Los esfuerzos individuales nos traerán el progreso general. Cesare Cantú
1.- LOS ESTUDIANTES VS. EL PODER. PEDRO BENÍTEZ
2.- EL OCASO DE LOS REVOLUCIONARIOS. JOSÉ ENRIQUE MIGUENS
3.- INTERVENCIONISMO CRIOLLO. PAUL ELGUEZABAL
4.- LOS JÓVENES ANTE EL DESEMPLEO. SILVANA MILOVIC
La Fuerza de la esperanza se mueve. Esfuérzate, anímate y trabaja. Solo faltan 648 días, cuenta regresiva inexorable. Artículo 231. Constitución de 1999. El nuevo Presidente tomará posesión el 10/01 del primer año de su período constitucional.- @raulamiel
LUGAR: AUDITORIO DE FEDECAMARAS. Av. El Empalme, Edf. Fedecamaras. El Bosque. Caracas.
LOS ESTUDIANTES VS. EL PODER. PEDRO BENÍTEZ
No ha dejado de llamar la atención la sostenida e intensa campaña de difamación e insultos que la red de medios públicos, encabezada por “el canal de todos los venezolanos”, emprendió contra el grupo de estudiantes universitarios en huelga de hambre. Y todo para terminar dándoles la razón.
No importa si el Gobierno cumple o no cumple con el conjunto de compromisos asumidos con ellos (eso está por verse), lo trascendente es que les dio la razón a ellos y no a los voceros de VTV. Ese, es el hecho político. El supuestamente todopoderoso gobierno revolucionario cedió… una vez más. Y nada hace pensar que sea la última vez que lo haga. Esto apenas comienza.
Primero fue retirar la nueva Ley de Universidades (y al ministro de turno), luego liberar presos políticos y dar beneficios procesales a otros. Pero esto no por una iniciativa política propia, sino por la presión incesante del movimiento estudiantil universitario.
Al gobierno de Chávez le está pasado lo mismo que en su día al del general Juan Vicente Gómez: no sabe qué hacer con los estudiantes.
En febrero de 1928 un grupo de bachilleres desafió al entonces invencible régimen gomecista, pero de una manera que este no sabía enfrentar, porque Juan Vicente Gómez, Eustoquio Gómez, Vicencio Pérez Soto, León Jurado y compañía estaban acostumbrados a enfrentarse a hombres armados, a echar plomo, no a muchachos desarmados.
Ochenta y tres años después al régimen chavista no le han funcionado las argucias, las mañas, el tratar de dividir, enfrentar los estudiantes de oposición con los oficialistas, confundir a la opinión. Lo ya conocido de su repertorio. Precisamente por esto es que los huelguistas no miraron a los lados.
Si el Gobierno no cumple con lo ofrecido en plazo perentorio, no solo a estos estudiantes, sino a los trabajadores de las empresas estatizadas, a Maigualida González de Blandin, a los que están a la espera de sus viviendas y a los chinos, va a estar en graves problemas.
El Presidente está gobernando emitiendo cheques postdatados y luego verá cómo deposita para que no le reboten. Que el hermano Gadafi siga resistiendo, ya el petróleo esta a 100 dólares.
Es allí donde la oposición tiene que morder y no soltar, mientras se define la fecha, la organización de las primarias, el programa y el candidato. Caminar y masticar a la vez. No queda otra.
EL OCASO DE LOS REVOLUCIONARIOS. JOSÉ ENRIQUE MIGUENS
La era de los líderes iluminados parece agotada.
Hoy en día todo el mundo se está dando cuenta de la importancia histórica de los levantamientos populares en países decisivos del norte de Africa, como Egipto y Libia, contra regímenes políticos que se iniciaron como revolucionarios y aún se definían como tales, exigiéndoles libertad y democracia. Esto significa reclamar el derecho de todos los ciudadanos a intervenir en las decisiones políticas que los afectan y a no ser acallados ni intimidados ni llevados por delante por ningún grupo de ocupantes del poder, cualquiera sea su denominación.
Estos levantamientos populares actuales, horizontales y de liderazgos compartidos, son diferentes de las llamadas "revoluciones" de la pasada era moderna, que comenzaron con la Revolución Francesa, de 1789, e iniciaron su ocaso 200 años después, con la caída del Muro de Berlín, en 1989. Desde el jacobinismo hasta la yamahiriya (república asamblearia de las masas o república socialista islámica), pasando por el fascismo, el comunismo, el nacionalsocialismo, el tercermundismo, el progresismo y los neopopulismos, las "revoluciones" del modernismo presentan sociológicamente, aunque en distintos grados, las mismas características, cualquiera sea la denominación ideológica que adopten.
