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miércoles, 7 de marzo de 2012

ORLANDO J. FERRERES: POPULISMO, CREENCIAS ILUSORIAS Y NIVEL DE VIDA SUSTENTABLE (FUENTE LA NACION DE ARGENTINA)

El populismo se caracteriza, principalmente, por generar altas expectativas de consumo a la población con el objetivo de obtener más votos en las elecciones, sin embargo, dichas expectativas van mas allá de lo posible. Este tipo de comportamiento genera crisis periódicas, crisis que llegan cuando las promesas consumistas ya no pueden cumplirse dado que las inversiones en infraestructura, energía e industrias no fueron hechas a tiempo. Últimamente, con la democracia de masas, como lo que interesan son los votos, al igual que una empresa que actúa en un mercado de un bien o servicio, lo que se procura por encima de todo es ganar mercado, para lo que hay que obtener un mayor "market share", mayor porcentaje de votos, al menos mas de 40%, mucho mejor 45% y sino todo lo que se pueda, arriba de 51%. Hacer ilusionar a la gente es fácil, lo difícil es cumplir en el largo plazo.
¿Cómo es posible que gran cantidad de gente crea algunas promesas que analizadas más profundamente se ve que son de difícil realización? Es que el ser humano, a pesar de lo que creemos, suele tener percepciones sesgadas de la realidad. El Premio Nobel de Economía del año 2002, Daniel Kahneman, en su libro "Thinking Fast and Slow" (Pensamiento rápido y lento) dice que sufrimos muchas ilusiones, y lo ejemplifica con el famoso diagrama de Muller-Lyer. Se pueden ver dos líneas horizontales comunes, pero con flechitas en direcciones opuestas. La línea de abajo es obviamente más larga que la de arriba, según el siguiente diagrama.
Pero si las medimos con una regla, podemos comprobar que ambas rectas son de igual largo. Ahora sabemos que son iguales. Aun así, si las volvemos a mirar, sigue siendo evidente para la gran mayoría de las personas, que la línea de abajo es más larga que la de arriba. Esto es lo que pasa con muchas afirmaciones del populismo, se perciben como verdaderas aunque no lo sean y es difícil convencer de lo contrario hasta que la realidad se impone.
Para resistir a la ilusión uno debe aprender a no creer en todas las impresiones o promesas (pensamiento rápido) y debemos analizar más cada cosa que decimos o nos proponen y hacerlo con mayor detenimiento (pensamiento lento). Obviamente no todas las impresiones son visuales, hay de todo tipo, económicas, psicológicas, políticas y demás. Los políticos le dirían a la gente que crean en lo que ven, que la recta de abajo es más larga, y posiblemente tendrían éxito en las elecciones en relación a los que le dijeran la verdad, que ambas son iguales. Este es un gran drama de la democracia: decir la verdad no consigue votos.
El diagrama que vimos es un ejemplo muy estudiado pero resulta mucho más difícil en la vida cotidiana distinguir lo que es falso de lo que es cierto, más aún cuando las personas que hacen las afirmaciones o propuestas ocupan puestos importantes en la sociedad o el Estado. Esta es una característica significativa de los populistas, pero en menor medida lo hacen todas o casi todas las orientaciones ideológicas.
Cuando la población de un país tiene un sistema de creencias contrario a lo que le conviene, un sistema de creencias ilusorio encarnado progresivamente en los ciudadanos por más de 70 años, es muy difícil para ese país salir de esa situación. Creemos (impulsado por dirigentes influyentes) que la inflación es mejor que la estabilidad monetaria. Creemos que es posible sustentar la ilusión monetaria de aumentos saláriales sin ninguna relación con la productividad por persona ocupada. Creemos que consumir sin dedicar recursos a la inversión es lo que nos hace crecer "pues invirtiendo cualquiera crece". Creemos que cerrando la exportación de un producto nos hace tener precios más bajos en el mercado interno, aunque después el precio de ese producto explote por falta de oferta (pasó con la carne). Creemos que se puede financiar el gasto público con emisión monetaria. Creemos que endeudarse excesivamente en el Estado es bueno y después aplaudimos el default. Festejamos los créditos y lloramos y negamos las deudas, sin percibir que son la misma cosa. Con esta lista, aun incompleta, de creencias bien arraigadas es difícil poder obtener resultados duraderos con la política correcta, pues la población va a querer volver a estas creencias. En otras palabras, la población va a volver a decir que la línea de abajo del diagrama es más larga que la de arriba, aunque no sea verdad. Cada uno puede agregar o descartar conceptos a la lista de creencias ilusorias que tenemos los argentinos y se verá que es muy larga y preocupante.
OFRECER EL CIELO EN LA TIERRA
Lo que es dramático es que los políticos y demás dirigentes del país (empresarios, profesionales, intelectuales, periodistas, directivos de ONG) fomenten este tipo de ilusiones pues eso nos lleva al progresivo retraso relativo respecto de otros países que se dan cuenta que para progresar no se puede creer en los vidrios de colores. Es una cuestión moral, no podemos prometer lo que no se va poder lograr, es un comportamiento reñido con la ética.
Cuanto más realidad confirmada tengan los dirigentes, mas va a crecer el país en el largo plazo y mejor será el nivel de vida que gozarán sus habitantes en forma permanente. Para ello tenemos que estudiar más, prepararnos mejor, ver lo que da resultado en el largo plazo, comparar con políticas exitosas aplicadas en otros países, discutir más las ideas para corregirnos mutuamente de las ilusiones. Aún así habrá errores, pero mucho menos ilusión que si prometemos metas falsas, que no se pueden cumplir o sostener en el largo plazo. El populismo paga al contado e hipoteca el futuro. Otro que venga después tendrá que pagar el costo político de arreglar las cosas. Tenemos que superar ese famoso péndulo argentino.
http://www.lanacion.com.ar/1453926-populismo-creencias-ilusorias-y-nivel-de-vida-sustentable


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