Para quienes siendo
liberales por convicción sociopolítica, demócratas confesos, pero también
acérrimos críticos de la licencia procedimental que se tomó la Mesa de la
Unidad Democrática en Venezuela para esta consulta (el uso de las maquinitas
del CNE y el aberrante celestinaje de la Fuerza Armada Bolivariana en un evento
político exclusivo de civiles), existe la obligación moral de reconocerle a los
organizadores de la M.U.D. un éxito contundente la esta jornada cívica del 12
de febrero. Un reconocimiento que debe ser realizado con la misma vehemencia y
en los mismos términos de análisis de las críticas previas, para resaltar un
logro de las oposiciones que fue verdaderamente inclusivo: todos podían
participar y sustantivamente democrático: 5 opciones para seleccionar candidato
único a la Presidencia y más de mil postulantes para otros cargos. El resultado es una prueba superada que
personalmente defino como una jornada sin precedentes, una proeza opositora y
un resultado con números irrefutables.
• JORNADA
SIN PRECEDENTES
En una elección estructuralmente ‘de primarias’ las selecciones se llevan a cabo para el gobierno en nombre de los partidos. Vistas así las elecciones primarias más comunes se suceden en los Estados Unidos, no solamente para las elecciones presidenciales sino para escoger también a los candidatos a representantes, senadores, alcaldes y gobernadores. Sus orígenes se remontan al movimiento del Partido Progresista de Theodore Roosevelt, el primer partido en llevarlas a cabo, al que le siguieron los partidos Demócrata y Republicano. En este tipo de primarias partidistas, las elecciones se llevan a cabo para gobernar en nombre de los partidos, que son quienes a su vez nominan los candidatos, pero lo acontecido en Venezuela es, incluso para la augusta democracia estadounidense, un evento inédito y asombroso.
Nunca antes en la
historia contemporánea de Venezuela se había llevado a cabo, y con total éxito,
unas elecciones primarias de unidad multi partidista. La jornada democrática
del pasado domingo 12 de febrero fue el más ejemplarizante ejercicio
proselitista participativo del que no existe referencia previa, que la
convierte en una lección de civismo y de aportación ciudadana, pues no solo
será una lección perdurable en el tiempo sino que marcará un ‘antes-y-después’
en la historia política de este país, ya que a partir del 12 de febrero de
2012, la sociedad civil venezolana, ahora sí realmente protagónica, le cava la
tumba a las decisiones ‘cogolléricas’, sean cuales sean, provengan de donde vengan.
También ha sido sin
precedentes el ambiente político en el que se ha desarrollado la jornada
seleccionaria organizada por los partidos políticos que hacen vida dentro de la
M.U.D. Un ambiente de encrespamiento político por parte del Presidente, que lejos
de ejecutar su rol de Estadista y primer promotor o auspiciador de cualquier
emprendimiento civil que coadyuve con la consolidación de las instituciones
democráticas (la participación ciudadana, la principal de todas), ha preferido
asumir el papel de ‘guapo-de-barrio’, de confrontante belicista, con el
despropósito de amedrentar a la población en general, y a los miembros de su
partido en particular, con la intentona fallida de restarle relevancia y brillo
a un evento que presagiaba ser, como en efecto fue, una fiesta democrática de
las oposiciones, fiesta que se desarrolló al alimón de muchas osadías y de
riesgos peligrosamente innecesarios, que mejor es no mencionarlos de nuevo,
aunque no deben ser olvidados
• UNA
PROEZA OPOSITORA
La primera vez que bajo
el actual desgobierno chavo-comunista se planteó la organización de elecciones
primarias para las oposiciones fue en el 2006. En aquellos entonces se
seleccionó como candidato presidencial (por consenso político y a última
hora... como quien dice ‘en la rayita’) a Manuel Rosales. A pesar de esa
selección ‘unánime’, otros 13 candidatos opositores también participaron en la
contienda electoral, aunque sin posibilidad real de triunfo. En esa ocasión la
O.N.G. “Súmate” organizó aquellas primarias, aunque estas nunca llegaron a
efectuarse, pero para esta ocasión el escenario fue otro, los candidatos (5 de
6) firmaron inicialmente un acta-compromiso y se sujetaron a unas reglas, que
es justo reconocer que cumplieron a cabalidad.
