BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

lunes, 19 de septiembre de 2011

NELSON MAICA C: CUBA (POLITICA)

“Aquellos que son demasiado inteligentes como para no involucrarse en la política, son castigados al ser gobernados por quienes son mas estúpidos” Platón, 427-347ac
Nota 1. A las nuevas generaciones. Cuba fue el espejo que Usa le coloco a América Latina para que se mirara en el y se preguntara: ¿Quiero ser como Cuba?
¿Y qué es Cuba? ¿Sigue siendo el ejemplo de cuanto parece ser, un interminable totalitarismo tropicalizado en toda América Latina? Si, todavía. Ya convertida en una gerontocracia jurasica, al estilo Urss; todavía un gulag y/o laogai. 1958-2011, 53 años ha.
Pero Occidente no se ha ocupado de ella tal como lo ha hecho con Haití, Egipto, Grecia, Libia, Pakistán, etc., etc. ¿Por qué? ¿Habrá alguna explicación medianamente creíble, al menos?
Además, para el caso Venezuela, supuestamente no es ya un espejo, pretende ser más que un reflejo, en la práctica. Cuba, mejor dicho los hermanos catástrofes, según infinidad de noticias y comentarios públicos, administran, mandan, gobiernan, se aprovecha de la riqueza y recursos de Venezuela, gracias a los “buenos oficios” del actual almunafika tropical venezolano y seguidores. Ninguna diferencia con relación a la supuesta ingerencia del “imperialismo”, según el vocabulario rojito. Un imperialismo por otro, el anterior por el actual. Una ocupación por otra, una entrega por otra, ninguna diferencia. ¿? ¡Y tanto gritar!
¿Traición y/o idiotez? ¿Usted que opina? La historia, el y los cuentos. Va uno, de tantos, entre historia y novelas. Cuéntenos el suyo.
En 1933 un golpe militar, dirigido por el sargento taquígrafo Fulgencio Batista, suplantó al dictador Gerardo Machado, así calificado en muchos medios. Durante veinte años F Batista puso y quitó presidentes a su antojo y en 1940 se eligió presidente de la República y promulgó una constitución.
En 1952 cuando se realizarían las elecciones previstas dio un golpe de Estado y gobernó apoyándose en distintos partidos políti­cos, entre ellos el Partido Socialista Popular, que era en realidad el Partido Comunista cubano.
Batista mejoro económicamente a Cuba a pesar de la desproporcionada distribución de la riqueza. Algunas ciudades bien dotadas y el campo a la retaguardia. Se especula que el dinero provenía supuesta y básicamente de dos fuentes: de la prostitución y de la mafia ítaloamericana.
En 1952, Cuba ocupaba el tercer lugar entre los veinte países latinoamericanos en cuanto al producto nacional bruto por habitante. En 1988, después de veinte años de fidelísimo castrismo, Cuba ocupaba el decimoquinto lugar, por delante solo de Nicaragua, El Salvador, Bolivia y Haití.
¿Por qué se fue Batista? Se cuenta que la clase media lo abandono. En marzo de 1953 José A Echeverría y los estudiantes del DER (Directorio Estudiantil Revolucionario), armados, atacaron el palacio de gobierno. Fallaron. Murió Echeverría.
El 26 de julio de 1953 otro grupo, también de estudiantes, atacó el cuartel Moncada. Varios murieron. Fidel Castro, uno de los atacantes, fue detenido y condenado a quince años de cárcel, aunque prontamente fue liberado.
Castro se fue a México, donde se dedicó a formar un movimiento de guerrillas, el Movimiento 26 de julio, compuesto esencialmente por jóvenes liberales. El supuesto enfrentamiento armado entre Batista y los “revolucionarios” duro un poco más de dos años.
La represión del régimen de Batista provocó muchísimas víctimas. Las redes de la guerrilla urbana y rural fueron muy perseguidas.
El 7 de no­viembre de 1958 Ernesto Guevara, emprendió una marcha hacia La Habana. El 1 de enero de 1959 Batista abando­naba el país, al igual que los principales dignatarios de su gobierno.
