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domingo, 6 de noviembre de 2011

FREDDY LEPAGE SCRIBANI: ¿CHÁVEZ CANDIDATO VIRTUAL?

La pregunta que hay que hacerse es la de cómo se las va a arreglar Chávez para recorrer el país y, simultáneamente, dar discursos, conceder entrevistas (en ambientes no adecuados para una persona que, en el mejor de los casos, estaría convaleciente de una peligrosa enfermedad); en fin, estar en contacto con el pueblo

Hay dos hechos importantes que marcan con tinta indeleble este proceso electoral que, desde ya, está en marcha. Por una parte, a pesar de lo que digan los "encuesteros", nunca antes la oposición estuvo en condiciones tan favorables para enfrentar al caudillo de Sabaneta, y, por la otra, la enfermedad que afecta al candidato a la reelección indefinida por el oficialismo, que ha sido ventilada con un secretismo tal que da ocasión para toda clase de conjeturas y diagnósticos en función de lo que expresado por el propio Chávez.

Lo cierto del caso es que será una contienda que se nos antoja atípica de lado y lado. Del de la oposición, por primera vez se va a unas primarias para elegir al abanderado, lo que a mi juicio, si la sangre no llega al río, servirá para animar y entusiasmar a la vasta y variopinta disidencia chavista. Y, del Gobierno, el panorama está lleno de incertidumbre e imponderables que pueden cambiar todo en un abrir y cerrar de ojos.

Por los signos externos, Chávez, a pesar de lo diga, no luce, precisamente, en el mejor estado de salud para afrontar una campaña tan dura y tan exigente. Además, tiene que cumplir con las responsabilidades de jefe del Estado y, simultáneamente, la de candidato presidencial. Así sea en las cómodas circunstancias en que está acostumbrado actuar. Es decir, el grosero ventajismo que le permite el control de todas las instituciones del país, las cuales son incapaces de frenar sus desafueros, y la utilización de los recursos provenientes de todos los entes gubernamentales. Así como el uso y abuso de los medios televisivos, radiales y de prensa que tiene la poderosa maquinaria chavista a su entera disposición.

Sin embargo, a pesar de ello, no las tiene todas consigo. Se nota el cansancio y el hastío en buena parte de los venezolanos, incluidos los sectores de menores recursos, que antes le habían entregado un cheque en blanco, esperanzados en un futuro mejor que nunca llega.

En tanto que la oposición se muestra vigorosa, con mucho ánimo y, por encima de todo, dispuesta a dar la pelea electoral para destronar el invicto.

Ahora bien, la pregunta que hay que hacerse es la de cómo se las va a arreglar Chávez para recorrer el país y, simultáneamente, dar discursos, conceder entrevistas (en ambientes no adecuados para una persona que, en el mejor de los casos, estaría convaleciente de una peligrosa enfermedad); en fin, estar en contacto con el pueblo, como suelen hacer los candidatos en eventos electorales.

Esta es, sin lugar a dudas, la interrogante que, hasta ahora, nadie se ha planteado, al menos públicamente. Y que, de todas, todas, tiene que ser tomada en consideración en los sondeos de opinión serios que se lleven a cabo. Es un imponderable de alta factura que, de suyo, introduce elementos condicionantes que marcarán (para bien o para mal) el ritmo y los resultados de la contienda.

Hasta ahora, las apariciones de Chávez han sido prácticamente virtuales, a través de Twitter y algunas reuniones muy bien montadas desde Miraflores o algunos escenarios adaptados para tal objetivo.

Incluso el programa Aló, Presidente desapareció de la pantalla chica. Sus presentaciones públicas son esporádicas, y ni hablar de algún viaje al exterior que no sea, por supuesto a La Habana para continuar con su tratamiento.

La estrategia electoral de Chávez tendrá matices diferentes, de acuerdo con las circunstancias y, seguramente, estará llena de imponderables: ¿tendremos un candidato virtual?...

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jueves, 1 de septiembre de 2011

LUIS MARÍN: DE CENSOS, CENSISTAS Y CENSORES

Una familia está maniatada en la sala de su casa y de repente el jefe de los secuestradores le pregunta al dueño: “Por favor, ¿me permite el teléfono?” La pregunta es absurda, como cualquier respuesta que pueda darse, por lo que la situación entra en el campo de lo cómico.

