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domingo, 6 de octubre de 2013

ANDRES SIMON MORENO ARRECHE, LO INMEDIATO, LO IMPORTANTE Y LO TRASCENDENTE

Leo y escucho a decenas de líderes políticos, y muchos otros más que no ejercen ‘la politiquería’ como oficio, sino que participan en el debate público de las ideas, y en el coro de todas esas voces, más allá de la pertinencia de las razones o de la acera política desde donde se dicen, percibo una confusión estratégica que es el epicentro de la conversación de hoy: La oscuridad conceptual de los objetivos, o lo que es lo mismo, la mescolanza de gimnasia con magnesia. Vamos al punto.

Sostiene Karl von Clausewitz en el Libro III, Capítulo Iº, que...

”... la estrategia es el uso del encuentro para alcanzar el objetivo... por lo tanto debe dar un propósito a toda la acción... en otras palabras, la estrategia traza el plan... y para el propósito mencionado, añade las series de actos que conducirán a ese propósito; o sea, hace los planes para las campañas separadas y prepara los encuentros que serán librados en cada uno de ellos.”

Visto el concepto así, la estrategia política debe definirse como ‘el arte’ de engañar al oponente político, pero también es el arte de ponderar los objetivos a alcanzar, tomando en cuenta las potencialidades, propias y las de los oponentes, los escenarios en los que se desarrolla, las debilidades, las amenazas y las oportunidades.  Si, ya sé que se dio cuenta: Un F.O.D.A ni más ni menos.

Pero algo tan elemental es obviado por casi todos los líderes políticos, y también por muchos de ‘los otros’, que se apuran en desmarcarse de ‘lo político’ pero lo son, a contrapelo de su desmarque semántico. El asunto es que hay un desorden manifiesto, no sólo con la exhibición impúdica de las estrategias (las estrategias NO se anuncian ni se declaran) sino que además se hace mostrando a la opinión pública un total desconocimiento práctico de la jerarquía entre lo que es inmediato, lo verdaderamente importante y lo que debe trascender.

Aunque muy ponderada desde siempre, en la estrategia todo es muy simple, pero no por ello muy fácil de ejecutar. Una vez que se determina lo que se podrá y habrá de hacerse, entonces el camino se iluminará. Pero seguir ese camino sin desviaciones es lo que hace tan difícil convertir la ‘estrategia teórica’ en la estrategia en acción.

Lo inmediato: Los encuentros en la arena política (el más común de ellos: una elección) han de ser considerados como reales a causa de sus consecuencias. Sostiene K.von Clausewitz que...

“...solamente se logra la destrucción de las fuerzas del enemigo y el derrocamiento de su poder por medio de los efectos del encuentro, ya sea que el encuentro se produzca realmente, o que sólo sea propuesto y no sea aceptado.”

Para reconstruir el tejido epitelial democrático de Venezuela, lo inmediato es la convocatoria de una Asamblea Constituyente, única vía para desmontar la perversa canallada de un socialismo ramplón e inextricable que ha permeado todos los intersticios de la institucionalidad del estado. Lo inmediato es ese encuentro originario con el poder constituyente de los ciudadanos y para ello es obligante tener actores políticos desde todas las instancias sociales, previamente comprometidos en una agenda común democrática, además de la agenda de todos aquellos compromisos con sus regiones, compromisos que deberán validarse en un paquete de propuestas y de reformas a la Constitución que respondan al compromiso adquirido con los ciudadanos y al interés de cada circuito electoral que los elija.

Es de una inmediatez improrrogable la definición de esa agenda democrática nacional, a la cual habrán de suscribirse todos los ciudadanos que resulten seleccionados para la reconstrucción política de la nación. Aquí, el orden de los factores sí que altera –y mucho- el producto obtenido; por lo tanto, primero lo primero dentro de lo inmediato: Una agenda democrática con puntos de concordancia común (y de compromiso moral público) y luego la postulación de los nombres, sea cual fuere el método. Ese compromiso nacional habrá de hacerse público para que todos los ciudadanos electores estemos notificados sobre las gestiones políticas que reconducirán al país sobre la senda democrática.