Se inician con la toma del poder político (sea por vías legales o violentas) por un grupo de "iluminados" que se consideran los dueños de la verdad y la justicia, llamados a imponerlas a todos los demás mediante la construcción de una sociedad perfecta. Para ello necesitan acallar a los que no piensan como ellos, manipulando la información, nunca admitiendo errores, instaurando el culto a sus dirigentes siempre infalibles, que viven sacrificándose por su pueblo. En una palabra, tratando a sus poblaciones como a niños estúpidos a los que se les puede hacer creer cualquier cuento.
Para distraer a los pueblos de los problemas concretos que padecen, los envuelven en fantasiosos enfrentamientos abstractos, con lo cual pocas veces resuelven los verdaderos problemas y males que sufren las personas y grupos concretos. Todos los comentaristas coinciden en que los levantamientos del norte de Africa se originaron en sus juventudes educadas que no tienen trabajo ni perspectivas de conseguirlo, mientras se les hablaba de socialismo y de tercermundismo.
Pero como generalmente esto no basta se hace necesario a este tipo de gobiernos desacreditar, acallar, anular o eliminar a los que piensan distinto o presentan otras soluciones que pueden ser mejores. Una característica uniforme de estas "revoluciones" es la caracterización denigratoria de los que piensan de distinta manera como seres despreciables de una categoría casi subhumana. Resulta interesante constatar la similitud del empleo del calificativo de "gusanos" para denigrar a sus oponentes en regímenes "revolucionarios" aparentemente opuestos. Lo emplearon abundantemente los nazis en Alemania, tal como lo hacen Fidel Castro y sus secuaces hasta el día de hoy. La despectiva palabra la inventó Hegel, el padre de todas estas revoluciones políticas, para calificar a los que no pensaban como él: "Gusanos que sólo comen tierra y agua". Revisando los calificativos que emplea el presidente Chávez para calificar a sus opositores y aquellos -delirantes- que ha estado vomitando Khadafy, tenemos un cuadro de la actitud básica de estos gobiernos revolucionarios y de su falta de respeto a la dignidad de toda persona humana.
Todas estas "revoluciones" necesitan inventar un "enemigo" a quien acusar de todos los males ocurridos y de obstaculizar la triunfante marcha de la revolución. Caen así en terribles simplificaciones para unificar a sus seguidores en un odio compartido distrayéndolos de sus verdaderos problemas.
Los observadores más alertas a las nuevas realidades sociales e históricas nos están recomendando no seguir empleando en la política las viejas distinciones conceptuales opuestas, tales como "idealismo" o "materialismo", "izquierda" o "derecha" aplicadas a este tipo de gobiernos, porque son engañosas y no van al fondo del verdadero problema. A los pueblos les da lo mismo que al sistema de dominación que se les aplica; se lo denomine "idealista" o "materialista", de "izquierda" o de "derecha", siempre será un sistema de dominación. Sólo comprueban que se les han quitado su participación política y el derecho que les corresponde a todos de ser los dueños de su propio destino y del de la Nación, que es de todos y no de un grupo de ocupantes del poder que se cree superior y dueño del país.
El garrote que se esgrime sobre sus cabezas, aunque esté pintado de rojo, de verde o de blanco, siempre será un garrote y siempre terminará siendo usado en provecho de los que lo manejan. Como dijo un manifestante egipcio: "Cambio significa justicia, libertad e igualdad para todos en el trato".
Esto significa el respeto a la dignidad de todas las personas por parte de todos, tanto de los gobiernos como de la sociedad.
Es por eso que, olfateando el peligro que estos levantamientos significan para sus bases estructurales de dominación, algunos gobiernos latinoamericanos que se autodenominan revolucionarios, como los de Cuba y Venezuela, seguidos por los de Ecuador, Bolivia y Nicaragua, se han pronunciado en respaldo del dictador Khadafy, a quien el presidente Chávez llegó a titular: "Mi colega revolucionario".
Dejando de lado las características específicas de cada área cultural que llevaron a esos levantamientos populares arábigos, como las que llevaron a los levantamientos de los países del bloque socialista en Europa, podemos remontarnos a un acontecimiento que marcó el cambio histórico contra las "revoluciones" y a favor de la democracia participativa, que curiosamente pasó casi desapercibido.