Los viejos profesores de Derecho usaban este chiste para ilustrar que el significado de las palabras depende del contexto en que se utilicen, so pena de caer en el absurdo; por eso causa gracia, sino conmiseración, que haya técnicos que declaren que las preguntas del Censo son las mismas que se han utilizado otras veces, aunque ciertamente haya que admitir que el contexto actual ha cambiado mucho y no es el mismo que nunca antes.

Es menos risible decir que “todas” las preguntas del Censo se ajustan a los “parámetros internacionales”, no sólo porque con esto no se diga nada en realidad, sino que conduce a pensar que los tales parámetros, si existe tal cosa, deben ser igualmente absurdos.

Agarre cualquier pregunta al azar, por ejemplo, aquella dirigida a mayores de tres años, en que se les pregunta dónde estaban en octubre del 2006 y una de las opciones de respuesta es “no había nacido”.

Uno puede pasarse el resto del día pensando, ¿por qué octubre del 2006? ¿Qué les importará un segmento del 2006 al 2008 o más de 3 pero menos de 5? Y así sucesivamente; pero dónde no puede perder un segundo es preguntándose si eso puede corresponder a algún “parámetro internacional”.

¿Durante la semana pasada realizó en su casa o fuera de ella, al menos por una (1) hora, alguna actividad por la cual recibió o va a recibir pago en dinero o en especie? No parece una pregunta para un ama de casa, sino para una “mujer de la vida”. ¿En qué estaban pensando cuando hicieron esto? ¿Qué quieren conseguir?

La verdad es que la tendencia de ciertos colaboracionistas es a “banalizar el mal”. Todo les parece normal, eso se había hecho antes, así se hace en otros países y ponen como ejemplo incluso a los mismos Estados Unidos, cuando no a Gran Bretaña o España; pero nunca a Cuba, Corea del Norte o Siria, que son los verdaderos modelos.

Pero en cambio callan vergonzosamente sobre lo que sí les concierne como profesionales, que deben conocer y están obligados a pronunciarse, que es sobre un proyecto inconfesable y un instrumento de recolección de datos deplorable. Sobre el primero seguro que no tienen la menor noticia y sobre éste segundo confiesan que nunca les fue consultado.

¿Cuáles son las políticas públicas que están detrás del Censo 2011? ¿Quién diseñó el instrumento de recolección de datos? ¿De qué manera se engranan ambos aspectos? ¿Cuándo y cómo fueron aprobados por la Asamblea Nacional, como manda la ley y el reglamento que ellos mismos hicieron?

Nadie responde nada pero, eso sí, “tú cuentas para Venezuela”.

¿QUÉ HACER?

La pregunta más frecuente y angustiante es qué hacer ante esta invasión a nuestras casas, a nuestro hogar. La respuesta fácil es, no responder. No decir nada.

Incluso en los procesos criminales y a flagrantes delincuentes se les garantiza el derecho a guardar silencio. ¿Por qué no habría de tener este derecho un ciudadano común que, en principio, no está siendo acusado de nada?

De manera que no contestar a un interrogatorio público parece un derecho elemental muy difícil de cuestionar.

Viene el segundo problema que es el de las sanciones. Alguna gente teme al régimen sancionatorio de la Ley, que es de carácter administrativo y sólo amenaza con multas escalonadas.

Pero no hay que ser abogado, ni siquiera estudiante de leyes para advertir que las normas sancionatorias están condicionadas al suministro de datos “cuando hubiere obligación de suministrarlos”, o que “sean de obligatorio suministro”, “cuándo deban hacerlo” y expresiones de ese tipo.

Las obligaciones nacen de convenios o bien de leyes que, al fin y al cabo, también tienen un fundamento contractual. De allí que sean aprobadas por la Asamblea Nacional, según el régimen representativo.

Habría que pensar en médicos o farmacéuticos, que tengan que informar de la incidencia de una enfermedad o la demanda de medicamentos sobre los que haya algún interés público. Este no es el caso de los ciudadanos comunes y corrientes, sobre los que no pesa ningún convenio o ley en este sentido, aprobada por la AN.

Desde el punto de vista activo se habla de “obstaculizar” o de “oposición”, que implica acciones prácticas, no pasivas, que no tienen nada que ver con no contestar que debería ser una opción rutinaria para las preguntas: “no sabe, no contesta”.