Rolando Masferrer, el jefe de la policía política conocida como “los tigres” y Esteban Ventura, jefe de la policía secreta, se fueron a Miami. El líder de la Confederación de Trabajadores Cubanos (CTC), Eusebio Mujal, que había establecido numerosos acuerdos con Batista, juzgó pru­dente refugiarse en la embajada argentina.
La fácil y rápida victoria de los otrora guerrilleros y ahora oligarquía eclipsó a otros movimientos políticos y sociales a la caída de Batista. La antiguamente guerrilla castrista, a la luz de los hechos y testimonios, sostuvo muy pocos y menores combates.
Batista perdió el control de su fuerza armada y represiva frente al terrorismo urbano y USA le hizo un embargo de armas. USA ayudo a su caída y, a la luz, eso favoreció a Castro. El 8 de enero de 1959, Fidel Castro y su gente tomaron la capital.
Desde la toma del poder por Castro y los suyos, las cárceles de la Cabaña, en La Habana, y de Santa Clara fueron el escenario de ejecuciones, fusilamientos, “el paredón”.
En cinco meses, según diversas publicaciones extranjeras, del bando de Batista ejecutaron a 600. Se nombraron “tribunales de ejecución”, solo posibles en un régimen totalitario y sanguinario. Nada humanista.
Recordemos la celebre frase de Fidel: “¡Esto es dig­no de la Roma antigua!”, en el palacio de los deportes con motivo del juicio publico, ante una muchedumbre, que le siguieron a Jesús Sosa Blanco. La muchedumbre se manifestó y “juzgo” con los pulgares hacia abajo. Fue fusilado.
Las mentiras de Fidel no se hicieron esperar. En 1957 le dijo al periodista Herbert Matthews, del New York Times: “El poder no me inte­resa. Después de la victoria quiero regresar a mi pueblo y continuar con mi carrera como abogado”.
Los hechos se encargaron de mostrar su permanente hipocresía, la mentira permanente tal como se esperaba de un hijo de los bolcheviques Lenin y Stalin.
En el interior del nuevo gobierno, como suele suceder, se desato de inmediato la lucha por las posiciones de poder. En febrero del 59 el primer ministro Miro Cardona renuncio.
La promesa de convocar elecciones en 18 meses fue incumplida en junio 59. Recordemos aquellas frases de Fidel: “¡Elecciones! ¿Para qué?”! Con eso destruía el acuerdo con otras fuerzas políticas para destituir a Batista. Anulo la constitucion1940 para mandar por decretos y, el año 1976, promulgar otra calcada de la URSS. Limitó la libertad de asociación. Castro comenzó la purga contra los funcionarios de los gobiernos no afines y sumisos y serviles.
¿Recuerdan el INRA? Instituto Nacional de Reforma Agraria. En junio 59 con el ejercito tomo cien fincas en Camaguey, para comenzar. El ministro de Agricultura Humberto Sori Marin renuncio. Hoy no producen nada, importan la comida.
En julio 59 el presidente de la Republica, Manuel Urrutia, renuncio. El ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Agrámente fue remplazado por Raúl Roa. El ministro de Asuntos Sociales también dimitió.
En 1960: en marzo, Rupo López Fresquet, ministro de Economía desde enero de 1959, dejo el cargo y luego marchó al exi­lio. Andrés Suárez, miembro del gobierno, abandono el país ese año.
Con la desaparición de las últimas publicaciones in­dependientes, el amordazamiento practicado de forma metódica alcanzaba sus objetivos: ningún medio de comunicación se le opondría o criticaría.
 El 20 de enero de 1960, Jorge Zayas, director del diario antibatistiano Avance, marchó al exilio. En julio, Miguel Ángel Quevedo, redactor jefe de Bohemia, abandonó Cuba, Bohemia había reproducido las declaraciones de Castro durante el proceso de la Moneada.
Únicamente continuaba saliendo a la calle la publicación comunista “Hoy”. En otoño de 1960 fueron de­tenidas las últimas figuras de la oposición, tanto política como militar, entre las que se contaban William Morgan y Humberto Sori Marín. Morgan, que fuera comandante en la Sierra, sería fusilado a principios de 1961.