Tres días después de la caída del Muro de Berlín, el Partido Comunista Italiano, considerado el más actualizado, inteligente y numeroso de Europa, haciéndose cargo del cambio cultural ocurrido y del anhelo de los pueblos de una democracia participativa, inició contactos para integrarse con la socialdemocracia.
El 3 de febrero de 1991, el XX Congreso Nacional del Partido Comunista Italiano decidió disolverse, renunciando a sus objetivos revolucionarios, para ingresar en la convivencia democrática con el nombre de Partido Democrático de la Izquierda e incorporarse a la Internacional Socialista. Con esto renuncia a sus anteriores beligerantes pretensiones de hegemonía y de imposición de sus ideologías al resto de la sociedad por el camino de la violencia revolucionaria. Vale decir que el viejo Partido Comunista, sensible a los cambios ocurridos en la cultura occidental, optó por la vía democrática para resolver, entre todos, los problemas concretos de la sociedad que es de todos.
Hay un síntoma más sutil que pasó desapercibido para los políticos. En unas jornadas de filosofía y transculturalidad convocadas por la Unesco en noviembre de 2002, se declaró que el mundo está presenciando la aparición de un nuevo discurso político "que dé al hombre el derecho de tomar la palabra".
Esto significa -se dice- la necesidad de crear nuevas relaciones entre las personas, definidas por la necesidad de vivir juntos, unidos a pesar de las diferencias, porque los problemas que afrontamos no pueden resolverlos unos sin los otros. "Hasta ahora, cada cultura, cada visión del mundo, cada sistema económico, pretendía imponer su definición de la humanidad a todas las otras. En estas sociedades encerradas por barricadas internas queda todavía una apertura, la pluralidad como una puerta que se abre para permitirnos sobrevivir, respirar, quebrando esta clausura del mundo humano sobre sí mismo."
Sugestivamente, los participantes más coherentes y entusiastas de estas jornadas fueron los intelectuales del sur y del norte de Africa, lo que explica los actuales levantamientos populares.
¿Estaremos los intelectuales latinoamericanos quedando más atrasados, desinformados y anacrónicos que los intelectuales africanos en esta corriente mundial de apertura y de democratización?
INTERVENCIONISMO CRIOLLO. PAUL ELGUEZABAL
Estos carnavales disfruté discutiendo por twitter con un psuvista funcionario de rango medio-alto de Cumaná, un revolucionario de conciencia, crítico del gobernador y alcalde, quien denunciaba que "En el Mercado Municipal de Cumaná hay leche en polvo a 35 Bsf el Kg" y clamaba por el Indepabis. Intenté explicarle que atacar estos vendedores (semi)informales sólo hará desaparecer el producto y nos obligará a todos a hacer las colas de mercal. No sé si fue un error escribirle pero disfruto debatir y, con sus altibajos, este estuvo interesante. Les trascribo algunas de las conclusiones de la misma para pensar en la construcción de la Venezuela post-socialista. No será fácil con los socialistas de hoy y tanto intervencionismo cultivado del pasado democrático. El cual se evidencia cuando se critica a este gobierno por "controlar mal" la economía y no por controlar, a secas.
Él decía que la leche escaseaba por culpa de los "especuacaparadores", que deberían ir presos. Siguiendo esa lógica ¿Por qué, si existen esos seres malvados, la leche no escasea en otros países? Simplemente, porque los ciudadanos de otros países pueden invertir con confianza de que no les impondrán controles de precio, ni expropiarán, que tendrán un Estado de Derecho que les garantice igualdad ante la ley y protección ante robos y fraudes, que no tienen que esperar 18 meses para registrar y arrancar legalmente una empresa, que no tienen que sobornar a ningún funcionario que le dé permiso para producir y así su plan de negocio esté acorde a la planificación del Estado (especie de ser supremo que "sabe" qué y cuánto producir). Estas, entre otras garantías, facilitan la decisión de invertir.
Esa inversión estará alerta de cualquier oportunidad de renta, buscará donde exista la mayor rentabilidad (especulará), y entrará a competir. Esa competencia termina bajando (controlando) los precios, porque el consumidor comprará el producto que mejor satisface sus preferencias, ya sea el del mejor precio, calidad o característica específica. De esta manera, sólo la competencia, por ser el que le venda a los consumidores para así obtener la mayor ganancia, controla la inflación y satisface la diversidad de preferencias de los consumidores.
