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jueves, 27 de noviembre de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, EL PROBLEMA CONSTITUCIONAL EN VENEZUELA

SAÚL GODOY GÓMEZ
En lo personal, no creo que nuestra actual Constitución Nacional, promulgada en el año 2000, sea la mejor del mundo, como pretende la propaganda oficialista; creo que es una constitución sesgada y a favor de un modelo ideológico socialista, peor aun, justifica y perpetúa un modelo de Estado presidencialista, centralista, autoritario e interventor.

Fue una Constitución elaborada en el calor de un momento de exaltación del triunfo electoral del candidato Hugo Rafael Chávez Frías, jefe de una Revolución Socialista Bolivariana llevada al poder por aclamación popular y que con el paso del tiempo, se convertiría en una dictadura militar, sostenida por injerencias extranjeras, letales para nuestra soberanía e independencia.
No fue una constitución pensada y ponderada que pusiera como norte los intereses del país nacional, fue el resultado de una enorme presión política para ajustarla a un gobierno que prometía  un relanzamiento de la República y la creación de un hombre nuevo, un traje casi a la medida de una facción que se hizo con el poder en la cresta de un enorme movimiento popular, que creía en los cambios, que anunciaba unos ideales que finalmente fueron traicionados.
Se incorporaron algunas reformas que venían siendo estudiadas en el seno del antiguo Congreso, pero que en su mayor parte correspondían a exigencias de programas de la izquierda revolucionaria que deducía “su momento” para ajustar la Carta Magna  a sus intereses.
Afortunadamente, no pudieron hacer el trabajo profundo para introducir los basamentos que se necesitaría una vez que los cuadros del partido, lenta pero inexorablemente, sustituyera la burocracia estatal de gobierno por sus fichas, hasta lograr hacer del Estado un órgano al servicio del partido.
Quedaron pues algunas instituciones y modalidades democráticas intactas, que luego se convertirían en la piedra en el zapato de una revolución “chucuta” y fragmentaria.
Desde el día uno de la entrada en vigencia de la nueva Constitución, el gobierno socialista bolivariano se dio a la tarea de interpretar la letra de la Constitución a su manera, haciendo uso de una libérrima hermenéutica, tratando a la Carta Magna como si se tratara de un palimpsesto que tuviera una escritura escondida y que sólo la Sala Constitucional del pérfido Tribunal Supremo de Justicia, fuera capaz de descifrar… siempre a favor del régimen.
Bajo estas circunstancias, la Constitución del año 2000 jamás fue un limite al poder político, nunca determinó la “forma del Estado”, menos aún la “forma de gobierno”, ni regulo la producción jurídica que, según algunos expertos, son los pilares de toda constitución.
Por ello tenemos los bodrios de las leyes habilitantes, el intento fallido de meter de contrabando la comuna y el estado socialista, y por supuesto, el totalitarismo avasallante al mejor estilo habanero, con milicias y colectivos incorporados, en fin,  una suma de equivocaciones y errores que sólo apuntan al desconocimiento constitucional.
De allí surgieron las figuras de presos políticos que son inconstitucionales, la hegemonía comunicacional que es inconstitucional, unas fuerzas armadas politizadas expresamente prohibidas por la constitución, reelecciones presidenciales para violar explícitamente la alternabilidad del poder, un CNE rojo rojito que viola la independencia del organismo, la elaboración de listas de enemigos políticos del régimen y el criminal apartheid cimentado en el odio que vivimos, candidatos a la Presidencia de la Republica que no son venezolanos, la negación al debido proceso, el espionaje a los ciudadanos, la exhibicionista práctica del nepotismo, las invasiones y el robo de la propiedad privada, la intromisión de gobiernos extranjeros en áreas sensibles del gobierno, los presupuestos paralelos, la prohibición a la protesta pacífica, el saboteo del derecho de los ciudadanos a estar informados, el escamoteo del derecho de los ciudadanos al libre transito y a una identidad, el innegable deterioro al derecho a la salud y a la alimentación… la lista de irregularidades y violaciones a la constitución se hace larguísima.