Lo importante es que se tomen en cuenta todos los elementos de una estrategia, no sólo para darle solución a lo inmediato, sino para que las acciones prioricen lo importante.  Las causas que determinan el uso del ‘encuentro político’ en la estrategia social se pueden clasificar en cinco importantes elementos: Los componentes morales de las organizaciones y sus líderes, la estructura física de la organización, los recursos matemáticos, los elementos geográficos y sus correspondientes características culturales, y la logística.

Los componentes morales de los líderes y de la cultura corporativa de la organización política incluyen todo lo que se pone de manifiesto por cualidades y efectos mentales y morales, como la ideología u orientación política, los valores morales de los líderes, o los parámetros éticos de las organizaciones que hacen vida política.

La estructura física de la organización abarca la magnitud de la fuerza social que arrastra multitudes, su composición, la proporcionalidad de su presencia en los distintos estamentos y regiones versus la estructura de los oponentes.

Los recursos matemáticos hacen alusión a la capacidad de las organizaciones para el despliegue de adeptos y militantes afectos a su causa. Sus líneas de operación. Los movimientos de masa que pueda ejecutar.

El cuarto elemento de la estrategia política considera la influencia del terreno, del ambiente geográfico y cómo esta variable externa opera como condicionante o como pulsión exógena para alcanzar los objetivos políticos que se propone la estrategia. Interesa sobremanera saber cuáles son las áreas donde se es dominante, políticamente hablando y aquellas en que no se es.

La logística incluye todo medio de abastecimiento, de movilización de masas y de líderes, así como la necesaria difusión de los mensajes de campaña.

Pero lo importante en la reconstrucción de la democracia en Venezuela va más allá de la estructura operativa de la estrategia y se desplaza hacia lo significativo, lo primordial: Reinstalar en Venezuela un sistema político garante de las libertades individuales y colectivas para todos los ciudadanos, sin más limitaciones que las que contemplan la Constitución y la Leyes de la República. Vista así, la estrategia política se extiende desde lo inmediato, que es la convocatoria a una Asamblea Constituyente, para decantar la importancia en un elemento fundamental: La reconstrucción política del país sobre la base de un sistema filosófico, económico y político, que promueva las libertades civiles y que se oponga a cualquier forma de despotismo, suscitando a los principios republicanos, siendo la corriente en la que se fundamentan la democracia representativa y la división de poderes.

Cuando el planteamiento estratégico es coherente, vale decir cuando es capaz en sí mismo de solucionar con mérito propio lo inmediato y lo importante es el momento de considerar a la estrategia como un factor trascendente. En este caso, los elementos trascendentes del accionar estratégico deben contemplar - en sintonía con lo expuesto - el desarrollo de las libertades individuales como conditio sine qua non para el progreso de la sociedad. El establecimiento de un Estado de Derecho donde las personas sean consideradas como ciudadanos, con iguales derechos y deberes ante la Ley, sin privilegios ni distinciones, en acatamiento a un marco jurídico.  El derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado y protegido por la ley.  El establecimiento de códigos civiles, constituciones, e instituciones basados en la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y en la discusión y solución de los problemas por medio de asambleas y parlamentos y la tolerancia de la disidencia, sea cual fuere ella, con una economía de libre mercado, auténtica y pujante, y con un gobierno limitado a sus únicas funciones naturales: seguridad, justicia y obras públicas, dejando al mercado actuar sobre el resto, sin intervención ni regulación estatal.