Los últimos demócratas no tardaron en retirarse del Gobierno, como Manolo Ray, ministro de Obras Públicas, o Enrique Oltusky, ministro de Comunicaciones. Por entonces se produjo la primera oleada de abandonos: cerca de 50.000 personas, pertenecientes a la clase media y que habían apoya­do la revolución, se exiliaron. La falta de médicos, profesores o abogados de­bilitaría durante mucho tiempo a la sociedad cubana.
A las clases medias les siguieron los obreros como víctimas de la represión. Desde el principio, los sindicatos se mostraron reticentes a la forma que estaba adoptando el nuevo régimen.
Uno de sus principales líderes era el res­ponsable de los sindicatos del azúcar, David Salvador. Era un hombre de iz­quierdas que rompió con el PSP cuando este se negó a combatir la dictadura de Batista; había organizado las grandes huelgas de las centrales azucareras en 1955; sufrió arresto y tortura y dio su apoyo a la huelga de 1958 promovida por los castristas del Movimiento 26 de julio.
En 1959, tras ser democrática­mente elegido secretario general de la Confederación de Trabajadores Cuba­nos, vio cómo se le imponía la colaboración de dos comunistas de la primera hornada que no habían sufrido la prueba democrática de su elección. Salva­dor trató de atajar la infiltración y el control de su central por parte de los co­munistas pero desde la primavera de 1960 empezó a verse marginado y en ju­nio optó por la clandestinidad. Fue detenido en 1962 y purgó en la cárcel una condena de doce años. Otra gran figura de la resistencia a Batista apartada del poder.
Finalmente, en 1962 Fidel Castro logro que el sindicato único, la CTC, solicitara la supresión del derecho de huelga: “El sindicato no es un órgano reivindicativo”, precisó un miembro del aparato del partido.
¿Y con la Iglesia, el clero, etc.? ¿Qué hizo? Es bueno recordar que después de su detención en 1953, Fidel Castro consiguió salvar la cabeza gra­cias a la intervención del arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Pérez Serantes.
El clero había acogido con alivio la marcha de Batista e incluso algu­nos sacerdotes siguieron a los guerrilleros en la Sierra. Pero la Iglesia no estuvo de acuerdo con los juicios expeditivos de los seguidores de Batista, del mismo modo que había condenado los crímenes de los “Tigres” de Masferrer.
En 1959 la Iglesia empezó a denunciar la infiltración comunista. Castro utilizó como pretexto el asunto de bahía Cochinos para prohibir por orden gubernamental la revista “La Quincena”.
En mayo de 1961 se cerraron todos los colegios religiosos y sus edificios fueron confiscados, incluido el colegio Jesuita de Belén, donde Castro había cursado estudios. En uniforme militar, el líder máximo declaró: “Los curas falangistas ya pueden empezar a hacer las maletas”. Ya el 17 de septiembre de 1961, 131 sacerdotes diocesanos y religiosos habían sido expulsados de Cuba.
Para so­brevivir, la Iglesia tuvo que replegarse sobre sí misma. El régimen se dedicó a la marginación de las instituciones religiosas. Unos de los procedimientos consistían en permitir que los cubanos manifestaran su fe, con el riesgo subsi­guiente de sufrir medidas de represalia como la prohibición de acceder a la universidad y a puestos en la administración.
La represión también afectó al mundo artístico. En 1961, el pa­pel que según Fidel Castro desempeñaban los artistas en el seno de la socie­dad quedaba resumido en el lema: “Dentro de la revolución todo, fuera de ella nada”.
El destino de Ernesto Padilla ilustra perfectamente la situación de la cultura. Padilla, un escritor revolucionario, pudo salir de Cuba en 1970 después de ser obligado a realizar su “autocrítica”. Después de diez años de vagabundeo, Reinaldo Arenas aprovechó el éxodo de Mariel para abandonar, también él, definitivamente Cuba.
Recordar es vivir y la pregunta tiene una respuesta: no, no quiero que mi país sea como cuba. ¡No al socialismo comunismo! ¡No al GULAG – LAGOAI cubano!
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