Vale destacar que el irrespeto de uno de sus mas publicitados logros constitucionales, como es la inclusión de un capítulo sobre los Derechos Humanos, nos ha llevado a que el gobierno socialista bolivariano haya sido obligado a responder en la Organización de las Naciones Unidas por torturas y otras violaciones graves a los Derechos Humanos. ¿Qué indica todo esto? Algo tan simple y evidente como es que, en el gobierno Bolivariano Socialista de Venezuela, la Constitución Nacional es manejada con carácter oportunista y pragmático, que no hay una intención real de cumplirla ni hacerla cumplir, que el primer violador de la Constitución, y en flagrancia, es el mismo gobierno, que cuando le conviene la impone a los ciudadanos y, cuando no, se limpia el rabo con ella.
Cuando un Tribunal Supremo de Justicia se pronuncia por negar la existencia de la separación de poderes como centro de la concepción de un estado de derecho, y convalida la existencia de un solo y único gobierno, dueño y señor de todas las instancias e instituciones democráticas del país, entonces, ni tenemos estado de derecho, ni hay democracia.
Podemos decir que existe una constitución que no cumple el principal actor político de la Republica, que es el gobierno y el partido político que lo sustenta y que dice estar apoyado por una mayoría del pueblo.
Hay una oposición cuyos actores políticos se aferran a la letra de la Carta Magna para reclamar sus derechos, hacer sus denuncias y exigir del gobierno un comportamiento apegado a la ley, a pesar de que todos los caminos constitucionales indicados para restituir el orden constitucional están aparentemente cerrados, y no existen instituciones ni instancias posibles para esos fines.
Las Fuerzas Armadas, que son las garantes del orden constitucional y las encargadas de restituirlo encaso de perderlo, son cómplices activos en esta tarea de destrucción.
El mismo soberano, el pueblo, que en última instancia sería el encargado de restituir el imperio de la constitución en el territorio venezolano, no parece darse por enterado y acepta con pasmosa mansedumbre las reiteradas violaciones de sus derechos colectivos e individuales.
Visto este estado de cosas ¿En qué situación se encuentra la institucionalidad en Venezuela?
La Constitución no ha sido efectiva para garantizar nuestros derechos fundamentales, el chavismo-madurismo hace lo que le da la gana y viola sin restricciones la Carta Magna, no hay seguridad jurídica en el país, la justicia es una burla constante, no hay instituciones que soporten y hagan valer la ley, pero nos piden acatar la Constitución para supuestamente mantener un estado de derecho; los chavistas la usan para proteger sus fueros y abusos, convirtiéndola en un instrumento de opresión y garantía de las mafias para perpetuarse en el poder.
Hay aquí algo que no está bien, una lógica muy turbia de quienes, a pesar del desastre en que han convertido el país, pretenden continuar en este teatro del absurdo, haciendo de la Constitución un fetiche, una excusa para no actuar como lo requieren las circunstancias.
Mi opinión es que hace tiempo la Constitución ya no es el contrato social que suscribió el pueblo de Venezuela en el año 1999, no funciona, no hay quien la haga valer, excepto para sostener a grupos de interés (los partidos políticos) en sus mezquinas esperanzas de cohabitar en el gobierno con una horda de ladrones, asesinos y torturadores.
Hay una parte importante de la oposición política venezolana que opina que sí tenemos Constitución, y que todavía contamos con instituciones democráticas, que renunciar a esta idea sería dar un paso hacia la anomia social; basados en esta apreciación, ellos han planificado una estrategia para convertir la unidad de partidos políticos de oposición en una oferta electoral, que atraiga a esa parte de los votantes, que todavía tienen fe y apoyan al chavismo-madurismo como opción de gobierno, apostando, a pesar de todas las condiciones adversas, a que es posible un triunfo en las urnas electorales efectivo para cambiar de gobierno.