Claro está, con un gobierno que no garantiza estas mínimas condiciones, la competencia está limitada. Por tanto, los pocos bienes producidos no alcanzan, ni tienen la variedad que el consumidor demanda y tienen altos precios.
¿Cómo el dueño del abasto va a vender un producto a pérdida? No puede. Y a él no le interesa que lo venda el buhonero.
Pero como él es formal no puede incumplir la ley (injusta) porque si no es sancionado por el Estado. Donde la máxima es "si los controles no funcionan, entonces hacen falta más controles". Afortunadamente, ya la gente no se cree el cuento de que la culpa es de los "especu-acaparadores".
Sólo espero que los venezolanos aprendamos las lecciones de lo que no se debe hacer, y que todo lo que nos huela a intervencionismo sea criticado con dureza, hoy y también en la Venezuela post-socialista.
LOS JÓVENES ANTE EL DESEMPLEO. SILVANA MILOVIC
El problema del desempleo es una inquietud constante en todo el mundo, que presenta diferencias nacionales y regionales. En las fluctuaciones que se observan obran, lógicamente, los factores del contexto económico, que incrementan o disminuyen la oferta de trabajo.
Hoy se estima que, en el mundo, son 210 millones los que no encuentran ocupación. En el último año, en nuestro país, se ha calculado en 1.200.000 el número de quienes no hallaron puestos de trabajo. De ese conjunto, el 40 por ciento son jóvenes de entre 18 y 25 años, con mayoría de mujeres.
Las exigencias para acceder al campo laboral son diversas para los postulantes. Por lo común, la demanda de los empleadores empieza por los estudios secundarios completos y una cuota de experiencia, valla esta última difícil de superar cuando el joven se está iniciando en el mundo del trabajo.
Es sabido, por otra parte, que el ingreso en los empleos formales demanda mayor número de requisitos, que no sólo se refieren a otros estudios y habilidades logradas, sino también a la calidad de la enseñanza recibida y al nivel de los aprendizajes adquiridos. En ello juega el prestigio de los institutos donde se hayan adquirido los títulos o certificaciones presentados.
Además, ha de tener en claro el joven que las empresas afinan los requisitos de ingreso a fin de evitar el pago de indemnizaciones cuando el nuevo empleado no satisface luego las expectativas. Una alternativa no deseable para evitar esa situación es que la incorporación a un trabajo se ofrezca en condiciones informales, que reducen severamente los derechos del empleado.
Es muy conveniente comprender que los planes de estudio se concretan en programas cuya construcción y desarrollo implican un tiempo que no es comparable con el ritmo en que se transforman los procesos de producción o comercialización, pues el sistema educativo no se planifica exclusivamente para una "colocación" inmediata del graduado, ya que sus objetivos sobrepasan esa meta y no son sólo económicos o laborales.
Por lo tanto, siempre es previsible un tiempo de ajuste para adaptarse a una labor en la cual el joven se inicia. Precisamente eso es lo que posibilita la enseñanza: que el sujeto gane en capacidades, habilidades y destrezas que permiten luego, con un corto período de práctica, alcanzar la eficacia que reclama una tarea.
También es de señalar que juegan una función relevante en ese momento las cualidades personales del sujeto (actitudes, disposición al aprendizaje, a la integración, etcétera).
En suma, esta breve reflexión, centrada especialmente en el primer trabajo buscado, destaca que cuanto mejor es la preparación del postulante más crecen sus posibilidades de encontrar un puesto e, inversamente, quienes desertan de la enseñanza reducen a la vez sus posibilidades de ingreso en el trabajo, cuyas opciones quedarán limitadas a un nivel de baja calificación laboral. La proporción de empleos de baja calidad obtenidos por los jóvenes de entre 15 y 24 años disminuye con los años de escolaridad.
Cabe agregar que las posibilidades de un graduado aumentan cuando añade a sus títulos -secundario o terciario- otros aprendizajes adicionales, como el necesario conocimiento de la computación o el dominio de un segundo idioma.
No hay soluciones mágicas para un problema complejo como el del desempleo. Por eso es importante que las autoridades nacionales, provinciales y locales, los sindicatos y los empresarios, conjuntamente con otros actores sociales, insistan en buscar la manera de torcer esa realidad.
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