Nunca he creído que los conceptos de izquierda y derecha están hoy
superados, y que no existen tales posiciones
en el mundo contemporáneo. Me parece que es una coartada para no
comprometerse. Y en la declaración de que no se es ni de izquierda ni de
derecha creo percibir un tufillo a oportunismo, pues tal confesión permite
colocarse cada vez en la posición que
más convenga.
Por supuesto que la polarización entre izquierda y derecha no opera hoy
igual que en el pasado. Los cambios
ocurridos han hecho que en los asuntos políticos existan hoy variantes que no
se daban antes. Además, en las posiciones políticas hay un elemento más
importante de lo que a primera vista pareciera, que es el estilo con que se
ejercen las posiciones que puedan
adoptarse. Ser de derecha o de izquierda supone un estilo, que no es lo único
que define la posición que se tenga,
pero que tiene gran importancia.
Sin embargo, hay circunstancias en que el esquema derecha-izquierda debe
dejarse provisionalmente a un lado. Y eso es justo lo que actualmente tenemos
planteado en Venezuela. La actividad política siempre se desarrolla en función
de ciertas prioridades. Y son estas las que determinan el curso que deben seguir los acontecimientos.
La prioridad absoluta que en estos momentos tenemos los venezolanos es de
tal naturaleza, que la misma se presenta como una sola para izquierda y
derecha, lo mismo que para quienes se mueven al margen de estas posiciones. Se
trata de restaurar la democracia, rescatando
las instituciones del secuestro a que hoy se hallan sometidas por un
régimen autoritario, personalista y militarista, que de continuar unos años más
nos llevarán a la aniquilación total. El desastre actual convoca a todas las fuerzas
interesadas en la salvación del país,
sean de izquierda o de derecha.
Esa suspensión provisional de la pugna natural entre izquierda y derecha
–con los matices, por supuesto, de centro, centro-derecha y centro-izquierda–,
esencia todo ello del sistema
democrático, es lo que da sentido y oportunidad a la unidad democrática tal
como se ha logrado de cara a las
elecciones del 7 de octubre.
Aunque tímidamente, en los meses previos a las primarias del 12 de
febrero apuntó un poco la oposición entre izquierda y derecha. Afortunadamente
no pasó de ser un amago, y una vez
conocido el resultado de esas elecciones imperó el sentimiento de unidad, por encima de las
diferencias ideológicas. Hoy lo menos importante es si el candidato de la
unidad es de izquierda, de centro o de derecha. Lo importante es que la
prioridad absoluta del pueblo venezolano es hoy derrotar el chavismo en todas
sus formas reales o posibles.
grealemar@cantv.net
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