Comencé
a leer “La Mala Racha”, el libro de Fernando Martínez Móttola, quien además
tuvo la gentileza de obsequiármelo el día que lo entrevisté para hablar de
ésta, su novela, y de otros temas que, invariablemente, giraron en torno a la
situación actual del país. Para quienes no lo recuerdan, Martínez Móttola fue
presidente de Cantv y Ministro de Transporte y Comunicaciones allá por el año
92, en la gestión de CAP II. Durante la época de la Cuarta República, como
despectivamente etiquetaba Chávez a quienes les antecedieron en el poder.
Por
supuesto, al final de nuestra conversación no pude resistirme y le recordé que,
cuando fue el ministro responsable de la cartera de Comunicaciones, suspendió
mi programa “Ni lo uno ni lo otro” que se trasmitía por Radio Capital. No
preciso en estos momentos cuál fue el motivo que provocó la suspensión; pero,
debe haber sido algo que dije y que molestó al mandatario de turno. Fernando
soltó la carcajada. Quizá una reacción espontánea y honesta, cargada de
añoranza por unos tiempos que, comparados con los actuales, lucen inocentes y
medianamente castos. Época de una Venezuela con vicios y un tanto convulsa, que
comenzaba a escuchar de militares golpistas y alzados, comandados por un ignoto
Chávez, que, a la vuelta de los años, igual asumió el poder pero, no por las
artimañas de un golpe fracasado, sino por la vía electoral.
¡Cuánta agua ha
corrido de esa fecha para acá! Cuando pienso en La Cuarta, sin poder expiarla
de culpas, no me queda más remedio que reconocer que sus autores –y actores-
lucen como niños de pecho comparados con los responsables de La V.
El
asunto es que, como les comentaba, comencé a leerme La Mala Racha: un libro de
fácil lectura, que engancha porque su protagonista, un ingeniero despedido de
la industria petrolera, va describiendo sus vivencias, sus angustias y sus
incertidumbres en una Venezuela que ya no reconoce; un país que, de la noche a
la mañana, se le puso de cabeza y le bloqueó todas las oportunidades. Es el
retrato de la Venezuela actual. La descripción de una nación que padece las
consecuencias de un gobierno que no cree en la meritocracia y condenó a los
ciudadanos que se le oponen. Un protagonista que –en el capítulo por el que
voy- se debate en el dilema de irse o no de su amado país.
Matías
Romero se llama el personaje principal de la novela de Fernando que, como ya
señalé, es un ex trabajador de la industria petrolera; pero, Matías Romero,
pudiera tener muchas caras, muchos nombres o distintas profesiones. Romero
pudiera ser cualquiera de nosotros: un venezolano que le apostó al país, supo
lo que era granjearse una mejor calidad de vida con talento y trabajo y, de
pronto, con la llegada de una nueva ideología y sistema de gobierno, todo se le
desmorona, y a pasos acelerados.
Es la
radiografía, sin mayores pretensiones, de una Venezuela que duele. Son diálogos
que, me atrevo a asegurar, todos –o una gran mayoría de nosotros- ha tenido en
la intimidad de los hogares, o en encuentros con los amigos. Son situaciones
que describen nuestra vida actual: esta distorsionada vida cotidiana que nos
toca enfrentar.
¿Qué
va a pasar con Matías Romero? Aún no lo sé. Espero terminar el libro en los
próximos días. Lo que sí sé es que los venezolanos, los que día a día
“protagonizamos” nuestros dramas personales, aún no hemos tocado fondo. Vamos
en caída libre y los escenarios que vislumbran respetados analistas económicos,
no son nada esperanzadores. A propósito de este tema, recientemente estuvo en
mi programa de radio el economista Pedro Palma, a quien respeto y aprecio. Sus
proyecciones, como las de sus muchos otros colegas, no son alentadoras. Pero,
ávidos como estamos de saber cuáles podrían ser los salvavidas que nos ayuden a
capear el temporal, mantenernos a flote y blindarnos ante la crisis que se avecina,
el doctor Palma hizo algunas recomendaciones.
Es
público y notorio que nuestro poder adquisitivo decae, que cada día somos más
pobres, que la inflación nos asfixia, que el bolívar se devalúa, que los
productos escasean…y pare usted de contar porque podríamos estar horas
enumerando desgracias. Y lo más lamentable de todo es que aún lo peor no ha
llegado. ¿Qué hacer ante este panorama? Protegernos como podamos y con los
recursos monetarios con los que cada uno cuenta. El doctor Palma mencionaba,
como una manera de resguardarnos, la compra de bienes o electrodomésticos.
Incluso hacer refacciones en el hogar que, a pesar de que pueden resultar
costosas, ayudan a mantener o revalorizar el inmueble.
También sugirió comprar,
para quienes tienen algún dinerito -o pronto cobrarán las utilidades- obras de
arte u oro. Lo que se haga hoy, hay que verlo como una inversión que, de no
hacerse, mañana nos costará mucho más o nos será imposible realizar. Sabía, y
así lo expresó el doctor Palma durante la entrevista, que muchas de sus
sugerencias, enfrentan otras dificultades; pero, hay que prepararse.
Enfatizo:
las proyecciones no son alentadoras…Y no podemos saber si esta situación país
que nos asfixia, es tan sólo un asunto momentáneo de mala racha, como el título
de la novela de Fernando.
Jose
Domingo Blanco (Mingo)
mingo.blanco@gmail.com
@mingo_1
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Esperemos que sea "Una mala racha" como el Titulo de la Novela y que pase pronto. Mientras tanto trataremos de conseguir el Libro, bien recomendado por Mingo. Muy interesante las recomendaciones del Economista Pedro Palma.
ResponderEliminarHacer una barbacoa o huerto en casa. Sembra: Cilantro, aji dulce, cebollin, pimenton y todo cuanto se pueda.... volver a esa practica de las abuelas. Es muy gratificante y no es complicado.
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