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martes, 18 de septiembre de 2012

FAUSTO MASÓ, PASE LO QUE PASE EL 7 DE OCTUBRE,

Pase lo que pase el 7 de octubre, Capriles demostró esta semana que posee integridad, representa algo olvidado en nuestro país, el valor y el coraje de no esconder sus convicciones, la pasión de quien cree lo que dice y posee autenticidad. Ha sido la hora mejor para Capriles

La reacción inmediata, sin medias tintas, de Capriles Radonski frente al lamentable caso de Juan Carlos Caldera muestra algo olvidado en la política venezolana, una conducta ética ajena a cálculos políticos, a un hombre capaz de romper abierta y públicamente con alguien que lo había acompañado hasta ese momento...


Comparemos esa actitud con la del Presidente en el caso de Amuay, cuando actuó con extrema prudencia, cuidando su prestigio personal, impidiendo cualquier investigación seria, echándole tierra al asunto mientras lo aprovechaba políticamente, culpaba al paro petrolero y se lavaba las manos.

La conducta del Presidente le rinde, desgraciadamente, rédito político, convirtió la tragedia en una ocasión para repetir su papel de gran dispensador de regalos, líder supuestamente compasivo, identificado con los pobres, la misma comedia de siempre.

Capriles no calculó su conveniencia, sino reaccionó con indignación, mandó un mensaje a los suyos y al país: rechaza concebir la política como un medio para enriquecerse, la concibe como una vocación de servicio, dignificó la vocación de servidor público. El plan oficial era destruir a Capriles, lograron lo contrario, lo engrandecieron.

Leemos en la prensa que en las carreteras del interior se ataca a los choferes de los camiones con cócteles molotov, bombas improvisadas con gasolina, literalmente los queman vivos para obligarlos a detenerse y asaltar las cavas. No son casos aislados, sino que ocurren a menudo; la persona que denunciaba esta atrocidad decía que en la vía había encontrado ya asaltada y quemada una camioneta que transportaba huevos.

Asesinaron a un vecino de Altamira a pesar de que habitaba en una residencia fortificada, matan a dos policías y ya no llaman la atención, secuestran al hijo de un amigo nuestro.

Matan y matan, al lado nuestro, a los pobres, a los ricos.

¿Alguien cree que este horror continuará otros seis años? El Presidente supone que cuando desaparezca el capitalismo, al no existir la propiedad privada, no habrá motivos para robar. Ocurre lo contrario: el socialismo se ha vuelto la gran excusa para enriquecerse.

Siempre, en la búsqueda de ese supuesto paraíso, se cometen las mayores atrocidades, los campos de concentración, las hambrunas, las matanzas. En Venezuela, permite cerrar los ojos ante la delincuencia, ignorar la violencia organizada, hablar de paz y lanzar grupos armados contra la oposición.

No nos caigamos a mentiras: una buena parte de la población apoya esta locura. Los recursos del petróleo financian este plan de destrucción nacional, sirven para que, justificados por un discurso grandilocuente, se enriquezcan groseramente.

Corrupción, violencia y mentira, una combinación letal que pone en peligro a la propia Venezuela, castra su desarrollo pero logra presentarse con un ropaje seductor que lleva a muchos venezolanos pobres a votar por Chávez, por creerlo su único benefactor, por temor de que si pierde el poder les quitarán lo poco que reciben.

Pase lo que pase el 7 de octubre, Capriles demostró esta semana que posee integridad, representa algo olvidado en nuestro país, el valor y el coraje de no esconder sus convicciones, la pasión de quien cree lo que dice y posee autenticidad.

Ha sido la hora mejor para Capriles, aquella en que demostró su temple para enfrentar el próximo 7 de octubre, las amenazas, la violencia, el horror cotidiano.


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sábado, 9 de junio de 2012

ANALITICA PREMIUM, EDITORIAL, ¡SI SE PUEDE!,

Nadie que quiera vivir en paz y en libertad puede quedarse en casa viendo los toros desde la barrera. Todos somos necesarios en esta marcha en la que digamos Sí a un mejor camino. La democracia, la libertad y la prosperidad no se conquistan sentados frente a un televisor


Sí se puede ganar las elecciones el 7 O siempre y cuando sepamos cómo vencer el miedo, superar la intimidación del gobierno, y apartar la apatía y la indiferencia.

Sí se puede construir un mejor país si todos cooperamos, superamos la intolerancia y entendemos que en el mejor de los casos tenemos si acaso la mitad de la razón.

Sí se puede acabar con la violencia que está convirtiendo a Venezuela en un sitio inhóspito y peligroso si rescatamos los valores éticos y morales de la sociedad y aplicamos una política inteligente de educación y formación de los sectores más jóvenes de nuestra población.

Sí se puede acabar con la corrupción que está dañando las fibras esenciales de una cohabitación democrática,  para lo cual  se requiere un sistema judicial independiente y probo.

Sí se puede resolver el problema de la falta de viviendas y de inadecuada asistencia sanitaria si se emplean los recursos financieros de los que dispone el Estado de manera honesta y se estimula al sector privado para que cumpla su parte en esta tarea fundamental para crear las condiciones necesarias de armonía y paz en la nación.

Para eso se requiere de urgencia un cambio en la conducción del país y para ello todos los que puedan caminar y crean que podemos tener una mejor Venezuela, debemos acompañar a Henrique Capriles este domingo en una marcha monumental de reafirmación democrática.

Nadie que quiera vivir en paz y en libertad puede quedarse en casa viendo los toros desde la barrera. Todos somos necesarios en esta marcha en la que digamos Sí a un mejor camino. La democracia, la libertad y la prosperidad no se conquistan sentados frente a un televisor: se ganan y se consolidan luchando por ellas en la calle.
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