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miércoles, 16 de septiembre de 2015

JOHN MAGDALENO ENTREVISTADO POR EUGENIO MARTÍNEZ: ¿PUEDE LA OPOSICIÓN CONSIDERARSE GANADORA DEL 6-D?

Las encuestas de opinión pública nacional y las proyecciones que se hacen a partir de sus datos, sugieren un panorama muy favorable para la oposición en los comicios legislativos del 6 de diciembre. ¿Pero la diferencia es tan grande como para afirmar que el Ejecutivo Nacional está condenado a una derrota amplia en diciembre? Según el politólogo John Magdaleno, aunque la oposición tiene mayor probabilidad de ganar los comicios legislativos, todavía deben valorarse otros factores en juego, como la estrategia de realizar el proceso de votación en un clima electoralmente anormal.

¿La oposición tiene asegurado el triunfo el 6-D? ¿Es posible cantar victoria a 11 semanas de las elecciones?

Claro que no puede cantar victoria aún. Lo cierto es que tiene la primera probabilidad de triunfo de cara a la elección en vista de que le favorecen unas brechas superiores a los 20 puntos porcentuales como las que están registrando los estudios de opinión pública sobre las estimaciones de voto nacional. Esto, evidentemente, no es igual a las estimaciones sobre escaños que obtendría cada fuerza política. Un escenario así no se ve con exactitud desde el año 2003; es decir, un año antes del referendo revocatorio presidencial al presidente Hugo Chávez en 2004. Llama mucho la atención que son brechas significativas, pero quedan tres meses hasta el 6 de diciembre y el contexto económico no es favorable al Gobierno. Existe un cuadro recesivo muy significativo que analistas económicos estiman entre -7 y -9 puntos porcentuales del PIB, una aguda escasez, una tasa de inflación que el Bank Of America (BoFa) estima para julio en 125% y un clima de opinión de mucho malestar e irritación en función de la crisis económica.

Por eso, la primera probabilidad de triunfo la tiene la oposición, pero eso no significa que pueda acostarse a dormir, cantar victoria ni muchos menos. El Decreto de Estado de Excepción se va extendiendo a varios municipios de la frontera y, en concreto, a dos estados del país, unido a las jugadas que intentarán aumentar cerca de la elección. Por supuesto que la oposición tiene mucho que hacer en el futuro…

La situación que describen los números de las encuestas es similar a la del año 2003. En aquel momento, muchos analistas vaticinaban la derrota de Hugo Chávez en el referendo revocatorio presidencial y eso no ocurrió: Chávez logró revertir las tendencias con un as bajo la manga: las Misiones.

El chavismo ha acostumbrado al electorado venezolano a tener una sorpresa en la campaña. Y la oposición no debería subestimar al chavismo en virtud del poder del Estado que está en sus manos, ni dejar de prever una sorpresa en esta oportunidad. El problema, al margen de esta consideración, es que este contexto no es el de 2003. El contexto no los ayuda. En 2003 los precios del petróleo estaban en aumento, pero desde julio del año pasado experimentamos una caída estrepitosa. Y en 2003 Hugo Chávez estaba vivo. Él era una plataforma fenomenal para impulsar candidatos y ya el Ejecutivo Nacional no puede contar con eso, aunque hagan uso de su imagen en esta campaña. Además, la valoración de gestión del presidente Nicolás Maduro está rondando entre 23% y 24% de aprobación, dependiendo del estudio. Los niveles de aprobación de Chávez en 2003 venían subiendo desde el mes de septiembre. Hay muchos factores que no ayudan a que el gobierno pueda revertir la brecha de las encuestas. Veo una muy baja probabilidad, pero esto no significa que no ocurra: los politólogos hablamos en términos probabilísticos y no deterministas, pero es poco probable que el gobierno puede revertir una brecha de 20 puntos.

El Bank of America, en función de las ultimas encuestas, proyecta escenarios muy positivos para la oposición. Según los datos de las encuesta de Datincorp, los técnicos del BofA aseguran que la MUD obtendrá 143 diputados y el PSUV 24. Cuando utilizan la encuesta Nacional del IVAD, calculan que la oposición obtendría 144 diputados y el PSUV 23. Mientras que, cuando utilizan como base del cálculo los resultado de Datanálisis, se proyecta que el PSUV tendrá 31 diputados y la MUD 136. ¿Es viable hacer este tipo de análisis de resultados por circunscripciones en función de encuestas nacionales?

