La mayoría de los venezolanos hemos sentido temor y rabia
ante los desmanes cometidos contra la sociedad venezolana por el actual
desgobierno que nos conduce a la quiebra
nacional en un marco de indefensión ante la inexistencia de un verdadero Estado
de Derecho
Desde aquellas valientes mujeres que fueron arrastradas por
las calles de Valencia por inconscientes soldados obedeciendo ciegas ordenes de
sus superiores, las que fueron ofendidas en las manifestaciones, las que fueron
heridas por francotiradores, las que salieron huyendo de las casas de sus
haciendas incendiadas por manos criminales, las que lloran la muerte de un
familiar en manos de la violencia desatada y permisada, las que tuvieron que
salir de sus inmuebles expropiados, las
que se ven acorraladas por la inflación y el desabastecimiento, han sentido temor ante la amenaza hecha
realidad y rabia al no poder contrarrestar las injusticias cometidas contra
ellas.
También han sentido temor y rabia los integrantes de la
numerosa cohorte de militares de carrera que han sentido mancillado su futuro
profesional por el solo hecho de sospechar de su lealtad al régimen, que han
sido pasados a un deshonroso retiro sin mas contemplación que ser desarmados por no acatar ordenes de
oficiales extranjeros que hoy funcionan como comisarios en academias y
cuarteles. Que han contemplado con impotencia como se corta su futuro y el de
sus familias por respetar los mandatos constitucionales que los obligan al solo
servicio de la patria. Muchos de ellos condenados a prisión bajo falsas y
tendenciosas acusaciones apañadas por juicios de cuestionada legalidad.
También han sentido temor y rabia aquellos propietarios de
pequeñas empresas cuyos locales han sido expropiados bajo presión de huestes
armadas ilegales y cuyo sustento y el sus familias se ha puesto en peligro al
eliminarles injustamente sus medios de producción. Ese temor, ese miedo que
paraliza y esa rabia contenida por la impotencia ante la fuerza que agobia.
Los jóvenes a los cuales se les impide su derecho al estudio
al cercar presupuestariamente a los centros de educación por el solo hecho de
la defensa de la libertad de catedra. A los profesores cuyas condiciones
salariales no se corresponden con las necesidades de la contemporaneidad. Ellos
también han sentido temor por el acoso y rabia por la impotencia de no tener ni
siquiera un Estado de Derecho que garantice un camino para su defensa.
Han sentido temor y rabia los trabajadores de las empresas
forzosamente nacionalizadas que se le niega su derecho a la contratación
colectiva y a una lucha por mejoras sociales y salariales. Así como los
desempleados forzosos por el cierre injustificado de empresas.
También han sentido temor y rabia los trabajadores de los
medios de comunicación que han sido clausurados por sospecharse su
independencia ante las políticas represivas del régimen y los que viven con la
espada de Damocles amenazando su permanencia laboral.
Han sentido temor y rabia aquellos que tienen la desgracia de
habitar en las cercanías de las sedes de los llamados colectivos amados hasta
los dientes dizque para defender a la revolución.
Han sentido temor y rabia los sacerdotes, pastores y rabinos
cuando desde encadenadas trasmisiones, con abuso de sus sagrados símbolos, son
insultados sin misericordia alguna.
Pero se acerca la hora de salir de las frustraciones causadas
por el temor y la rabia contenida. Es un hecho, lo dice la calle y las
encuestas, la real oportunidad para que Venezuela tenga un nuevo rumbo, un
camino hacia la prosperidad y la libertad. Hay un camino que representa
Henrique Capriles Radonski, como candidato de la alternativa democrática. Hay que ir decididamente a votar el 7 de
octubre, por encima de las artimañas y ventajismos, y a defender, superando el temor y la
rabia, el triunfo en esas elecciones.
Triunfo que tendrán que aceptar democráticamente quienes se presentaron como
candidatos para ganar o perder.
carlos.padilla.carpa@gmail.com
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Me alegra mucho este llamado a votar.
ResponderEliminarEs una parte del modo correcto de recuperar la Patria.
La otra parte es lograr adivinar como ellos han preparado el fraude y tomar las medidas adecuadas para evitarlo.
Ese es el primer deber de la dirigencia opositora en general. Una vez que esto se logre, la totalidad de los venezolanos saldrá a votar decididamente sin ningún tipo de miedo porque saben que la victoria es absolutamente segura y que no habrá represalias posteriores.
Durante años he estado escribiendo comentarios donde combato el abstencionismo.
Recuerdo alguna que otra discusión personal cuando las elecciones legislativas de Septiembre de 2010 y algunos comentarios en el blog de nuestra amiga Martha Colmenares.
El análisis del resultado final de aquellas elecciones es:
Si hubiesen asistido a votar un millón más de venezolanos, hubiésemos tenido la mayoría calificada necesaria en la Asamblea Nacional y ésta hubiese tenido la potestad de derogar la Ley Habilitante que dejó la antecesora, destituír ministros incapaces, disponer que Chávez fuese atendido en hospitales venezolanos, eliminar el control de las fuerzas armadas por militares cubanos, etc., etc., etc.
He ahí el por que la inteligencia castro-chavista trabaja, tan fuertemente, por "debajo de la mesa" buscando un astencionismo de gran magnitud que les permita continuar en el poder. Recuerden aquello de: "el que calla otorga".
Un abrazo cubanísimo y solidario;
Simón José Martí Bolívar.