El único caso en que se admite la respuesta “no sabe”, es cuando se les pregunta a las madres si sus hijos están vivos o muertos. Lo que parece algo de humor negro, pero podemos confiar en que se ajuste a los “parámetros internacionales”.

Las sanciones se vinculan también a un procedimiento administrativo, dónde deberían cumplirse las condiciones del debido proceso. Así como se exige para las multas proporcionalidad con los daños y perjuicios causados, debe determinarse el daño y su cuantía, el porqué y para quién una omisión es dañina.

Pero aquí caemos en el terreno en que no se debería caer: en que estamos bajo un régimen de legalidad formal o un Estado de Derecho, lo cual no es el caso.

VALE TODO

Este es el quid de la cuestión: ¿Cuáles son los derechos y acciones que tienen los ciudadanos ante esta actividad de la Administración? Por supuesto, que no sea el incondicional sometimiento, que es propio de súbditos, no de ciudadanos.

La cruda realidad de la vida es que esto es un “sálvese quien pueda”, que estamos solos y no contamos con ayuda ni asistencia de nadie. Fue Bertrand Russell quien irónicamente comparó a la comunidad internacional con un club de granjeros, en que ellos se autorizan mutuamente el sacrificio periódico de algunos animales de sus respectivos corrales.

De manera que si no existe obligación en sentido jurídico para responder al Censo, porque las obligaciones suponen reciprocidad, es decir, que frente a quien tiene el deber de responder haya alguien con derecho a preguntar; tampoco existe ninguna obligación moral para cooperar con esta sangrienta farsa.

El Censo es una fachada porque no se revela qué es lo que realmente se persigue, más allá de una propagando estúpida y cansona, ni cuáles son las políticas públicas que lo motivan y que deben servirle de justificación.

Vuelve a resultar cómico que un antro como el INE, absolutamente consagrado a la mentira disfrazada de estadística oficial, exija a los ciudadanos veracidad, sinceridad y espíritu de cooperación, cuando no pocos de sus directivos todavía se identifican con el “alias” que usaban cuando eran aguantadores de las guerrillas.

Morales son las obligaciones consigo mismo, que atienden a la propia integridad, por cierto, no exigibles por terceros, el Estado y tanto menos por una banda de asaltantes. Como el ladrón que pregunta ¿dónde está el dinero? Y si no se lo dicen o le dan una información falsa, entonces mata a la víctima “por mentiroso”.

No hay dilema moral ni pregunta que no haya sido resuelta hace casi mil años (por Maimónides) en no cooperar con los verdugos, ni facilitarles el trabajo.

El derecho inmanente a la defensa también está reconocido en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, así que se ajusta a los “parámetros internacionales”.

Lo demás queda al arbitrio de la imaginación.

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lunes, 1 de agosto de 2011

LUIS MARÍN: EL CENSO DE CASTRO

Es el viejo proceso de volver parias, apátridas y traidores a ciudadanos que no han hecho absolutamente nada ilegal

La resistencia a la opresión es un derecho humano fundamental

El Censo aparece en nuestra historia asociado con aquél decretado por Augusto Cesar y ejecutado por Herodes El Grande, de tan ingrata recordación. No es casualidad que haya sido inventado por los romanos durante la época de expansión del imperio, por lo que desde su origen se vincula con la exacción de impuestos, la expoliación y la rapiña de pueblos conquistados.

Reseñan los cronistas clásicos que funcionarios, llamados censores, alinderaban la tierra, contaban cada cosa, árbol, animal o ser humano, esclavo o libre, poniendo a hijos contra padres, mujeres contra esposos a confesar bajo tortura riquezas inexistentes, bienes imaginarios, más por rapacidad que por cumplir con las cuotas exigidas por la metrópolis.

El pueblo de la memoria debe tener muy presente el Censo que realizó Hitler en 1939, en que además de los bienes, profesión u oficio, incorporaba la raza, hasta la tercera generación, de donde surgió el Registro Judío, diseñado por cerebros matemáticos como Heydrich, e implementado por Himmler y Eichmann. La técnica estadística y los avances informáticos al servicio de la aniquilación.

Franco también tuvo su Censo, mediante la circular del 13 de mayo de 1941, en que ordenó a las gobernaciones civiles registrar a los judíos residentes en cada localidad, del que surgió el Archivo Judaico, con apenas seis mil almas. Asimismo, el Estatuto Judío de la Francia de Vichy, que incluía un Censo, fundó la base para la deportación de los judíos franceses.

