Hace
algún tiempo tuve un programa que se llamó “Ni lo uno ni lo otro”. Duró 10
años; de los cuales, los primeros seis, conduje junto con Ana María Fernández.
El título del programa me vino a la mente a propósito de un trabajo publicado
en El Nacional, el pasado domingo 15 de febrero: “Ni el gobierno ni la
oposición despiertan el interés en votantes”. Algo que he venido diciendo –más
de lo que a la gente le gusta oír, en especial en épocas electorales- en los
últimos años.
Y
repito: el descontento chavista no migra hacia la Mesa de la Unidad. Tenemos 16
años con una paupérrima conducción opositora, que lo único que ostenta en el
curriculum es fracaso tras fracaso. Y a un chavismo, haciéndolo tan mal, que
aúpa la deserción de sus filas. Las decepciones de un lado y del otro no se
capitalizan en un nuevo liderazgo, que está allí; pero, no logra surgir. ¡Ese
sí sería el verdadero ganador de las próximas elecciones!
En
momentos como el actual, el periodismo se enriquece conversando con la gente.
Hace unos días tuve que ir a Coche. Era domingo: ¡domingo de mercado de Coche!
Estacioné y caminé entre los puestos de verduras, frutas y legumbres. También
me topé con una alcabala de la Guardia Nacional y muchas personas buscando buenos
precios. Tuve chance de conversar con ellos y a todos les pregunté lo mismo:
¿cómo ven y sienten el país? Me impresionó la respuesta común. Algunos se
reconocieron chavistas; pero, alegaban que por nada del mundo le daban el voto
a Maduro. “Si sigo votando por esta revolución, por el proceso, es por respeto
a mi Comandante Eterno; pero, esto no se aguanta. La situación no puede seguir
como está. Esta gente del gobierno está robando demasiado y sin esconderlo.
Cuando el comandante estaba vivo, el país pasó por crisis difíciles, muy feas;
pero, él tenía la habilidad de calmarnos con sus cuentos. Esta gente no
encuentra qué inventar para desviarnos de la realidad que estamos padeciendo”.
Se
habla mucho de renuncia, transición, cambio de sistema, nuevo proceso
electoral: pero, no son los partidos de oposición los que van a sacar a Maduro,
sino la gente –como esa que estaba en el mercado de Coche- que padece día tras
día miserias jamás imaginadas. Cuando se junten las penurias y los dolores, sin
diferencias de clases sociales -aspectos que ya estamos viendo en las colas,
mucho más en el interior del país que aquí en la capital- ese 80% que
responsabiliza a Nicolás de la escasez, del desabastecimiento y del desastre
generalizado, es el que irá a Miraflores a pedir su salida. No será María
Corina, ni Leopoldo, ni Capriles; mucho menos la MUD: ¡Será esa gente! ¡La que
está en las colas! Ese 80% obstinado de la situación, que ya no cree ni en el
gobierno, ni en la oposición, sino en el deterioro de su calidad de vida y en
el aumento de su pobreza.
Pareciera
que nadie reacciona ante la tragedia que significa que ni el gobierno ni la
oposición MUD despierten el interés de los votantes. Hay analistas que, de
manera muy atinada, coinciden en que la oposición tiene que organizarse y,
obligatoriamente, segmentar su discurso si pretende transitar el sendero
electoral y alcanzar algún éxito. La oposición tiene que evitar la
desactivación del voto y crear un mensaje claro, capaz de llegar a todos los
sectores: desde el sitio donde se encuentra el chavista radical descontento,
hasta donde está el opositor poco prendado de las propuestas existentes.
Que
una encuestadora afirme que 40% del país no se siente atraído ni por el
chavismo ni por la oposición es relevante. ¿Cómo es posible que ningún sector
logre capitalizar la decepción que siente 80% de la población, que le atribuye
a Maduro la responsabilidad absoluta de lo que está pasando? Sin embargo, ese descontento ha pasado a engrosar la fila
de los independientes y no de los opositores, razón suficiente para que los que
se auto proclaman líderes de la oposición, busquen la forma de revertir esta
tendencia. La población está políticamente a la deriva, sin representación, con
riesgo de dispersarse. ¿Cómo hacer que el sector oposición que no se identifica
con la MUD, pero tampoco con el gobierno, salte a la palestra, proponga sus
ideas y exprese sus mensajes? La MUD, permanentemente, está congraciándose con
el gobierno y eso lo perciben los independientes, que no terminan de arrimarse
a sus propuestas. Y hay un sector del chavismo que está esperando que salga
-quizá desde las mismas filas del chavismo- un opositor a Maduro y a lo que él
representa.
Lo
dicen las cifras: casi 50% del país se considera independiente. No se sienten
ni chavistas ni opositores…sino todo lo contrario. ¿Qué hacer para que esa
gente, que hoy se autodefine independiente, no se abstenga en las elecciones?
Aunque, para ser sincero, el país, en este momento, no está para elecciones:
los problemas de escasez, inflación, inseguridad no se arreglan en unos
comicios.
Que
los sondeos arrojen que ni el gobierno ni la oposición despiertan el interés de
los votantes; es grave. Es como para recomendarles que se retiren. Tienen que
surgir nuevos partidos políticos porque los que existen, la gente no los
quiere. Y ese es el drama: los partidos perdieron credibilidad, liderazgo y
empatía. El escenario político se encuentra muy comprometido, enviciado y
deteriorado. La polarización nos ha hecho daño. Y sigue haciéndolo. El descontento,
el miedo o la desesperanza de la población electoral venezolana pueden
ocasionar la dispersión de votos o la abstención. O todo lo contrario…
José
Domingo Blanco (Mingo).
mingo.blanco@gmail.com
@mingo_1
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