Cuando un famoso se enferma, aparte de la información que suministran avezados periodistas en la búsqueda y logro de la primicia, es una autoridad médica la que se dirige a la opinión publica para informar los detalles del mal que aqueja al paciente. Me refiero al procedimiento transparente que se aplica en una sociedad democrática de reforzada tendencia pluralista.
Pero cuando esto acontece en un ambiguo ambiente de libertades y circunstancias políticas adversas de un personaje, bien podría ser mentira, o una sorpresa ya que el mal que lo aqueja podría traer consecuencias no deseadas para el entorno de manera inmediata.
Enfermarse o padecer un inconveniente de salud transitorio forma parte de la vida del ser humano, incluso de los connotados. Es la política asociada al propagandismo que a través de mensajes trata de mostrar generalmente a los gobernantes como invencibles, impolutos y asépticos. Definitivamente seres por encima del común terráqueo; únicos e indispensables.
Estas estrategias por más que incitan al votante creer en lo extraordinario del individuo en promoción no cambian la realidad, es un simple mortal a pesar de sus publicistas.
Hugo Chávez, a decir de quienes se relacionan con él consecuentemente, lleva una vida desordenada en sus costumbre cotidianas; duerme a deshoras, no cuida con esmero su hábitos culinarios en función de la edad, es irascible en sus emociones y esta sometido a presiones producto del desempeño de sus funciones y cambiante trabajo. Una gran cantidad de hombres y mujeres tienen aspectos comunes al gobernante.
De acuerdo al comportamiento atípico del régimen venezolano Chávez en vez de padecer una dolencia pélvica esta afectado de un mal de complicaciones imprevistas. Es la actitud de “secreto de estado” lo que agrava la condición del personaje, amén de una ausencia absoluta de vocero científico idóneo. Conforme a conocimientos informales e investigaciones periodísticas por todo el manejo que se observa a su alrededor es cierto su quebranto de salud.
Consultados algunos galenos estos exteriorizan que un acto quirúrgico relacionado con un absceso pelviano pone en condiciones de expresarse verbalmente pero con algunas dificultades de movilidad normales de un post operatorio, en tres o cuatro días a cualquier aquejado. De existir alguna complicación menor surgida en pabellón, seis días máximo. Acotan los médicos preguntados que para mantener recluido mas de diez días a este, priva la necesidad de someter al indispuesto a la administración de recursos clínicos que solo pueden ser suministrados en un centro médico y que requieren de la supervisión profesional en el momento de la aplicación de los mismos. Ello califica el mal como de pronóstico reservado el tiempo de curación. Ante tal pronóstico las razones por las cuales debe permanecer en la unidad de tratamiento son varias.
Conociendo las estratagemas llevadas a cabo por Fidel Castro en el pasado, la muestra de burdos videos y fotos, el silencio del aludido y la falta de vocero científico eficaz, entonces dudamos. Castro se ausentaba de la opinión pública por mas de treinta días sin explicación y hacía circular rumores sobre un supuesto debilitamiento de su salud, todo ello dirigido a concentrar la atención del cubano en su persona para luego reaparecer triunfante en escenarios propicios para la trama y escuchar luego de boca del ciudadano común expresiones de satisfacción o lamento tales como: “El Caballo es eterno:”. Bien podríamos estar ante una fábula orquestada desde La Habana con la implementación propagandística de una campaña de desinformación con un final de película.
Las encuestas realizadas en la gente demuestran que Hugo Chávez observa en constante declive su popularidad. La empresa IVAD en reciente consulta de campo arroja que el 42.4 % de los consultados no votarán en la venidera elecciones por el actual presidente; el veinte porcentual no saben por quien hacerlo y solo el 36.4 %, lo haría de nuevo por él. Conforme a esta misma valoración y solicitando saber sobre el favoritismo entre candidatos de la oposición; del 35.7% claramente contrario, Enrique Capriles es el preferido hasta ahora, pero lo mas importante es que aglutina la antípoda un sólido 40%.. Debo destacar, de acuerdo a la experiencia de los profesionales en gusto y preferencias, quienes dicen no saber es muy probable que terminen votando por el contrincante antigobierno.
Todo esto tiene antecedentes para preocupar al barinés; el 77% de los venezolanos consideran que la geografía patria esta en manos del hampa y el 40% ve con preocupación la falta de empleos, entre otros tópicos. Si a esto le sumamos que evaluaciones periódicas ratifican que 80% de los venezolanos no quiere un gobierno como el de los hermanos Castro; entonces que la enfermedad de Hugo Chávez sea teatro, no tendría nada de raro; este paciente o personaje de novela es capaz de cualquier cosa.
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