Esta asociación no es arbitraria ni gratuita. En el Censo de Castro se introduce el tema de la raza así: Según sus rasgos físicos, ascendencia familiar, cultura y tradiciones, se considera: Negro, Afrodescendiente, Moreno, Blanco, Otra. ¿Cuál?

En relación con el negocio o empresa en que se trabaja se pregunta también si este trabajo es como empleado, obrero, empleador o patrono. Racismo y clasismo entrecruzados.

El análisis de estas preguntas da para un artículo aparte, pero consideremos sólo una cuestión: Si a criterio del régimen un ciudadano es un maldito burgués o judío, ¿estará éste obligado a responder preguntas que no le convienen a sus intereses vitales o que obviamente le perjudican?

Los censores: ¿Le leerán sus derechos a los encuestados? ¿Les dirán cosas como: Todo lo que diga puede ser utilizado en su contra; tiene usted derecho a guardar silencio; a consultar un abogado, etcétera?

La situación es fácil de describir, cualquiera la puede entender; pero es muy difícil de resolver en la práctica. El problema es que hay que mentir o evadirse de algún modo, con lo que el régimen logra otro propósito: poner fuera de la Ley a ciudadanos inocentes y honestos, cumplidores de sus obligaciones, siempre que estas sean racionales y sensatas.

Es el viejo proceso de volver parias, apátridas y traidores a ciudadanos que no han hecho absolutamente nada ilegal, sino que es la Ley la que se desplaza y son los funcionarios quienes maniobran para dejarlos afuera.

La historia ya conoce estas trampas, lo que no ha encontrado es una manera de salir de ellas, pacíficamente.

RESISTENCIA Y OBJECIÓN DE CONCIENCIA

Por supuesto que el problema es mucho más general y no debe circunscribirse a minorías no significativas estadísticamente como ricos “burgueses” o “judíos”, sea lo que sea que el régimen entienda por ellos, puesto que no han sido definidos claramente por los socialistas y comunistas en siglo y medio de persecución.

El problema es para cualquier persona que viva sola, con algún cuarto vacío en su casa o que tenga una apartamentico vacacional. Frente a un régimen que no reconoce la propiedad privada y no respeta los derechos ajenos, ¿en qué medida existe la obligación de decirle a un censor qué se tiene y bajo qué condiciones?

¿Cómo se defienden los ciudadanos inermes ante los censores; cuáles son sus recursos legales; cómo se enfrenta una maquinaria de depredación y expoliación apoyada por la violencia oficial?

Primero, el Censo es discriminatorio. Nadie puede ser lo suficientemente estúpido como para creer que se censará a todo el mundo y por igual, siendo que el Censo está enfocado en la vivienda, que es lo que más escasea en este país.

Por tanto, no se van a encaramar en el último cerro, ni van a explorar esas extrañas poblaciones que han crecido en la periferia de las principales ciudades y pueblos del país, plagadas de indocumentados, donde no entran ni las FARC, el ELN, tanto menos las FBL.

Van por el mango bajito, que son las poblaciones urbanizadas, que se encuentran legales y solventes, para cruzar esa información con la que ya tienen registrada de necesidades de su clientela, que otra cosa no es la llamada “Misión Vivienda”.

Segundo, el Censo es intimidatorio, busca sembrar miedo en la población. En el lenguaje del hampa es realmente infalible el efecto que causa la frase: “Yo sé quién eres tú, dónde vives, quiénes son tus hijos”. Y la gente común se estremece.

Es verdaderamente impactante cómo ciertos funcionarios reproducen el lenguaje del hampa a quienes llaman, con toda razón, “compañeros”. Por ejemplo, invaden una propiedad con una turba, apoyados por un piquete de la Guardia Nazional y luego declaran que “aquí no se está atropellando a nadie” porque los dueños “están cooperando”.

Eso es exactamente lo que hace una banda de hampones cuando secuestra una familia: les piden que cooperen, para que nadie salga muerto o herido. Luego, nadie es atropellado, si coopera. De algún modo dejan intuir qué pasaría en caso contrario, esto es, si no se “coopera”.