La proeza cívica y
democrática se ejecutó a dos tiempos: Previo a la convocatoria seleccionaria,
con la exposición de un preacuerdo político que contempló unas reglas, unos
procesos y el compromiso de ejecutar, de ser elegido candidato y luego
Presidente, un programa de gobierno con unas metas a alcanzar dentro de un
marco temporal. Eso no se había visto antes en Venezuela, y solo en Chile se
experimentó algo similar aunque no idéntico a lo que se hizo ‘por estas
calles’. Tales logros son, sin dudarlo, una proeza que las organizaciones políticas
que hacen vida dentro de la Mesa de la Unidad deben mantener, y para ello deben
también abrir el abanico participativo.
El segundo ‘tempo’ de
la proeza ocurrió inmediatamente después de conocerse los resultados del 95% de
los sufragios: La aparición pública de los 4 precandidatos y del vencedor,
todos juntos sobre el mismo escenario, impregnados con el ‘olor a multitudes’ y
el aroma de la victoria del triunfador, en un clima de entusiasmo y de
coalición.
• NÚMEROS
IRREFUTABLES
Los guarismos que se
manejan informalmente en Venezuela, a menos de 24 horas de iniciada la
convocatoria, muestran que hay una significativa voluntad de cambio, no solo en
el rumbo político y económico del país, sino también en la metodología para que
la elección suplante al voto ciego, entubado o cabalgado sobre el portaaviones
de una personalidad mesiánica. Son números irrefutables que señalan una
victoria ciudadana difícilmente eclipsable con un discurso, sea de la duración
que fuere. Nos referimos a que 1.108 venezolanos de las oposiciones fueron
postulados para seleccionarles como candidatos. Nos referimos a la importancia
política que tiene el hecho de que más de 3 millones de venezolanos
independientes que fueran a seleccionar candidatos, al sorprendente porcentaje
de participación sobre la base de electores inscritos, que hicieron historia
aun cuando el celestinaje del C.N.E. les haya asignado menos máquinas para
sufragar que las que le asignaron al oficialista PSUV.
1.108 venezolanos de
diversas agrupaciones partidistas e independientes aspiraron a ser elegidos
como candidatos de la unidad democrática nacional. Esa sola cifra coloca en una
perspectiva de impacto social la dimensión política de la jornada, pues tal
magnitud de prospecciones es solo comparable al ejercicio que se ha hecho en el
pasado en procesos oficiales de elección popular.
2.904.710 votos, y unos
cuantos miles más que se sumarán en los próximos días, al finalizar la
contabilización, se traducen en tres millones de opositores duros e
incuestionablemente demócratas, que demuestran que sí existe una base sólida de
venezolanos que se oponen al totalitarismo hegemónico de un Gobierno que se
asume supremo y que ejerce omnipotencia sobre sus legítimos patrones: los
ciudadanos. Esos tres millones de demócratas que abiertamente, sin maquinarias
ni obligaciones partidistas decidieron seleccionar a sus candidatos a
Presidencia, Gobernaciones y Alcaldías superan, numérica y moralmente los
2.539.852 votos de los miembros del PSUV que en el 2010 votaron a sus candidatos
en unas elecciones internas ‘chimbas’ y nada democrática, pues el Presidente
del Partido (vale recordar, el ciudadano Hugo R. Chávez Frías) se reservó
‘graciosamente’ y para su criterio un 40% de las postulaciones, y con ello
desvirtuó el carácter ‘protagónico’ de sus afiliados y pervirtió la opinión de
las bases de su organización política. Fueron más de tres millones de votos
contabilizados en la jornada, que superaron todas las estimaciones: Le pasaron
por encima al ‘exitazo’ de Henry Ramos Allup, que consideraba ‘un exitazo’ sí
llegaban a votar un millón quinientos mil electores. Los más de tres millones
de votos echaron por tierra los cálculos de editores y pronosticadores, quienes
aseguraron (bol mágica en mano) que la máxima cantidad de votos probables en el
país no superaría la cifra de 1.875.840 escrutinios*. También superó la meta de
Ramón Muchacho, precandidato al municipio Chacao (+ de un millón de votos).
