*LUIS DANIEL ÁLVAREZ V. ESCRIBIÓ EN EL UNIVERSAL E VENEZUELA: “EL TREMEDAL”
Venezuela tiene en estos momentos el mal de Lorenzo Barquero
La imagen de Lorenzo Barquero que recordaba vagamente Santos Luzardo, no se asemejaba en lo absoluto al espectro que tenía delante. Poco quedaba del gran hombre al que una tarde había ido a conocer lleno de emoción y algarabía. Ahora tenía ante sus ojos a una figura fantasmagórica, temerosa y que no valoraba en lo absoluto ni su pasado, ni los atributos y virtudes que alguna vez lo caracterizaron.
Venezuela tiene en estos momentos el mal de Lorenzo Barquero. El tremedal parece haber destruido la voluntad de los individuos y haberlos sumido en una completa indiferencia. Así como Barquero demuestra una actitud conformista ante lo que es su existencia, de igual manera la sociedad venezolana parece conformarse y no querer responder y enfrentar el llamado maléfico que amenaza con ahogar los valores y los principios de la nación venezolana.
Lorenzo Barquero tenía poca voluntad. Poco a poco la selva y la maldad le habían ido copando todos los espacios hasta dejarlo reducido a un albergue en medio de la jungla. A medida que esto ocurría, lejos de tender alianzas, buscar ayuda y trabajar en equipo con otros miembros de la sociedad, Barquero se aisló. La desconfianza permanente en el otro y la falsa creencia de que el surgimiento es un acto individual, lo llevó a trabajar solo y terminar sumido y olvidado en las entrañas de la devoradora de hombres.
Frente al canto inmisericorde y confuso de la devoradora de hombres, deben presentarse las normas y los ideales. De esta manera a la barbarie la sustituirá la justicia.
Es imprescindible la organización, el ánimo y el trabajo, para que sobre ese tremedal, en el que antes reinaban las sombras y el silencio, puedan danzar las aves, pero esta vez entonando un canto de libertad.
luisdalvarezva@hotmail.com
Venezuela tiene en estos momentos el mal de Lorenzo Barquero
La imagen de Lorenzo Barquero que recordaba vagamente Santos Luzardo, no se asemejaba en lo absoluto al espectro que tenía delante. Poco quedaba del gran hombre al que una tarde había ido a conocer lleno de emoción y algarabía. Ahora tenía ante sus ojos a una figura fantasmagórica, temerosa y que no valoraba en lo absoluto ni su pasado, ni los atributos y virtudes que alguna vez lo caracterizaron.
Venezuela tiene en estos momentos el mal de Lorenzo Barquero. El tremedal parece haber destruido la voluntad de los individuos y haberlos sumido en una completa indiferencia. Así como Barquero demuestra una actitud conformista ante lo que es su existencia, de igual manera la sociedad venezolana parece conformarse y no querer responder y enfrentar el llamado maléfico que amenaza con ahogar los valores y los principios de la nación venezolana.
Lorenzo Barquero tenía poca voluntad. Poco a poco la selva y la maldad le habían ido copando todos los espacios hasta dejarlo reducido a un albergue en medio de la jungla. A medida que esto ocurría, lejos de tender alianzas, buscar ayuda y trabajar en equipo con otros miembros de la sociedad, Barquero se aisló. La desconfianza permanente en el otro y la falsa creencia de que el surgimiento es un acto individual, lo llevó a trabajar solo y terminar sumido y olvidado en las entrañas de la devoradora de hombres.
Frente al canto inmisericorde y confuso de la devoradora de hombres, deben presentarse las normas y los ideales. De esta manera a la barbarie la sustituirá la justicia.
Es imprescindible la organización, el ánimo y el trabajo, para que sobre ese tremedal, en el que antes reinaban las sombras y el silencio, puedan danzar las aves, pero esta vez entonando un canto de libertad.
luisdalvarezva@hotmail.com
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