Y aquí llegamos al punto crucial: El único camino que queda es “no cooperar”. Sea por la vía individual de la objeción de conciencia o por la más generalizada de la resistencia civil.

Ya está bueno de tanta habladera de paja sobre Gandhi, Luther King o Mandela, si no se asume en la práctica lo que ellos hicieron: resistir a leyes que consideraban injustas, asumiendo todas las consecuencias.

En Venezuela mucha gente se llena la boca con el supuesto pacifismo de estos personajes, pero de los dientes para afuera, porque ¿dónde están los actos prácticos de resistencia? Lo que está a la vista es el más repugnante servilismo, adulancia y colaboracionismo.

Al fin y al cabo, a Gandhi y Luther King los mataron y Mandela se caló 27 años en prisión, que se dice fácil, pero, ¿quién está dispuesto a nada semejante en la Venezuela actual?

Uno de los pocos que se ha sacrificado es Franklin Brito y lo hizo en la más espantosa soledad. Nadie movió un dedo cuándo se lo llevaron de la OEA y lo recluyeron en el Hospital Militar. Privado de libertad sin que hubiera cometido ni fuera acusado de ningún delito.

Está clarísimo que fue desalojado por solicitud de la OEA, cuyo representante en el país no hubiera actuado sin la venia de José Miguel Insulza, su Secretario General. Tan es así que durante su martirio, ni después de su muerte, la OEA no emitió ni la más mínima protesta, ni lo ha hecho nunca después.

Para la OEA, el señor Franklin Brito nunca existió, igual que no existen presos políticos, exiliados, secuestrados, ni perseguidos bajo régimen de presentación.

RESPONSABILIDAD BAJO LA DICTADURA

Nadie puede pedirle a otro que se inmole, que se sacrifique por él o por alguna causa; a menos que se caiga en una posición fundamentalista, que manda a los demás al martirio, mientras los jefes, que nunca se ponen un chaleco explosivo, les ofrecen el paraíso con setenta mil vírgenes.

La gente normal, común y corriente, esa que se ha dado en llamar, un poco despectivamente, “el venezolano de a pié”, sólo enfrenta dilemas morales cuando le tocan la puerta para preguntarle asuntos que sólo a ella le conciernen.

¿O es que el gobierno estuvo allí para preguntarle cuántas privaciones pasó usted para pagar la hipoteca, el colegio de sus hijos y las cuotas del carro? Ahora los nacionalsocialistas dicen que es injusto que usted tenga casa, hijos más o menos educados y un carro, mientras hay tantos militantes del PUSV que no tienen nada.

Y esta es la trampa ideológica socialista en que no hay que caer: usted tiene la culpa de que otros no tengan lo que usted tiene, por modestos que sean sus recursos (siempre se encontrará a alguien que tenga menos); por tanto, usted tiene que poner lo suyo para paliar el problema de ellos.

Dejemos a un lado por el momento la verdad de que no se está resolviendo el problema de nadie, sino satisfaciendo las demandas de la clientela política del régimen, no con bienes públicos, como se había hecho hasta ahora, sino con bienes privados, que es el gran aporte de la revolución.

Analicemos el argumento, que es el que pretende darle plausibilidad a la violencia nacionalsocialista: hay gente que tiene más, otros que tienen menos y eso es injusto. El problema es la desigualdad entre los seres humanos.

Incluso algunos politólogos bien intencionados siguen rumiando la monserga que opone la libertad a la igualdad, ignorando que quienes sacrifican la libertad en aras de la igualdad, se quedan sin ninguna de las dos.

Y es que deliberadamente los socialistas atienden sólo la desigualdad económica, ignorando cualquier otra, verbigracia, la igualdad política. No les preocupa lo más mínimo amasar todo el poder para ellos, mientras más omnímodo, mejor, y que los demás no tengan ningún poder.

Es el caso de Cuba, dónde no se escucha sino la voz del amo, ¿puede concebirse una desigualdad más abismal que la que existe entre la familia Castro y el resto de los cubanos? ¿A cuántos cubanos los visitan médicos venidos especialmente de España y tienen clínicas para ellos solos, a su exclusiva disposición?

Pero es que el argumento de la igualdad es un insulto a la inteligencia que, por cierto, es evidente que tampoco está igualitariamente distribuida, como no lo está la felicidad, la belleza, la estatura, la fuerza física, el éxito, el prestigio social, la simpatía, la facilidad de palabra, el poder de fuego y pare de contar.

