancia, terquedad o conveniencia se empeñan en creer que el Muro de
Berlín sigue en pie, que la Unión Soviética y China son abanderados de la
revolución de los pobres y que el capitalismo y los Estados Unidos están cada
día más cerca de desplomarse.
De manera que las razones de Hugo
Chávez al pedir autorización legislativa para ir a buscar alivio con el oxígeno
cubano no son explicaciones creíbles. Pero la cuestión fundamental es por qué
el Presidente sigue empecinado en vivir él, y en imponer a los venezolanos, un
concepto político y económico que es clarísimamente un fracaso rotundo. Un
concepto y un estilo que en más de medio siglo ha sido incapaz de alimentar y
de hacer vivir de manera siquiera suficiente a su propio pueblo.
No sabemos si la ola de cubanos
oficiales con la que Chávez ha inundado a Venezuela ha sido eficiente en
control político. Todo indica que los cubanos no han mejorado la vida
venezolana en salud, deportes, manejo de aduanas y puertos y en cuanta
actividad han sido impuestos. Sabemos t ambién que ni chinos ni rusos mantienen
el maoismo y el stalinismo más allá de algunos alardes, mientras se dedican con
fiereza a desarrollar sus economías con participación profunda de la iniciativa
privada y además están teniendo gran éxito. Los Castro en Cuba y Chávez en
Venezuela, en cambio, mantienen el control del Gobierno pero sus economías marchan
de mal, y si la economía va mal, el bienestar irá peor.
Si al Presidente le gusta más el
oxígeno cubano que el criollo, allá él. Por estos lados nos gustaría mas bien
que nos dejaran respirar con tranquilidad nuestro propio oxígeno, empezando por
el aire fresco del respeto a los derechos humanos, por el hidrógeno vigorizante
de una justicia sólida y confiable, igual para todos, y el aire acondicionado
de una economía moderna, inteligente y capaz de desarrollar al mismo tiempo
progreso para todos, empleo justo y bien remunerado, menos pobres y más clase
media
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