Muchos ciudadanos están hastiados de la división, el discurso del odio...
El 24 de noviembre de 1948 el país veía cómo el gobierno legítimo sucumbía ante la fuerza. Gallegos fue derrocado dando paso a una tenebrosa dictadura militar que se extendió hasta 1958.
60 años después, el país se despertaba con una nueva realidad. Luego de la histórica jornada del 23 de noviembre, las fuerzas democráticas obtenían las entidades federales más pobladas del país, frenando el discurso excluyente que emana del gobierno central. Las victorias de Ledezma en la alcaldía metropolitana de Caracas, Capriles, Morel Rodríguez, Pablo Pérez, Salas y Pérez Vivas en las gobernaciones, sumadas a las alcaldías obtenidas por Rosales, Graterón, Ocariz, Blyde, Do Nascimento, Mónica de Méndez y Lester Rodríguez, entre otros, demuestran que existe un número considerable de ciudadanos hastiados de la división, el discurso del odio y del interés de sembrar en el país una violencia social entre compatriotas.
Los resultados emanados de la jornada del 23 de noviembre mostraron que una oposición unida, vigilante y luchadora puede triunfar. Muchos como Galíndez, Smith, Alcántara, Cedeño, Graterol, Villegas, Catalán y Dávila tienen el mérito de haber dado lo mejor en pos de la democracia. Otros como Andrés Velásquez y Alfredo Ramos debieron correr con mejor suerte si los otros candidatos hubiesen refrendado el pacto unitario y se hubiesen retirado y apoyado; y Yaracuy debe invitar a la reflexión sobre el daño que causa no ir unido.
Si hace 60 años, el 24 de noviembre la fuerza de las armas y el autoritarismo acababan con un gobierno democrático, ahora, los venezolanos hemos empezado por las vías democráticas a socavar las bases de un gobierno represor, corrupto y que ha mancillado el valor fundamental de los venezolanos: la libertad.
luisdalvarezva@hotmail.com
El 24 de noviembre de 1948 el país veía cómo el gobierno legítimo sucumbía ante la fuerza. Gallegos fue derrocado dando paso a una tenebrosa dictadura militar que se extendió hasta 1958.
60 años después, el país se despertaba con una nueva realidad. Luego de la histórica jornada del 23 de noviembre, las fuerzas democráticas obtenían las entidades federales más pobladas del país, frenando el discurso excluyente que emana del gobierno central. Las victorias de Ledezma en la alcaldía metropolitana de Caracas, Capriles, Morel Rodríguez, Pablo Pérez, Salas y Pérez Vivas en las gobernaciones, sumadas a las alcaldías obtenidas por Rosales, Graterón, Ocariz, Blyde, Do Nascimento, Mónica de Méndez y Lester Rodríguez, entre otros, demuestran que existe un número considerable de ciudadanos hastiados de la división, el discurso del odio y del interés de sembrar en el país una violencia social entre compatriotas.
Los resultados emanados de la jornada del 23 de noviembre mostraron que una oposición unida, vigilante y luchadora puede triunfar. Muchos como Galíndez, Smith, Alcántara, Cedeño, Graterol, Villegas, Catalán y Dávila tienen el mérito de haber dado lo mejor en pos de la democracia. Otros como Andrés Velásquez y Alfredo Ramos debieron correr con mejor suerte si los otros candidatos hubiesen refrendado el pacto unitario y se hubiesen retirado y apoyado; y Yaracuy debe invitar a la reflexión sobre el daño que causa no ir unido.
Si hace 60 años, el 24 de noviembre la fuerza de las armas y el autoritarismo acababan con un gobierno democrático, ahora, los venezolanos hemos empezado por las vías democráticas a socavar las bases de un gobierno represor, corrupto y que ha mancillado el valor fundamental de los venezolanos: la libertad.
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