Es mentira que se busque la igualdad o que ésta pueda lograrse en ningún sentido que se dé a la palabra. La única igualdad posible es la igualdad ante la Ley, si se traduce como que la Ley es la misma para todos.

La abolición de todo privilegio y la sumisión de todos al imperio de la Ley; pero, ¿no es el socialismo un sistema de privilegios abusivos de unos pocos burócratas, militares y policías contra una población civil descaradamente parasitada?

Aquí volvemos al punto de partida. La resistencia a la opresión es un derecho humano fundamental, antes que un derecho civil o político, por lo que ejercerlo está en manos de cada ser humano, antes que ciudadano o elector.

Sostenerlo firmemente es cuestión de conciencia individual, que es la única fortaleza que nos queda.

Luis Marin
lumarinre@gmail.com

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jueves, 25 de noviembre de 2010

VENEZUELA: PRIMERA EN EXPULSIÓN DE INVERSIONES EXTRANJERAS. EMILIO NOUEL V.

En los últimos años de revolución socialista en Venezuela, hemos visto cómo las inversiones extranjeras han venido cayendo estrepitosamente. Y no podía ser de otra manera, si nos atenemos a la conducta incomprensible demostrada por el gobierno nacional en esta materia. En lugar de atraer inversiones productivas y creadoras de empleo, se ha dedicado sistemáticamente a ahuyentarlas.

Según cifras recientes publicadas por la Comisión Económica para America Latina (CEPAL), la inversión extranjera creció 16, 4 % en la primera mitad de 2010. En dólares, el aumento fue de más de 7.000 millones, al pasar de US$ 43.241 en 2009 a US$ 50.345 en 2010.
Asimismo, los países de América Latina y el Caribe habrían mostrado un fuerte dinamismo en sus inversiones en el exterior, pasando de US$ 5.453 millones en el primer semestre de 2009 a US$ 20.796 millones en igual período del presente año.

De acuerdo con estos resultados, la CEPAL estima que la IED tendría un crecimiento moderado en todo 2010, sin superar los niveles récord obtenidos en 2007 y 2008.

El incremento en la IED tendría como causas la estabilidad y crecimiento económico mostrado por la mayoría de los países de la región debido a los altos precios de las materias prima, la recuperación del comercio mundial y las mejores perspectivas en los mercados financieros internacionales.

En 2010 México se recupera como receptor de IED, al igual que Chile y Perú. Costa Rica y Panamá también experimentan un repunte en relación con 2009.

Brasil sigue siendo el mayor receptor de IED de la región, con US$17.130 millones. CEPAL dice que esto se explica en gran medida por el alto interés que existe por invertir en ese país, ya sea en actividades tradicionales como en sectores emergentes (prospección petrolera y fabricación de etanol), y por las repatriaciones que realizan las subsidiarias brasileñas de empresas transnacionales por concepto de préstamos con sus casas matrices.

En este panorama positivo y alentador de toda la región ¿dónde se coloca Venezuela?

Pues, cuesta abajo en la caída. En 2009, la IED fue negativa: -3.105 y en el primer semestre de 2010, -107. Este índice es el resultado de varios años, en el que el declive se ha venido acentuando.

Haciendo comparaciones con países que incluso reciben menos ingresos que el nuestro, salimos muy mal parados. En el siguiente cuadro puede observarse una situación parcial de Latinoamérica..

Cuadro 1
(en millones de dólares)

2009 2010

Venezuela - 3105 - 107
Colombia 7.169 4115
Chile 12.702 8029
México 13.976 12.238
Costa Rica 1.339 741
Brasil 25.949 17.130
Argentina 3.902 2.174

Costa Rica, Chile y Colombia individualmente han recibido más inversiones que Venezuela en esos 2 años. Chile está cercano a uno de los grandes de América Latina, México, lo cual es decir mucho.

Como se sabe, en nuestro país se han estatizado cientos de empresas nacionales y extranjeras, en el marco de un enloquecido frenesí colectivista y destructor que no responde ni siquiera a un plan. Son los caprichos de un gobernante poseído por una ideología demencial los que dictan la conducta a seguir por el gobierno.

Nada les enseña la experiencia positiva de países que consideran amigos o afines a su ideología, como China o Vietnam.

