Tras
una lucha de éxitos en la política nacional, aseguró que durante las visitas
casa por casa, los venezolanos se muestran ansiosos de tener una Venezuela de
tranquilidad, paz, progreso y oportunidades sin tener que inscribirse en un
partido político. Por lo cual, este “Bus del progreso” no tiene distintivo
alguno que no sea futuro, progreso y unidad.
Un
progreso que dentro del contexto que implica todo ello, lo social, ecológico y
lo económico le ofrece a Venezuela una oportunidad de cambio hacia la Patria
que nos merecemos. A sabiendas y con la experiencias de sus gestiones que le
han dado su prestigio, los tiempos duros que nos depara para lograr salir del marasmo
profundo en la que la Nación se encuentra y que se verá confrontada tras el
advenimiento de Capriles a la Presidencia.
La
generación de políticos no comprometidos y que pueden libremente volver sus
caras, Henrique Capriles es un proyecto de país, es el resultado de procesos
históricos que de una u otra forma debieron haber dado forma a una sociedad
moderna, participativa y por qué no decirlo protagónica, cuya base es un Estado
que facilite la vida del ciudadano y no le prescriba a letra, de ley muerta.
Un
gobernante cuyas reglas de juego acompañen a los ciudadanos, sus familias y las
comunidades a encontrar el éxito, la paz, la bonanza y una vida digna. Los
extraordinarios planes de la nación, en el marco de la democracia que vivimos;
antes de este error histórico de la política venezolana, iban cultivando
mensurablemente el existir de una nación moderna para estas fechas.
Capriles
es el trampolín del progreso, la palanca cuya sociedad podrá movilizarse dentro
del marco de la seguridad jurídica e impulso de la solidaridad, piedra angular
de la Justicia. Es un proyecto que encabeza un viraje consensuado, orientado
por múltiples factores que los une el profundo afecto al gentilicio patrio. La
unidad de todos, sin exclusión, sin listas y sin odios logrará tal empresa.
Las
promesas son parte de este “presente y pasado continuo” que padecemos día a
día, con la actual figura presidencial. Las inútiles formas de crear un mejor
país fueron creando promesas tras promesas, sin lograr darle fin a ninguna de
ellas. Lo único de estas, fue otra promesa más expiada ante el Santo Cristo,
que le permita seguir viviendo porque aun hay más promesas que cumplir.
Capriles
habla de compromisos, define su acción en la ejecución del consenso país que ya
sabe hacia dónde va y lo que necesita. La prioridades no le son letra muerta y
menos a los grandes protagonistas del liderazgo venezolano del cual nos
enorgullece solo nombrarlos que le acompañan. Sea por su nivel intelectual, su
actividad política demostrada con hechos, su tenacidad al confrontar la tiranía
enmascarada.
Radonski,
no es un hombre únicamente, es la fuerza de miles de rostros que deseamos de
Venezuela el camino del progreso, de la Libertad, la Paz y la Justicia. El es
uno más de los miles de habitantes de este hermoso país llamado Venezuela. El
es una bandera de muchos colores que adornan el acontecer de la Nación. El,
eres tú y yo… ellos y nosotros.
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