Pero tienen un problema grave, y es que esta unidad, sus acciones, planes e ideología, son vistos por buena parte de los venezolanos, que no estamos de acuerdo con este gobierno, como colaboradores del régimen; su ineficacia política y su incapacidad para cambiar los designios del régimen los ha situado en la posición desesperada de negociar, pactar y asociarse con el gobierno para buscar su propia sobrevivencia como organizaciones políticas.
Esta percepción está basada en varias conductas tolerantes con acciones tomadas por el régimen contra dirigentes políticos, organizaciones y líderes comunitarios, identificados como “molestos” al régimen, y a los cuales se les ha violado sus derechos civiles y políticos sin provocar una reacción o posición clara y contundente en defensa de estos factores de la oposición.
De igual manera, es reiterado el llamamiento de esta unidad política a la calma y a deponer actitudes combativas y de reclamo en la calle por parte de la ciudadanía, cansada de la tiranía y la opresión del régimen; estos llamados a la paz han dado como resultado el debilitamiento de jornadas de protestas, acciones organizadas de manifestaciones públicas de rechazo al régimen y exposición a los medios internacionales de una situación de violación masiva y continua de derechos humanos. Eso, en definitiva, favorece al régimen y sus intereses y emascula el sentido de resistencia del pueblo.
Esta unidad política pareciera ver en otros voceros y representantes de los diferentes intereses de la sociedad venezolana, a enemigos o “competencia” por la atención mediática y de opinión que pretende acaparar como derecho adquirido, en detrimento de la diversidad de pensamiento y acción.
Por último y no menos notorio, los voceros de esa unidad se han mostrado como adalides del fortalecimiento de la legalidad del régimen, aceptando sin discusión los momentos, condiciones y temas para reunirse con el gobierno, apuntalando un supuesto “diálogo” que ha resultado en la legitimidad y lustre de un régimen oprobioso, auspiciando con esa actitud la inhibición de medidas y sanciones en su contra por parte de actores internacionales.
Es de resaltar que el argumento de fajar a la oposición en la camisa de fuerza de la constitución, mientras el gobierno la viola a voluntad, ha resultado en un estado de desintegración grave, en donde actuamos como si estuviéramos en democracia, cuando la verdad es que continuamente se violan nuestros derechos fundamentales y el gobierno se afianza en la fuerza y el terror.
Creo que ha llegado el momento de pedir cuentas a la MUD, de sentar a sus líderes en el banquillo de la contraloría para que respondan por lo que ha sido su desempeño en estos aciagos tiempos, la Asamblea Nacional no ha tenido el desempeño que muchos de estos parlamentarios prometieron cuando nos pidieron los votos, ellos sabían que había que luchar muy duro en contra de la mafia allí instalada, que no iba a ser fácil, muchos se dedicaron a fomentar sus intereses partidistas en detrimento de los interés sagrados de la nación, otros prefirieron callar.
Cuando los estudiantes decidieron actuar no pocos de nuestros parlamentarios escogieron mirar para el otro lado, casi ninguno los acompañó en su lucha, el silencio cómplice de la bancada oposicionista al momento que los muchachos eran reprimidos con salvajismo, lo que hiso fue alimentar el estado de indefensión en que se encontraban, las calles de Venezuela se llenaron de muertos y heridos, las cárceles de presos y torturados porque, entre otras cosas, nuestros parlamentarios prefirieron enterrar las cabezas en la tierra, algunos hasta se aunaron a llamarlos “guarimberos”, término despectivo con el que se refirieron a nuestros jóvenes que se negaron a bajar a los infiernos con la boca cerrada y esperando por la próxima elección amañada; no se hiso nada por reivindicar nuestro derecho de restituir el orden democrático, a resistir un régimen que ellos, la MUD, consideran democrático “con insuficiencias”, al que nunca han tratado ni lo han descrito como lo que es, una dictadura de siete suelas.
Los responsables de las actuaciones antipatrióticas de la MUD, todos aquellos que han servido como judas en contra de la democracia, y les han entregado a los esbirros nuestro más preciado tesoro, que es nuestra juventud, en algún momento también rendirán cuentas al país. La historia los juzgara como lo que son y no como lo que pretenden ser.
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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