Hoy, nuestro país, de acuerdo con los distintos índices que se publican en el mundo sobre clima de negocios, competitividad, corrupción o inversiones, se ubica lastimosamente en los últimos lugares, al lado de países fallidos y atrasados. Y a medida que pasan los años vamos descendiendo en el ranking.

La obra de demolición de las instituciones (gobierno central, gobiernos regionales, BCV, empresas estatales, tribunales, etc) que ha efectuado el gobierno venezolano tiene su correlato en el ámbito económico en una conducta deliberada que expulsa las inversiones existentes y espanta las que pudieran venir.

Todo este panorama desolador tiene aún menos justificación cuando vemos el aumento de la deuda externa del país, la cual ya sobrepasa, sin mencionar la deuda interna, y según cálculos conservadores, los 70.000 millones de dólares; para rematar, se espera mayor emisión de deuda por parte del gobierno en los próximos meses.

¿Como se explica entonces que con tanta supuesta necesidad de recursos financieros no se cree las mejores condiciones de entrada a mayores cantidades de dinero fresco del extranjero?

Hace ya tiempo que perdimos la recóndita esperanza de que el gobierno entrara en razón. No nos queda más que aguardar por el nuevo gobierno de transición que se instaurará a partir de 2012. Ardua será su tarea en todos los órdenes de la vida nacional. Y recuperar las inversiones tanto nacionales como extranjeras será una de sus prioridades.

EMILIO NOUEL V.
emilio.nouel@gmail.com
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lunes, 8 de noviembre de 2010

¡PETROLEO PARA 200 AÑOS! SI LUIS

En su última y delirante gira planetaria, el presidente ofreció, entre muchas otras cosas, que le suministraría a Bielorrusia 200 mil barriles diarios de petróleo en lo sucesivo, y en medio de tal desatino proclamó además eufórico que él garantizaba el suministro de este hidrocarburo por al menos 200 años. Lo primero es inconveniente a todas luces, y lo segundo es, simplemente, una ilusión fundamentada en la más profunda ignorancia. Veamos:

Ofrecer a Bielorrusia 200 mil barriles diarios es un pésimo negocio para Venezuela. Primero, porque seguramente esa cantidad de petróleo (que hoy en día representa el 10% de lo que realmente estamos produciendo) saldrá del volumen que aún le seguimos vendiendo a Estados Unidos, que es nuestro único comprador seguro y buena paga; y segundo, porque poner el petróleo en el límite de Europa con Asia, significa un incremento brutal del costo de transporte, que sólo es asumible por razones políticas, más no porque sea un buen negocio hacerlo.

Por otro lado, garantizar suministro de Petróleo a un país como ese sugiere también dos errores. Primero, una esperanza equivocada de que el gobierno neocomunista venezolano durará esa cantidad de tiempo. Si yo fuera el Sr. Lukaschenko me prepararía para recibir tal regalo sólo por los próximos dos años. Después de 2012 el nuevo gobierno democrático revisará todos esos convenios disparatados y tendrá que rescindir la mayoría de ellos; y segundo, es obvio que en 200 años el petróleo sólo será una referencia lejana de energía. De hecho, en menos de tres décadas será absolutamente desplazado por energías como la solar, la eólica y los combustibles "verdes" como el etanol y las células de hidrógeno.

Por último, algunas consideraciones sobre otros dos aspectos tocados en la gira presidencial. En primer lugar, lo relativo al anuncio de la instalación en Venezuela de una planta nuclear con tecnología y asesoramiento ruso. En realidad, el problema no es la energía nuclear per se, sino el talante del gobierno venezolano, el cual mantiene una postura belicista frente a sus vecinos continentales y además pretende eximirse de la supervisión que impone la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP). En ese sentido, Venezuela avanzaría con seguridad por el mismo camino que lo hace Irán en estos momentos.

Finalmente, el folclórico anuncio de que ahora exportaremos yuca a Rusia para fabricar plástico. La verdad es que a veces es difícil entender a Chávez. Hace dos años reaccionó foribundo frente al Etanol porque era un crimen horrible usar la caña de azúcar para producir combustible con tanta gente muriendo de hambre, pero ahora resulta que lo mismo no aplica para la yuca venezolana y el plástico. Si usted entiende, lo felicito.

cipriano.heredia@gmail.com
@CiprianoHeredia

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