15,8% El porcentaje de
participación ciudadana alcanzado ayer, alrededor de 3.000.000** sobre una base
de18.500.000** electores, podría ser considerado un récord mundial, sí se toman
en cuenta los baremos internacionales de participación en elecciones primarias
en países con mayor tradición de selección primaria que Venezuela, y donde una
participación del 10% de la base electoral se considera, en sí mismo, un
éxito. El guarismo alcanzado en
Venezuela tiene mayor significación, no solo porque es 50% más que el
porcentaje usualmente aceptado como exitoso, sino porque se trata, como ya
hemos señalado, de unas primarias multipartidistas, de las que ha salido
favorecido un candidato, Enrique Capriles Radonski, con una masa de votos
suficientemente sólida: 1.806.868** votos, cifra que casi triplica a su
inmediato contendor (Pablo Pérez
(867.601** votos) quien a su vez duplica holgadamente a los tres
finalistas: María Corina Machado (103.500** votos), Diego Arria (35.070**
votos) y Pablo Medina (14.009** votos).
7.700 máquinas
electrónicas bastaron para derribar los cálculos según los cuales con esa
cantidad de artilugios electrónicos del C.N.E. y el tiempo máximo de votación
solo podrían obtenerse un máximo de 2 millones de sufragios. La voluntad y la
experticia electoral de los ciudadanos sumada a su paciencia fueron más que
suficiente para que con menos de la mitad de las máquinas que le dieran al PSUV
en el 2010 (les asignaron 13.367 maquinitas + un 10% disponibles para
‘contingencias técnicas’) se pudieran obtener más sufragios en menos tiempo: 10
horas promedio de jornada en cada centro electoral de los demócratas, versus
las 14 horas promedio de jornada en cada una de las 13.367 máquinas que utilizó
el PSUV.
‘Por ahora’, la prueba
de resistencia, de fuerza y de cohesión de las oposiciones que hacen vida
política dentro de la M.U.D. ha sido superada, aunque el examen apenas
comienza. Les falta el ejercicio de sindéresis política, que se superará si
ninguno de los no-favorecidos salta la talanquera para lanzarse por su
cuenta. Aún necesitan eximir el examen para
sancionar una propuesta electoral , de gobierno y de Proyecto-País y que las
tres propuestas sean representativa de las inclinaciones políticas del
candidato y también de las ideas de sus oponentes. Y finalmente les falta
superar la prueba más difícil y delicada de todas para vencer a Chávez en 7 de
octubre venidero: Exigir una auditoría a fondo del Registro Electoral
Permanente para limpiar la data de multi-cedulados y de ‘muertos-votantes’,
requisito indispensable para insuflarle confianza en el sistema automatizado de
votos y seguridad en el triunfo opositor a los otros 7 millones de disgustados
con el régimen, una prueba que debe ser enfrentada lo antes posible
¡Preferiblemente desde mañana!
andresmorenoarreche@gmail.com
*Cálculos expresados
por analistas y periodistas del semanario 6ºPoder en su edición Nº 69 del 29 de
enero de 2012 (página A6)
** Cifras
no-definitivas informadas a través de Globovisión TV, y facilitadas por la
Comisión Electoral de Primarias de la MUD, la madrugada del lunes 13 de
febrero, mientras se escribe este reporte.
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