El
peor daño que se le hace a una persona es darle todo. Quien quiera anular a
otro solo tiene que evitarle el esfuerzo, impedirle que trabaje, que proponga,
que se enfrente a los problemas (o posibilidades) de cada día, que tenga que
resolver dificultades.
Regálele
todo: la comida, la diversión y todo lo que pida. Así le evita usar todas las
potencialidades que tiene, sacar recursos que desconocía y desplegar su
creatividad. Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve
perezosa, anquilosada y como un estanque de agua que por inactividad pudre el
contenido.
Aquellos
sistemas que por "amor" o demagogia sistemáticamente le regalan todo
a la gente, la vuelven la más pobre entre las pobres. Es una de las caras de la
miseria humana: carecer de iniciativa, desaprovechar los talentos,
potencialidades y capacidades con que están dotados casi todos los seres
humanos.
Quien
ha recibido todo regalado se transforma en un indigente, porque asume la
posición de la víctima que sólo se queja. Cree que los demás tienen obligación
de ponerle todo en las manos, y considera una desgracia desarrollarse en un
trabajo digno.
Es
muy difícil que quien ha recibido todo regalado, algún día quiera convertirse
en alguien útil para sí mismo. Le parece que todos a su alrededor son
responsables de hacerle vivir bien, y cuando esa "ayuda" no llega,
culpa a los demás de su "desgracia" (no por anularlo como persona,
sino por no volverle a dar). Solo los sistemas más despóticos impiden que los
seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir. Creen estar
haciendo bonito, pero en definitiva están empleando un arma para anular a las
personas. (No quiere decir que la caridad de una ayuda temporal no sea
necesaria en momentos especiales).
anacauribe@gmail.com
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