Hay que analizar varios detalles. Primero: la proyección es lineal. Es decir, se estima un porcentaje del total de votos válidos que otorgaría un número determinado de diputados. No obstante, habría que hacer simulaciones matemáticas por circunscripciones para ver cómo se distribuían esos votos, porque si el chavismo logra conservar las circunscripciones que le han sido favorables en el pasado, con brechas abultadas como es típico en de los estados llaneros, eso cambia el análisis.

Los estudios son, a lo sumo, de los meses de julio y agosto, faltando tres meses para las elecciones. Durante ese tiempo seguramente tendrá algún tipo de impacto en la reducción de la brecha, porque es el tiempo en el que está contenida la campaña electoral. Por lo tanto la simulación no puede hacerse todavía. Por otra parte, habría que estimar muy bien la intención de voto para las terceras fuerzas políticas y los candidatos independientes. Y, por último, sería importante estimar el nivel de participación. Históricamente hemos observado que en los estudios se registra un mayor porcentaje de chavistas que están dispuestos a ir a votar que la cantidad de opositores que lo declaran. Esos factores indican que la proyección no puede ser lineal y que debe ajustarse para refinarse un poco más.

Existen varias formas de evaluar los resultados del 6D: la capacidad de obtener la mayoría simple de 84 diputados, capitalizar las tres quintas partes del Parlamento con 101 diputados o lograr la mayoría calificada de dos tercios que se ubica en 112 diputados. Esto al margen de un elemento que no tiene impacto legal, pero sí puede condicionar el escenario político de 2016: el total de votos que obtengan la MUD y el PSUV. ¿La oposición tiene la primera probabilidad de ganar la mayoría simple?

Si la elección fuese en el domingo siguientes al momento en que se hicieron las encuestas que mencionaste anteriormente, supondría que la oposición tendría la posibilidad de obtener la mayoría simple o incluso las tres quintas partes de la Asamblea Nacional. Pero por ahora hay que esperar el desempeño de los tres grupos de actores.

Los llamados independientes o disidentes, ¿tienen capacidad de ganar? ¿O su papel será el de hacer perder a sus bloque naturales?

Tienen capacidad para disminuir la cantidad de votos que puede obtener la Mesa de la Unidad Democrática y la capacidad para evitar que la oposición obtenga las 2/3 partes de la Asamblea Nacional. La intención de voto que se está registrando por terceras fuerzas oscila entre 15 y 20 puntos porcentuales, mientras la intención de voto de los candidatos de la MUD es superior a los 50 puntos, mientras los candidatos del PSUV oscilan entre 25 y 30 puntos con una intención de voto de los independientes de 15 o 20 puntos. Si llega a subir, claro que compromete la posibilidad que la MUD obtenga 3/5 o 2/3 partes de la Asamblea Nacional.

Observando los resultados de las últimas encuestas: ¿sería una derrota para la oposición no obtener las 2/3 partes (112 diputados) de la Asamblea Nacional?

No lo creo. Sería un criterio demasiado exigente. Hay que analizar y contabilizar el impacto que tiene el poder el Estado. Hoy el Ejecutivo tiene el control de los demás poderes, además de alcaldías y gobernaciones que por supuesto tienen influencia durante el periodo electoral. Considerar como un fracaso no obtener las 2/3 partes (112 diputados) es un criterio muy exigente, porque no atiende a las realidades políticas del país. Si la oposición sólo obtuviese la mayoría simple (84 diputados) es evidente que no se pueden promover cambios con la mayor velocidad, pero la dinámica parlamentaria cambia. Por ejemplo: la directiva del Parlamento pasaría a estar dirigida por la oposición y la mayoría de las comisiones permanentes estarían dirigidas por la oposición. Un opositor presidiendo a la Comisión de Finanzas o a la Comisión de Contraloría sería algo muy importante para el contrapeso de poder que requiere el gobierno. Aun con mayoría simple se podría modificar el Reglamento de Interior y Debate y, por ejemplo, los medios de comunicación podrían ingresar al recinto parlamentario. Cambiar la dinámica del Parlamento no es un asunto menor. Una mayoría simple ya es el inicio de un cambio político.