Andres Simon Moreno Arreche

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viernes, 8 de marzo de 2013

TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ, DE LO INMEDIATO A LO MEDIATO

El futuro nos reta. Toca a los venezolanos domeñarlo y hacerlo todo posible mediante una aceptación del desafío. Es allí cuando sabremos la verdad que tanto ha sido requerida en este tiempo transitorio.
Cuando termine el período de luto por la muerte del presidente el país retomará el debate arduo, sobre todo por la previsión de convocatoria a nuevas elecciones.
No se trata de incurrir en citas constitucionales. El asunto no es para sesudos juristas ni espléndidos exégetas de la Constitución. Funcionamos sobre los hechos que los órganos del poder público convierten en Derecho o que los voceros del gobierno atribuyen a la voluntad del presidente fallecido más que al cuerpo de normas jurídicas de la república.
No podemos asegurar que las elecciones se celebrarán en 30 días, aunque es obvio que la prontitud del efecto emocional sobre los votos indique ese sentido. En cualquier caso elecciones habrá y está claro que se enfrentarán Nicolás Maduro y Henrique Capriles, con previsibles resultados a favor del primero.
Lo mediato es otra cosa. Implica la sustitución de un liderazgo insustituible, el mantenimiento de una política de asistencia social en difíciles condiciones económicas y una mediocridad evidente en el discurso.
Chavismo sin Chávez habrá. Será protagonista en la política nacional por mucho tiempo. Eso no implica una estabilidad en el ejercicio del gobierno ni la imposibilidad en una evolución del PSUV hacia formas más democráticas de comportamiento.
A mediano plazo volveremos a estar en la disyuntiva marcada por el entendimiento o no de modificación de un lenguaje amenazante y de pasos o no hacia la paz social. También en la aparición de nuevas ofertas sustitutivas en detrimento del fetiche de la “unidad” y de alternativas que convenzan a los venezolanos de la posibilidad de incidir de manera mucho coherente en la inclusión social.
Entramos, entonces, en lo inmediato, en una ratificación de la continuidad chavista en el poder cuya estabilidad en funciones está por verse, lo que incluirá una evolución en el seno mismo de las Fuerzas Armadas y de la paciencia popular. Lo que quiero precisar es que el destino venezolano no está claro en lo inmediato y muchísimo menos en lo mediato.
En política se puede intuir, se puede llegar a una visión del futuro y hasta prever las convulsiones del cuerpo social, pero jamás se puede olvidar eso que se llama imprevisto. 
Mucho más complejo es determinar la evolución cultural de ese cuerpo social, uno que, especialmente en su clase media, ha dado muestras de escasez. Las clases populares tienen al respecto su propia versión, una de inclusión que jamás abandonará, la cual, creemos, debe ser limpiada de populismo y llevada a los parámetros que lo conceptual ya ha precisado con extrema claridad en sus modos y formas de ejecución.
En consecuencia, el futuro mediato de la república resulta una incógnita, una que sólo la evolución de los acontecimientos nos irá señalando, unos sobre los cuales habrá de ejercerse una acción concientizadora de alto vuelo y de extraordinaria eficacia.
Frente a las eventualidades del futuro cabe recordar nuestras fallas y omisiones, más que de eso que podríamos llamar “institucionalidad política”, del cuerpo social mismo. He recordado de manera insistente que es el cuerpo social el que produce sus dirigentes y que en el siglo XXI es cada vez más obvia la asunción colectiva de la responsabilidad y del destino. 
Seguramente la palabra apropiada es “transición”, porque después de la desaparición de un líder fuerte y carismático como Hugo Chávez, y su sustitución por un liderazgo colectivo y de poder compartido, debe evolucionarse hacia nuevas formas. No obstante, los herederos parecen encerrados en fotocopiar y en repetir, lo que a nuestro entender es una equivocación que incidirá de manera más que negativa en cuanto a la estabilidad política y la paz social.
Es menester una oferta de país, un mensaje de construcción de una república posible, uno que exceda en materia de organización y diseño al mero rescate de los planteamientos clásicos y básicos de la democracia representativa y hable de un cuerpo social organizado sobre las bases del conocimiento y de un ejercicio consciente de la ciudadanía. Es hora de ir hacia la edificación de una democracia del siglo XXI.
El futuro nos reta. Toca a los venezolanos domeñarlo y hacerlo todo posible mediante una aceptación del desafío. Es allí cuando sabremos la verdad que tanto ha sido requerida en este tiempo transitorio.
@teodulolopezm

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