2012 será también un año de
promesas y contrapromesas políticas. Las incógnitas son muchas. El cáncer o la
buena salud de Chávez. Los alardes de los chavistas y los empujes de los
candidatos y dirigentes opositores
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Excepto la gasolina, que no
desaparece por su irrecuperable precio, sino por las fallas de Pdvsa en la
producción y ahora, también, en la distribución.
2012 será también un año de
promesas y contrapromesas políticas. Las incógnitas son muchas. El cáncer o la
buena salud de Chávez. Los alardes de los chavistas, los empujes de los
candidatos y dirigentes opositores.
Pero sentimos también que se
ha generado, y se consolida, un nuevo ánimo en el país. La oposición presenta
caras, hay miradas nuevas, es una sensación de presencia activa, de que hay un
país que no se resigna, que no baja la cabeza, que empieza a poner nerviosos al
chavismo, al Gobierno, a la dirigencia chavista y al propio Chávez. Un cambio
mucho más importante que lo que parece.
Un nuevo ánimo que nos lleva
a confiar en que ya el optimismo no sea un simple sentimiento pasivo, sino la
consecuencia de acciones, de decisiones, del espìritu de presentar batalla, de
la convicción de cada uno de que los triunfos no se prometen sino que se
conquistan.
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