¿No obtener la mayoría simple (84 diputados) sería un fracaso para la oposición?

Sí. Y además sería un fracaso que podría desmoralizar abiertamente a los seguidores de la oposición e incluso a quienes, no siendo opositores, desean que el rumbo del país cambie.

¿Qué puede hacer el chavismo para no perder la AN? ¿Debemos suponer que lo que ocurre en la frontera es un intento de reeditar el efecto positivo que tuvo para el presidente Nicolás Maduro en las encuestas su postura ante el Decreto Obama?

El Estado de Excepción persigue otro propósito: encuadrar el debate público en medio de lo que el Gobierno quiere vender como la gran explicación para el desabastecimiento y la escasez en el contrabando de extracción. Mientras se cierra la frontera llegan importaciones de alimentos. Lo que hace el Gobierno es vender la idea de que el cierre de la frontera permitirá la recuperación económica. Pero el otro propósito que se persigue es el de probar el nivel de respaldo que tiene el Gobierno en la Fuerza Armada. Y, ya en tercer término, también se busca crear un clima de anormalidad ciudadana para llegar a las elecciones en medio de la incertidumbre de la pertinencia de las concentraciones masivas, porque la Ley de Estado de Excepción habla de prohibir las concentraciones públicas y el libre tránsito.

Eso que se llamó El Dakazo en 2013 también ayudó a Nicolás Maduro a mejorar su valoración pública. ¿Fue El Dakazo lo que hizo ganar las municipales al chavismo?

Maduro logra revertir su caída en la percepción de gestión casi 10 puntos con El Dakazo, pero eso no se tradujo en una modificación equivalente en la intención de voto. Antes de El Dakazo, el chavismo ya estaba por encima de la oposición 6 puntos porcentuales de intención de voto y en la autodefinición política. El impacto de El Dakazo fue incrementar sólo en 3 puntos la intención de voto por el chavismo.

Habría que ver, en este contexto de estado de excepción, cuál es la sorpresa electoral del chavismo. ¿Un aumento del salario mínimo? ¿La aparición de productos que tenían tiempo sin verse en los anaqueles? A tres meses de unas elecciones, en medio de una crisis de desabastecimiento aguda, con una tasa de inflación que puede estar por encima de 150%, luce muy cuesta arriba recudir la brecha. El gobierno puede intentarlo e incluso lograr algún tipo de efecto, pero revertir la tendencia luce improbable.

Por primera vez en una década son mayoría quienes creen que va a ganar la oposición. ¿El indicador más sorprendente en las encuestas no es la intención de voto sino la percepción de triunfo?

Ésa es la variable más llamativa, porque es la única que en 16 años jamás se había registrado en las tendencias. En la totalidad de los estudios electorales realizados antes de las elecciones, incluso el del referendo constitucional de 2007, la mayoría de los electores pensaba que ganaría el chavismo. Éste es un fenómeno inédito.

¿Cuáles son los factores que podrían haber contribuido con este cambio?

Para mí es un indicador de que el voto castigo ya se formó. Un nivel de aprobación, un nivel de valoración de la situación del país, la caída de la autoidentificación como chavista y de la identificación partidista con el PSUV habla de un cuadro. Habla de que los venezolanos están traduciendo su malestar en actos de opinión muy concretos.

Quienes sugieren que el chavismo suspenderá las elecciones, ¿pueden encontrar en su análisis argumentos que respalden la teoría de que no habrá comicios el 6D?

Es una hipótesis que respeto, pero no creo que sea la más probable. Con el Estado de Excepción el gobierno está garantizando que se celebren las elecciones en un clima de anormalidad. Y eso puede tener mucho más impacto que la suspensión del proceso. La suspensión de las elecciones puede tener un mayor costo político. ¿Cómo podría justificar el Gobierno la suspensión? Es muy complicado comunicar esta idea. Al gobierno le conviene más que la elección se celebre en un clima de anormalidad, que se genere abstención y que eso, desde su perspectiva, le ayude a reducir la brecha.

Eugenio G. Martinez
emartinez@eluniversal.com
@puzkas

John Magdaleno (@johnmagdaleno) | Twitter


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